Cuestiones de traducción bíblica y mi consistencia exegética
Héctor
B. Olea C.
En más de una ocasión he sido cuestionado
cuando al poner de relieve mi opinión y punto de vista personal respecto la
traducción de ciertos pasaje bíblicos en particular; mi postura resulta
distinta a la opción tomada por la versión «Nueva Traducción Viviente (NTV)»,
ya que es sabido que formé parte titular y formal del equipo de estudiosos de
los idiomas bíblicos que tuvo a su cargo la revisión de la calidad textual de
dicha versión.
Ahora bien, y como he dicho antes, si bien
hubo un equipo de estudiosos de los idiomas bíblicos, no es menos cierto que las decisiones finales dependían del
Comité Editorial, máxima autoridad en todo el proyecto. Esto significa que a
pesar de las sugerencias exegéticas y textuales de los estudiosos de los
idiomas bíblicos, la última palabra la tenía el Comité Editorial, y en tal
sentido, es preciso admitir que en muchos casos algunas sugerencias nuestras
fueron desestimadas.
A manera de ilustración, quiero citar un caso concreto, el
cual tiene que ver con el nombre con que creo y defiendo que se debe
identificar la epístola o carta universal, conocida ampliamente como «de Santiago».
Personalmente sugerí, basado en el texto griego, que debíamos dar el paso que ya había dado la llamada «Biblia Textual», al dejar claro en el título y en la traducción, que la epístola o carta debe llamarse «Jacobo», «De Jacobo», como realmente dice el griego, tanto en el título de la carta (en caso genitivo, «iakóbu») como en el versículo uno del capítulo uno (en caso nominativo, «iákobos»).
Sin embargo, a pesar de toda mi argumentación, el Comité Editorial de la «Nueva Traducción Viviente (NTV)» desestimó mi sugerencia, y tradujo así: «Yo, Santiago…» (1.1).
Un segundo caso concreto (que me han echado
en cara a mí, si bien la revisión de dicho libro no fue responsabilidad mía), tiene
que ver con la traducción de 1 Corintios 6.9, donde la «NTV» emplea la palabra
«homosexualidad». Cito: “ ¿No
se dan cuenta de que los que hacen lo malo no heredarán el reino de Dios? No se
engañen a sí mismos. Los que se entregan al pecado sexual o rinden culto a
ídolos o cometen adulterio o son prostitutos o practican la «homosexualidad».
En consecuencia, es claro que emplear aquí la
palabra «homosexualidad», no es una traducción acertada, e implica una
actualización y modernización innecesaria e injustificada, pero sin duda no
inocente, y difícilmente no prejuiciada. De esta manera la «NTV» hace que un
texto del siglo primero, de dos mil años atrás, parezca ir en contra de un
concepto moderno, empleando una palabra moderna que apunta a un concepto
moderno. Ahora, si bien no se discute que la palabra que emplea Pablo aquí en
el texto griego, «arsenokóitai» (etimológicamente: varón-cama, coito con un
varón), involucra el «coito anal» en alguna forma; no es menos cierto que el
concepto moderno y actual de «homosexualidad» va mucho más allá y es mucho más complejo
que el simple «coito anal».
En todo caso, no parece que Pablo se esté
pronunciando en contra de una relación afectuosa y consensuada entre dos
personas del mismo sexo, varones en este caso; sino más bien contra la acción de
someter y ejercer violencia mediante la penetración anal.
Al respecto se pronuncia Javier Gafo cuando
plantea: “El término «arsenokoitai» no era el habitualmente empleado para
referirse en griego a los comportamientos homosexuales, para los que se recurría
a otros como «paideretés», «palakós», «kínaidos», «arrenomanés», «paidoforos»…
por lo que se puede pensar que, si San Pablo hubiese querido referirse a dicho
comportamiento, hubiese utilizado uno de los términos citados” («La homosexualidad:
un debate abierto», Desclée De Brouwer, cuarta edición, año 2004, página 195).
Por otro lado, es sabido mi rechazo al empleo
de la palabra «sodomita» en cualquier versión de la Biblia, cuando se entienda
como sinónimo de «homosexual», y no como un gentilicio, que es lo que en realidad
es. En tal sentido, traigo a colación lo que al respecto ya he dicho antes:
Corrección terminológica: Sin
importar qué diccionario, qué enciclopedia, qué versión de la Biblia, qué
fuente de consulta, etc.: sí, así como se lee, digo que un «sodomita» no es un
«homosexual», sino un habitante u oriundo de Sodoma, es decir, un «gentilicio».
Es lamentable que la versión Reina Valera 1960, y cualquier otra versión que
coincida con ella en este punto, haya empleado el término «sodomita», por
cierto una sola vez (Deuteronomio 23.17), para hacer referencia al varón que
practicaba la prostitución sagrada en su versión homosexual como contraparte de
la prostitución sagrada de tipo heterosexual.
En honor a la verdad, tal estigma no
se lo encuentra en el texto hebreo ni en la Septuaginta. La palabra que la «Reina
Valera 1960» tradujo «sodomita», en hebreo es «qadesh». La palabra empleada por
la Septuaginta es «pornéuon» (prostituto).
Ahora bien, un pasaje donde la «Reina
Valera» y demás versiones de la Biblia pudieron usar muy bien la palabra
«sodomita», pero sin el ya muy conocido estigma, para sólo citar un caso, es
Génesis 13.13; donde el texto hebreo y la Septuaginta tienen «los hombres de
Sodoma».
En este mismo sentido, y por lo que
ya sabemos, «sodomía» no debiera entenderse como «coito anal». El caso es que
una vez que se entiende «sodomía» en ese sentido, el siguiente paso es
identificar al «homosexual» como un «sodomita» y viceversa
Pero al llegar a este punto, me es preciso dar un punto a favor de la «NTV», pues al diferencia de la «RV 1960», la «Biblia de las Américas» (LBLA), y la «Reina Valera Contemporánea» (RVC, año 2011), que erróneamente emplearon la palabra «sodomita» en Deuteronomio 23.17; la «NTV» correctamente tradujo: «Ningún israelita, sea hombre o mujer, se dedicará a la prostitución ritual del templo».
Finalmente, así como con el empleo de la palabra
«homosexualidad» en 1 Corintios 6.9, incurre en error la «NTV», produciendo una
modernización y actualización injustificadas de dicho texto; es oportuno
señalar que en un error similar incurre la versión «Traducción en Lenguaje
Actual (TLA)» («Traducción en Lenguaje Sencillo» al principio), cuando emplea
la palabra «Biblia» en lugar de la «Escritura», como traducción de la griega «grafé»,
en Juan 5.39 («Ustedes estudian la «Biblia»
con mucho cuidado porque creen que así alcanzarán la vida eterna. Sin embargo,
a pesar de que la Biblia habla bien de mí»); 2 Timoteo 3.16 («Todo lo que está escrito en la «Biblia» es
el mensaje de Dios, y es útil para enseñar a la gente, para ayudarla y
corregirla, y para mostrarle cómo debe vivir.) y otros.
¡Hasta la próxima!
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