«Malaquías» no es un sustantivo o nombre propio



Cuestiones de exégesis y traducción bíblica


Héctor B. Olea C. 

La palabra castellana «ángel» es una transliteración (no traducción) de la palabra griega «ánguelos» que se usa en el NT unas 176 veces. Una traducción de «ánguelos», propiamente hablando, sería: «mensajero». Por supuesto, también tiene presencia en la Septuaginta la palabra «ánguelos».

El término hebreo para «mensajero» es «malaj». En este sentido hay que precisar que «Malaquías» no es exactamente un nombre propio, como por lo general se ha asumido y empleado; sino más bien la palabra hebrea «malaj» (mensajero, sustantivo o nombre común) más el sufijo de la primera persona común singular (yo, mi). Esto significa que en realidad, la palabra «malají» que se lee en el texto hebreo de Malaquías 3.1 (y de la cual se ha derivado el nombre «Malaquías») no apunta en verdad a ningún nombre propio, sino que simplemente significa y debe entenderse como «mi mensajero».

Ahora bien, llama la atención la inconsistencia con que la versión Reina Valera 1960 (y otras, como por ejemplo, la Biblia de Jerusalén) tradujo la expresión hebrea «malají», que en realidad se la encuentra dos veces en el llamado “libro de Malaquías”: 1.1 y 3.1. Esto así pues en Malaquías 1.1 tradujo «por medio de Malaquías» (cuando en verdad debió traducir «por medio de mi mensajero»); pero «mi mensajero», en Malaquías 3.1.

Por su parte, la versión griega del AT, la Septuaginta, tradujo la expresión hebrea «malají» en la siguiente manera: con: «anguélu autú» o sea, «su mensajero» (el mensajero del Señor), en 1.1; y con «ton ánguelon mu» (mi mensajero), en el 3.1.   

Con relación a Malaquías 1.1, diré que la traducción «por medio de Malaquías» (Reina Valera 1960 y otras versiones de la Biblia) no es acertada. La expresión hebrea «be-yad malají» más bien significa «por medio (literalmente “en mano, por medio de la mano) de mi mensajero». Respecto de la Septuaginta (el AT en griego) hay que decir que tradujo dicha frase de manera muy acertada (aunque a diferencia del hebreo que utilizó el sufijo de la primera persona del singular, «yo»; la Septuaginta empleó el pronombre de la tercera persona singular, «él», en caso genitivo), cito: «en jeirí anguélu autú» literalmente «en mano de su mensajero», «por medio de la mano de su mensajero».

En conclusión, «Malaquías» no es un nombre o sustantivo propio en el contexto hebreo, y como tal no se lo encuentra en el Tanaj; tampoco en la Septuaginta.

Es, pues, «Malaquías», el resultado de una inconsistencia, de una opción y actitud desacertadas en la labor de traducción bíblica, tanto en «Biblias católicas», como en «Biblias protestantes», así de sencillo.


¡Hasta la próxima!

El uso bíblico de lógos y rhéma, A propósito de la tesis del Dr. Paul Yongi Cho

El uso bíblico de lógos y rhéma,
A propósito de la tesis del Dr. Paul Yongi Cho

Héctor B. Olea C.

Introducción:

Este trabajo de investigación ha sido motivado porque en diversos medios y en distintos grupos hemos escuchado conclusiones que consideramos un tanto alejadas de la verdad, respecto a los significados y usos de “lógos” yrhéma” en la Biblia. Por ejemplo, se ha hecho muy popular la interpretación que hace de los términos en cuestión el Dr. Paul Yongi Cho, en su polémico libro “LA CUARTA DIMENSIÓN, publicado en castellano en el año 1980 por Editorial Vida.  Ahora bien, nuestra opinión es que sólo un análisis bíblico objetivo podrá demostrar si en verdad es correcta la interpretación del hermano Cho y de los que opinan igual que él. Para poner en contexto a nuestros lectores, citaremos a continuación, textualmente, la interpretación del hermano Cho y luego presentaremos el análisis bíblico que hemos realizado. Este resumen de un trabajo de mayor amplitud, que ha procurado ser lo más objetivo e imparcial posible, creemos que sí proporciona las evidencias suficientes para arribar a una interpretación realmente bíblica respecto a los usos y significados delógos” y “rhéma” en la Biblia. 

Consideremos, pues, la interpretación y explicación del hermano Cho.

“En el idioma griego hay dos palabras diferentes que se traducen “palabra”.  Una es logos, la otra es rhéma.  El mundo fue creado por la Palabra, el logos de Dios. Logos es la palabra de Dios que se extiende de Génesis hasta a Apocalipsis, porque toda esa palabra, directa  o indirectamente, nos habla de Jesucristo, la Palabra, o logos.  Leyendo el logos, de Génesis a  Apocalipsis, usted puede recibir todo el conocimiento que necesita acerca de Dios y sus promesas.  Pero sólo por leer a logos usted no recibe fe.  Usted recibe conocimiento y comprensión de Dios, pero no recibe fe.  Romanos 10:17 nos hace ver que el material que se usa para edificar la fe es algo más que la mera lectura de la palabra (logos) de Dios.  “La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Específicamente hablando, la fe viene por el oír del rhéma” (página 76).

Luego, sigue diciendo el Dr. Cho: “He aquí mi propia definición de rhéma: Rhéma es una palabra específica, dada a una persona específica, en una situación específica.” También dice: “Rhéma trae fe. La fe viene por el oír, por el oír de rhéma. Pedro nunca caminó sobre las aguas sólo por el conocimiento de Dios (logos). Caminó porque recibió rhéma” (página 78).  Además afirma: “Hermanos y hermanas, por medio de logos ustedes pueden conocer a Dios.  Pueden adquirir conocimiento de quién es o qué es Dios, pero logos no siempre se hace rhéma” (Página 80).

De esta interpretación se desprende la afirmación de que “lógos” hace referencia a la expresión de una idea, pero a través de un medio escrito (es la palabra escrita); mientras que “rhéma” suele referirse a la palabra hablada, a lo dicho de manera oral. Según esta forma de pensar, cuando usted y yo leemos la Biblia, estamos en contacto con el “logos” de Dios, pero sólo hay “rhéma” cuando hay una palabra de revelación directa que el lector recibe en un momento específico por medio de la acción del Espíritu Santo. 

Ahora bien, ¿Son ciertas las premisas del Dr. Cho? ¿Es cierto que la Biblia  permite la categorización de “lógos” y “rhéma”, a la manera del Dr. Cho? Estas preguntas no las responderemos de manera directa, por ahora, sino que proporcionando las evidencias necesarias, le daremos al lector un marco adecuado para juzgar las conclusiones del Dr. Cho y de muchos que siguen esta opinión. 

A los fines de mostrar en esta investigación una análisis justo y concienzudo, es honesto decir que no sólo el Doctor Cho tiene parte de la culpa en la propagación de una idea errónea sobre la distinción entre “lógos” y rhéma”. Tenemos que decir que el famoso Diccionario Vine de palabras del Antiguo y Nuevo Testamentos, publicado por la Editorial Caribe, también induce a error, a pesar de mostrar al principio una buena definición de los términos en cuestión.

En primer lugar, observemos lo que afirma sobre “lógos”:

Denota: (I) la expresión del pensamiento; no el mero nombre de un objeto: (a) encarnando una concepción o idea (p.ej., Lc 7.7; 1 Co 14.9,19); (b) un dicho o afirmación: (1) de Dios (p.ej., Jn 15.25; Ro 9.9, 28: «sentencia»; rv: «palabra»; Gl 5.14; Heb 4.12); (2) de Cristo (p.ej., Mt 24.35, plural; Jn 2.22; 4.41; 14.24, plural; 15.25). En relación con (1) y (2) la frase «la palabra del Señor», esto es, la voluntad revelada de Dios (muy frecuente en el AT), se utiliza de una revelación directa dada por Cristo (1 Ts 4.15); del evangelio (Hch 8.25; 13.49; 15.35, 36; 16.32; 19.10; 1 Ts 1.8; 2 Ts 3.1); en este respecto constituye el mensaje procedente del Señor, entregado con su autoridad y hecho eficaz por su poder (cf. Hch 10.36); para otros casos relacionados con el evangelio véase Hch 13.26; 14.3; 15.7; 1 Co 1.18; 2 Co 2.17; 4.2; 5:19; 6.7; Gl 6.6; Ef 1.13; Flp 2.16; Col 1.5; Heb 5.13; en ocasiones se usa del conjunto de las declaraciones de Dios (p.ej., Mc 7.13; Jn 10.35; Ap 1.2, 9); (c) discurso, plática, dicho de instrucción, etc.(p.ej., Hch 2.40; 1 Co 2.13; 12.8; 2 Co 1.18; 1 Ts 1.5; 2 Ts 2.15), traduciéndose «palabra/s» en todos los anteriores pasajes; Heb 6.1: «rudimentos» (rv: «palabra»); doctrina (p.ej., Mt 13.20; Col 3.16; 1 Ti 4.6; 2 Ti 1.13; Tit 1.9; 1 Jn 2.7: «palabra/s»); (II) La palabra personal, el Verbo, título aplicado al Hijo de Dios. Esta identificación queda establecida por las afirmaciones de doctrina en Jn 1.1-18, declarando en los vv. 1 y 2: (1) su personalidad distintiva y superfinita, (2) su relación en el seno de la Deidad (pros, con, no meramente compañía, sino la más íntima comunión), (3) su Deidad; en el v. 3 su poder creativo; en el v. 14 su encarnación («se hizo carne», lo que expresa un acto voluntario; rvr77, lba, nvi; no como en rv, rvr, vm: «fue hecho»), la realidad y totalidad de su naturaleza humana, y su gloria «como del unigénito del Padre» (en el original la carencia de artículo destaca la naturaleza y carácter de la relación; lit., «como de unigénito de padre»); su gloria fue la de la  en abierta manifestación; en el v. 18 se consuma la identificación: «El unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer», cumpliéndose así el significado d el Verbo, la manifestación personal, no de una parte de la naturaleza divina, sino de la Deidad plena .

Este título es asimismo utilizado en 1 Jn 1: «el Verbo de vida», combinando las dos declaraciones en Jn 1.1 y 4 y Ap 19.13;

Ahora, consideremos lo que dice sobre “rhéma”:

Denota aquello que es hablado, lo que es expresado de palabra o por escrito; en singular, una palabra (p.ej., Mt 12.36; 27.14; 2 Co 12.4; 13.1; Heb 12.19: «voz que hablaba», rvr, lit., «la voz de palabras»); en plural, dicho, discurso «palabras» (p.ej., Jn 3.34; 8.20; Hch 2.14; 6.11,13; 11.14; 13.42: «cosas», rv; 26.25; Ro 10.18; 2 P 3.2; Jud 17). Se usa del evangelio en Ro 10.8, dos veces, 17: «la palabra de Dios»; 10.18; 1 P 1.25, dos veces; de una afirmación, mandato, instrucción (p.ej., Mt 26.75; Lc 1.37: «nada hay imposible para Dios»; rv traduce: «ninguna cosa es imposible para Dios»; lit., «no será imposible para Dios toda palabra»; v. 38; Hch 11.16: «lo dicho», vm: «las palabras»; Heb 11.3).

Y aquí está el párrafo donde manifiesta el problema: “El significado de “rhéma” en su distinción de “lógos” queda ejemplificado en la instrucción a tomar «la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios» (Ef 6.17); aquí la referencia no es a la Biblia entera como tal, sino al pasaje individual de las Escrituras que el Espíritu trae a nuestra memoria para su utilización en tiempo de necesidad, siendo el prerrequisito de ello la lectura habitual y memorización de las Escrituras”.

Esto nos obliga a decir que en esta investigación, no sólo responderemos al Dr. Cho, sino también al Diccionario Vine.

El «Compendio del diccionario teológico del Nuevo Testamento», publicado por Libros Desafío, en resumen, dice lo siguiente: La Septuaginta trata a “lógos” y “rhéma” y como sinónimos, y usa ambos términos para  traducir a “dabar”. “Rhéma” es más común en el Pentateuco, Job, Josué, Jueces y Rut, pero “lógos” toma la delantera en los demás libros históricos y en los libros poéticos, y figura ocho veces más frecuentemente  que  “rhéma” en los profetas (página 498).

Conclusiones basadas en un análisis comparativo, a la luz de su verdadero uso en la Biblia

Lógos”  y “rhéma”

1) Tienen un uso indistinto (sinónimo) en la expresión “palabra de Dios”

Jueces 3:20 “Y se le acercó Aod, estando él sentado solo en su sala de verano. Y Aod dijo: Tengo palabra de Dios para ti. El entonces se levantó de la silla”.

Aquí: Hebreo: “dabar”                    Griego: “lógos”

1 Samuel 9:27 “Y descendiendo ellos al extremo de la ciudad, dijo Samuel a Saúl: Di al criado que se adelante (y se adelantó el criado), mas espera tú un poco para que te declare la palabra de Dios”.

Aquí: Hebreo: “dabar”                    Griego: “rhéma”

2) Tienen un uso indistinto (sinónimo) en la expresión “palabra de Jehová”

Génesis 15.1 Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.”.

Aquí: Hebreo: “dabar”                    Griego: “rhéma”

2 Samuel 24.11 Y por la mañana, cuando David se hubo levantado, vino palabra de Jehová al profeta Gad, vidente de David, diciendo”.

Aquí: Hebreo: “dabar”                    Griego: “lógos”

3) En la expresión “vino a mí palabra de Jehová”

La expresión “Vino a mí Palabra de Jehová” en los profetas mayores se encuentra en cincuenta y cuatro (54) ocasiones, en cincuenta y cuatro (54) versículos. Es peculiar y característica de Jeremías y Ezequiel. No se halla en Isaías. En los profetas menores sólo la encontramos en Zacarías y sólo en tres ocasiones. En esta expresión domina “lógos”.

Jeremías 18.5 Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo”.

Aquí: Hebreo: “dabar”                    Griego: “lógos”

Ezequiél 3.16 Y aconteció que al cabo de los siete días vino a mí palabra de Jehová, diciendo”.

Aquí: Hebreo: “dabar”                    Griego: “lógos”

Zacarías 6:9 “Vino a mí palabra de Jehová, diciendo”…

Aquí: Hebreo: “dabar”                    Griego: “lógos”

4) También muestran un uso indistinto (sinónimo) en algunos pasajes selectos de los evangelios:

a) Lucas 2.29 “Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra”. Aquí la traducción “palabra” corresponde a la griega “rhéma”.

b) Lucas 3.2 “Y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto”. Aquí la traducción “palabra” corresponde a la griega “rhéma.” La frase subrayada corresponde al griego “eguéneto  rhéma theú”.

c) Juan 10.35 “Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada)”. Aquí la traducción “palabra” corresponde a la griega “lógos”. La frase subrayada corresponde al griego “jo lógos tu theú eguéneto”.

d) Mateo 8.8 “Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.”Aquí la traducción “palabra” corresponde a la griega “lógos.”.

e) Lucas 7.7 “Por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero dí la palabra, y mi siervo será sano.” Aquí la traducción “palabra” corresponde a la griega “lógos.”

f) Lucas 22.61 “Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.” Aquí la traducción “palabra” corresponde a la griega “rhéma.”

5) Por igual hacen referencia a la palabra creadora

El Salmo 33.6 “Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.”  En este pasaje la traducción “palabra” también corresponde en el hebreo a “dabar”, pero en la Septuaginta a “lógos”, y no a “rhéma.”

Hebreos 11:3 “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”.

Aquí el griego: “rhéma”

2 Pedro 3:5 “Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste”. Griego: “lógos”

6) Por medio de ambas se produce fe

Romanos 10:17 “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”.
Aquí el griego: rhéma

Ahora, ocurre que en Juan 17.20 leemos “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por (por medio de) la palabra [lógos”] de ellos.”  

El valor de Juan 17.20 para nuestro análisis es que describe a “lógos” no como una mera palabra informativa, sino como una palabra en principio oral, y capaz de producir fe salvadora. El análisis comparativo del uso de “lógos” en Juan 17.20 y el uso de “rhéma”  Romanos 10.17 demuestra, en primer lugar, que es inadmisible la distinción que plantea el Dr. Yongi Cho de estos dos términos, distinción que se basa en una información parcial, considerando sólo a Romanos 10.17. En segundo lugar, que en cuanto a la aplicación de la salvación, la fe viene tanto por escuchar a “lógos como por escuchar a “rhéma.”

Otro elemento a tomar en cuenta en Juan 17.20, es el uso y posibilidades de traducción del verbo “pistéuo” que igualmente significa “creer” y “tener fe”. Además, es bueno tener presente que la palabra que se traduce “fe” en el Nuevo Testamento, “pístis”, viene del verbo “pistéuo.” 

A la luz de lo que acabo de decir, Juan 17.20 muy bien y legítimamente se puede traducir: “Mas no te ruego solamente por éstos, sino también por los que han de tener fe en mí por medio de la palabra  [lógos”] de ellos”. Esta legítima traducción que he hecho dificulta todavía más la tesis del Dr. Yongi Cho.

Para concluir con el análisis de Juan 17.20, quiero considerar cómo el uso del verbo en otos pasajes claves, dan apoyo a la traducción que propongo.

Juan 3.16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree [“pistéuo”], no se pierda, mas tenga vida eterna”.

Juan 3.36 “El que cree [“pistéuo”] en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer [“pistéuo”] en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”.

Juan 14.1 “No se turbe vuestro corazón; creéis [“pistéuo”] en Dios, creed [“pistéuo”] también en mí”. Este pasaje muy bien se puede traducir “tengan fe en Dios tengan fe en mí”. A favor de esta traducción está la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras: “No se les perturbe el corazón. Ejerzan fe [“pistéuo”] en Dios, ejerzan fe [“pistéuo”] también en mí”. También la Biblia en lenguaje actual y otras: “No se preocupen. Confíen en Dios y confíen también en mí.”  

Hechos 16.31 “Ellos dijeron: Cree [“pistéuo”] en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”.

Romanos 1.16 “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree [“pistéuo”]; al judío primeramente, y también al griego”.

Otro pasaje importante en este análisis, y que va en la misma de Romanos 10.17 y Juan 17.20, es 1 Pedro 1:23 que dice: “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra (el griego “por medio de la palabra”) de Dios [lógos”] que vive y permanece para siempre.”

6) Por medio de ambas se produce fe (resumen y conclusión)

1 Pedro 1.25 establece que “la palabra [“rhéma”] del Señor permanece para siempre.

Mateo 24.35 sostiene que “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras [lógos”] no pasarán.”

1 Pedro 1.23 dice: “Siendo renacidos… por medio de la palabra [lógos”] de Dios que vive y permanece para siempre.”

7) Las dos se usan al hacer referencia al poder de penetración de la palabra de Dios

Efesios 6:17 “Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”.

Aquí el griego: rhéma

Hebreos 4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Aquí el griego: “lógos”

Aquí se ve que la misma idea que se afirma con “rhéma” en Efesio 6.17, se afirma en Hebreos 4.12, pero con “lógos”.   

8) Ambas se usan para hacer referencia a una pregunta:

Marcos 11:29 (Reina Valera): “una pregunta”; el griego literalmente dice “una palabra” (“jena lógon”).                                                  

Mateo 27:14 (Reina Valera) “una pregunta”. El griego literalmente dice “una palabra”  (“jen rhéma”).

9) Ambas se usan para hacer referencia a una expresión oral:

Mateo 7:24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.

Mateo 7.26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena.

Mateo 7.28 Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

En estos tres pasajes, la expresión “estas palabras”, es la traducción del griego  (tus lógus  tútus). Una forma plural de “lógos”.

Ahora bien en Lucas 7.1 leemos Después que hubo terminado todas sus palabras al pueblo que le oía, entró en Capernaum. Aquí lo que la Reina Valera tradujo “sus palabras”, es literalmente en el griego “las palabras de él”  o “sus palabras”, (“ta rhémata autú”). Una forma plural de rhéma.”  

10) Las dos sirven para señalar un asunto o un hecho acontecido: 

En Marcos 1.45  leemos: Pero ido él, comenzó a publicarlo mucho y a divulgar el hecho, de manera que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera en los lugares desiertos; y venían a él de todas partes.

Aquí lo que la Reina Valera tradujo “el hecho”, el griego, literalmente dice: “la palabra” (“ton lógon”). Una forma singular de lógos.”

En Lucas 2.15 leemos: Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado”.

Lo que la Reina Valera tradujo aquí “esto que ha sucedido”, es literalmente en el griego “este asunto que ha acontecido” (“to rhéma túto to guegonós”). Una forma singular de rhéma.”

11) Las dos sirven para hacer referencia al relato de unos hechos que se han puesto por escrito: 

1 Reyes 11.41 Los demás hechos de Salomón, y todo lo que hizo, y su sabiduría, ¿no está escrito en el  libro de los hechos de Salomón?”

Aquí la expresión “en el libro de los hechos de Salomón” es la traducción del griego “en biblío rhemáton Salomón”. “Rhemáton” es una forma plural de la palabra “rhéma.”

Este primer pasaje, 1 Reyes 11.41, es mencionado por el Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, publicado por Sígueme (tomo II, página 276), para destacar el significado doble de “rhéma” como  hecho y como relato; sin embargo, aun en este tipo de expresión, “logos” domina, como muestro a continuación.

Es más, en 2 Crónicas 9.29 (Los demás hechos de Salomón, primeros y postreros, ¿no están todos escritos en los libros del profeta Natán, en la profecía de Ahías silonita, y en la profecía del vidente Iddo contra Jeroboam hijo de Nabat?) que paralela con 1 Reyes 11.41, la misma idea se expresa con “lógos”. De todos modos hay que decir que 1 Reyes 11.41 es el único pasaje en que la Septuaginta  usa a “rhéma” y no a “lógos” para comunicar este tipo de idea.

2 Reyes 14.15 Los demás hechos que ejecutó Joás, y sus hazañas, y cómo peleó contra Amasías rey de Judá, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?

Aquí la expresión “en el libro de las crónicas de los reyes de Israel” es la traducción del griego “epí biblío lógon ton jemerón tois basiléusin Israel”. “Lógon”  es una forma plural de la palabra “lógos”.  

2 Reyes 14.18 Los demás hechos de Amasías, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?

Aquí la expresión “en el libro de las crónicas de los reyes de Judá” es la traducción del griego “epí biblío lógon ton jemerón tois basiléusin Iuda”. “Lógon” es una forma plural de la palabra “lógos”.  

2 Reyes 15.11 Los demás hechos de Zacarías, he aquí que están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.

Aquí la expresión “en el libro de las crónicas de los reyes de Israel” es la traducción del griego “epí biblío lógon ton jemerón tois basiléusin Israel”. “Lógon” es el genitivo plural de la palabra “lógos”.  

Además 2 Reyes 15.15, 21, 26, 31, 36, en estos pasajes la traducción “de las crónicas” es también la misma forma plural ya vista de “lógos”, o sea, “lógon” (genitivo plural).

Conclusión: El uso bíblico de lógos rhéma no permite aceptar la tesis del Dr. Cho, del Diccionario Vine, ni de todos los demás que siguen esta forma de interpretar estos dos términos bíblicos, precisamente al margen de su uso en la Biblia.

Finalmente, a la luz de toda la evidencia presentada, en contra de la tesis del Dr. Cho (que Pedro caminó sobre las aguas no por “lógos”, sino por  “rhéma”, tenemos que concluir que Pedro pudo caminar sobre las aguas, ya fuera por “lógos” como por “rhéma”. De todos  modos hay que decir que en el relato (Mateo 14.22-33) no están ninguna de las dos palabras en cuestión. 


¡Hasta la próxima!




La cuestionable interpretación de Watchman Nee de Génesis 2.7


Una observación crítica a la luz del Tanaj y la Septuaginta

Héctor B. Olea C.

Ciertamente en Génesis 2.7, en el texto hebreo, en la expresión «aliento de vida», la palabra que se ha traducido «vida», está en plural; pero este hecho tiene una explicación y no es precisamente la que le dio Watchman Nee (como base para su teoría antropológica del ser humano como un ser tricotómico) en su famosa obra «El hombre espiritual». Pues bien, consideremos lo que textualmente dice Nee: “El original de la palabra «vida» en «aliento de vida» es «chay» y está en plural. Esto puede referirse al hecho de que el soplar realizado por Dios produjo una vida doble, anímica y espiritual” (página 25, los tres tomos en I, publicado por CLIE en el año 2005).

Ahora bien, lo cierto es, como afirma Nee, que la palabra «vida», en la expresión en cuestión, está en plural. Dicha palabra es hebrea «jay», que además de usarse como adjetivo (vivo), también se usa como sustantivo (el ser vivo, ser viviente, vida). Un ejemplo del uso de «jay» como adjetivo, y en plural, lo encontramos en Números 16.30, detrás de la traducción «descendieren vivos (estando vivos) al Seol». En esta frase, la palabra «vivos» es la traducción de «jayyím», plural de «jay». Por su parte, la Septuaginta tradujo a «jayyím» con «zóntes», participio, presente, masculino, plural del verbo «záo», «vivir», «yo vivo».

¿Cuál es la mejor versión de la Biblia?


Algunos consejos prácticos y útiles, una perspectiva crítica 


Héctor B. Olea C.

Ante la insistente pregunta: «¿Cuál es la mejor versión de la Biblia, profesor?» sigue siendo igual de insistente mi respuesta de que no hay una versión de la Biblia que no sea perfectible y mejorable. No hay una traducción perfecta de la Biblia, ni la habrá. Por supuesto, hay aspectos en los que una versión de la Biblia puede ser mejor que otra. 

Al respecto, el reconocido y mundialmente famoso lingüista Eugenio A. Nida (fallecido), quien trabajó por muchos años como consultor de las Sociedades Bíblicas Unidas, menciona los principales elementos a tomar en cuenta al hablar de calidad en una versión de la Biblia: el texto, la exégesis, la estructura del discurso, el estilo, las ilustraciones, el formato y los materiales suplementarios; y yo le agrego, el método de traducción empleado en la misma: paráfrasis, equivalencia formal, equivalencia dinámica. De todos modos, esto no significa que haya una versión de la Biblia que sea perfecta y acertada en todos los aspectos y en iguales porcentajes.

Insisto en que debe ser caso por caso en que se ha de verificar lo acertada o desacertada de toda, absolutamente toda traducción o versión de la Biblia; principalmente en lo que a su calidad exegética y fidelidad al texto fuente se refiere. Mi consejo es que no nos prejuiciemos ni a favor ni en contra de versión de la Biblia alguna; téngalas a todas bajo sospecha, y sea capas de evaluar crítica, prudentemente y desinteresadamente a todas; sé que esta no es una tarea fácil, ni para la que están preparadas la mayoría de las personas estudiosas (no simples lectoras) de la Biblia; pero ideal sí.

Por supuesto, sólo teniendo el privilegio de poder leer los textos bíblicos con tus propios ojos, pero con una actitud crítica, autocrítica, no conformista, y sin preocupación apologética alguna, podrás verificar tu mismo la calidad exegética (que es quizá la mayor preocupación de la mayoría de las personas lectoras de la Biblia) de cualquier, de toda versión de la Biblia.   



Finalmente, pienso que es su fidelidad al texto fuente (calidad exegética) el criterio para evaluar lo acertada de una traducción de la Biblia, y no el que una doctrina o dogma salga favorecida o perjudicada por la forma de traducir un determinado texto, en una determinada versión o traducción de la Biblia. 

En realidad no debería pagar las consecuencias una traducción o versión de la Biblia, de que una determinada doctrina o dogma eclesial (digo esto principalmente en relación a la corriente protestante y evangélica del cristianismo, y sobre todo, respecto de los sectores fundamentalistas de dicho cristianismo) carezca de una adecuada base exegética. Al final, debe ser la exégesis la que oriente la conclusión teológica a la que lleguemos respecto de un pasaje bíblico, y no una teología extraña al texto, la que establezca lo que debería decir dicho texto.

En conclusión, nunca he dicho cuál es la supuesta mejor versión de la Biblia; más bien he procurado siempre establecer y fijar ciertos criterios que nos permitan evaluar y juzgar justa, crítica y desinteresadamente toda, absolutamente toda versión (traducción) de la Biblia, así de sencillo. 


¡Hasta la próxima!

Un problema de Crítica textual que afecta a un texto bíblico muy popular


“Padre, perdónalos, porque no saben lo  que hacen” (Lucas 23.34)
 ¿Dijiste eso, Jesús?


Héctor B. Olea C.

En la versión Reina Valera de 1960, Lucas 23.34 dice: “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.”

Si nos quedamos sólo con el texto de la versión Reina Valera de 1960 no hallaremos problema alguno; sin embargo, una vez observamos a Lucas 23.34 en una versión, como por ejemplo, la versión popular Dios Habla Hoy, comienzan los problemas. Observemos la traducción de nuestro pasaje en cuestión en la versión popular Dios Habla Hoy: «[Jesús dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo  que hacen.”]»

Inmediatamente salta a la vista que la expresión que conforma la llamada “primera palabra” pronunciada por Jesús en la cruz, está entre corchetes. En una nota al pie de página la versión popular Dios Habla Hoy explica: “El texto entre corchetes falta en algunos manuscritos de reconocida autoridad.”

Lucas 23.34 en otras versiones de la Biblia distintas a la Reina Valera de 1960 

1) La «Nueva Versión Internacional» “-Padre-dijo Jesús-, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Mientras tanto, echaban suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús”. Pero en una nota al pié de página, haciendo referencia a la primera parte del versículo, puntualiza: “Variante textual no incluye esta oración”.

2) «La Santa Biblia, la palabra de Dios para todos», publicada por La liga Bíblica: “Jesús dijo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Los soldados rifaron entre ellos la ropa de Jesús  para ver con qué se quedaba cada uno.” En una nota al píe de página, haciendo referencia a la primera parte del versículo, comenta: “Algunos manuscritos antiguos de Lucas no tienen esas palabras”.

3) «La Biblia textual». Esta versión, siguiendo las recomendaciones del Comentario textual al Nuevo testamento griego de Bruce M. Mezger, traduce a Lucas 23.34 así: “Y repartiendo sus vestidos echaron suertes”. 

4) «La Biblia en lenguaje sencillo» (el NT), y que finalmente se publicó completa (AT y NT) con el nombre de “Biblia para todos, traducción en lenguaje actual, afirma:   “Poco después, Jesús dijo: «¡Padre, perdona a toda esta gente! ¡Ellos no saben lo que hacen!» Mientras los soldados echaban suertes para saber cuál de ellos se quedaría con la ropa de Jesús.” Pero en una nota aclara: “Varios manuscritos muy importantes no tienen la frase: «Jesús dijo; Padre perdona a toda esta gente. Ellos no saben lo que hacen en lo que hacen».

5) La «Biblia vida abundante, nueva traducción viviente»: “Jesús dijo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Y los soldados sortearon su ropa, tirando los dados”. Pero en una nota al pié de página observa: “23:34ª Esta oración no está incluida en muchos manuscritos antiguos”.

6) La obra «Todos los evangelios, traducción íntegra de las lenguas originales de todos los textos evangélicos conocidos», de Antonio Piñero, traduce a Lucas 23.34 de la siguiente manera: “Y para repartirse sus vestidos los echaron a suertes”. Y en una nota al pié de página observa: “La primera parte de este versículo, que no aparece en nuestra traducción, es una interpolación (una añadidura o adición)”.

Un dato interesante es que a pesar del problema de crítica textual que enfrenta Lucas 23.34, lo cierto es que la expresión que está en cuestión en dicho pasaje, sí se la encuentra en el evangelio apócrifo de Nicodemo («Evangelio de Nicodemo», conocido también como «Actas de Pilato»), cito: “… De manera semejante colgaron a los dos malhechores. Jesús decía: «Padre, perdónalos, pues no saben lo que hacen»” (capítulo 10.1)

La explicación de Lucas 23.34 en algunos comentarios bíblicos:

1) El «Comentario Textual al Nuevo Testamento Griego» de Bruce M. Metzger, comentado a Lucas 23.34, afirma:  “La ausencia de estas palabras en testigos tan tempranos y diversos como P75, B, D*, W, Q, it-a-d, sir-s, cop-sa-bomss al, resulta de lo más impresionante, y difícilmente puede explicarse como una escisión deliberada por parte de los copistas que, al considerar que la caída de Jerusalén era una prueba de que Dios no había perdonado a los judíos, no pudieron permitir que pareciera que la oración de Jesús había quedado sin respuesta. Al mismo tiempo, el logion, aunque probablemente no formó parte del evangelio original de Lucas, ofrece pruebas que hablan por sí mismas de su origen dominical, y fue retenido, entre corchetes, en el lugar tradicional en que fue incorporado por copistas anónimos, en una época relativamente temprana en la transmisión del tercer evangelio.”

2) «Nuevo Comentario Siglo 21» (Casa Bautista de publicaciones): Lucas 23.34a Este versículo se omite en un número significativo de antiguos mss., pero debe ser mantenido como una parte genuina de lo que Lucas escribió (cf. Hech. 7:60), o como una confiable tradición que se introdujo en algunos mss. Debe haber sido omitido por escribas que sentían que la oración no era imaginable o que no fue contestada.”

3) El «Comentario al texto de Griego del NT» de A. T. W. Robertson, traducido y publicado en español por CLIE, al respecto, afirma lo siguiente: “Algunos de los documentos más antiguos y mejores no contienen este versículo, y, con todo, en tanto que no es seguro que forme parte del evangelio de Lucas, está bien claro que Jesús pronunció estas palabras (digo yo: ¿está bien claro?), porque son absolutamente originales”. 

4) «Comentario Bíblico San Jerónimo» (Ediciones Cristiandad): “Perdónalos Esta oración de Jesús, que sólo consigna Lucas, falta en los manuscritos P75, Sa, B, D* y W; aparece en los manuscritos S*, A, C, D2, L y N. Es más fácil explicar su supresión por un prejuicio antijudío que averiguar por qué pudo añadirse más tarde. El perdón que otorga Jesús a los enemigos y a los grandes pecadores es típico del retrato que traza Lucas del Salvador. El suyo es el evangelio de los grandes perdones. La estructuración de Act 7,60 sobre la escena de la muerte de Jesús es también un argumento a favor de la autenticidad de esta plegaria. Teniendo en cuenta que el verbo va en imperfecto (éleguen, «decía»), se presenta a Jesús perdonando una y otra vez. Se alega como excusa la ignorancia; Le recurre frecuentemente a esta causa excusante en Act: 3,17 y 13,27 con respecto a los judíos; 17,27.30 en relación con los gentiles (cf. Le 12,8-10; cf. Además los correspondientes comentarios), se repartieron sus ropas: Se consigna este detalle incidental porque supone una alusión a Sal 22,19 y da oportunidad de contemplar a Jesús como el inocente que sufre según el salmo. El sentido del orden que tiene Lucas le hace situar el incidente aquí, mejor que después de la colocación del título, para que no interfiera en su desarrollo acerca de la realeza de Jesús.”

«La muerte del Mesías» (Raymond E. Brown, Verbo Divino): “Autenticidad del versículo. Es omitido en testimonios textuales significativos, algunos de ellos muy tempranos91; pero se encuentra en otros códices griegos importantes y en versiones primitivas. Éste es uno de esos casos donde el peso de los testimonios textuales a un lado y al otro casi se equilibra. Lo que resulta es que ya en el siglo II unas copias de Lucas tenían el texto de 23,34a y otras no. De tal situación se desprenden las siguientes posibilidades sobre el origen la plegaria:
• Fue pronunciada por Jesús (en el contexto de la crucifixión o en cualquier otro) y conservada únicamente por Lucas. Algunos copistas posteriores, encontrándola inaceptable, la eliminaron.
• Fue pronunciada por Jesús pero no conservada por Lucas. Estuvo circulando como un dicho independiente hasta que, ya en el siglo II, un copista consideró que armonizaba con los sentimientos de este evangelio. Otros copistas no  conocían su existencia. (Una historia similar se atribuye al relato sobre la mujer sorprendida en adulterio, que acabó insertado al comienzo de Jn 8.) Ésta es la hipótesis de MTC, 180.
• No fue pronunciada por Jesús, sino formulada por Lucas (o en la inmediata tradición prelucana) como una apropiada expresión de lo que Jesús pensaba: en realidad perdonó en silencio. Algunos copistas posteriores, encontrándola inaceptable, la eliminaron.
• No fue pronunciada por Jesús, sino formulada en el pensamiento cristiano posterior como apropiada a Jesús, y acabó siendo insertada en el relato de la pasión lucano por un copista, quien juzgó ese lugar un contexto idóneo.”

Finalmente, Raymond E. Brown concluye: “Por ironía, la frase quizá más bella del relato de la pasión es dudosa desde el punto de vista crítico-textual. El sentimiento subyacente a ella constituye la esencia de la manera cristiana de responder a la hostilidad. Este dicho de Jesús fue seguramente uno de los principales factores que llevaron a Dante a calificar a Lucas como "el escriba de la mansedumbre de Cristo". Para algunos, si Jesús no las pronunció, las palabras de 23,34a carecen de importancia religiosa. Para otros, si Lucas no las escribió, representan un simple sentimiento apócrifo. Para otros, en fin, aun reconociendo el valor de una respuesta afirmativa con respecto a alguno de los dos puntos anteriores, el largo uso de esas palabras por los cristianos significa que han adquirido autoridad normativa. Si fueron añadidas por un escriba, la percepción de ese escriba llegó a ser una interpretación auténtica del Cristo lucano. Pero con demasiada frecuencia, por desdicha, el verdadero problema no ha sido la falta de esta plegaria en el texto, sino su ausencia de los corazones.”

En resumen, la verdad es que en la misma medida en que se fortalecen las evidencias que hacen poner en duda que estas palabras hayan formado parte del original de Lucas y de sus copias más tempranas, y que al mismo no podamos encontrar otro testimonio independiente y cierto en el mismo NT; así también se dificulta el probar que Jesús haya pronunciado dichas palabras.

En conclusión: ¿Pronunció Jesús las palabras que conforman la primera parte de Lucas 23.34? respuesta: Probablemente sí, probablemente no. De todos modos, a la luz de la crítica textual, el que Jesús haya dicho tales palabras es un hecho que está seriamente cuestionado. 


¡Hasta la próxima!