A propósito de la poca suerte de Saúl y la gran dicha de
David
¿Tiene Dios sus villanos favoritos? ¿Fueron mortales los pecados de Saúl, pero veniales, los de David? ¿Tuvo Dios un villano o pecador favorito, David? ¿Cómo habrán sido matizados y retocados los relatos de la vida de David en la medida en que la figura de éste se fue idealizando? ¿En verdad mató David a Goliat (compárese 1 Samuel 17.1-58; 2 Samuel 21.19)?
Antes de tratar de responder a estas
preguntas desde la perspectiva literaria, a la luz de los presupuestos de los
narradores del AT; quiero articular algunas respuestas a la luz de los mismos
relatos, pero desde otra perspectiva.
Una lectura detenida y atenta de los relatos
de la vida de Saúl y la vida de David, ciertamente nos permite llegar a la conclusión
de que no es cierto que los pecados, la desobediencia y las fallas de Saúl fueron
mayores, ni en modo alguno únicas y especiales; sin embargo, ¿cómo podemos
explicar que Saúl es rechazado, pero no así David?
Sin duda, el análisis de los pecados de Saúl
y los de David, ponen de manifiesto que el rechazo de Saúl y el no rechazo de David
no se fundamentó en dicho inventario, porque de lo contrario ambos habrían recibido
igual suerte.
En consecuencia, parece que, a pesar del
apelativo al hecho de la incuestionable desobediencia de Saúl como explicación de
su rechazo; en verdad hubo otro factor más determinante: ¿el amor de Dios?
Precisamente en ocho ocasiones, en ocho versículos
bíblicos (todos en el AT-Tanaj, y todos en la obra deuteronomista), encontramos la
expresión «por amor a David». Estos ocho versículos bíblicos son: 1 Reyes 11.12,
13, 32, 34; 15.4; 2 Reyes 8.19; 19.34; 20.6. Considérese además el uso de la
expresión «por amor de David» en Salmo 132.10 e Isaías 37.35.
Entonces, fue desechado Saúl, ¿por sus pecados, o sencillamente porque no tuvo la suerte que sí tuvo de David, de ser objeto del soberano amor de Dios, al margen de cuántos, cuáles y sin importar a quiénes hubiese afectado y perjudicado David con sus pecados? ¿Vale más caer en gracia que ser gracioso?
¿Cómo hemos de relativizar la acusación de
que Saúl fue desechado por su desobediencia, a la luz de que David fue acepto a
pesar no ser menos desobediente, gracias y sólo “por el amor de Dios a David?
Finalmente, no podemos perder de vista el
poco tiempo que, según la narración bíblica, Dios soportó a Saúl. De acuerdo a
1 Samuel 13.1, Saúl fue rechazado cuando apenas había reinado dos años sobre
Israel. Sin embargo, “por amor a David”, no sólo soportó Dios a David por cuarenta
años como rey (1 Reyes 2.10-11), sino que además fue capaz de tolerar algunos fallos,
desobediencias, y desaciertos en la casa de David, incluso después de su
muerte.
Ahora bien, la apelación a lo que afirma 1
Reyes 15.5 "por cuanto David había hecho lo recto ante los ojos de Jehová, y de ninguna cosa que le mandase se había apartado en todos los días de su vida, salvo en lo tocante a Urías heteo" (pasaje que debe ser leído sin dejar de considerar lo que plantea 2
Reyes 23.25: "No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual"), pienso que debe asumirse y ponerse bajo sospecha a la luz del aspecto
que vamos a considerar a continuación: las perspectivas desde las cuales
escribieron los autores de los llamados libros históricos del Antiguo
Testamento.
En primer lugar, como nos dice Antonio
González Lamadrid, “En la Biblia todos los libros son teológicos, también los
que llamamos históricos, incluidos 1 y 2 Samuel. Esta realidad nos dice mucho
de cómo y por qué se incluyen y se excluyen ciertos detalles en toda la
narración bíblica”.
En segundo lugar, como también nos dice el
mismo Lamadrid: “Una lectura comparada de las historias deuteronomista (Josué,
Jueces, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes) y cronista (1 y 2 Crónicas, Esdras,
Nehemías), permite descubrir la libertad de los historiadores bíblicos a la
hora de tratar los acontecimientos y sus protagonistas. Cierto, no es una
libertad caprichosa, sino que viene determinada por dos acondicionamientos
principales. Primero, por los presupuestos teológicos de los que parte que cada
uno de los historiadores. Segundo, por la finalidad que se proponen y los
destinatarios a los que dirigen la obra” («Historia, Narrativa, Apocalíptica»,
páginas 139, 140).
En tercer lugar, como muy bien apunta la
Biblia del peregrino edición de estudio (de Luís Alonso Schokel) en la
introducción a los libros de Samuel: “En primer lugar, el Duteronomista tiene
ideas bastantes clareas y precisas, que orientan el relato en su conjunto. Los
criterios del Deuteronomista y la situación histórica condicionan seriamente al
autor. Su historiografía es tendenciosa. En segundo lugar, estos libros de
Samuel son descaradamente favorables a David, contra Saúl, y por tanto, no menos tendenciosa”.
En cuarto lugar, si bien los libros de Samuel
son muy favorables a David, no es menos cierto que nos muestran a un David
mucho menos idealizado como el que nos presenta la historia cronista. “La
tendencia a idealizar a David alcanzará su culminación dentro de la Biblia en
la historia del cronista. El David de 1 Crónicas es el hombre y el rey ideal,
todo luz y claridad, sin manchas, ni sombras” (Lamadrid, fuente citada, página
139).
En quinto lugar, si bien es demasiado
favorable a David, la historia deuteronomista; no es menos cierto que para el
deuteronomista no es David el rey ideal y perfecto, sino Josías (considérese 2
Reyes 23.25). Por otro lado, es David el rey ideal y perfecto para el cronista.
Esto explica por qué en los libros de Samuel, David es presentado con muchas
luces, pero también con muchas sombras, pero en la obra cronista, como un
monarca perfecto.
Además, precisamente por lo que acabo de decir,
se comprende que el deuteronomista no excluyera los detalles relacionados a la
relación de David y Jonatán, incluso si habrían de originar ciertas sospechas
de que tal relación podría implicar un posible amorío de tipo homosexual entre
éstos. A la vez, y por las mismas razones, se comprende que el cronista en su
versión o relato excluyera los detalles relacionados con la relación entre
David y Jonatán.
En sexto lugar, si la sospecha de que la
relación entre David y Jonatán, según nos la cuenta el deuteronomista,
ciertamente podía dar origen a ciertos cuestionamientos y hacer pensar que hubo
entre ellos algo más, mucho más que una profunda amistad; si esta fue la
sospecha del cronista y por eso ignoró este detalle de la vida de David; sin
duda que tenía razón.
En séptimo lugar, si la sospecha de que la
relación entre David y Jonatán, según nos la cuenta el mismo deuteronomista,
ciertamente podía dar origen a ciertos cuestionamientos y hacer pensar que hubo
entre ellos algo más, mucho más que una profunda amistad; si esta fue la
sospecha del deuteronomista, y por eso se esmeró en contarla con lujo de
detalles, como una manera de establecer ciertos contrastes entre David, el rey
imperfecto (con una imagen pública y privada muy cuestionable), y hasta envuelto
en una relación amorosa de tipo homosexual; y Josías, su rey perfecto; sin duda
que también tuvo razón.
Finalmente, si para el cronista David fue el
hombre conforme al corazón de Dios, es decir, obediente en todo (1 Reyes 15.5;
1 Crónicas 29.26-30); para el deuteronomista lo fue Josías (considérese 2 Reyes
23.25).
¡Hasta la próxima!
¿Afirma 2 Timoteo 3.16 la inspiración de los 66 (o 73) libros de
No hay comentarios:
Publicar un comentario