«Diácono», ¿traducción o transliteración? Cuestiones de morfosintaxis griega y traducción bíblica

«Diácono», ¿traducción o transliteración?

Cuestiones de morfosintaxis griega y traducción bíblica

 

Héctor B. Olea C.

La palabra española «diácono» (sustantivo de género masculino), no es una traducción del griego «diákonos» (masculino y femenino de la segunda declinación griega), como tampoco una transliteración o transcripción en sentido estricto.

Luego, la palabra española «diácono», si bien deriva del latín eclesiástico «diáconus» (un sustantivo masculino y de la segunda declinación latina), tampoco es propiamente una transliteración española del mismo.

Por otro lado, la palabra española «diaconisa» sí es una transliteración o transcripción (indeclinable, por supuesto) del sustantivo también del latín eclesiástico «diaconissa» («diaconíssa»), un sustantivo femenino de la primera declinación latina. 

Explicación de la palabra griega «diákonos»

El sustantivo griego «diákonos», como varios sustantivos griegos, incluido «zeós», «theós» (dios, Dios), a pesar de tener una sola morfología, y de ser declinado como un sustantivo de un único género gramatical (masculino), y de una sola declinación griega (la segunda declinación); sin embargo, es tanto un sustantivo de género masculino como de género femenino.

En tal sentido, se ha de asumir como de género masculino o como de género femenino, por un lado, dependiendo del artículo determinado que tenga (si el masculino o si el femenino), y, por otro lado, sin el artículo determinado, dependiendo de si hace aparece referencia a un sustantivo de género masculino (aludiendo a una persona de sexo masculino, a un varón), o si hace referencia a un sustantivo de género femenino (aludiendo a una persona de sexo femenino, a una mujer).

El significado del sustantivo griego «diákonos» (presente 6 veces en los LXX y 29 veces en el NT)

Deriva el griego «diákonos» (estar al servicio de alguien, que sirve, servidor, sirviente, el que ayuda, ayudante, asistente, cargo eclesiástico) del verbo «diakonéo» (ausente en los LXX, pero 37 veces en el NT).

En tal sentido, el «Diccionario griego español» (griego clásico), cinco tomos, dirigido por Francisco R. Adrados (publicado por el Instituto Antonio de Nebrija, 1989), define el verbo «diakonéo» en los siguientes términos:  

En primer lugar, en el ámbito de la intermediación, significa: proveer, proporcionar, procurar, suministrar, transmitir.

En segundo lugar, como realización de una función por imperativo ajeno, significa: prestar como servicio o favor por algún tipo de obligación, religiosa o social.

En tercer lugar, estrictamente en el campo religioso, significa: servir, socorrer, auxiliar.

Y el «Diccionario del Griego bíblico, Setenta y Nuevo Testamento», de Amador Ángel García Santos (Verbo Divino, 2016), define el verbo «diakonéo» de la siguiente manera: 1) servir a la mesa; 2) en sentido genera: ser un servidor, servir, actuar como servidor, estar al servicio de alguien; 3) estar al servicio de algo; 4) ayudar a alguien, socorrerle, asistirle; 5) servir, ser servidor, como oficio o cargo eclesiástico.

Por ejemplo, la traducción «el que sirve», en Lucas 22.26 (RV 1960), es la traducción de la expresión griega «jo diakonón» (participio presente activo, nominativo masculino singular del verbo «diakonéo»).

Consecuentemente, es evidente que la presencia de la palabra «diácono» (para hacer referencia a un cargo oficio eclesiástico, sólo tres veces de 29 y siempre en plural: Filipenses 1.1; 1 Timoteo 3.8 y 12), en las versiones de la Biblia (por ejemplo, RV 1960 y BJ 2018), consiste en una españolización o castellanización del griego «diákonos», vía el latín «diaconus» («diáconus»).

Luego, si en verdad y siempre se hubiera traducido el griego «diákonos» (las 29 veces en que se lo encuentra presente en el NT), la palabra española «diácono» no tendría presencia en el Nuevo Testamento, incluso en los textos bíblicos mencionados en los que hace referencia a un cargo u oficio eclesiástico), y en su lugar se leería: servidor, ayudante, asistente, ministro, servidora, ministra. 

Obviamente, es ya prácticamente imposible desprendernos del uso técnico de la castellanización «diácono» para hacer referencia a un cargo u oficio eclesiástico.

Pero y, en todo caso, esto no debería ser un obstáculo para admitir que no es propiamente una traducción, sino una castellanización vía el latín.

La palabra griega «diákonos» en Romanos 16.1

En primer lugar, que la palabra griega «diákonos» debe asumirse aquí como de género femenino, no es una cuestión debatible, al margen de la discusión de si está haciendo referencia o no a un cargo u oficio eclesiástico.

En segundo lugar, las personas que rechazan aquí la traducción «diaconisa», lo hacen porque entienden que el «diaconado» es un cargo u oficio eclesiástico sólo desempeñado por varones, por lo cual entienden que la presencia del griego «diákonos» (en género femenino) no apunta aquí al cargo u oficio eclesiástico, razón por la cual no se puede equiparar al uso técnico de «diácono» en género masculino y haciendo referencia a varones.

En tercer lugar, las personas que defienden que en Romanos 16.1 el griego «diákonos» (en género femenino) sí se hace referencia al cargo u oficio «eclesiástico», no tienen problemas en admitir y defender la castellanización «diaconisa», de la misma forma en que asumieron la castellanización (no traducción) «diácono» en Filipenses 1.1 y 1 Timoteo 3.8 y 12 (siempre en plural).  

En cuarto lugar, si hemos de ser consistentes en promover siempre una verdadera traducción del griego «diákonos», incluso cuando se entienda que hace referencia a un cargo u oficio eclesiástico; se habría de evitar tanto la castellanización «diácono» como «diaconisa».

En quinto lugar, el empleo de la palabra «diácono» en las versiones españolas de la Biblia, en Filipenses 1.1 y 1 Timoteo 3.8 y 12, como La RV1960 y La Biblia de Jerusalén 2018-19 (haciendo referencia a un cargo u oficio eclesiástico, como término técnico); es el reflejo de la Vulgata, la cual empleo el sustantivo «diaconus» («diáconus») en dichos textos (en plural, como en el texto griego).

En sexto lugar, en Romanos 16.1 La Vulgata evitó el empleo del femenino «diaconissa», y en su lugar tradujo con la expresión «quae est in ministerio ecclesiae»: «la que está al servicio de la iglesia» («la cual está dedicada al servicio de la iglesia»).

En séptimo lugar, La Biblia de Jerusalén Quinta Edición (2018-2019) sigue a la Vulgata al evitar el empleo de la castellanización «diaconisa» en Romanos 16.1, al traducir «ministra».    

En octavo lugar, la versión Reina Valera 1960 toma distancia de la Vulgata en Romanos 16.1, al emplear la castellanización «diaconisa» (tan legítima como la castellanización «diácono»), así también la obra «Los libros del Nuevo Testamento, traducción y comentario», del profesor Antonio Piñero (TROTTA, 2021).

En conclusión, si en lugar de castellanizar o españolizar el griego «diákonos» vía el latín «diáconus», se hubiera traducido propiamente, en sentido estricto; ninguna de las versiones de la Biblia habría empleado la palabra «diácono» ni «diaconisa».

Pero si se admite el empleo de la castellanización (no traducción) «diácono», como término técnico para referir a un cargo u oficio eclesiástico; y luego se admite que el empleo en femenino del griego «diákonos» en Romanos 16.1 no es diferente al empleado en Filipenses 1.1 y 1 Timoteo 3.8 y 12; no debería haber problema alguno con que se emplee la castellanización (no traducción) «diaconisa» en Romanos 16.1. 

Finalmente, para una mejor comprensión de las líneas aquí presentadas, anexo una imagen, a modo de ilustración.

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