El «Espíritu Santo» y el embarazo de María en el marco de la cristología de la concepción
Mateo 1.18, 20; y Lucas 1.35 en el centro de esta cuestión
Héctor B. Olea C.
En este artículo me he propuesto analizar el texto griego de Mateo 1.18, 20 y Lucas 1.35, con el propósito de poner de relieve la forma en la que la redacción griega de dichos textos señala la responsabilidad de la figura del Espíritu Santo en el embarazo de María, por supuesto, en el marco de la llamada «cristología de la concepción».
Sin embargo, antes quiero analizar la forma (el modismo griego) en la que el griego indica la condición de embarazo de una mujer, situado en el pasado, en el presente y en el futuro.
El modismo griego, la forma griega de señalar que una mujer está embarazada
La forma griega de señalar que una mujer está embarazada consiste en una forma perifrástica, o sea, una redacción sintáctica que involucra: 1) una preposición («en»); 2) el caso dativo singular del sustantivo vientre («gastrí»), y una forma verbal o un participio adverbial que sitúa el embarazo en el pasado, en el presente o el futuro.
Por supuesto, será mediante una imagen anexa que voy a ilustrar esta cuestión citando y analizando el texto griego.
La forma griega de señalar la función y responsabilidad del Espíritu Santo en el embarazo María
Para poner de relieve el papel del Espíritu Santo en el embarazo de María en el contexto de la cristología de la concepción, voy a considerar el texto griego de tres textos específicos del Muevo Testamento: Mateo 1.18, 20 y Lucas 1.35.
Luego, si bien será mediante una imagen anexa que voy a poner de relieve el análisis del texto griego de los textos bíblicos mencionados; sin embargo, aquí quiero hacer las siguientes puntualizaciones.
La primera, la función sintáctica «agente» consiste en el responsable directo (persona, animal o cosa) de una acción verbal (de un verbo de acción).
La segunda, en una oración que tiene como núcleo verbal un verbo en voz activa (transitivo o intransitivo), el «sujeto» es «agente», o sea, coinciden la figura del «agente» y la del «sujeto» de la oración.
La tercera, en una en una oración que tiene como núcleo verbal un verbo en voz pasiva (transitivo por necesidad), el «sujeto» no es «agente», sino un «sujeto paciente», por lo que el «agente» aparece bajo la figura de un «complemento»; pero no cualquier «complemento», sino un «complemento agente» (el responsable directo de la acción verbal de un verbo en voz pasiva, de una oración en construcción pasiva).
La cuarta, el griego cuenta con varias redacciones sintácticas para señalar el «complemento agente», el agente responsable de la acción verbal de un núcleo verbal de una oración en voz pasiva.
La quinta, el griego también cuenta con varias redacciones o construcciones sintácticas específicas para señalar a un «agente intermediario» o «asociado» y corresponsable de una acción verbal.
La sexta, como vamos a mostrar en una imagen anexa, el texto griego de Mateo 1.18, 20 y Lucas 1.35, emplearon consistentemente una de las redacciones sintácticas de las que dispone el griego para indicar el «complemento agente» (agente directo) de una oración con un verbo o núcleo verbal en voz pasiva, y con un «sujeto paciente».
En consecuencia, aun cuando la acción u obra del Espíritu Santo se considere como la de un «agente intermediario» respecto de Dios en el origen del embarazo de María en la cristología de la concepción; lo cierto es que el griego no empleó una de las redacciones o construcciones sintácticas que lo señalaran como un «agente intermediario» o «asociado», sino estrictamente una de las redacciones sintácticas que lo identifican como un «agente directo».
La séptima, independientemente de cómo se asuma e interprete la figura del Espíritu Santo, al margen de la forma en que se asuman e interpreten los relatos que dan cuenta de la cristología de la concepción; una cosa es cierta: para dichos relatos el Espíritu Santo es el «agente directo» responsable del embarazo de María,
En otras palabras, en conformidad a los textos que desarrollan la cristología de la concepción y su redacción o sintaxis griega, por absurdo o inexplicable que parezca, o sea, María fue embarazada por el Espíritu Santo.
Como siempre, invito a considerar detenidamente las dos imágenes anexas.
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