Curso online y virtual de Hebreo Clásico (bíblico) iniciando el 15 de septiembre


Estamos ya a dos semanas para el inicio de nuestro curso online y virtual de Hebreo Clásico (bíblico).

Este curso comienza desde cero, va progresivamente de lo más elemental a lo más complejo de la gramática del idioma original de la Biblia Hebrea, y concluye con una introducción a la teoría y práctica de Crítica Textual de la Biblia Hebrea.

Este curso capacita a la persona para leer los textos de la Biblia Hebrea en su idioma original, para hacer con propiedad el debido y necesario análisis morfosintáctico (gramatical) de los textos de la Biblia Hebrea, para traducirlos y para realizar una verdadera exégesis de los textos de la Biblia Hebrea.

Este es un curso ideal para las personas que anhelan algo más que una introducción elemental a la principal lengua original de la Biblia Hebrea, y que aspiran a poder realizar una exégesis crítica y académica del texto de la Biblia Hebrea.

¡Inicio martes 15 de septiembre! ¡Inscripciones abiertas!

Más información vía correo electrónico (benjamin.olea30@gmail.com) y Whatsapp: +18092057814, así de sencillo.


Los diptongos en la lengua griega (griego clásico y griego koiné)

Los diptongos en la lengua griega (griego clásico y griego koiné)

A fin de evitar errores y confusiones

 Prof. Héctor B. Olea C.

La correcta lectura y división silábica en el griego demanda tener en cuenta la conformación de los diptongos.

Como en castellano, en el griego clásico y en el griego koiné los diptongos constituyen la unión o coincidencia de dos vocales que se pronuncian juntas en una misma sílaba.

Pero a diferencia del castellano, en el griego los diptongos no se doblan, y se clasifican en “diptongos propios” y “diptongos impropios”.

Cuando decimos que los diptongos no se doblan como en castellano, queremos decir que a diferencia del castellano, en el cual existe el diptongo “ai” (paisaje, baile), pero también el diptongo “ia” (viaje, concordancia); en la lengua griega (clásico y koiné), respecto de los “diptongos propios”, está establecido que las vocales pospuestas siempre son la “iota” y la “ýsilon”.

Consecuentemente, hay diptongo en la palabra “doulos” (“dúlos”: siervo, esclavo”), pero no hay diptongo en “ekklesía” (pues las vocales iota y alfa no constituyen diptongo alguno).       

En cuanto a la clasificación griega que habla de “diptongos propios” y “diptongos impropios”, diré que son “diptongos propios” los que tienen como vocal pospuesta la “iota” o la “ýpilon”, y como vocal antepuesta “alfa”, “épsilon”, “eta”, “ómicron”, “ýpsilon” y “omega”).

Y se llaman “diptongos impropios” los que su vocal antepuesta es “alfa”, “eta” y “omega”, y como vocal pospuesta la “iota”.  

Finalmente, es muy importante mantener siempre presente que para el griego clásico y koiné sólo hay “diptongo propio” cuando la segunda vocal (la vocal pospuesta) es una “iota” o una “ýpsilon”, en caso contrario, no es correcto, no es acertado decir que hay diptongo en griego, así de sencillo.  






 

«Emmanuel», ¿un nombre o una palabra descriptiva?

«Emmanuel», ¿un nombre o una palabra descriptiva?

Un análisis crítico, filológico y teológico

 ¡Muy a propósito de nuestro curso online y virtual de Hebreo Clásico que inicia el 15 de septiembre!

Prof. Héctor B. Olea C.

De entrada es preciso admitir que el asumir la palabra «Emmanuel» (o «Emanuel») como nombre o sustantivo propio enfrenta el serio escollo de que no existe persona alguna que en la tradición bíblica (Biblia Hebrea y NT) haya sido nombrada o llamada con dicha palabra.

En otras palabras, no forma parte de la onomástica bíblica la palabra «Emmanuel» (o «Emanuel»). En consecuencia, parece más acertada la conclusión que la palabra en cuestión es en realidad una palabra o expresión descriptiva, una palabra o expresión con un valor adjetival.  

Explicación filológica de la palabra «Emmanuel» (o «Emanuel»)

La palabra castellana «Emmanuel» (transliteración súper literal) o «Emanuel», es en sí una transliteración griega empleada por la Septuaginta (versión griega de la Biblia Hebrea) de la expresión hebrea «‘im-manú el».

Es «‘im-manú el», una expresión compuesta, 1) conformada por la preposición “‘im” que significa «con» (de compañía, no de instrumentalidad), con un «daguesh forte» (puntito dentro de la consonante hebrea «mem» al agregársele los sufijos nominales o pronominales) lo que explica la reduplicación de la «m» tanto en la expresión hebrea misma, como en la transliteración griega y castellana «Emmanuel»; 2) más el sufijo pronominal de la primera persona del plural (masculina y femenina) «nu» (nosotros, nosotras); y 3) más la palabra común para Dios, “el”.

En consecuencia, el significado de la expresión hebrea «‘im-manú el», y  de la transliteración griega y castellana «Emmanuel», es «Dios con nosotros», «Dios es (está) con nosotros».  

Se encuentra, pues, la expresión «‘im-manú el», en el texto hebreo, en la Biblia Hebrea, en tres pasajes bíblicos, y todos en el libro del profeta Isaías: Isaías 7.14; 8.8, 10.

«Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel» (7.14, RV 1960)

«Y pasando hasta Judá, inundará y pasará adelante, y llegará hasta la garganta; y extendiendo sus alas, llenará la anchura de tu tierra, oh Emanuel» (8.8, RV 1960)

«Tomad consejo, y será anulado; proferid palabra, y no será firme, porque Dios está con nosotros» (8.10, RV 1960)

Luego y, por un lado, llama la atención que la Septuaginta haya transliterado y prácticamente creado el neologismo «Emmanuel», en Isaías 7.14, cuando pudo muy bien traducir «Y el significado de su nombre será “Dios está con nosotros”» (considérese Isaías 7.1-12).

Por otro lado, es preciso poner de relieve que en los otros textos donde la Biblia Hebrea tiene la expresión «‘im-manú el», Isaías 8.8 y 10, la Septuaginta sí hizo lo que muy bien pudo haber hecho en Isaías 7.14, o sea, traducir.

En tal sentido, observamos que en Isaías 8.8, la Septuaginta tradujo la expresión  hebrea «‘im-manú el», como «meth-jemón jo theós», o sea, Dios está con nosotros. Pero en el versículo 10 del mismo capítulo 8, tradujo como «meth-jemón kýrios jo theós», o sea «El Señor Dios (Señor y Dios) está con nosotros».

Además, Isaías 9.6 evidencia que el empleo del verbo “llamar” o “nombrar” (hebreo «qara»; griego «kaléo»), no supone necesariamente la imposición de un nombre, como otras veces más bien implica y supone la descripción del carácter de una persona. Cito: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”.

En todo caso, llama la atención que muy a pesar de que después de Isaías 7.14 la Septuaginta no volvió a emplear el neologismo «Emmanuel», sí lo han hecho algunas versiones de la Biblia como La «Reina Valera 1960» y La «Biblia de Jerusalén 1998». Por ejemplo, en Isaías 8.8 han traducido la expresión hebrea «‘im-manú el» como ¡Oh Emmanuel!, cuando muy bien pudieron haber traducido: ¡El Señor Dios está con nosotros!   

Insisto, sin embargo, en que «Emmanuel» no una palabra del léxico o vocabulario hebreo, de la Biblia Hebrea.

Explicación y aplicación teológico-cristológica (NT) de «‘im-manú el»

Definitivamente, no es Mateo 1.23, ningún cumplimiento profético de Isaías 7.14, además de que el texto hebreo de Isaías 7.14 no habla de «virgen» alguna. De todos modos, lo cierto es que la relectura en clave cristológica de Isaías 7.14, principalmente sustentada en la versión griega de dicho pasaje, asume que con la encarnación se cumple, en la figura de Jesús, la cualidad a la que apuntaba la expresión «‘im-manú el»: «Dios está con nosotros».

Consecuentemente, llama la atención que el evangelista Mateo no sólo cita el neologismo «Emmanuel», creado por la Septuaginta en Isaías 7.14, sino que además ofrece una interpretación de la misma en armonía con lo que en realidad es, una palabra descriptiva (lo que explica la no necesidad de asumirla como un nombre o sustantivo propio): «en la persona del niño, Dios estará con nosotros», idea que cuadra muy bien con la teología o enseñanza de Juan 1.14-18.

A propósito de nuestro curso online y virtual de Hebreo Clásico, que inicia el martes 15 de septiembre, y de nuestro curso virtual de Griego Koiné.

 ¡Inscripciones abiertas! 

Más información vía correo electrónico (benjamin.olea30@gmail.com) y Whatsapp: +18092057814, así de sencillo.





¿Todavía bautiza Juan el Bautista? Cuestiones de lingüística, exégesis y traducción bíblica

¿Sabía usted que hay un personaje del NT que es descrito como alguien que a pesar de estar muerto sigue desempeñando la actividad que lo caracterizó?

Prof. Héctor B. Olea C.

Dicho personaje es Juan el bautista. La cuestión en contexto.

La palabra traducida «bautista» en el NT y que sólo ocurre 12 veces en el mismo, es «baptistés» (el que bautiza).

Consiste «baptistés» en un sustantivo agente (un sustantivo derivado de un verbo) que denota acción y que identifica a la persona o entidad que realiza tal acción o actividad.

Consiste «baptistés» en un sustantivo de género masculino y de la primera declinación.

Funciona «baptistés» como un adjetivo verbal sustentado en el tema presente, y, consecuentemente, exhibiendo el mismo valor aspectual de dicho tema: una acción durativa, habitual, repetida.

Funciona «baptistés» como un atributo, como un adjetivo calificativo y especificativo en la frase «Ioánnes jo baptistés» (Juan el que bautiza, en caso nominativo), frase ausente en Juan y con presencia sólo en la tradición sinóptica aunque no siempre en el caso nominativo (Mateo 3.1; 11.11,12; 14.2,8; 16.14; 17.13; Marcos 6.25; 8.28; Lucas 7.20,33; 9.19).  

El matiz del valor aspectual del sustantivo agente «baptistés» se ve reforzado por el uso del participio de tiempo presente, voz activa, derivado del mismo verbo «baptízo» (yo bautizo), o sea, «baptízon (bautizando, el que bautiza, el que está bautizando).

En tal sentido, es preciso poner de relieve el uso de la frase «Ioánnes jo baptízon» (Juan el que bautiza), en Marcos 6.14.  

Además, equivalente al uso de la frase «Ioánnes jo baptistés» en caso genitivo singular, o sea, «Ioánnu tu baptistú» en Mateo 11.11, es la frase «Ioánnu tu baptízontos» en Marcos 6.24.

Es pues, «baptízontos», el mismo participio presente activo empleado en Marcos 6.14, pero aquí, en Marcos 6.24, en caso genitivo singular del mismo verbo «baptízo» (yo bautizo).

En suma, la frase «Ioánnes jo baptistés» (Juan el que bautiza) es exactamente equivalente a la frase sólo empleada por Marcos (6.14), «Ioánnes jo baptízon» (Juan el que bautiza).  

Luego, una forma de apuntar a la actividad de Juan como una ya pasada, como cosa del pasado, sería «Ioánnes jo baptísas» (Juan el que bautizaba, el que bautizó, el que había bautizado).

Por supuesto, «baptísas» consiste en el participio aoristo primero, voz activa, en caso nominativo singular del mismo verbo «baptízo».

Muy a propósito de nuestro curso online y virtual de griego koiné.

Más información vía correo electrónico (benjamin.olea30@gmail.com) y Whatsapp: +18092057814, así de sencillo.

 

 


 

 

Curso virtual de Griego Koiné I, oferta especial válida hasta mañana

 

¡Oferta válida hasta mañana!

 Instituto Dominicano de Ciencias Bíblicas IDCB

 

¡Oferta, súper oferta: Curso virtual y profesional de Griego Koiné I al precio especial de sólo 65 dólares!

Característica: Totalmente virtual y comenzando desde cero, pero con una asistencia personalizada vía Whatsapp.

Contenidos:

1)   Los fonemas del castellano y del griego koiné según la pronunciación erasmiana y la pronunciación reucliniana.

2)  El alfabeto griego según la pronunciación erasmiana y la reucliniana.

3)  Presentación y consideración de la pronunciación erasmiana y la pronunciación reucliniana (del griego moderno).

4) El silabeo en griego (clasificación de las sílabas) e introducción general a la acentuación griega.

5) Introducción general al sistema verbal griego (descripción de los temas temporales, valor temporal y valor aspectual, los modos del verbo, las voces, los tiempos, las seis partes fundamentales del verbo griego).

6)  Estudio del tiempo presente, voz activa modo indicativo.

7)   Estudio del tiempo futuro voz activa modo indicativo.

8)  Introducción general y estudio de la segunda declinación.

9)  Introducción y estudio general de la primera declinación.

Recursos que incluye: 12 videos con una duración de 2 horas cada uno (24 hora en total), diapositivas, un léxico griego español del NT, una copia del NT edición crítica, una copia del NT interlineal. 

Más información vía correo electrónico (benjamin.olea30@gmail.com) y Whatsapp: +18092057814, así de sencillo.

La palabra «theós» como sustantivo masculino y femenino en el griego clásico y en el NT

La palabra (nombre o sustantivo) «theós» como sustantivo común para el género masculino y el género femenino en el griego clásico y en el NT

Muy a propósito de nuestro curso online y virtual de griego clásico que inicia el viernes 4 de septiembre.

Prof. Héctor B. Olea C.

En el griego clásico la palabra «theós» (nombre o sustantivo) es un sustantivo común para el género masculino y para el género femenino sin que su forma o morfología experimente cambio alguno.

Consecuentemente, es mediante el género de los determinantes y adjetivos que se puede establecer el género gramatical del sustantivo «theós» en un determinado contexto.  

En otras palabras, será mediante la concordancia con el género de los determinantes y de los adjetivos que se empleen en conexión con el sustantivo «theós» que podremos establecer el género gramatical de «theós» caso por caso.  

Por ejemplo, la frase «ton theón» corresponde al caso acusativo masculino singular de «theós» (al dios); pero la frase «ten theón» (a la diosa) corresponde al caso acusativo femenino singular del mismo sustantivo «theós».    

En lo que respecta al NT, es preciso decir que el sustantivo «theós», que ocurre unas 1, 311 veces en el NT (según el Nuevo Léxico griego español del NT, de Mackibben, Stockwell y Rivas, publicado por la editorial Casa Bautista de Publicaciones, undécima edición año 2002), se usa casi de manera exclusiva como un sustantivo específica y estrictamente de género masculino.

En tal sentido, sólo hay un texto en el NT en que se usa como un sustantivo común para el género masculino y para el género femenino, en concordancia a su uso habitual en el griego clásico.

El texto al que hago referencia es Hechos 19.37 (texto crítico), donde encontramos la frase «ten theón jemón» (a nuestra diosa).

Evidentemente, observamos que aquí la palabra «theós» está en caso acusativo  singular, sin poder establecer en un principio si se trata del acusativo masculino singular (dios) o si se trata del acusativo femenino singular (diosa).

No obstante, la presencia del determinante artículo «ten» (que corresponde estrictamente al caso acusativo femenino singular), nos permite concluir que, sin duda alguna, en Hechos 19.37 la morfología de la palabra «theós» se corresponde estrictamente con la del caso acusativo femenino singular (diosa).

Finalmente, desde el punto de vista de la crítica textual, es preciso poner de relieve que hay unos cuantos manuscritos que en lugar de la morfología «theón», tienen la morfología «theán», que no tiene correspondencia con el sustantivo «theós», sino que en realidad consiste en el caso acusativo femenino singular del sustantivo «theá» (diosa), que en el NT sólo ocurre en Hechos 19.27 y en caso genitivo singular «theás».       

¡Inscripciones abiertas! 

Más información vía correo electrónico (benjamin.olea30@gmail.com) y Whatsapp: +18092057814, así de sencillo.

 


La expresión hebrea «nefesh jayyá» («nefesh jayyáh») y el verbo «yatsár» en Génesis 1 y 2

Una perspectiva crítica

Prof. Héctor B. Olea C.

Una cuestión que sin duda alguna ha constituido una especie de dolor de cabeza para la reflexión teológica-religiosa judía y cristiana, consiste en que, por un lado, en el relato sacerdotal o eloísta de la creación (Génesis 1) se empleó la frase hebrea «nefesh jayyá» (ser vivo, ser viviente) para hacer referencia a los animales marinos y terrestres (Génesis 1.20, 21, 24; 9. 10, 12, 15; compárese Levítico 11. 46; Apocalipsis 4.7).

Y por otro lado, que en el relato yavista de la creación (Génesis 2.4-25) se empleó exactamente la misma frase «nefesh jayyá» (ser vivo, ser viviente), pero para hacer referencia tanto al ser humano (aunque en sentido estricto se empleó en la puesta en existencia del varón y no de la mujer que, en la narrativa de este relato, fue creada con posterioridad a la creación del varón, considérese Génesis 2.7, 21-23), y para hacer referencia a todo animal o ser vivo del campo, y a las aves (Génesis 2.19, traducida por la RV 1960 como “animales vivientes”).   

En todo caso, es preciso poner de relieve que además de emplear la frase «nefesh jayyá» para hacer referencia al ser humano como a los animales del campo y a las aves; también empleó el relato yavista la palabra «jayyá» (vivo, viviente, el segundo elemento de la frase «nefesh jayyá») para hacer referencia a toda bestia del campo (Génesis 2.19, 20), aquí en estado constructo «jayyát».

Consecuentemente, a pesar de los malabares de la interpretación religiosa judía y cristiana, lo cierto es que no hay nada que, desde el punto del análisis lingüístico, morfológico, filológico, sugiera la necesidad de establecer una distinción semántica respecto de la frase «nefesh jayyá» cuando es empleada en relación al ser humano y cuando es empleada en relación a los animales marinos y terrestres. Sencillamente ambos son seres vivos o vivientes, y sometidos por cierto al mismo ciclo vital: nacer, crecer, desarrollarse, multiplicarse, morir.

Es más, al menos para el relato sacerdotal, la distinción entre los seres humanos como «nefesh jayyá» y los animales marinos y terrestres también  como «nefesh jayyá», se establecería más bien con base a que los primeros (los seres humanos) poseen la imagen de Dios (Génesis 1.26, 27), cualidad que dicho relato no le atribuye a los segundos (los animales marinos y terrestres).

Además, de acuerdo a la lógica y sucesión de eventos de dicho relato, serían los animales marinos y terrestres los que nos darían a entender el hecho de ser también el ser humano un “ser vivo o viviente” («nefesh jayyá»), y no al revés, puesto que éste (el ser humano) fue puesto en existencia con posterioridad a los animales marinos y terrestres (Génesis 1.20-27).

Por otro lado, en lo que respecta al relato yavista, no es posible perder de vista que además de emplear la expresión «nefesh jayyá» para hacer referencia tanto al ser humano como a los animales y aves del campo; no afirma, sin embargo, que el ser humano fue creado a la imagen de Dios, a la manera del relato sacerdotal.

En todo caso, si la capacidad de administrar y ser mayordomo de la creación es una cualidad inherente de un ser humano creado a la imagen de Dios, según el relato sacerdotal (considérese Génesis 1.27-29); no es menos cierto que esta misma cualidad es también inherente a un ser humano caracterizado como un simple «nefesh jayyá» por el relato yavista (considérese Génesis 2.15. 16, 20).

De todos modos, muy a pesar de todo lo dicho, tratando de sortear la problemática planteada, el Tárgum tradujo la frase «nefesh jayyá» en Génesis 2.19 como «nafshe jaitá» (ser vivo), pero en Génesis 2.7 la tradujo «ruáj memal-lá» (espíritu que habla).  

Otro factor que también ha llevado al pensamiento religioso judío a realizar ciertos malabares, consiste en que el relato yavista empleó un mismo verbo para hacer referencia a la puesta en existencia del ser humano como en la puesta en existencia de los animales del campo y las aves, el verbo «yatsár» (modelar, formar, forjar, hacer, crear).

En tal sentido, un sutil pero vano argumento en mi opinión, consiste en poner de relieve que al hacer referencia a la creación del ser humano (Génesis 2.7), se empleó el verbo «yatsár» con dos yods (o iods), o sea, con una jireq yod (o jiriq male);  pero cuando se empleó para hacer referencia a la puesta en existencia de los animales del campo y las aves, se empleó con una simple jireq o jiriq jasér (así Rashí).

En todo caso, en ambos casos, la forma verbal «vayyitsér» consiste en una forma verbal wayyiqtól o vaifál, o sea, un imperfecto conversivo con valor del perfecto, en la tercera persona masculina singular, del verbo «yatsár».

Luego, es preciso poner de relieve que es muy común que raíces o formas verbales como raíces o formas nominales se escriban al mismo tiempo y con la misma carga semántica, con una morfología que emplea una vocal escrita en forma plena (male) y otra en forma no plena, defectiva (jasér).

Un ejemplo de una raíz o forma nominal, lo representa, entre otros, el sustantivo «oréb» (cuervo), que se usa tanto con una jolem o jolam male (jolem o jolam en forma plena), como con una jolem o jolam jasér (jolem o jolam en forma defectiva).

Un ejemplo del uso del sustantivo «oréb» (cuervo) con una jolem o jolam jasér (defectiva), lo tenemos en Génesis 8.7 y Levítico 11.15.

Un ejemplo del empleo del sustantivo «oréb» (cuervo) con una jolem o jolam male (jolem o jolam en forma plena), lo encontramos en Cantares 5.11.

Como ejemplo ideal de una raíz o forma verbal con empleada con una jireq o jiriq jasér (no plena, una sola yod), y con una jireq o jiriq male (en forma plena, con dos yod), es precisamente el verbo «yatsár».

En consecuencia, tenemos que concluir que en Génesis 2.7, haciendo referencia a la puesta en existencia del ser humano, el autor empleó la forma verbal «vayyitsér» (forma verbal wayyiqtól o vaifál) con una jireq o jiriq yod o male, pero en Génesis 2.19, para hacer referencia a la puesta en existencia de los animales del campo y las aves, empleó la misma forma verbal «vayyitsér» (forma verbal wayyiqtól o vaifál), con la misma carga semántica, pero con una simple jireq o jiriq jasér.

Finalmente, otro ejemplo del empleo del mismo verbo «yatsár» con una vocal simple (jasér) y con una vocal escrita en forma plena (male), consiste en el participio masculino singular y activo (aquí sustantivado), del verbo «yatsár» («yotsér») en Isaías 29.16 dos veces: la primera mención con una jolem o jolam en forma defectiva o no plena, o sea, una jolem o jolam jasér, pero la segunda mención con una jolem o jolam en forma plena, o sea, una jolem o jolam male.

Pues bien, la primera mención del participio masculino singular activo del verbo «yatsár» (con una jolem o jolam jasér) que leemos en Isaías 29.16, es «ja-yyotsér» (hacedor, así la RV 1960).  

La segunda mención del participio masculino singular activo del verbo «yatsár» (con una jolem o jolam male, en forma plena) que leemos en Isaías 29.16, es «le-yotseró» (su hacedor, el hacedor de ella, de la vasija; la RV 1960 “al que la ha formado”).

En lo que respecta a la Septuaginta o versión griega, debo decir que tanto en Génesis 2.7 como en Génesis 2.19, tradujo la frase «nefesh jayyáh» con «psyjén zósan» (alma viviente, ser viviente, ser vivo), y en ambos casos empleándola sólo con relación al ser humano.

En Génesis 2.7, tradujo con «kai eguéneto jo anthopos psyjén zósan» (“y vino a ser el hombre un ser o alma viviente”).

En génesis 2.19 tradujo «Adam psyjén zósan» (“Adán alma viviente”).

De todos modos, empleó la Septuaginta exactamente la misma frase griega «psyjén zósan» en Génesis 1.24 para hacer referencia a los animales terrestres.

Y en lo que respecta el verbo empleado por la Septuaginta para traducir la forma verbal «vayyitsér» en Génesis 2.7 y 19; la versión griega empleó indistintamente, en ambos casos, la forma verbal «éplasen», forma verbal en aoristo primero, voz activa, modo indicativo, tercera persona del singular del verbo  «plásso» (formar, modelar, crear).  

En suma, de la misma manera en que en Isaías 29.16 no hay un cambio semántico por el simple hecho de emplear la misma forma verbal (aquí un participio) dos veces, una con una jolem o jomal jasér y la otra con una jolem o jolam male; lo mismo ocurre con el empleo de la forma verbal «vayyitsér» (forma verbal wayyiqtól o vaifál) con una simple jireq o jiriq en Génesis 2.19, pero con una jireq o jiriq yod (male) en Génesis 2.7.

A propósito de nuestro curso online y virtual de Hebreo Clásico, que inicia el martes 15 de septiembre, y de nuestro curso virtual de Griego Koiné.

 ¡Inscripciones abiertas! 

Más información vía correo electrónico (benjamin.olea30@gmail.com) y Whatsapp: +18092057814, así de sencillo.

 

 

Curso virtual de Griego Koiné (bíblico), oferta especial

 Instituto Dominicano de Ciencias Bíblicas IDCB

 ¡Oferta, súper oferta: Curso virtual y profesional de Griego Koiné I al precio especial de sólo 65 dólares!

¡Oferta válida hasta el 26 de este mes!

Característica: Totalmente virtual y comenzando desde cero, pero con una asistencia personalizada vía Whatsapp.

Contenidos:

1)    Los fonemas del castellano y del griego koiné según la pronunciación erasmiana y la pronunciación reucliniana.

2)    El alfabeto griego según la pronunciación erasmiana y la reucliniana.

3)    Presentación y consideración de la pronunciación erasmiana y la pronunciación reucliniana (del griego moderno).

4)    El silabeo en griego (clasificación de las sílabas) e introducción general a la acentuación griega.

5)    Introducción general al sistema verbal griego (descripción de los temas temporales, valor temporal y valor aspectual, los modos del verbo, las voces, los tiempos, las seis partes fundamentales del verbo griego).

6)    Estudio del tiempo presente, voz activa modo indicativo.

7)    Estudio del tiempo futuro voz activa modo indicativo.

8)    Introducción general y estudio de la segunda declinación.

9)    Introducción y estudio general de la primera declinación.

Recursos que incluye: 12 videos con una duración de 2 horas cada uno (24 hora en total), diapositivas, un léxico griego español del NT, una copia del NT edición crítica, una copia del NT interlineal. 

Más información vía correo electrónico (benjamin.olea30@gmail.com) y Whatsapp: +18092057814, así de sencillo.

 

 


La palabra «jayyím» en Génesis 2.7, ¿dos vidas o dimensiones del ser humano, la vida anímica y la vida espiritual?

¿Será cierto que la palabra «jayyím» en Génesis 2.7 apunta a dos vidas o dimensiones del ser humano, la vida anímica y la vida espiritual?

 Prof. Héctor B. Olea C.

El origen de la cuestión. El muy conocido y ya fallecido (1972) escritor cristiano y de nacionalidad china Watchman Nee (tricotomista), en su famosa obra «El hombre espiritual», afirma: “El original de la palabra «vida» en «aliento de vida» es «chay» y está en plural. Esto puede referirse al hecho de que el soplar realizado por Dios produjo una vida doble, anímica y espiritual” (página 25, los tres tomos en I, publicado por CLIE en el año 2005).

Ahora bien, al margen de la cuestionable teoría de Watchman Nee, lo cierto es que la palabra «jayyím» puede ser asumida como el plural masculino de la palabra «jay» (adjetivo: vivo, viviente, con vida, crudo, sano, fértil, fecundo; sustantivo: vida).

Pero también puede ser asumida como un sustantivo con plural inherente o pluralia tantum (sólo plurales), o sea, como uno de los sustantivos que sólo se emplean en plural, pero sin ninguna indicación estricta a la pluralidad en el referente.

Luego, según nuestro punto de vista, la palabra «jayyím» en Génesis 2.7 deber ser asumida como un sustantivo con plural inherente, y no como el masculino plural de palabra «jay». 

Consecuentemente, la expresión hebrea «nishmát jayyím» (una cadena constructa o smijút) debe ser traducida «aliento de vida» («del aliento de vida que tienen los seres vivientes», «del aliento de vida que tienen los seres vivos»).    

 Además y, en tal sentido, una pista que favorece nuestro punto de vista es la forma en que la versión griega (Septuaginta, LXX) tradujo la frase o smijút «nishmát jayim», como «pnoén zoés» («aliento o espíritu de vida»).

Aquí, la palabra griega «zoés» (genitivo femenino singular: de vida), es la traducción exacta y por equivalencia formal de la palabra hebrea «jayyím» (de vida).

Finalmente, concuerda con mi punto de vista el de Rashí en su comentario al «bereshit» o Génesis.

A propósito de nuestro curso online y virtual de Hebreo Clásico, que inicia el martes 15 de septiembre, y de nuestro curso virtual de Griego Koiné.

 ¡Inscripciones abiertas! 

Más información vía correo electrónico (benjamin.olea30@gmail.com) y Whatsapp: +18092057814, así de sencillo.

 

 

 

 

 

 

Curso online y virtual de Griego Clásico iniciando el 4 de septiembre

 

Curso online y virtual de Griego Clásico iniciando el 4 de septiembre

Curso online dirigido al público general, a las personas amantes de la cultura griega, de las raíces griegas de la lengua castellana y la terminología científica, de la filosofía.

Un curso altamente recomendado para las personas interesadas en conocer la etapa de la lengua griega previa a la del griego koiné, para personas que aspiran a estudiar el griego koiné, para estudiantes de teología, Biblia, derecho, filosofía, letras, etc., etc., etc.

¡Inscripciones abiertas!

Más información vía correo electrónico (benjamin.olea30@gmail.com) y Whatsapp: +18092057814, así de sencillo.

Oferta especial curso virtual y profesional de Griego Koiné I

Instituto Dominicano de Ciencias Bíblicas IDCB

 

¡Oferta, súper oferta: Curso virtual y profesional de Griego Koiné I al precio especial de sólo 65 dólares!

 ¡Oferta válida del 19 al 26 de este mes!


Característica: Totalmente virtual y comenzando desde cero, pero con una asistencia personalizada vía Whatsapp.

Contenidos:

1)    Los fonemas del castellano y del griego koiné según la pronunciación erasmiana y la pronunciación reucliniana.

2)    El alfabeto griego según la pronunciación erasmiana y la reucliniana.

3)    Presentación y consideración de la pronunciación erasmiana y la pronunciación reucliniana (del griego moderno).

4)    El silabeo en griego (clasificación de las sílabas) e introducción general a la acentuación griega.

5)    Introducción general al sistema verbal griego (descripción de los temas temporales, valor temporal y valor aspectual, los modos del verbo, las voces, los tiempos, las seis partes fundamentales del verbo griego).

6)    Estudio del tiempo presente, voz activa modo indicativo.

7)    Estudio del tiempo futuro voz activa modo indicativo.

8)    Introducción general y estudio de la segunda declinación.

9)    Introducción y estudio general de la primera declinación.

Recursos que incluye: 12 videos con una duración de 2 horas cada uno (24 hora en total), diapositivas, un léxico griego español del NT, una copia del NT edición crítica, una copia del NT interlineal.   

Más información vía correo electrónico (benjamin.olea30@gmail.com) y Whatsapp: +18092057814, así de sencillo.

 

 

 

Sobre el gentilicio castellano de Jerusalén, promo curso online y virtual de Hebreo Clásico

Sobre el gentilicio castellano de la palabra Jerusalén

Prof. Héctor B. Olea C.

Es preciso llamar la atención al hecho de que el gentilicio español o castellano para las personas que proceden de Jerusalén, o sea, «jerosolimitano» y  «jerosolimitana» («hierosolimitana» y «hierosolimitano»), deriva  precisamente del gentilicio griego y con presencia en el Nuevo Testamento Griego, «jierosolimítes» (habitante de Jerusalén), que aparece sólo dos veces en todo el Nuevo Testamento: Marcos 1.5 y Juan 7.25.  

Luego, es preciso decir que el gentilicio «jierosolimítes» (de Jerusalén) no deriva de la palabra griega que empleó la Septuaginta para traducir la hebrea «yerusaláyim» o «yerusaláim» en la traducción de los libros del canon hebreo («ierousalém», sustantivo indeclinable), sino de la palabra «jierosólima» (Jerusalén, sustantivo declinable y asumido como un plural neutro), presente en la Septuaginta en los libros apócrifos y/o deuterocanónicos (por ejemplo, Tobit o Tobías 1.4 (en genitivo) y 6 (en caso acusativo, caso que tiene la misma morfología del caso nominativo, como es lo habitual en la lengua griega en el género neutro).

También se encuentra presente la palabra «jierosólima» en el griego clásico y en la koiné del Nuevo Testamento.  

Por otro lado, en lo que respecta a la Biblia Hebrea, es común indicar el gentilicio mediante una cadena o secuencia de constructo (smijút en el hebreo moderno).

Por ejemplo, en 2 Crónicas 21.11 en la versión Reina Valera 1960 leemos la frase «moradores de Jerusalén», traducción de la cadena constructa conformada por el participio masculino plural de verbo «yasháb» (morar, habitar) en estado constructo, «yoshbe, y por la palaba «yerusaláyim».  

En lo que respecta al hebreo moderno, una forma común de indicar el gentilicio o lugar de procedencia es utilizando la preposición «min», «mi» (de, desde) unida al sustantivo topónimo (con un valor similar al de la cadena constructa), por ejemplo «miyerusaláyim» (de Jerusalén).

Luego, el equivalente griego empleado por la Septuaginta en 2 Crónicas 21.11 es la frase «tus katoikúntas Ierousalém», compuesta por el participio sustantivado de tiempo presente, en caso acusativo masculino plural del verbo «katoikéo» (yo moro, yo habito), «tus katoikúntas», más la palabra «Ierousalém».  

Además, en 2 Crónicas 22.1, observamos la misma cadena constructa (smijút) empleada en 2 Crónicas 21.11, o sea, «yoshbe yerusaláyim», traducida allí en caso acusativo por razones sintácticas («tus katoikúntas»), pero aquí en caso nominativo igualmente por razones sintácticas.

Consecuentemente, la cadena constructa empleada en la Biblia Hebrea en 2 Crónicas 21.11 y 22.1, fue traducida en la Septuaginta en 2 Crónicas 22.1 con la frase «joi katoikúntes» (participio de tiempo presente, en caso nominativo masculino plural, en voz activa y sustantivado) en Ierusalém».

Muy a propósito de nuestro curso online y virtual de Hebreo Clásico (bíblico), que inicia el martes 15 de septiembre.

¡Inscripciones abiertas ya!

Más información vía correo electrónico (benjamin.olea30@gmail.com) y Whatsapp: +18092057814, así de sencillo.

Letras versus fonemas, fonemas versus letras, en el estudio de las lenguas bíblicas

Letras versus fonemas, fonemas versus letras

A propósito de nuestros cursos online y virtuales de lenguas bíblicas

Prof. Héctor B. Olea C.

Toda persona estudiante de las lenguas bíblicas tiene el derecho y necesidad de saber que la gran diferencia que tiene el castellano respecto de las lenguas bíblicas, y éstas con el castellano, no radica estrictamente en el alfabeto, sino más bien en lo relativo al conjunto de fonemas propio y distintivo de cada una de estas lenguas.

En efecto, observa el reconocido lingüista dominicano Carlisle González Tapia: “Los fonemas son un número fijo y limitado en cada lengua. No hay correspondencia exacta entre fonemas, sonido y letras, hay letras que no tienen sonidos, y hay sonidos que no tienen fonemas (por ejemplo, en español, las letras V. Q, H, W no tienen correspondencia con fonema alguno («Morfosintaxis Hispánica», Carlisle González, página 10). 

Consecuentemente, se concluye en que hay más letras que fonemas, pues como ya dijimos, no hay correspondencia exacta entre letras y fonemas.  

También afirma Carlisle: “La mayoría de las lenguas actuales poseen un número de fonemas que oscila entre 20 y 40 como promedio. Raramente una lengua supera el número de 40, aunque existen algunas lenguas que pasan de los 50 y otras que bajan de los 20. El árabe, por ejemplo, posee sólo 16 fonemas” («Introducción a la lingüística general», página 55).  

En suma, desde el punto de vista de la lingüística (ciencia que estudia la lengua), lo distintivo de una lengua, de toda lengua, no es su alfabeto, sino el conjunto de fonemas que la caracteriza y la distingue de las demás.

Pero, ¿qué son los fonemas?

Los fonemas son las unidades lingüísticas más pequeñas, aislables y conmutables, carentes de significado (Carlisle González).

Otra definición: Fonema es la unidad fonológica más pequeña en que puede dividirse un conjunto fónico. Por ejemplo: camisa: / k/, /a/, /m/, /i/, /s/ 

Los fonemas son abstractos, pero se representan al nivel fónico por los sonidos lingüísticos y a nivel gráfico por las letras o grafías.

Luego, en relación a dos lenguas que tienen en común algunas letras de sus respectivos alfabetos (como el castellano y el inglés), sin embargo, no apuntan o realizan el mismo fonema.  

Por ejemplo, cualquier persona hispanohablante sabe que las letras que componen la palabra «house» (casa) y «John» (Juan), son también comunes al castellano, pero sabe muy bien que esas cadenas fónicas (de fonemas) no pertenecen al castellano, no son palabras castellanas.

En tal sentido, en la palabra «house» (casa), la letra «hache» («h»), es la realización del fonema castellano «j» (por eso: «jaus»), y en la palabra «John» (Juan), la letra «J» es la realización del fonema «ye» (por eso: «yon»).

De igual forma, una persona anglohablante sabe que las letras que componen la palabra «jaguar», son comunes al inglés y al castellano, pero no la va a pronunciar como en el castellano «jaguár», sino «yáguar», en conformidad a la cadena fónica y a la fonética del inglés.   

Luego, a lo interno de cualquier lengua, de una misma lengua, una misma grafía puede ser la realización de dos fonemas distintos. Un ejemplo clarísimo en castellano lo tenemos con la letra o grafía «y». Por un lado, es la letra o grafía del fonema vocálico «i» (en «buey»), y por otro lado, es la letra o grafía del fonema consonántico «ye» (en «bueyes»).

Un ejemplo en la lengua hebrea lo tenemos con la letra «kaf» con el punto «daguesh» (punto diacrítico) y sin el punto «daguesh». Con el punto «daguesh» es la realización del fonema «k» (como en «kojén»: “sacerdote”). Pero sin el punto «daguesh» es la realización del fonema «j» (como en «maljút»: reino, reinado).

En cuanto al griego, la letra «ýpsilon» es la realización del fonema vocálico «y», «i», cuando va sola (como en el verbo «lýo»: “desato”, “libero”); pero es la realización del fonema vocálico «u», cuando forma parte de un diptongo, como en la palabra «autós» (“él”). 

Sin embargo, también es posible que dos letras o grafías distintas en realidad representen un mismo fonema. Por ejemplo, en lo que al castellano respecta, la letra «uve» («v») en «vino», y la letra «be» («b») en «bueno».   

Así también la letra o grafía, más bien un digrama o dígrafo «ll» (como en la palabra «calle») y la grafía «y» (como consonante, no como vocal, en la palabra «bueyes»), representan el mismo fonema «ye» («y»).

Como ejemplo en hebreo tenemos que la letra «he», en el sustantivo que tradicionalmente nos ha llegado en las versiones de la Biblia como «Abraham» (en hebreo más bien «Avrajám»), la letra «he» es la realización del fonema «j», por eso «Avrajám».

Obviamente, es preciso decir que a diferencia del inglés, la «h» en castellano por lo general no se pronuncia (como en hielo, hueso, hormiga, etc.).

Igualmente, como ya dijimos, la letra «kaf» sin el punto «daguesh» es también la realización del mismo fonema «j» (como en «maljút»: reino, reinado).

En lo que respecta al griego, la letra «ómicron» en la palabra (sustantivo) «lógos» (palabra, asunto, cosa), es la realización del fonema vocálico «o».

Pero igualmente, la letra «omega» en la palabra (verbo) «blépo» (yo veo), es la realización del mismo fonema vocálico «o».

Es más, el nombre griego para la letra «ómicron» es más bien «o micrón», o sea, «o pequeña» (corta). Mientras que el nombre griego para la letra «omega» es, «o mega», o sea, «o grande» (larga).

Finalmente, una vez comprendemos lo que son los fonemas y cómo funcionan y se concretan en el uso de la lengua, tanto en el plano oral como en el plano de la escritura; pienso que estamos en mejores condiciones para ver lo vano o la poca importancia que tienen ciertas distinciones que muchas veces se pretenden establecer en el plano gráfico, pero que desde el punto de vista de la fonética no resuelven mucho e ignoran:

En primer lugar, que no hay una correspondencia exacta entre letras y fonemas.

En segundo lugar, que hay fonemas que se realizan en el plano de las letras o grafías, con más de una letra o grafía.

Y en tercer lugar, que una misma letra o grafía puede representar la realización de más de un fonema, así de sencillo.