¡Matriculaciones abiertas para nuestros cursos virtuales de lenguas bíblicas!



Tenemos a bien anunciar que están abiertas las inscripciones para los cursos de lenguas bíblicas (hebreo y griego) que está ofreciendo el IDCB (Instituto Dominicano de Ciencias Bíblicas Inc.), en la modalidad virtual; para el período septiembre-diciembre. Las personas interesadas tienen hasta el sábado 20 del próximo mes de agosto para formalizar su matriculación. Las clases inician en la primera semana de septiembre.

Mayor información, solicitarla vía el siguiente correo electrónico:

Cordial y fraternalmente,


Prof. Héctor B. Olea C.

La palabra «primogénito» en Mateo 1.25, una perspectiva crítica



Este libro lo puede adquirir en el siguiente enlace



Los temas que analizo en este libro son:

I)             La «cristología de la concepción» versus el «proyecto teológico de Pablo»  
II)            Los relatos del nacimiento de Jesús a la luz de la «Crítica de las formas»    
III)           Las palabras «doncella» y «virgen» en Isaías 7.14 y Mateo 1.23
IV)          María, ¿una mujer de edad avanzada?      
V)           «Emmanuel», ¿un nombre o una palabra descriptiva?  
VI)          María o José, ¿quién fue la persona que nombró «Jesús» al niño?
VII)        «Belén» o «Nazaret», ¿cuál fue, por fin, el lugar donde nació Jesús?
VIII)       «Establo» o «pesebre»; ¿dónde fue que en realidad María acostó al niño? 
IX)          «Sin haber tenido relación sexual con él (con José), María dio a luz un hijo»         
X)           La palabra «primogénito» en Mateo 1.25, una perspectiva crítica
¡«Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz»!, y se complicó el texto

«Ortodoxia», tantas veces cuestionable como la considerada «heterodoxia»



Héctor B. Olea C.

Insisto: No veo como ideal, mejor, o más recomendable el fundamentalismo católico y evangélico que opta por la “no interrupción” de un embarazo cuya continuidad amenaza seriamente la subsistencia de la madre, de la criatura misma, o de ambas a la vez; y el fundamentalismo del movimiento conocido como «Testigos de Jehová», que igualmente opta por mandar a la tumba a una persona con tal de evitar a ultranza una simple pero vital transfusión de sangre.

En suma, no siempre (¿casi nunca?) es admisible y acertada la distinción que plantea la “ortodoxia” que, de manera radical, considera “errónea” la postura de la “heterodoxia”; pero correcta e ideal, la opción suya; así de sencillo.


¡Feliz jueves!

«Sin haber tenido relación sexual con él (con José), María dio a luz un hijo»





Este libro lo puede adquirir haciendo clic aquí

Los temas que analizo en este libro son:

I)             La «cristología de la concepción» versus el «proyecto teológico de Pablo»  
II)            Los relatos del nacimiento de Jesús a la luz de la «Crítica de las formas»    
III)           Las palabras «doncella» y «virgen» en Isaías 7.14 y Mateo 1.23
IV)          María, ¿una mujer de edad avanzada?      
V)           «Emmanuel», ¿un nombre o una palabra descriptiva?  
VI)          María o José, ¿quién fue la persona que nombró «Jesús» al niño?
VII)        «Belén» o «Nazaret», ¿cuál fue, por fin, el lugar donde nació Jesús?
VIII)       «Establo» o «pesebre»; ¿dónde fue que en realidad María acostó al niño? 
IX)          «Sin haber tenido relación sexual con él (con José), María dio a luz un hijo»         
X)           La palabra «primogénito» en Mateo 1.25, una perspectiva crítica
¡«Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz»!, y se complicó el texto

Breve introducción a los pronombres personales en el griego bíblico

¿Es el cristianismo una religión judía?


De las pretensiones de la fe cristiana en relación a la fe judía

Héctor B. Olea C.

Aunque ciertamente el cristianismo explica su origen a lo interno de la religión y tradición religiosa judía, en verdad y al final, el cristianismo vino a constituir una religión gentil. Esta religión gentil si bien reclama y también pretende hacer suya la herencia y patrimonio religioso del pueblo judío (esencialmente el Tanaj, al que prefiere llamarle AT); no obstante, lo asume y lo interpreta de una manera tan peculiar y particular que hace imposible que el judaísmo vea en el cristianismo su continuidad o prolongación, y mucho menos su superación y sustituto.

Esto es tan grave y cierto, que incluso los movimientos mesiánicos, a pesar de que coinciden con el cristianismo en ver a Jesús como el «Mesías»; sin embargo, tienen diferencias notables con éste en algunos aspectos. Por eso, mientras que el cristianismo parece concebirse como el mejor judaísmo (sin identificarse, obviamente, en esos términos), los judíos mesiánicos tienden a concebirse como el mejor y el perfecto judaísmo, por un lado, y como el mejor y el perfecto cristianismo, por el otro (obviamente, sin identificarse en esos términos).  

Entonces, hacemos bien estar en guardia frente a una cristianización del Tanaj (el AT, al margen de lo que piensen los cristianos); pero con igual energía, habremos de hacer frente a cualquier especie de judaización del NT, (al margen de lo que piensen principalmente los judíos mesiánicos, y al cual prefieren llamar «Berit hadasháh», o sea, «Pacto Renovado»). Luego, si bien hemos de admitir con toda propiedad que el AT (más bien «Tanaj») es literatura judía (no cristiana), el NT, en cambio, es de pleno derecho literatura cristiana (no judía). 

El concepto bíblico de «adulterio»


«Bíblicos» o «cristianos», ¿una diferenciación legítima y necesaria?

Héctor B. Olea C.

Por extraño que le parezca a muchas personas, lo cierto es que no son pocos los casos en que una exégesis seria y no caprichosa de los textos bíblicos, en su debido contexto histórico y sociocultural; pone en evidencia lo cuestionable de muchas interpretaciones y posturas teológicas muy populares y establecidas en el seno de la fe cristiana, o al menos reinantes y características de ciertas corrientes, expresiones o tradiciones teológicas y eclesiales.

En tan sentido, me parecen muy permanentes aquí la recomendación de Daniel C. Arichea Jr, ex consultor de las Sociedades Bíblicas Unidas: “El AT debe ser antes que todo traducido como Escritura judía o hebrea. Aunque el AT forma parte del canon cristiano, y como tal puede ser interpretado, es mucho más apropiado traducirlo como si no formara parte de toda la Biblia. Este acercamiento al problema garantizaría que el significado del Antiguo Testamento (el significado propuesto por los redactores y editores, y el significado propuesto por el editor final) se mantenga como el objetivo primario de la labor de traducción” (en el artículo «Algunas cuestiones de traducción en el Antiguo Testamento», aparecido en la revista «Traducción de la Biblia», de las Sociedades Bíblicas Unidas, Volumen 6, número 2 de 1996).  

«Rut y Noemí», ¿una historia bíblica de amor lésbico?



Enumeración, análisis y explicación del nombre de los 27 libros del Nuevo Testamento en griego

¿«Malaquías» o «Malquías» (y «Melquías»)?


Una vez más, cuestiones de traducción bíblica

Héctor B. Olea C.

Después de dejar establecido que no hay en el texto hebreo ni en la Septuaginta un nombre propio en el capítulo 1.1 ni en el 3.1 del libro perteneciente al conjunto de los llamados «profetas menores» (conocido como «Malaquías», gracias a las versiones de la Biblia); y por ende establecer como opción desacertada el empleo de dicho nombre para el referido libro; quiero reaccionar ahora a la sección de «onomástica» del «Diccionario bíblico hebreo-español» de Luís Alonso Schokel, que plantea la existencia del nombre «Malaquías» como sustantivo o nombre propio en los siguientes textos bíblicos: 

a)    Padre de Pasjur: Jeremías 21.1

b)    Nombre de dos levitas: 1 Crónicas 6.25; Nehemías 12.42

c)    Miembros de linajes sacerdotales: Nehemías 10.4; 11.12; 1 Crónicas 9.12; 24.9

d)    Nombre de varios judíos: Esdras 10.25, 31; Nehemías 3.11

e)    Nombre de dos asistentes de Nehemías: Nehemías 3.14, 31

f)     Identificación de uno de Esdras: Nehemías 8.4

Ahora bien, me es preciso decir que en todos estos pasajes, en el texto hebreo se lee el nombre o sustantivo «malkiyáh», traducción: «Malquía» (o Malquías). La Septuaginta tradujo: con «Meljías» (o Melkias).

g)    Nombre proprio («Malaquías»): Jeremías 38.6

Con relación a este último pasaje, diré que en el texto hebreo se lee el nombre «malkiyáhu»; y en la Septuaginta se lee el nombre: «Meljías» (o Melkias).

Finalmente, como evaluación y conclusión final, pienso que, siguiendo el ejemplo de la versión «Reina Valera 1960» y la «Biblia de Jerusalén», que ambas tradujeron el hebreo con «Malquías» (a pesar de que ambas erróneamente coinciden en emplear el nombre «Malaquías» sólo y únicamente en el capítulo 1.1 del libro de del AT conocido con ese dicho nombre); y siguiendo también la traducción de la Septuaginta hecha por G. Jünemann B., que tradujo el griego con «Melquías»; las traducciones «Malquías» y «Melquías», son preferibles en lugar del muy conocido «Malaquías».

Para terminar, quiero insistir en el rechazo del nombre «Malaquías», puesto que si bien la Septuaginta titula al libro de los profetas menores en cuestión con el nombre «Malajías» (o sea, «Malaquías»); textualmente no favorece su uso, como ya lo he demostrado.
   


¡Hasta la próxima!

«Biblias católicas» y «Biblias protestantes» ¿Una distinción legítima?


Una explicación necesaria

 Héctor B. Olea C.

Una idea muy popular en el ambiente cristiano es que, aparente y definitivamente, hay «Biblias católicas» y «Biblias protestantes». Esta concepción parece legitimarse en virtud de la clásica distinción y división que existe en el cristianismo occidental a partir del siglo XVI, entre «cristianismo católico» y «cristianismo protestante» (a la manera en que la división del imperio romano en el siglo IV explicó la posterior división del cristianismo en oriental y occidental).

Ahora bien, ¿Es cierto que hay «Biblias católicas» y «Biblias protestantes»? ¿Es legítima esta distinción? ¿Es hasta cierto punto y, en cierto sentido, comprensible y aplicable tal distinción? ¿Habrá versiones de la Biblia que sólo mediante ella puede explicarse y justificarse el cristianismo católico? ¿Habrá versiones de la Biblia que sólo por medio de ellas puede explicarse el cristianismo protestante?

La común concepción de lo que es una «Biblia católica»

La noción popular que domina en los ambientes del cristianismo protestante respecto de la catolicidad de una versión de la Biblia, supone básicamente dos cosas: 1) Que es una versión que se origina en ambientes dominado por el catolicismo católico, y con la participación decisiva (probablemente exclusiva y única) de eruditos comprometidos con el cristianismo católico. 2) Que es una versión que, además de incluir los 66 libros que contienen las «Biblias protestantes», incluyen otros siete libros más, específicamente en el Antiguo Testamento, a saber: Tobías (Tobit), Judit, 1 y 2 Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico, y Baruc, así como algunas adiciones a Ester, Jeremías y Daniel.

Como la «traducción», la «transliteración» también es contextual


¿«hamartia» o «jamartía»?

Héctor B. Olea C.

Además de la traducción propia, un recurso habitual al que acudimos las personas que trabajamos con los textos bíblicos en sus idiomas originales (y las que no), es la transliteración. Es también la transliteración un recurso indispensable en diccionarios, léxicos, enciclopedias, comentarios bíblicos, y otros recursos auxiliares en los estudios bíblicos y teológicos. Pensemos, por ejemplo, en el libro «Palabras griegas del NT» de William Barclay, y en la famosa «Concordancia Strong», entre muchas otras fuentes de consulta.

Es, pues, la transliteración, la representación en caracteres de un idioma, de una palabra, frase, expresión o texto, que se consideran elementos propios de otro idioma. Se acude a la transliteración por necesidad, con la intención de poner en contacto a un determinado auditorio con una determinada palabra, frase, expresión o texto, que se supone no conocidas por dicho auditorio en su idioma original. En tal sentido, viene a ser la transliteración ese recurso indispensable por medio del cual podemos lograr que dicho auditorio conozca, se apropie, emplee y aplique una determinada palabra, frase, expresión o texto en su propio idioma, cuando en realidad éstos son extraños al mismo.   

Ahora bien, como en la traducción, para la transliteración hay tres factores que conviene tener bien en cuenta: 1) lengua fuente, 2) lengua receptora y 3) lengua original.

Declinación sustantivo masculino agudo y un neutro de la segunda declinación

Pablo y las relaciones sexuales prematrimoniales

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La Biblia y las relaciones sexuales prematrimoniales

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Introducción a la segunda declinación

Introducción al uso de las preposiciones griegas

«Profeta», «profetisa», «discípulo» y «discípula» Cuestiones de traducción bíblica



Héctor B. Olea C.

La palabra castellana «profeta», es la transliteración fonética y perfecta del caso vocativo singular del sustantivo griego «profétes» (profeta). Es, pues, «profétes», un sustantivo masculino de la primera declinación; o sea, un sustantivo con la morfología de un sustantivo femenino de la primera declinación, pero siendo en realidad un sustantivo de género gramatical masculino.

Nunca se usa la palabra «profétes», ni en la Septuaginta (por lo general traduciendo el sustantivo hebreo de género masculino, «nabí» (profeta, vidente), ni en el NT griego para señalar a una mujer, sino siempre a una  persona varón.

Ahora bien, sí existe una forma de género gramatical femenino y que sí se usa en la Septuaginta, por ejemplo, en Jueces 4.4 (acompañando al sustantivo «guné»-mujer), traduciendo la forma femenina del sustantivo hebreo «nabí», o sea, «nebiáh»-profetisa. Este sustantivo es «profétis» (profetisa). Encontramos a «profétis» (profetisa) en todo el NT griego, sólo en Lucas 2.36 y Apocalipsis 2.20.  

Finalmente, tanto el sustantivo «profétes» (masculino, profeta) como «profétis» (femenino, profetisa), derivan del verbo «profetéuo» que significa: proclamar, predicar, profetizar.

Por otro lado, es «mathetés» (discípulo) otro sustantivo masculino de la primera declinación, con las mismas características de «profétes»; o sea, que es un sustantivo masculino de la primera declinación, con una morfología de género femenino, pero siendo en realidad de género masculino.

Como «profétes», «mathetés» (discípulo) siempre hace referencia a una persona varón. No obstante, sí aparece en el NT griego, un sustantivo de género femenino, y que sí apunta específicamente a una mujer. Este sustantivo es «mathétria», que significa «discípula». No tiene «mathétria» presencia en la Septuaginta, y respecto del NT griego, sólo se la encuentra una sola vez, en Hechos 9.36.

Finalmente, derivan «mathetés» (discípulo), y «mathétria» (discípula), del verbo «mantháno» (yo aprendo, averiguo, estudio); verbo que para su tema futuro (que tiene dos forma: «mathésomai» y «mathéso»), adquiere el lexema «mathe», presente tanto en «mathetés» (discípulo), como en «mathétria» (discípula).