¿Por qué habrá tenido que arrepentirse tanto?
Héctor
B. Olea C.
En verdad resulta paradójico y preocupante
que, con relación a David, se apele tanto a expresión bíblica de que éste sería
según el corazón de Dios, pero siempre asumiéndola e interpretándola fuera del
contexto en que dicha expresión se usó en la Biblia, así como al margen del
horizonte bíblico en que se la empleó, y cargándola de unos matices que
evidentemente no se pueden sustentar en los elementos y datos que nos
proporcionan los relatos bíblicos que nos dan a conocer las peripecias y los
detalles de la vida de David.
En consecuencia, se hace rodear a David de
una aureola que los relatos bíblicos mismos no la proporcionan, y lo proyectan
en una manera que, sin duda alguna, no lo soporta la perspectiva en que se hizo
en la Biblia la afirmación de que a diferencia de Saúl, éste sería conforme al
corazón de Dios, y que haría nada más y nada menos lo que Dios le ordenara, lo
que a Dios le agradara.
Pasemos, pues, a considerar el uso de la
afirmación de que David sería un varón conforma a corazón de Dios.
El punto de arranque para el empleo de la
afirmación de que David era conforme al corazón de Dios, lo encontramos en 1
Samuel 13.14 (sólo en la narración deuteronomista), en ocasión y contexto en el
cual el profeta Samuel le comunica al rey Saúl que por su reiterada
desobediencia, Dios lo había desechado para seguir siendo rey, y se había
buscado un sustituto que era conforme a su corazón.
Consideremos dicho texto: “Mas ahora tu reino
no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual
Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has
guardado lo que Jehová te mandó” (1 Samuel 13.14)
Ahora bien, es preciso tener en cuenta el
contexto en el que se afirma que David “era conforme al corazón de Dios”. Pues
bien, el relato bíblico deja ver que la afirmación de que David era conforme al
corazón de Dios no se hace al final de la vida de David, como evaluación positiva
de su vida, como resumen, testimonio o crónica conclusiva de su vida y ejemplo
a seguir; sino más bien en el contexto y ocasión en el que se rechaza a Saúl
por su reiterada desobediencia, y se presume al mismo tiempo de que Dios tenía
un sustituto, el cual se suponía que habría de ser diferente, o sea, obediente.
En verdad se traza esa imagen optimista de
David cuando en realidad éste apenas comenzaba a vivir, y no habían transcurrido
ninguno de los hechos que lo luego lo introdujeron en la trama de la historia
de Israel. De hecho, David comienza a formar parte de la narrativa, entra en el
escenario de la historia y comienza a mencionarse su nombre, a partir de 1
Samuel 16.
Llama entonces la atención que jamás en todo
el Antiguo Testamento, y mucho menos después de la vida desastrosa que tuvo
David en prácticamente todos los aspectos de su vida; jamás sostuvo la
narración bíblica que David era una persona conforme al corazón de Dios.
De hecho, después de su aparición en 1 Samuel
13.14, la única referencia a este pasaje en toda la Biblia, la encontramos en
el Nuevo Testamento, en Hechos 13.22; y como ya dije antes, apuntando al
contexto en que se plantea el rechazo de Saúl, y se proclama que ya había un sustito.
En consecuencia, las únicas dos veces que en la Biblia se menciona la idea de
que David habría de ser conforme al corazón de Dios, ninguna apunta al momento
en que la figura de David estaba en su cenit
o ya declinando, cuando el inventario de su vida estaba bien avanzado; sino por
el contrario, cuando éste apenas comenzaba a vivir y no había hecho nada de
aquello que luego lo haría famoso y digno de mención en la historia de su
pueblo.
Consideremos también este texto: “Quitado
éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He
hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo
que yo quiero”
Ante esta apelación acrítica del autor de
Hechos a 1 Samuel 13.14, cabe preguntar: ¿Habrá conocido el autor de Hechos la
misma historia de David que nosotros conocemos, ateniéndonos estrictamente a la
narración canónica del Antiguo Testamento? De todos modos, la apelación del
autor de Hechos a 1 Samuel 13.14, como ya vimos, se hace en el contexto
original en que se sugirió que David sería conforme al corazón de Dios, y no
haciendo referencia a unos momentos posteriores.
Ahora bien, por el contexto en que surge la
idea de “un varón conforme al corazón de Dios”, tenemos que concluir que “un
hombre según el corazón de Dios”, sencillamente sería un hombre común y
corriente, de carne y hueso, pero preocupado y esforzado en hacer lo que Dios
le ordenara, lo que Dios le pidiera, lo que le agradara a Dios, en fin, la voluntad
de Dios (cosa que le fue prácticamente imposible para Saúl, y ciertamente para
David también).
En consecuencia, el contraste que vino a
sugerir la expresión “un varón conforme al corazón de Dios”, es el siguiente:
Saúl, “hombre no conforme al corazón de Dios” (varón desobediente); el
sustituto de Saúl, David, un “hombre conforme al corazón de Dios” (varón
obediente).
Pero cabe preguntar: ¿Fue en realidad David
un hombre conforme al corazón de Dios”, en el sentido básico al que apunta dicha
expresión? ¿Fue David tan obediente como se esperaba? Además, al considerar
todos los hechos de David, ¿en realidad fue Saúl tan malo como se cree o nos
han hecho creer?
Conociendo, pues, todos los hechos de David,
y desde una postura más justa y crítica, sin estar tan descaradamente en contra
de Saúl, como se muestra el deuteronomista contrario a Saúl pero a favor de
David; ni tan descaradamente a favor de David como lo estuvo el cronista;
pienso que no hay una conclusión más más
plausible y evidente de que David no fue más obediente que Saúl, que Saúl no
fue tan malo como se nos ha hecho creer, y que David tuvo una vida mucho más
desastrosa, vergonzosa y calamitosa que Saúl en muchísimos aspectos.
Es más, de poder haber conocido Samuel el
inventario de los hechos y la vida de David, como nosotros, pienso que se sentiría
decepcionado y que como nosotros, llegaría a la conclusión de que en realidad tampoco
David pudo comportarse a la altura que se esperaba de él, y que tampoco pudo
actuar conforme al corazón de Dios.
En consecuencia, ciertamente no fue Saúl una
persona conforme al corazón de Dios, pero David tampoco; sin embargo, lo que
históricamente ha inclinado la balanza a favor de David es que Saúl nunca tuvo
de su lado algún escritor que haya narrado las cosas estando de su lado, y
desde la óptica de Saúl. No obstante, tampoco podemos perder de vista que para
el deuteronomista ni David, ni Saúl, ni ningún otro rey de Israel antes y
después de la división de la monarquía, pudo constituir o representar el rey
perfecto, sino Josías. Observemos cómo se pronuncia el deuteronomista respecto
del rey Josías en 2 Reyes 23.25:
“No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su
corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de
Moisés; ni después de él nació otro igual”
Luego, a la luz de las palabras del
deuteronomista en el pasaje citado arriba, el rey ideal, el que en verdad actuó
y se mostró conforme al corazón de Dios, aunque nunca se dijo tal cosa de éste,
fue el rey Josías.
Por otro lado, son muchas las personas que
piensan que la actitud dócil con que David asumía, reconocía y se arrepentía de
sus faltas, era el mejor testimonio, la mejor evidencia de que efectivamente
era David conforme al corazón de Dios”.
Sin embargo, las personas que así piensan, no
deben perder de vista los dos siguientes hechos:
En primer lugar, los constantes y reiterados
arrepentimientos de David, precisamente vienen a demostrar que él no actuaba
conforme al corazón de Dios, que no era todo lo obediente que se esperaba, que
no actuaba ni se comportaba a la luz de las expectativas que se tenían de él
cuando se lo escogió como verdadero contraste y alternativa en relación a Saúl.
En segundo lugar, los constantes y reiterados
arrepentimientos de David, apuntan a su comportamiento decepcionante y a su
fracaso como la figura que habría de transitar un camino distinto y de más
augurios que el transitado por Saúl; en otras palabras, si David hubiese
actuado siempre conforme al corazón de Dios, y a la luz de las expectativas que
se tenían de él en ese sentido, sencillamente no habría tenido que arrepentirse
tanto como en efecto tuvo que hacerlo.
En esta misma línea de pensamiento, es
preciso admitir que los constantes arrepentimientos de David no son una señal
positiva de su obediencia, sino todo lo contrario, de su desobediencia.
En conclusión: El que se esperaba que David
fuese conforme al corazón de Dios, es decir, que habría de obedecer a Dios en
todo (aunque evidentemente no fue lo tan obediente que se esperaba); ¿hace
imposible el que éste haya tenido una relación amorosa temporal de tipo
homosexual con Jonatán? Obviamente que no. De hecho, no hay nada en la
narración bíblica que haga imposible el que entre David y Jonatán haya existido
algo más, mucho más que una simple amistad, así de sencillo.
¡Hasta la próxima!
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