La cuestionable interpretación de Watchman Nee de Génesis 2.7 Una vez más sobre cuestionables, pero convenientes conclusiones teológicas


La cuestionable interpretación de Watchman Nee de Génesis 2.7

Una vez más sobre cuestionables, pero convenientes   conclusiones teológicas

Una observación crítica a la luz de la Biblia Hebrea y la Septuaginta (versión griega)

Héctor B. Olea C.

Ciertamente en el texto hebreo de Génesis 2.7, en la expresión «aliento de vida», la palabra que se ha traducido «vida», está en plural desde el punto de vista formal (con la desinencia o morfema gramatical del número plural); pero este hecho tiene una explicación y no es precisamente la que le dio el muy conocido y ya fallecido (en 1972) escritor cristiano y de nacionalidad china Watchman Nee (tricotomista), en su famosa obra «El hombre espiritual», como base para su teoría antropológica del ser humano como un ser tricotómico.

Consideremos, pues, lo que textualmente dice Nee: “El original de la palabra «vida» en «aliento de vida» es «chay» («jay») y está en plural. Esto puede referirse al hecho de que el soplar realizado por Dios produjo una vida doble, anímica y espiritual” (página 25, los tres tomos en I, publicado por CLIE en el año 2005).

Ahora bien, al margen de la cuestionable teoría de Watchman Nee, lo cierto es que la palabra «jayyím» puede ser asumida como el plural masculino de la palabra «jay» (adjetivo: vivo, viviente, con vida, crudo, sano, fértil, fecundo; sustantivo: vida).

Pero también puede ser asumida como el sustantivo «jayyím» (vida), con un plural inherente o «pluralia tantum» (sustantivo que sólo se usa en plural), o sea, como uno de los sustantivos que sólo se emplean en plural, pero sin ninguna indicación estricta a la pluralidad en el referente.

Un ejemplo del uso de «jay» como adjetivo, y en plural, lo encontramos en Números 16.30, detrás de la traducción «descendieren vivos (estando vivos) al Seol».

En esta frase, la palabra «vivos» es la traducción de «jayyím», plural de «jay», y debe asumirse como tal, como adjetivo plural masculino, pues hace referencia al sujeto de la forma verbal «ve-yaredú» (en estado perfecto, de la tercera persona masculina o femenina plural, aquí como de la tercera persona masculina plural: “ellos”).

Por su parte, la Septuaginta o versión griega tradujo la frase hebrea « ve-yaredú jayyím» con la frase «kai katabésontai zóntes». Esta frase o expresión está  compuesta por la conjunción «kai» (“y”), por la forma verbal «katabésontai» (en tiempo futuro, tercera persona plural, como forma verbal de un verbo deponente: “descenderán”), y por el participio adjetival «zontes» (en tiempo presente, voz activa, en caso nominativo masculino, plural del verbo «záo», «vivir», «yo vivo»).

Consecuentemente, la frase griega «kai katabésontai zóntes» debe traducirse “descenderán vivos”, “descendieren vivos”.

Además, Moisés Chávez («Hebreo bíblico, texto programado», tomo I, página 141) pone de relieve que «jayyím» (como sustantivo, no como adjetivo) debe ser asumido como uno de esos sustantivos que sólo se usan en plural (con adjetivos en plural), plural de intensidad, pero sin ninguna indicación de pluralidad en el referente.

Por otro lado, para tener una idea más amplia y precisa de la situación o problema planteado, es preciso considerar también la palabra hebrea «níshmat», palabra que junto a «jay» conforma la frase traducida en muchas versiones como «aliento de vida», por ejemplo, en la Reina Valera 1960 y en la Biblia de Jerusalén 2018 (quinta edición).

Pues bien, resulta que la palabra «níshmat» (constructo singular de «neshamá») en Génesis 2.7, constituye junto a «jayyím» una cadena constructa o smijút («níshmat jayyím» que debe ser traducida «aliento de vida».

Luego, según nuestro punto de vista, la palabra «jayyím» en Génesis 2.7 deber ser asumida como un sustantivo con plural inherente, y no como el masculino plural de la palabra «jay» (como adjetivo). 

Consecuentemente, la expresión hebrea «nishmát jayyím» (una cadena constructa o smijút) debe ser traducida «aliento de vida».

Además, y, en tal sentido, una pista que favorece nuestro punto de vista es la forma en que la versión griega (Septuaginta, LXX) tradujo la frase o smijút «níshmat jayyím», como «pnóen zoés» («aliento o espíritu de vida»).

Aquí, la palabra griega «zoés» (genitivo femenino singular: de vida), es la traducción exacta y por equivalencia formal de la palabra hebrea «jayyím» (de vida).

De todos modos, en caso de asumir a «jayyím» como el estado absoluto plural de del adjetivo «jay» (vivo, viviente, con vida, crudo, sano, fértil, fecundo), tampoco esta opción favorece la interpretación de Nee, pues su traducción debe ir en la siguiente línea: «aliento de seres vivos», «aliento de los seres vivientes» (aliento del que tienen los seres vivos).

En suma, como se puede ver, es claro que la interpretación que hace Watchman Nee de la palabra «jayyím» en Génesis 2.7, por un lado, es muy cuestionable, y, por otro lado, pone en evidencia un manejo muy deficiente de la morfosintaxis de la principal lengua original y dominante de la Biblia Hebrea o Tanaj (el AT hebreo).

Sin duda, no asumió Nee, las posibilidades que ofrece la gramática del hebreo bíblico para interpretar el plural «jayyím»; y tampoco tomó en cuenta la pista sugerida por la Septuaginta.    

Por supuesto, manejos de los idiomas originales como el de Nee abundan mucho y han resultado ser el fundamento y supuesta base para decir muchas cosas respecto de los textos bíblicos (como convenientes conclusiones teológicas) que en realidad no son más que desaciertos y hasta manipulaciones de los textos bíblicos en sus idiomas originales.

En todo caso, sólo teniendo el privilegio de leer los textos bíblicos en sus idiomas originales, pero con una seria y consistente actitud crítica, autocritica (desprovistos de una actitud servil frente a las distintas teologías sistemáticas o dogmáticas, caracterizada por la decidida preocupación de proponer «cuestionables», pero «piadosas y convenientes conclusiones teológicas») puede permitir el estar al tanto y poder juzgar con propiedad interpretaciones y deducciones tan cuestionables como la propuesta, en este caso, por el señor Watchman Nee.   

Por supuesto, no juzgamos el corazón o la actitud piadosa del señor Nee, pero sí su cuestionable manejo del texto hebreo y de la gramática y sintaxis hebrea.  

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