Ejemplo de la flexión del infinitivo griego



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El uso perifrástico del participio griego, caso Lucas 21.37



El uso perifrástico del participio griego

Héctor B. Olea C.

El uso perifrástico del participio griego consiste en emplear un participio junto a una forma del verbo «eimí» (ser, estar) u otro verbo copulativo, en lugar de una forma verbal simple.

Explica Max Zerwick que este uso aumenta en la lengua helenística como consecuencia de una tendencia general de la lengua griega a una mayor expresividad (El griego del Nuevo Testamento, Verbo Divino, página 153).

Por otro lado, plantea Roberto Hanna, que el uso del imperfecto perifrástico (un participio en tiempo presente junto a una forma verbal en tiempo imperfecto de un verbo copulativo), se usa para destacar el carácter continuo de una acción en tiempo pasado.

En otras palabras, el uso del imperfecto perifrástico tiene esencialmente el mismo significado que el uso de una simple forma verbal de tiempo imperfecto.

De la misma forma, el uso del presente perifrástico (un participio en tiempo presente junto a una forma verbal en tiempo presente igualmente de un verbo copulativo), se una para destacar el carácter continuo de una acción en tiempo presente (Sintaxis Exegética del Nuevo Testamento Griego, Editorial Mundo Hispano, página 245).

Por supuesto, esto significa que el presente perifrástico tiene en esencia el mismo significado que el presente simple (no perifrástico).

En tal sentido, Amador Ángel García Santos plantea que el significado de las formas perifrásticas y las formas simples es prácticamente el mismo. Pero además llama la atención a que a veces se insiste en que una forma perifrástica (sobre todo el imperfecto y el futuro) enfatiza el hecho de que la acción es continua.

Sin embargo, puntualiza Amador Ángel García Santos, que en el NT es de uso tan frecuente que no se percibe que eso sea aplicable de un modo regular (Introducción al griego bíblico, Verbo Divino, página 119).

Consecuentemente y, en la misma línea, se expresa Max Zerwick cuando sostiene que en el NT es tan frecuente el uso del imperfecto perifrástico que sólo se explica por influjo arameo (El griego del Nuevo Testamento, Verbo Divino, 154).

Resumiendo, el uso de las formas verbales perifrásticas tiene el mismo significado y valor que las formas verbales simples.

Un ejemplo concreto del empleo del imperfecto perifrástico lo encontramos en la primera parte de Lucas 21.37.

En dicho texto observamos, por un lado, la presencia de la forma verbal «en» (imperfecto de «eimí»-soy, estoy-, voz activa, tercera persona del singular: era, estaba), y el participio «didáskon» (de tiempo presente, voz activa, caso nominativo masculino singular del verbo «didásko»: yo enseño).

Consecuentemente, la construcción del imperfecto perifrástico («en» más el participio «didáskon») debe traducirse: «enseñaba».  

Por otro lado, llama la atención que si bien no empleó Lucas otro imperfecto perifrástico en la segunda parte del texto en cuestión (un participio en tiempo presente más una forma verbal de «eimí» u otro verbo copulativo en tiempo imperfecto), sí empleó una participio de tiempo presente más una forma verbal en tiempo imperfecto, y curiosamente tanto el participio como la forma verbal, ambos  de formas léxicas de verbos deponentes.  

Observamos, pues, en la segunda parte de Lucas 21.37, el participio «exerjómenos» (participio de tiempo presente, caso nominativo masculino singular, con la morfología de la voz media y pasiva, pero con el sentido de la voz activa pues su forma léxica en un verbo deponente: «exérjomai»: salgo), más la forma verbal «eulízeto» (en tiempo imperfecto, tercera persona del singular, con la morfología de la voz media y pasiva pero con significado de la voz activa, pues su forma léxica es un verbo deponente: «aulízomai»: vivo al aire libre, paso la noche). 

Luego, con base en la regla que establece que el tiempo del participio es relativo al tiempo del verbo principal, la acción del participio de tiempo presente «exerjómenos» se presenta como simultánea a la acción de la forma verbal «eulízeto».  

En consecuencia, una traducción de Lucas 21.27 por equivalencia formal sería: «y en los días enseñaba en el templo, pero en las noches salía y acampaba en el llamado monte de los olivos».

Finalmente, una traducción acertada y por equivalencia dinámica sería: «Durante el día enseñaba en el templo, pero en la noche salía y acampaba en el llamado monte de los olivos».

Muy a propósito de nuestro curso online sobre el participio griego (que inicia el sábado 7 de marzo), a propósito del curso online de «griego clásico» (que inicia el viernes 6 de marzo), a propósito del curso online de «gramática castellana aplicada» (que también inicia en el mes de marzo), y a propósito del curso online de «griego koiné» (que inicia el jueves 7 de mayo), así de sencillo.




Verbos deponentes versus verbos defectivos en griego koiné



¿Verbos «defectivos» o «deponentes»?

Héctor B. Olea C.

¿Cuáles son los «verbos deponentes»?

Son verbos cuya forma léxica tiene la morfología de la voz media o pasiva, pero con el sentido de la voz activa.

Estos verbos se caracterizan porque su forma léxica tiene como desinencia de la primera persona del singular la terminación «omai» («ome», según la pronunciación reucliniana).

Algunos de los «verbos deponentes» más usados en el Nuevo Testamento Griego son: «poréuomai» (voy, me marcho, 153 veces); «érjomai» (voy, vengo, llego, 635 veces); «guínomai» (soy, llego a ser, llegar a ser, 661 veces).

Luego están los llamados «verbos semideponentes», que son verbos que en su forma léxica no son deponentes, pero lo son en otro tiempo o tema verbal, principalmente en el futuro. Ejemplos de «verbos semideponentes», son: «lambáno» (tomo, recibo), futuro: «lémpsomai»; «akúo» (oigo, escucho), futuro: «akúsomai»; «báino» (voy), futuro: «bésomai».

Consecuentemente, también son «verbos semideponentes» los verbos derivados de «báino»: «katabáino» (desciendo, bajo), futuro «katabésomai»; y el verbo «anabáino» (asciendo, subo), futuro «anabésomai».  

Por otro lado, los «verbos defectivos» son aquellos (tanto en castellano como en griego) que no tienen una conjugación completa. En otras palabras, son verbos que sólo se utilizan en algunos tiempos y personas.  

Son ejemplos de «verbos defectivos» griegos, el mismo y ya mencionado verbo «érjomai», que sólo se usa en el tema de presente, pero que en el tiempo aoristo emplea otro tema o raíz verbal (como aoristo segundo, «élzon», pero «élza» conjugado como aoristo primero).

Otro verbo griego «defectivo» es «joráo» (veo), que en futuro se hace representar por el verbo «ópsomai» (deponente).

En lo que respecta al castellano, la obra de María Luz Gutiérrez (y otros), plantea:
“Estos verbos se caracterizan por presentar incompleto el cuadro de su conjugación, tanto si ésta es regular como si es irregular, por variados motivos. Unas veces sólo se emplean las terceras personas, porque se refieren a sujetos que nunca pueden ser personas, sino cosas, tales como acaecer, acontecer, amanecer, anochece, atardecer. Sólo en muy concretas ocasiones podemos hallar un giro metafórico, como: Amanecí en San Sebastián por: Amanecía cuando llegué a San Sebastián” («Introducción a la lengua española», Editorial universitaria Ramón Areces, Madrid, página 154).

Consecuentemente, es preciso llamar la atención al error que han cometido algunas gramática o manuales de introducción al griego koiné (bíblico), cuando llaman «verbos defectivos» a los «verbos deponentes» o sencillamente hablan de «verbos defectivos o deponente» como si fueran la misma cosa.

En tal sentido, si bien hay «verbos deponentes» que también son «verbos defectivos», no es cierto que sean la misma cosa, no es cierto que todo «verbo defectivo» sea necesariamente un «verbo deponente».

Lo de «deponente» tiene que ver con el hecho de tener una morfología de voz media o pasiva, pero con el sentido de la voz activa; y lo de «defectivo» tiene que ver con el hecho de no tener una conjugación completa.  

En efecto, un ejemplo concreto de un «verbo defectivo» y que no es deponente lo constituye el verbo «légo» (digo), que en el aoristo se hace representar por otra raíz o tema verbal: «éipon» (como aoristo segundo, pero «éipa» conjugado como aoristo primero).

Por supuesto, hay verbos que no son «deponentes» en su forma léxica, como el verbo «joráo» (veo), verbo defectivo, que en el futuro se hace representar por una raíz o tema distinto, pero a la vez «deponente»: «ópsomai».  

Muy a propósito de nuestro curso online de «griego clásico» (que inicia el viernes 6 de marzo), el curso online de «gramática castellana aplicada» (que también inicia en el mes de marzo), y el curso online de «griego koiné» (que inicia en mayo), así de sencillo.

Curso Online de gramática castellana aplicada al análisis gramatical de la Biblia


Nos hemos propuesto el relanzamiento del «Curso online de Gramática castellana aplicada al análisis gramatical de los textos bíblicos», para el mes de marzo

Este curso tiene como objetivo fortalecer el uso formal de la lengua castellana tanto el natural plano oral, como en el plano de la escritura, especialmente en lo relativo al análisis gramatical (morfosintáctico).

Este curso va dirigido a personas que han estudiado, están estudiando o anhelan estudiar las lenguas bíblicas, y a personas en general que desean fortalecer su uso formal de la lengua castellana, así como el análisis gramatical y formal de los textos bíblicos (profesores, profesoras y estudiantes de Biblia, pastores, pastoras, y público general).  

Duración 3 meses. 

Día y hora: martes, 8:00-10:00 PM (hora de República Dominicana y Puerto Rico). 9:00-11:00 PM (hora de Chile y Buenos Aires); 7:00 – 9:00  PM (hora de Colombia y Perú).

Personas interesadas favor de contactarme vía correo electrónico (benjamin.olea@gmail.com) y Whatsapp: +18092057814, así de sencillo. 

Vídeo clase virtual sobre la flexión nominal griega



Tengo a bien compartir el vídeo de nuestra sesión de anoche de nuestro curso online gratuito sobre la flexión nominal griega.

Este curso lo hemos ofrecido gratuito de cara al curso online sobre el participio griego que iniciará el sábado 7 de marzo, el cual tiene un costo de sólo 20 dólares (25 dólares vía Paypal).

Las personas interesadas en el curso sobre el participio griego y/o en el curso online de griego clásico que inicia el viernes 6 de marzo, contactarme vía Messenger, correo electrónico (benjamin.olea@gmail.com) y Whatsapp: +18092057814, así de sencillo.


Mira el vídeo aquí

Sobre el estado costructo hebreo y el caso genitivo griego


Algunas observaciones muy breves y puntuales, pero necesarias

Héctor B. Olea C.

Es cierto que tanto el estado constructo hebreo como el caso genitivo griego pueden expresar una serie de relaciones entre dos sustantivos, marcadas por los diversos y tantos matices que puede expresar la preposición castellana «de».

Sin embrago, observa Thomás O Lambdin, “en hebreo bíblico no existe ninguna palabra que contenga toda la gama de sentidos expresados en español por la preposición «de»” («Introducción al hebreo bíblico», página 65, publicada por Verbo Divino, 2001).

Además y, como muy bien plantea Page H. Kelley, “los diferentes matices de significado expresados por la relación constructa incluyen, entre otros, como principales, los siguientes”:

En primer lugar, puede indicar la posición u origen de una persona o cosa, por ejemplo: las ciudades de Judá (posición de lugar); los hombres de Jerusalén (origen).

En segundo lugar, puede servir como una descripción adicional o identificación de una persona o cosa, por ejemplo: un día de oscuridad (categoría o descripción de día), caballos de fuego (categoría o descripción de caballos), el libro del pacto (¿cuál libro?), la tierra de Egipto (¿cuál tierra?)

En tercer lugar, con mayor frecuencia se usará para mostrar posesión o propiedad, por ejemplo: el hijo de la mujer, la palabra de Dios, el campo de Nabot, el espíritu de Dios, etc., («Hebreo bíblico, una gramática introductoria», página 55, séptima edición 2004).

Por supuesto, todos estos matices del constructo hebreo son expresados muy bien por el caso genitivo griego.

Otras similitudes entre el estado constructo hebreo y el caso genitivo griego, desde el punto de vista morfológico

Por lo general, el constructo hebreo altera la vocalización y morfología de la palabra (su estado absoluto) que aparece en estado constructo, si bien en algunos casos la morfología del estado absoluto y el estado constructo es la misma.  

Además, incluso cuando la relación genitiva, cuando el estado constructo se expresa con el uso del maqeff, también se altera el estado absoluto de la palabra, su vocalización.

También el caso genitivo griego supone un cambio en la morfología de una palabra que pasa del caso nominativo (su forma léxica, el equivalente al estado absoluto hebreo) al caso genitivo (uno de los casos oblicuos).

Notables diferencias entre el estado constructo hebreo y el caso genitivo griego, desde el punto de vista de la sintaxis

En primer lugar, en una cadena constructa hebrea, la palabra que aparece en estado constructo siempre va delante, y la palabra en estado absoluto viene después.

Pero en la sintaxis griega, por lo general la palabra que está en el caso genitivo va en segundo lugar, y puede ser precedida por un caso distinto al nominativo, de acuerdo a la función que en el contexto de la oración esté desempeñando la palabra que tiene una relación sintáctica directa con la palabra que está en caso genitivo.  

Por ejemplo, en Juan 11.40, la frase «la gloria de Dios» («ten dóxan tu theú»), la palabra en caso genitivo (masculino singular) tiene el artículo «tu theú» (en griego como en hebreo no existe el artículo indefinido o indeterminado) es precedida por una frase (sintagma nominal compuesto por el artículo y un nombre) en caso acusativo femenino singular: «ten dóxan».

Pero en la frase «el hijo del hombre», en Juan 12.23 («jo juiós tu anthópu»), la palabra en genitivo (también aquí con artículo, como en Juan 11.40, cosa imposible en la sintaxis de la cadena constructa hebrea), «tu anthópu», es precedida esta vez por una frase (sintagma nominal compuesto por el artículo y un nombre) en caso nominativo masculino singular: «jo juiós».
   
En segundo lugar, en la cadena constructa hebrea, la palabra que va en estado constructo jamás ha de llevar el artículo (artículo definido, ya que el hebreo no tiene artículo indefinido), lo lleve o no el sustantivo en estado absoluto (forma léxica).

Sin embargo, el caso genitivo griego puede llevar o no el artículo, atendiendo a si la palabra que tiene una relación sintáctica con la palabra en caso genitivo lo tiene, y dependiendo de la estructura sintáctica en que aparezcan dichas palabra.  

Por ejemplo, ya vimos que en Juan 11.40 y en Juan 12.23, las palabras que están en caso genitivo están acompañadas por el artículo.

Por otro lado, si bien es común que en el griego se usen los pronombres personales en caso genitivo para indicar posesión o pertenencia, no obstante, este uso no es precisamente similar al uso del estado constructo hebreo. Esto así pues el estado constructo hebreo sólo expresa uno de los tantos posibles sentidos de la preposición «de» en el estado constructo hebreo y en el español.

Luego, la gran diferencia reside en que mientras que el estado constructo hebreo expresa las distintas ideas de la preposición «de» en sentido general, el genitivo de los pronombres personales está estrictamente supeditado a la idea de posesión o pertenencia respecto de la persona gramatical a la que corresponda el pronombre personal.

Consecuentemente, no es posible equiparar este uso estricto del caso genitivo griego de los pronombres personales con la idea general del estado constructo hebreo.

En tal sentido, en lo que respecta al hebreo, la estructura sintáctica que corresponde al uso explicado del caso genitivo de los pronombres personales en griego, no se expresa precisamente con la cadena constructa en sentido estricto (un sustantivo en estado constructo seguido por otro en estado absoluto), sino y más bien por el estado constructo del sustantivo más los sufijos pronominales.

Por ejemplo, en la traducción «por causa de tu palabra», en 2 Samuel 7.21, la traducción «de tu palabra» (hebreo «devarejá» o «devarjá»), consiste en el constructo de la palabra «davár» con el sufijo pronominal de la segunda persona masculina singular (tú).  

Por su parte, la Septuaginta con la frase «diá ton lógon su», frase compuesta por la proposición «diá», más el sustantivo «lógos» en caso acusativo singular, y el caso genitivo del pronombre personal de la segunda persona singular (tú).

Finalmente, volviendo al Salmo 23.1 es demasiado evidente que no hay una cadena constructa allí (o sea, un sustantivo en estado constructo seguido por otro en estado absoluto), sino y más bien, una estructura sintáctica compuesta por un sustantivo en estado absoluto (YHVH) seguido por un participio (aunque se asuma como sustantivado, participio al fin y al cabo) con el sufijo pronominal de la primera persona común singular (yo), así de sencillo.

¿Qué tan acertada es la traducción del Salmo 23.1 en la Reina Valera 1960?



Aquí está mi contribución personal a la discusión en torno a la que se puede entender como acertada traducción del Salmo 23.1.

Algunas cosas que puntualizo en este artículo son: 

En primer lugar, a la luz del texto hebreo y del texto griego (Septuaginta), la traducción acertada es «el Señor es quien me pastorea», y no formalmente: «el Señor es mi pastor».

En segundo lugar, no es «el Señor» (YHVH) el sujeto de la forma verbal «ejsar», en virtud de que dicha forma verbal no está en la tercera persona del singular, sino en la primera persona común singular (yo) en tiempo o estado imperfecto.

En tercer lugar, una traducción y exégesis acertada del Salmo 23.1 no debe perder de vista las implicaciones de las metáforas y binomio «pastor-oveja», así de sencillo.


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