La labor de traducción en la historia del pueblo de Dios en la tradición judeocristiana

Por Héctor Benjamín Olea Cordero
Introducción: ¿Cuál fue la situación lingüística del pueblo de Israel antes y después del establecimiento en Canaán?
Aunque no poseemos datos muy seguros sobre la etapa de la prehistoria del pueblo de Israel, parece seguro afirmar que los orígenes de Israel hay que buscarlos entre los arameos. Consideremos por ejemplo, las siguientes citas bíblicas: Génesis 25.19, 20: Estos son los descendientes de Isaac hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, y era Isaac de cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Betuel arameo de Padan-aram, hermana de Labán arameo.”; 28.1, 2, 5: 1Entonces Isaac llamó a Jacob, y lo bendijo, y le mandó diciendo: No tomes mujer de las hijas de Canaán. 2Levántate, ve a Padan-aram, a casa de Betuel, padre de tu madre, y toma allí mujer de las hijas de Labán, hermano de tu madre.; 5Así envió Isaac a Jacob, el cual fue a Padan-aram, a Labán hijo de Betuel arameo, hermano de Rebeca madre de Jacob y de Esaú; 31.18, 20, 24: 18y puso en camino todo su ganado, y todo cuanto había adquirido, el ganado de su ganancia que había obtenido en Padan-aram, para volverse a Isaac su padre en la tierra de Canaán; 20Y Jacob engañó a Labán arameo, no haciéndole saber que se iba; 24Y vino Dios a Labán arameo en sueños aquella noche, y le dijo: Guárdate que no hables a Jacob descomedidamente. Deuteronomio 26.5: Entonces hablarás y dirás delante de Jehová tu Dios: Un arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual descendió a Egipto y habitó allí con pocos hombres, y allí creció y llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa.
Esto nos lleva a la conclusión de que posiblemente el idioma original del pueblo hebreo no fue el idioma hebreo, sino el idioma arameo, y que fue posteriormente que adoptaron la lengua del país en el que se asentaron, el hebreo. En el AT la expresión “lengua de Canaán” (Isaías 19.18) y la expresión “lengua de Judá” (Nehemías 13.24) refieren al idioma hebreo. Es más, en Isaías 36.11 en un mismo contexto se hace diferencia entre la “lengua de Judá” (el hebreo) y el arameo.
Alrededor del siglo VIII a.C. hallamos en la Biblia el testimonio de que Israel desconocía el arameo y había asumido el idioma hebreo como lengua nacional. Consideremos la evidencia que nos da 2 Reyes 18.26-28: Entonces dijo Eliaquim hijo de Hilcías, y Sebna y Joa, al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos, y no hables con nosotros en lengua de Judá a oídos del pueblo que está sobre el muro. 27Y el Rabsaces les dijo: ¿Me ha enviado mi señor para decir estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, expuestos a comer su propio estiércol y beber su propia orina con vosotros?28Entonces el Rabsaces se puso en pie y clamó a gran voz en lengua de Judá, y habló diciendo: Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria.(Compárese Isaías 31. 11-13).
Sin embargo, después del exilio (entre el 587 y 586 a.C.), en el siglo V a.C.), encontramos una situación muy diferente, pues ahora el pueblo ha perdido el dominio del hebreo y habla arameo. Esta situación es la que hace necesaria la traducción del hebreo al arameo de la lectura que hizo Esdras de la ley en Nehemías 8.6-9: 6Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron y adoraron a Jehová inclinados a tierra. 7Y los levitas Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán y Pelaía, hacían entender al pueblo la ley; y el pueblo estaba atento en su lugar. 8Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.9Y Nehemías el gobernador, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis; porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley.
Mas adelante, al llegar el primer siglo E.C. encontramos una situación parecida, pues auque hay evidencias de que nunca se dejó de hablar el hebreo, éste se había restringido básicamente a los círculos sacerdotales, de escribas y rabínicos, que manejaban la ley. Sin embrago, el idioma hablado por el pueblo, mayoritariamente era el arameo. Podemos concluir con seguridad que el idioma popular dominante en Palestina (Galilea, Samaria y Judea) en el tiempo de Jesús era el arameo y no el hebreo.
Además de lo que hemos dicho hasta el momento, podemos avanzar un poco más y afirmar que en la Biblia misma encontramos suficiente evidencia para afirmar que la traducción es una tarea paralela y simultánea al origen de los textos bíblicos mismos. Por ejemplo, en el NT la expresión “que traducido es”, la hallamos 9 veces, haciendo referencia a traducciones de palabras (nombres) o expresiones hebras y arameas: Mateo 1.23 (hebreo); Marcos 5.41 (arameo); 15.22 (hebreo; compárese Juan 19.17); 15.34 (arameo); Juan 1.38 (hebreo), 41 (hebreo); 9.7 (hebreo); Hechos 4.36 (arameo); 9.36 (arameo)[1].
I. La tarea de traducción con relación al AT
A) El surgimiento de los targúmenes: La traducción del hebreo al arameo. Ya vimos que históricamente, fue la situación del pueblo de Israel después del exilio[2] lo que originó un cambio en cuanto al idioma dominante en la mayoría del pueblo (ver Nehemías 8.7-9). También es bueno precisar que en el referido texto de Nehemías, la traducción del hebreo al arameo fue oral. Más adelante los targúmenes llegaron a tener una expresión escrita, principalmente para su uso en la sinagoga, aunque luego su uso se extendió hacia fuera del contexto de la sinagoga. Se afirma que para el siglo I, E.C. hay suficientes testimonios de la existencia y uso de tales traducciones en las sinagogas.
B) El surgimiento de la Septuaginta: La traducción del hebreo al griego. Con la dispersión del pueblo judío en el siglo III a.C. durante la época helenística (de dominio griego, que inicia con la toma de Palestina por Alejandro en el año 332 a.C., hasta el inicio del dominio de Roma en el 63 a.C., cuando el general romano Pompeyo toma a Jerusalén), vemos que se establece una gran comunidad de judíos en Alejandría de Egipto. Aunque alguno detalles se discuten, sí es cierto que el monarca griego de Egipto ordenó que realizara una traducción al griego de la llamada Toráh (en hebreo) y Pentateuco en griego. Esta traducción se hizo alrededor del 250 a.C. Posteriormente, en un plazo de tiempo no determinado, pero no inmediatamente, se tradujeron también al griego el resto de los libros que componen el AT. La importancia de la Septuaginta es que fue para las primeras generaciones de cristianos, incluyendo la apostólica, su vía de acceso al texto del AT. Casi todas las referencias que hacen los autores del NT al AT son hechas de la Septuaginta.
II. La tarea de traducción con relación al NT
A) La traducción de las palabras y los dichos de Jesús: La traducción del arameo al griego. Tomando en cuenta lo que ya hemos dicho, concluimos que es casi seguro que Jesús no usara otro idioma más que el arameo en su ministerio terrenal. Lo interesante es que aunque se conservan en el NT algunas expresiones de Jesús en arameo, casi la totalidad de las palabras y los dichos de Jesús nos han llegado en griego. Algunas palabras arameas en presentes en el NT son: Abba (Padre, papá), Marcos 14.36; Romanos 8.15; Gálatas 4.6; Bartimeo (hijo de Timeo), Marcos 10.46; Bernabé (hijo de Nabah), Hechos 4.36; 9.27; Barjonás (hijo de Jonás o Juan), Juan 21.17; Elimas (El poderoso), Hechos 13.8; Tabita (Gacela), Hechos 9.36; Efata (sé abierto, ábrete), Marcos 7.34.
Expresiones arameas presentes en el NT son: Talita cumi (niña, levántate), Marcos 5.41; Eloi eloi lema sabactani (Dios mío, dios mío, ¿por qué me has desamparado?), Marcos 15.34. Nota: Es preciso aclarar que a diferencia de Marcos que usa una expresión completamente en arameo, Mateo (27.46) expresa una parte en hebreo (Elí, elí) y la segunda parte en arameo (lema sabactani). Lamentablemente, aunque el texto griego dice “lema sabactani” tanto en Mateo como en Marcos, la Reina Valera y la Nueva versión internacional tienen en ambos pasajes “lama sabactani”. Otra expresión aramea que encontramos en el NT es “maraná ta” (el Señor viene), 1 Corintios 16.22.
B) La producción de los escritos propiamente cristianos: La producción literaria del NT en el idioma griego. Como el cristianismo es más bien un hecho gentil, no judío, si bien sus inicios estuvieron en Palestina, cierto es que en su desarrollo expansionista el idioma en que se recordaron, comunicaron y repitieron las memorias de Jesús (sus dichos, acciones y todo lo ocurrido con él), así como la lengua usada para la difusión de las enseñanzas apostólicas fue el griego. Recordemos que Pablo, reconocido como el primer gran misionero y escritor (autor) del NT nunca fundó una comunidad cristiana en territorio palestino, sino en ciudades griegas, provincias del imperio Romano. Y para cuando tuvo la necesidad de escribirle a la comunidad de hermanos y hermanas ubicada en la misma capital del imperio Romano (la epístola a los Romanos) lo hizo en griego.
C) La traducción del griego al latín: Con la división política ocurrida en el imperio Romano, cuando Constantino decidió mover la capital del imperio romano de Roma (en occidente) al oriente, en Bizancio (que luego sería llamada Constantinopla, en el año 330 d.C.), se fueron dando una serie de situaciones históricas que hicieron que en cada una de estos imperios dominara un idioma diferente. En Roma, capital del imperio romano occidental, dominó y prevaleció el latín. En cambio, en el imperio romano de oriente, dominó y prevaleció el idioma griego. Tristemente, la división dada en el plano político, se daría posteriormente en el plano eclesial. En Roma tuvo su sede central la iglesia occidental, reteniendo el latín como el idioma para la comunicación del evangelio y la práctica de la liturgia. Esta realidad hizo necesaria la traducción del los escritos sagrados del hebreo y griego al latín. La primera traducción completa de la Biblia al latín fue hecha por Jerónimo entre los años 390 y 405 d.C. No obstante se afirma que las traducciones latinas comenzaron a mediados del siglo II d.C.
III. La tarea de la traducción como parte de la Reforma protestante del siglo XVI
A) La obra de Juan Wycliffe: Tradujo la Biblia completa al inglés en el año 1382. Wiycliffe es considerado el precursor de la Reforma en Inglaterra. Este más bien fue un pre-reformador.
B) La obra William Tyndale: Tradujo la Biblia al inglés en el año 1526.
C) La obra de Martín Lutero: Tradujo en NT al alemán el en año 1522, y luego la Biblia completa en el año 1534.
D) La obra de Juan Calvino (1509-1564): Se afirma que tradujo por lo menos el NT al francés.
E) La obra de Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera: El primero tradujo la Biblia al español en el 1569. Luego el segundo publicó una revisión de la obra del primero en el año 1602. Sin embargo, hay que aclarar que la primera Biblia completa traducida al español no es la realizada por Casiodoro de Reina, sino la llamada Biblia alfonsina, porque fue hecha bajo el patrocinio del rey Alfonso X, el sabio (rey de Castilla y León).
IV. Los métodos de traducción en las versiones modernas de la Biblia
A) La equivalencia formal: Tipo de traducción que se esfuerza en mantener la forma y estructura gramatical de la lengua fuente (casi palabra por palabra). Por ejemplo: La serie Reina Valera, La Biblia de las Américas, etc.
B) La equivalencia dinámica: Tipo de traducción que no se apega tanto a la forma y estructura de la lengua fuente, con tal de asegurar la adecuada transmisión del sentido en la lengua receptora. Por ejemplo, la Versión Popular Dios Habla Hoy, La Nueva Versión internacional, etc.
C) La paráfrasis: Este método no es propiamente una traducción, pues tiene la tendencia de introducir en el texto ideas que no formar parte del texto fuente. Un ejemplo de este tipo de traducción es el NT viviente (Lo más importante es el amor).
Resumen y conclusión:
La traducciones de la Biblia ha sido y es necesaria, 1) por razones prácticas (no todos pueden tener acceso a la Biblia en sus idiomas originales[3]), 2) misionera (es prácticamente imposible realizar una labor misionera consistente sin contar con por lo menos una parte de la Biblia en el idioma del pueblo que se pretende alcanzar con el evangelio), 3) a fin de se ce conozca la verdad (un pueblo que no conoce la Biblia es incapaz de juzgar la enseñanza que se le imparte). La labor de traducción bíblica es interminable, pues en la medida que los idiomas avanzan y se desarrollan, conforme a los cambios y desarrollo de la sociedad, se hace necesario la actualización de la Biblia para que mantenga su vigencia y pertinencia. Luego, dado que toda traducción es una proyección no perfecta de la Biblia en sus idiomas originales, es preciso que estemos dispuestos a usar sin prejuicios distintas versiones de la Biblia con el objetivo de conocer efectivamente la verdad. Pretender usar una sólo versión la Biblia en la iglesia, aunque sería ir en una dirección contraria a la historia de la Biblia[4] misma, puede una aparente tranquilidad, pero nos aleja seriamente de la posibilidad de conocer la verdad.


[1] Otra evidencia más, que no dice “que traducido es” sino una similar, “que traducido quiere decir” en Hechos 13.8 (arameo). El balance final es de 10 indicaciones directas de que se está trabajando con una pluralidad lingüística. De de estas 10 referencias a traducciones, en el NT mismo: 5 refieren a traducciones del hebreo, y 5 a traducciones del arameo.
[2] Se reconoce que el arameo se había convertido en una lengua internacional y dominante en Siria y palestina, bajo el dominio de Babilonia y Persia (Se ubica el imperio caldeo o neobabilónico entre el 626 al 559 a.C. y el imperio Persa del 559 al 339 a.C. a.C.). En esta situación, el pueblo hebreo asimiló el arameo como lengua común. Pero como los libros sagrados habían sido escritos en hebreo, se fue haciendo necesaria su traducción al arameo. De todos modos, las traducciones al arameo preceden y suceden a la sinagoga, que surge alrededor del siglo III a.C. Hoy existen targúmenes prácticamente de todo el AT con excepción de Esdras, Nehemías y Daniel.
[3] Originalmente la traducción se hizo necesaria por razones históricas: Con relación AT, cuando el pueblo perdió el dominio de la lengua en que estaban escritos los libros sagrados, y con relación al NT, en la medida que la acción misionera de la iglesia hizo extender el cristianismo a regiones nuevas, se hizo necesario la traducción de los escritos sagrados al idioma de esas nuevas comunidades cristinas.
[4] La historia de la Biblia nos ayuda a familiarizarnos con el complejo proceso que explica el origen, formación, desarrollo, difusión, e historia del texto tanto del AT como del NT. Ignorar este largo y complejo proceso no nos ayuda en nada. Nos hace más mal que bien.