De «morfemas» y «seudomorfemas» La etimología de «diacono» en el centro de esta cuestión


 De «morfemas» y «seudomorfemas»

Cuestiones de lingüística, traducción y exegesis bíblica

La etimología de «diacono» en el centro de esta cuestión

Héctor B. Olea C.

Me propuse publicar este artículo (con muchos tecnicismos, por necesidad, como se verá), en virtud de una inquietud pública que me expresó un dilecto contacto, amigo y compañero de varios foros, como relación a mi artículo titulado: «Diácono, traducción o transliteración».

La inquietud planteada consistió en que hace algunos años mi referido contacto y amigo había leído (no mencionó la fuente) que la palabra «diácono» derivada de una palabra griega compuesta, conformada por la preposición «diá» y por el sustantivo «kónos» (polvo), “simbolizando el servicio de aquellos que trabajaban llevando y trayendo cosas para sus amos, sea en las casas o en los caminos. Y que ese vocablo luego pasó a ser utilizado por la iglesia justamente con ese sentido de todo servidor activo del "amo" Cristo, sirviendo a los demás hermanos”.

Por supuesto, el referido contacto me expresó que le había extrañado que en mi exposición no hubiera hecho referencia a tal propuesta etimológica.

Ahora bien, ¿qué de cierto tiene esta etimología de la palabra «diácono»?

Y he aquí mi explicación y respuesta.

En primer lugar, no lo sé todo, pero una cosa sí es cierta, no conozco diccionario o léxico alguno de griego clásico o de griego koiné que proponga o defienda que la palabra diácono derive de la composición formada por la preposición griega «diá» y por el sustantivo griego «kónos» (polvo).

En honor a la verdad, como expliqué en mi referido artículo, la palabra «diácono» deriva del verbo griego «diakonéo» (ausente en los LXX, pero 37 veces en el NT) y que significa: servir a la mesa y, en sentido general, ser un servidor, servir, actuar como servidor, estar al servicio de alguien, de algo.

En segundo lugar, la sugerida etimología de «diácono», como derivada de la composición entre la preposición «diá» y del sustantivo «kónos», pone de manifiesto un error común tanto en español como en otras lenguas, en este caso, respecto del griego, y se trata de la confusión entre un verdadero «morfema» con un «seudomorfema» (un grupo fónico que en realidad no existe en la lengua como un morfema), además de un desconocimiento del léxico griego.

Morfemas versus seudomorfemas

Principio general: Todas las palabras están conformadas por «morfemas». O sea, los «morfemas» son los elementos morfológicos de las palabras (no hay siquiera una palabra que no esté formada por al menos un morfema).

El «morfema» consiste en la unidad lingüística más pequeña dotada de significado propio, ya sea lexical (morfema lexical o lexema) o gramatical (gramema), con alguna función gramatical (morfema gramatical o gramema).

Por eso los «morfemas» se clasifican en dos grupos: 1) los morfemas lexicales, que pueden ser nominales (lexemas nominales: sustantivos y adjetivos) y verbales (lexemas verbales: verbos y los verboides: formas no personales del verbo: infinitivo, gerundio y participio).

Luego, los morfemas lexicales o lexemas son los que designan conceptos (materiales e inmateriales) y los morfemas gramaticales (o gramemas) que son los designan o expresan los accidentes gramaticales de los lexemas o sirven para establecer nexos o relaciones entre los lexemas.

Por otro lado, los morfemas (lexicales o gramemas) están formados por «fonemas», por secuencias o grupo de «fonemas». Por eso hay «morfemas monofonemáticos» (constituidos por un solo «fonema») y «morfemas polimorfemáticos» (constituidos por más de un «fonema»).

Es el «fonema» la unidad lingüística más pequeña carente de significado, la cual es representada por los sonidos lingüísticos en el plano fónico (oral), y por las letras en el plano de la escritura.

Confusión entre los verdaderos morfemas y los seudomorfemas

Es común confundir ciertas cadenas fónicas (secuencia o grupo de fonemas) que no son «morfemas» (sino partes de un morfema), con cadenas fónicas o grupo de fonemas similares que son «verdaderos morfemas».

Dos casos ilustrativos:

Primer caso: el grupo de fonemas «in» en la palabra «interés» y en la palabra «indiscutible»

En la palabra «interés» la secuencia de fonemas «in» no es un «morfema», sino un seudomorfema que forma parte de un único morfema, constituido por la palabra «interés» (morfema o lexema nominal) la cual no puede ser segmentada en «in» y «terés».

Pero en la palabra «indiscutible», la secuencia de fonemas «in», sí es un verdadero morfema (gramatical y prefijo) que, junto al morfema lexical nominal «discutible», indica la negación de este último (que no es discutible), por lo cual puede ser segmentada en «in» (morfema gramatical) y «discutible» (lexema).

Segundo caso: el grupo de fonemas «entre», en la palabra «entrevistar» y en la palabra «entrepiernas» 

En la palabra «entrevistar», el grupo de fonemas «entre» es un seudomorfema (no es un morfema), que forma parte de un único morfema constituido por la palabra «entrevistar», lexema verbal, palabra indivisible, que no puede ser segmentada en «entre» y «vistar».

Pero en la palabra «entrepiernas», el grupo de fonemas «entre» sí es un verdadero morfema (morfema gramatical prefijo), con el significado de «en medio de», «posición intermedia». Luego, la palabra «entrepierna», indicando la parte interior de los muslos, los órganos genitales de una persona, sí puede ser segmentada en «entre» (en medio de; gramema) y «pierna» (lexema).

Los morfemas y los seudomorfemas en el griego (clásico y koiné)

La confusión mostrada en español entre «los morfemas» (los verdaderos morfemas) y «los seudomorfemas» (grupos de fonemas que en verdad no constituyen «verdaderos morfemas»), también se da en el griego (clásico y koiné).

Por supuesto, como pretendo demostrar, la supuesta explicación etimológica que sugiere que la palabra «diácono» deriva de la composición que da lugar la unión de la preposición griega «diá» (morfema gramatical) y el sustantivo «kónos» (lexema nominal: polvo); pone de manifiesto la indiscutible confusión de la cadena fónica «diá» cuando es un verdadero morfema (un morfema gramatical), y cuando es un simple segmento fónico que forma parte de un único morfema (nominal o verbal).

El grupo fónico (cadena fónica) «diá» como verdadero morfema (morfema gramatical)

En griego existe la cadena fónica «diá» que, como verdadero morfema, morfema gramatical o gramema, se emplea como morfema gramatical independiente (como palabra no unida a un lexema), y como morfema gramatical (dependiente) adherido como prefijo a ciertos lexemas.  

Como morfema gramatical (gramema) independiente, el grupo fónico «diá» es una preposición que se emplea con dos de los casos de la flexión nominal griega: 1) con el caso genitivo, significando «por medio de», «a través de» (entre otras acepciones); y 2) con el caso acusativo, significando «por causa de» (entre otras acepciones).

Con el caso genitivo, observamos la preposición «diá en Juan 1.3, en la expresión «diautú» (por medio de él, por medio del lógos).

Y con el caso acusativo, observamos la preposición «diá» en Apocalipsis 6.9, en la expresión «dia ton lógon tu zeú» (por causa de la palabra de Dios).

Pero «diá» como morfema gramatical prefijo (morfema gramatical dependiente) adherido aun lexema verbal, dos ejemplos concretos e indiscutibles son: «dianguélo» (verbo compuesto: transmitir un mensaje, una noticia), y «diaguinósko» (verbo compuesto: conocer con exactitud, juzgar, decidir).

Por otro lado, es preciso poner de relieve que no existe en griego la palabra «kónos», sino la palabra «kónis» (lexema nominal), un sustantivo femenino y de la tercera declinación, con las siguientes acepciones: ceniza, polvo (dos veces en la Septuaginta, pero ausente en el NT).

Por cierto, en toda la declinación del sustantivo «kónis», en ningún caso llega a tener la morfología «kónos».

Consecuentemente, no existe en griego (clásico y koiné) la palabra «kónos» como lexema ni como flexión de «kónis» o de otro lexema.

En tal sentido, no existe tal cosa como una palabra griega compuesta por la preposición «diá» (que sí existe en griego) y por la supuesta palabra sustantivo «kónos» (que no existe en griego), que sea el origen o la etimología de la palabra española «diácono».

Además, es cierto que en griego (clásico y koiné) existe el sustantivo «konía» (polvo, arena; seis veces en la Septuaginta, pero ausente en el NT), un sustantivo femenino de la primera declinación griega; pero no es cierto que forme parte del sustantivo «diakonía» (una vez en la Septuaginta, pero treinta veces en el NT), un sustantivo femenino de la primera declinación griega, y que significa: oficio del que sirve, servicio, tarea, etc.

En realidad, en resumen, en conclusión, la palabra española «diácono», no exhibe el grupo fónico «dia», como morfema, sino más bien como un seudomorfema, como un segmento fónico que no es un morfema, sino que forma parte de un lexema y que, por lo tanto, no refleja composición alguna (ser parte de una palabra compuesta).

En honor a la verdad, el grupo fónico «dia», presente en la palabra española «diácono», no está presente como un morfema, sino que, simplemente, es el reflejo de un verbo griego («diakonéo») que lo tiene como segmento constitutivo, no como morfema gramatical prefijo, el cual y en la misma forma está presente como elemento constitutivo de varios sustantivos derivados de dicho verbo.

Finalmente, para una mejor comprensión de las líneas aquí presentadas, anexo una imagen, a modo de ilustración.

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