¿Podría Dios ser injusto?... Tal vez… depende

Uno más sobre Saúl y David

Héctor B. Olea C.

En virtud de mi artículo anterior, un apreciado e inteligente lector de mis escritos, me hizo la siguiente observación:

 “Como yo lo veo, ambos reos (Saúl y David) fueron juzgados en base a su comportamiento y por tanto siguiendo su razonamiento no se puede alegar injusticia. La diferencia reside en que parte del comportamiento de David incluye su arrepentimiento, cosa que no vemos en Saúl. Por algún lado en la Palabra dice que el que confiesa y se aparta alcanzará misericordia”.

Ante esta observación, mi reacción va en la siguiente línea:

En primer lugar, pienso que mi estimado lector ha perdido de vista la relevancia que tiene el factor implicado señalado con las expresiones bíblicas: «por amor a David» y «por amor de David».

Sin duda, el análisis de los pecados de Saúl y los de David, ponen de manifiesto que el rechazo de Saúl y el no rechazo de David no se fundamentó en dicho inventario, porque de lo contrario ambos habrían recibido igual suerte.

En consecuencia, parece que, a pesar del apelativo al hecho de la incuestionable desobediencia de Saúl como explicación de su rechazo; en verdad hubo otro factor más determinante: el amor de Dios hacia David, y el consecuente no amor de Dios hacia Saúl (ateniéndonos siempre a la narración bíblica, a los datos bíblicos). ¨Por supuesto, el amor de Dios hacia David es declarado, y la falta de ese mismo amor hacia Saúl se da por sobreentendido. Obviamente, de haber sido Saúl objeto de ese mismo amor con que Dios amaba a David, sin duda que también hubiese sido declarado, o al menos insinuado, y el trato que hubiese recibido habría sido otro.


Precisamente en ocho ocasiones, en ocho versículos bíblicos (todos en el AT y todos en la obra deuteronomista), encontramos la expresión «por amor a David». Estos ocho versículos bíblicos son: 1 Reyes 11.12, 13, 32, 34; 15.4; 2 Reyes 8.19; 19.34; 20.6. Considérese además el uso de la expresión «por amor de David» en Salmo 132.10 e Isaías 37.35.




En segundo lugar, este favor tiene serias e incuestionables implicaciones en relación a las oportunidades que no recibió Saúl y las que, por el contrario, sí recibió David.

Por un lado, no podemos obviar, negar, ni minimizar el arrepentimiento que tuvo Saúl, y en este mismo sentido, la mediación e intervención que en favor de Saúl hizo Samuel. Consideremos la evidencia bíblica:  

1 Samuel 15.24-25: “Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado, y vuelve conmigo para que adore a Jehová”

1 Samuel 15.30 “Y él dijo: Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios. 31Y volvió Samuel tras Saúl, y adoró Saúl a Jehová”

1 Samuel 15.35 “Y nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl; y Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel”

1 Samuel 16.1 “Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel?”

Ante estos datos, podemos llegar a las siguientes conclusiones:  

En primer lugar, el relato no tipifica de falso u simulador el arrepentimiento de Saúl. En segundo lugar, Dios insiste en su rechazo de la persona de Saúl, a pesar de su arrepentimiento y a pesar de la intervención, mediación y los pesares de Samuel. En tercer lugar, Samuel se muestra más comprensivo y perdonador con Saúl que el mismo Dios, que insiste en reafirmar que ha rechazado a Saúl de manera definitiva.

Por otro lado, David peca, se arrepiente y encuentra perdón y otras oportunidades.

En relación a Bestasbé: “Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás. 14Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá”  (2 Samuel 12.13-14)

Observación: David peca, pero no muere él, sino el bebé que había en el vientre de Betsabé; David recibe el perdón, no es rechazado y recibe una oportunidad más.

Preguntas de evaluación: ¿Por qué recibe David este trato ¿Por qué si David fue el que pecó, no es él la persona que recibe directamente el castigo por su pecado? ¿Por qué no había hecho nada, o por el amor confeso que, según el relato, tenía Dios hacia David?

En relación a su pecado de hacer el censo:

2 Samuel 24.10 “Después que David hubo censado al pueblo, le pesó en su corazón; y dijo David a Jehová: Yo he pecado gravemente por haber hecho esto; mas ahora, oh Jehová, te ruego que quites el pecado de tu siervo, porque yo he hecho muy neciamente”

2 Samuel 24.15-17  “Y Jehová envió la peste sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres. 16Y cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía al pueblo: Basta ahora; detén tu mano. Y el ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna jebuseo. 17Y David dijo a Jehová, cuando vio al ángel que destruía al pueblo: Yo pequé, yo hice la maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y contra la casa de mi padre”.

Observación: David vuelve a pecar, pero otra vez, no es el que muere, unos setenta mil hombres del pueblo; y una vez más, David recibe el perdón, no es rechazado y recibe una oportunidad más.

Preguntas de evaluación: ¿Por qué recibe David este trato ¿Por qué si David fue el que pecó, no es él la persona que recibe directamente el castigo por su pecado? ¿Por qué no había hecho nada, o por el amor confeso que, según el relato, tenía Dios hacia David?

En consecuencia, ¿es determinante o no, el amor delibrado de Dios hacia David lo que está estableciendo la diferencia en el trato y consideración de Dios hacia David, que, sin embargo, no mostró para con Saúl? A la luz de estas evidencias, ¿será cierto que fue el simple comportamiento, y nada más que el comportamiento y los hechos de cada uno, el factor que estableció la diferencia entre el fin que recibió Saúl y el que recibió David?

¿Se podría insistir en la justicia de Dios, si sabemos que tanto David como Saúl pecaron, desobedecieron, pero podemos observar con claridad meridiana que no fueron los hechos, sino el amor de Dios hacia David, amor que no tuvo nunca por Saúl, el factor que hizo la diferencia en el trato, consideración y las nuevas oportunidades que recibió David y que, sin embargo jamás se le otorgaron a Saúl?

En honor a la verdad, a la luz de los datos bíblicos, ¿es verosímil sostener que sólo los hechos de cada uno fue el factor a considerar en el juicio que Saúl y David recibieron y los resultados que obtuvieron cada uno? ¿Es verosímil afirmar que ambos recibieron el mismo trato, y por igual, un trato justo?   

La intercesión de Samuel por Saúl y la de Moisés por el pueblo salido de Egipto

Llama la atención los contrastes que podemos establecer entre la intercesión que hizo Samuel por Saúl y la que hizo Moisés por su pueblo en el desierto (Números 14.10-19).
Coincidencias: en ambos casos, Dios se muestra enojado y ha tomado la decisión de desechar, en un caso, a una persona y rey, en el otro caso, a todo un pueblo. En ambas situaciones alguien que tenía una relación especial con Dios (Samuel en uno, y Moisés en el otro) decide interceder en favor de las partes que están siendo objeto de la crítica divina.  
Contrastes: En relación a la intercesión de Moisés, Dios decide aceptarla, le extiende su misericordia y su perdón al pueblo, y le otorga una oportunidad más. En relación a la intercesión de Samuel por Saúl, Dios decide no aceptarla, hasta parece enojarse por la insistencia de Samuel en favor de Saúl, no le extiende su perdón a Saúl, no le dio una oportunidad más, y su rechazo fue definitivo.

Ahora bien, ¿por qué habrá decidido Dios aceptar la intercesión de Moisés, pero no la de Samuel? ¿Cuál habrá sido ese factor que hizo la diferencia?  

Respuesta: El amor de Dios por el pueblo y descendencia que le había prometido a Abraham, y el pacto implicado con todas sus consecuencias (Génesis 12.1-3; Éxodo 19.5), similar al caso de David (2 Samuel 7).

Finalmente, parece plausible concluir que el éxito de la intercesión de Moisés estuvo en que éste intercedió por un grupo de personas, por un pueblo objeto del amor de Dios, y no porque dicho pueblo fuese inocente o no culpable.

Por otro lado, el fracaso y el rechazo de la intercesión de Samuel radicaron en que éste intercedió por una persona que no era objeto del amor de Dios, y no exactamente porque ésta fuese simple y sencillamente culpable. De hecho, no podemos negar la culpabilidad del pueblo respecto de la intercesión de Moisés, como tampoco la culpabilidad de David, incluso reconocida por éste.       

Paso ahora a considerar la afirmación de mi asiduo lector, de que «la Palabra, la Biblia dice que la persona que confiesa y se aparta de su pecado, alcanza misericordia».

En primer lugar, en relación a los relatos de Saúl y David

Pienso que la consideración detenida, atenta y crítica de los relatos de la vida de Saúl y David, pone de manifiesto, sin duda, que: ciertamente, la persona que es objeto del amor de Dios, que la persona a quien Dios decide amar de manera libre y soberana, como en efecto amó Dios a David (ateniéndonos siempre y estrictamente a la narración bíblica), recibe perdón, obtiene misericordia y hasta nuevas oportunidades. Por supuesto, el no ser objeto de ese amor deliberado, soberano e incondicional de Dios, ha de explicar (ateniéndonos siempre y estrictamente a la narración bíblica) el trato que recibió Saúl, lo que implica el no obtener misericordia, la no aceptación de su arrepentimiento, la negación del perdón, el no otorgamiento de nuevas oportunidades, y el rechazo definitivo.     

En segundo lugar, en relación a la argumentación de Pablo en Romanos 9.9-29  

Otra vez, leyendo con detenimiento, con atención y sentido crítico la argumentación de Pablo en el pasaje citado; podemos observar que, al menos para esta argumentación, el pretender alegar asuntos relacionados con hechos, así como la apelación a la figura del arrepentimiento, carecen de sentido.

Esto así, en primer lugar, porque según Pablo, el trato que ha recibir cada reo (insisto en usar esta metáfora y figura), no depende de qué hayan hecho, pues la decisión de su aceptación o rechazo, depende del juez, y se supone que se tomó mucho antes de que los reos naciesen, y mucho antes de que ellos hiciesen algo. La conclusión es que el juez (Dios), al margen de lo que ellos pudiesen hacer, y mucho antes de que en verdad hicieran algo, decidió de manera deliberada y soberana, tener misericordia de uno (aceptarlo), y no tener misericordia del otro (rechazarlo).    

En consecuencia, para Pablo, Dios es justo, si condena y aprueba no con base en los hechos de la persona, sino con base en su decisión soberana de otorgar perdón y condenar con base no en los hechos de los reos, sino con base a su libre elección. En consecuencia, la argumentación paulina es que: al reo que Dios elige, lo perdona y de él tiene misericordia; pero el reo al que Dios no elige, no le otorga el perdón ni de él tiene misericordia.  

En verdad pienso que se comprende la buena intención de Pablo con su apología de Dios con esta argumentación; de todos modos, en lo personal, no le veo nada de justicia a la afirmación y suposición de que de antemano, siglos antes de la existencia de cada persona, mucho antes de que estas hicieran algo; recibieron un sello de fábrica que, por un lado, implica una marca de elección, que garantiza el que se va a recibir misericordia y perdón; y otra marca de rechazo automático, que implica que las personas que hayan sido marcadas con dicho sello desde la eternidad, jamás recibirán perdón ni se tendrá de ellas misericordia.

En consecuencia, podemos concluir insistiendo en que: ciertamente no se puede alegar injusticia cuando dos reos son juzgados y el único criterio para dictarle sentencia es su comportamiento, lo que hayan hecho; ahora bien, no es posible decir lo mismo cuando uno de los dos reos, al margen y a pesar de su comportamiento, recibe una gracia y un favor especial por parte del juez, y máxime cuando al final, esa gracia especial del juez a favor de uno de los dos reos, es el factor que viene a determinar un final distinto, uno favorable para uno, y uno desfavorable para el otro.

En todo caso, peor es la situación cuando se entiende o se da por sentado que mucho antes de que viniesen a existencia, mucho antes de que viniesen a hacer algo que pudiese tipificarse de malo o pecado; uno vino con la marca del rechazo, la marca de su no elección, la que implica que, muy a pesar de lo que éste haga, jamás alcanzará misericordia y el perdón; y que otro vino con la marca de su elección, siendo esta elección la garantía de que, a pesar de lo malo que éste haga, la obtención de misericordia y perdón está garantizada.

Por supuesto, es claro que en toda la argumentación de Pablo en Romanos 9.9-29, Pablo insiste en que la elección es una decisión soberana y deliberada de Dios, y no que esta tenga como fundamento el que Dios vea de antemano las acciones males y buenas de cada persona. De hecho, por eso puntualiza en los versículos 11, 12, y 16: “Pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama; Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia” (pero que también “inculpa”, versículos 19 y 21).   

Finalmente, después de considerar la argumentación de Pablo en Romanos 9.9.29, resulta un tanto problemática la afirmación del Pablo en Romanos 10.11-13, de que toda la persona que invocare (¿o más bien toda persona “elegida” que invocare?) el nombre del señor, será salvo”  



¡Hasta la próxima!

1 comentario:

  1. Estimado Hector Olea.
    Empiezo mi comentario con un enorme saludo y ya leí varios artículos que has publicado en tu blog.
    Precisamente estaba buscando algo sobre el tema que tratas aquí ¿podría Dios ser injusto?
    Terminé de leer y me quedé con el alma triste, me siento como en el caso de Saúl, es como cuando tu mamá tiene un hijo favorito o consentido. Dependemos de la gracia de Dios.
    Tienes algun texto bíblico donde haya alguna esperanza? Siguiendo la misma línea que estas planteando.
    Saludos !!!

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