La cuestión de los nombres de Dios en Génesis 1-5 (Tanaj y LXX)


El criterio del empleo de nombres distintos para la divinidad

Héctor B. Olea C.

Análisis de la presencia y empleo de los nombres usados en el Tanaj (Biblia Hebrea) para hacer referencia a la divinidad en Génesis 1-5

En Génesis 1 existen 31 referencias a la divinidad, pero empleando el texto hebreo, de manera consistente, el nombre hebreo «elojím», que fue traducido en la Reina Valera 1960 con la palabra «Dios». Por supuesto, debo hacer notar que la lengua hebrea no hace distinción entre “letras mayúsculas” y “letras minúsculas”.

La Septuaginta, por su parte, tradujo el hebreo «elojím», consistentemente, con la palabra «theós» (Dios, dios) (sin emplear la letra inicial mayúscula, a pesar de que sí distingue el griego entre “letras mayúsculas” y “letras minúsculas”.  

En Génesis 2 encontramos una situación interesante, y es que después de emplear el sustantivo «elojím» en los versículos 2 y 3, como se empleó en  todo el capítulo 1; vino a ser marca peculiar de Génesis 2 el empleo de la expresión (once veces) «yehváh elojím», o sea, «adonay elojím» (señor dios) para hacer referencia a la divinidad.

Ahora bien, en lo que respecta a la Septuaginta, observamos que, por un lado, ésta traduce a «elojím» (versículos 2 y 3) consistentemente con el sustantivo «theós», como lo hizo en el capítulo 1; por otro lado, con relación a la traducción de la expresión «yehváh elojím», o sea, «adonay elojím» (señor dios), la situación se torna problemática por la inconsistencia en que la Septuaginta traduce las once veces en que en Génesis 2 (en el texto hebreo) se hace referencia a Dios con dicha expresión.

En primer lugar, la Septuaginta traduce la expresión «yehváh elojím», o sea, «adonay elojím» (señor dios), un total de seis veces, sencillamente con el sustantivo «jo theós» (Dios), versículos 4, 5, 7, 9, 19, 21.

En segundo lugar, traduce la expresión «yehváh elojím», o sea, «adonay elojím» (señor dios), de manera más acertada (5 veces), con la expresión «kúrios jo theós» (Señor Dios). Ahora bien, en relación a la manera en que se debe traducir la expresión «kúrios jo theós» (Señor Dios), debemos tener en cuenta las siguientes observaciones.

Por un lado, que la expresión «kúrios jo theós» supone una situación gramaticalmente problemática; esto así en virtud de que «kúrios» como «theós», son ambos sustantivos, pero en la forma en que aparecen aquí (sintácticamente hablando), conformando la expresión «kúrios jo theós», implica que uno de los dos está haciendo la función de adjetivo, y el otro propiamente la de sustantivo.

En tal sentido, a la luz de la gramática griega, si asumirnos a «theós» como el sustantivo que gobierna la frase, «kúrios» funcionaría como adjetivo, y vendría a ser una especie de adjetivo en posición predicativa, en virtud de que la palabra «theós» se encuentra aquí acompañada del artículo «jo», o sea, «jo theós». Consecuentemente, la traducción acertada de la expresión «kúrios jo theós» sería «Dios el Señor» (“el Dios que es Señor”, “el Dios que también es nuestro Señor”).

Pero si se asuma a «kúrios» como el sustantivo que gobierna la frase, en este caso la expresión «jo theós» funcionaría como un adjetivo atributivo (en posición atributiva), por lo que la traducción acertada sería: «El Señor Dios» (“El Señor y Dios”, “el Señor y Dios nuestro”).

Por supuesto, para el texto hebreo, «elojím» (Dios), es la palabra, el sustantivo que funciona como adjetivo al acompañar a «YHVH». Luego, la opción más acertada es asumir que en la expresión «kúrios jo theós», «kúrios» es el sustantivo que gobierna la frase, por lo que su traducción debe ser «Señor Dios».

Finalmente, quiero poner de relieve que aquí resultó demasiado acertada la Vulgata Latina, siguiendo consistentemente al texto hebreo y la Septuaginta, cuando tradujo la expresión «yehváh elojím», o sea, «adonay elojím» (señor dios), y su correspondiente traducción griega, «kúrios jo theós», con la expresión latina «Dominus Deus» (Soberano Dios, Señor Dios).  

En el capítulo 3 de Génesis encontramos trece referencias a Dios (catorce según la Reina Valera 1960), pero no de una manera uniforme. En primer lugar, y en nueve ocasiones, empleando la expresión «adonay elojím» («yehváh elojím»: “señor dios”; Reina Valera 1960: “Jehová Dios”). En segundo lugar, cuatro veces con el sustantivo «elojím» (Dios).  

Digo cuatro veces, y no cinco, porque la Reina Valera 1960 ha agregado la palabra «Dios» en el versículo 11, cuando no está presente en el texto hebreo ni en la Septuaginta. La explicación de la inclusión de la palabra «Dios» por parte dela Reina Valera 1960, aquí; es para hacer notar que quien está preguntando (¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?), es Dios.

De hecho, por esta misma razón es que la traducción de Moisés Katznelson («La Biblia Hebreo-Español», dos tomos) también agrega la palabra «Dios»; si bien entre paréntesis («Dios»), sugiriendo que su presencia no está atestiguada en el texto hebreo. De todos modos, es innegable que no muestra el texto hebreo ni el texto griego esta intencionalidad, lo que explica que no hayan apelado a este recurso; esto así ya que en ambos textos desde el versículo 9 quedó establecido que es Dios quien está preguntando.

Ahora bien, antes de pasar a analizar la forma en que la Septuaginta tradujo las trece referencias a Dios en el capítulo 3; me es preciso poner de relieve que si bien la Reina Valera 1960 tiene en el versículo 23 la palabra «Jehová», como si el texto hebreo tuviese a «YHVH» vocalizado «YeHVaH» (para que se lea «Adonay» y se traduzca al castellano como: «Señor»); lo cierto es que el texto hebreo en realidad tiene la expresión «adonay elojím» («yehváh elojím»), y esta es la razón por la cual la Septuaginta tiene en dicho versículo la expresión «kúrios jo theós», o sea, «Señor Dios».

Al final, respecto del capítulo 3, la Septuaginta tradujo a «elojím» (Dios), con «theós» (Dios), en las cuatro ocasiones en que se la encuentra en este capítulo. Con relación a la expresión hebrea «adonay elojím» («yehváh elojím»), ésta fue traducida por la Septuaginta con la expresión «kúrios jo theós» (Señor Dios). Ahora bien, por razones sintácticas, en dos ocasiones (versículo 8), encontramos la expresión «kúrios jo theós» en caso genitivo, o sea, «kuríu  tu theú».  

Con relación al capítulo 4, es preciso decir que en este capítulo existen once referencias a Dios, a la divinidad. En diez ocasiones sólo con «YHVH» vocalizado «YeHVaH» (para que se lea «Adonay» y se traduzca al castellano como: «Señor»); y en una ocasión con «elojím» (Dios), versículo 25.

La Septuaginta, por su parte, tradujo e hizo referencia a estas once menciones de Dios, en una forma muy diversa y llamativa. Observemos:

Por un lado, la palabra «elojím» (Dios) fue traducida, como por lo general lo hizo, con la palabra «theós» (Dios), versículo 25a.

Por otro lado, el tetragrama (YHVH) con la vocalización «YeHVaH», para que se lea Adonay (Señor), fue traducido de una manera un tanto complicada, diversa e inconsistente.

En primer lugar, con «theós» (Dios), versículos: 1, 4, 9, 10, 16, contrario a la habitual equivalencia y correspondencia entre «YeHVaH» (Adonay: Señor) y el griego «kúrios» (Señor).

En segundo lugar, con «kúrios» (Señor), como se esperaba, versículos 3, 13.  

En tercer lugar, con la expresión «kúrios jo theós», en los versículos 6, 15 (dos veces), 26 (aquí en caso genitivo «kuríu tu theú»), como si el texto hebreo dijera como en otros casos, «adonay elojím» («yehváh elojím»).

En cuarto lugar, en el versículo 10 emplea la Septuaginta la palabra «jo theós», a pesar de que en dicho versículo el hebreo no empleó ni a «YeHVaH» (Adonay), ni a «elojím» (Dios).  
   
En cuanto a Génesis 5, aquí encontramos sólo seis referencias a Dios, en la siguiente manera. Por un lado, cinco ocasiones con la palabra «elojím» (Dios); por otro lado, en una ocasión con el tetragrama vocalizado «YeHVaH» (Adonay).  

Por su parte, la Septuaginta tradujo a «elojím» (Dios) con «theós» (Dios), pero curiosamente a «YeHVaH» (Adonay) con la expresión «kúrios jo theós» («Señor Dios»), como si el texto hebreo dijera «adonay elojím» («yehváh elojím»): «Señor Dios».

Análisis de la traducción que hizo la Septuaginta de los nombres aplicados a la divinidad en el Tanaj en Génesis 1-5

En relación al capítulo 1, hay que concluir que la Septuaginta tradujo de manera consistente el sustantivo hebreo «elojím» (Dios), con el sustantivo «theós» (Dios).

En relación al capítulo 2, observamos que, por un lado, la Septuaginta tradujo a «elojím» (Dios) (versículos 2 y 3) consistentemente con el sustantivo «theós» (Dios), como lo hizo en el capítulo 1. Por otro lado, tradujo la expresión «adonay elojím» («yehváh elojím»), «Señor Dios», once veces, en una manera problemática. Un total de seis veces, sencillamente con el sustantivo «jo theós» (Dios), versículos 4, 5, 7, 9, 19, 21; y de manera más acertada la tradujo con la expresión «kúrios jo theós» («Señor Dios»), en cinco ocasiones.

En relación al capítulo 3, la Septuaginta tradujo a «elojím» (Dios) con «theós» (Dios) las cuatro ocasiones en que el texto hebreo tiene la primera. Con relación a la expresión hebrea «adonay elojím» («yehváh elojím»), «Señor Dios», que aparece nueve veces en este capítulo, ésta fue traducida por la Septuaginta con la expresión «kúrios jo theós» («Señor Dios»).

Ahora bien, por razones sintácticas, en dos ocasiones (versículo 8), encontramos la expresión «kúrios jo theós» («Señor Dios»), en caso genitivo, o sea, «kuríu tu theú».  

En relación al capítulo 4, la Septuaginta tradujo de una forma muy diversa y llamativa las once referencias a Dios que hacen en este capítulo. Por un lado, la palabra «elojím» (Dios) fue traducida, como por lo general hizo, con la palabra «theós» (Dios), versículo 25a.

Por otro lado, el tetragrama con la vocalización con «YHVH» vocalizado «YeHVaH», para que se lea «Adonay» (Señor), fue traducido de una manera un tanto complicada, diversa e inconsistente.

En primer lugar, con «theós»: Dios, (versículos: 1, 4, 9, 10, 16, contrario a la habitual equivalencia y correspondencia entre «YeHVaH» («Adonay»: Señor), y  «kúrios» (Señor).

En este punto quiero llamar la atención respecto de la forma en que la Septuaginta tradujo el tetragrama «YeHVaH» («Adonay»: Señor) en Génesis 4.1. Pues bien, resulta que Eva atribuye a la divinidad, a la mediación divina el haber concebido a Caín. Ahora bien, en este caso Eva hace referencia a la divinidad con el tetragrama, con la vocalización habitual como «quere perpetuo», o sea, «YeHVaH» («Adonay»: Señor).

La Septuaginta, por su parte, plantea que la mujer hizo referencia a la divinidad con el común sustantivo o nombre «theós» (Dios). Consecuentemente, la expresión hebrea «ez-YeHVaH» (con la ayuda del Señor, por la voluntad del Señor, gracias al Señor, por el poder del Señor, etc.), fue traducida por la Septuaginta con la expresión griega «diá tú theú», literalmente: “por medio de Dios”, “por la medicación divina”, etc.   

Sin embargo, en el versículo 25 del mismo capítulo cuatro, Eva de nuevo atribuye a la divinidad (gracias a la mediación divina) el haber concebido; pero esta vez, según el texto hebreo, haciendo referencia a la divinidad con el sustantivo o nombre común «elojím» (Dios). La Septuaginta, por su parte, pone en labios de la mujer el haber hecho referencia a la divinidad también con un sustantivo común, o sea, «theós» (Dios).  

Luego, si la comparación del texto hebreo de Génesis 4.1 y 25 pone en evidencia que «YeHVaH» («Adonay»: Señor) es «elojím» (Dios), y viceversa; resulta comprensible que la Septuaginta haya optado por hacer referencia a la deidad, en ambos casos, sencillamente con «theós» (Dios). 

No obstante, muy bien pudo el traductor de la Septuaginta haber optado por traducir en ambos casos, con «kúrios» (Señor), bajo el mismo presupuesto: «kúrios» (Señor) es «theós» (Dios). Finalmente, bajo esta misma premisa, se comprende el origen y empleo de la expresión hebrea característica (nombre compuesto, o doble designación): «adonay elojím» («yehváh elojím»): “Señor Dios”; y de la expresión griega que le es equivalente: «kúrios jo theós»: «Señor Dios».     

En segundo lugar, con «kúrios» (Señor), como se esperaba, versículos 3, 13.   

En tercer lugar, con la expresión «kúrios jo theós», en los versículos 6, 15 (dos veces), 26 (aquí en caso genitivo «kuríu tu theú»), como si el texto hebreo dijera como en otros casos, «adonay elojím» («yehváh elojím»).

En cuarto lugar, en el versículo 10 emplea la Septuaginta la palabra «jo theós», a pesar de que en dicho versículo el hebreo no empleó ni a «YeHVaH» (Adonay), ni a «elojím» (Dios). 

En cuanto a Génesis 5, aquí encontramos sólo seis referencias a Dios, en la siguiente manera. Por un lado, cinco ocasiones con la palabra «elojím» (Dios); por otro lado, en una ocasión con el tetragrama vocalizado «YeHVaH» (Adonay). 

Por su parte, la Septuaginta tradujo a «elojím» (Dios) con «theós» (Dios), pero curiosamente a «YeHVaH» (Adonay) con la expresión «kúrios jo theós» («Señor Dios»), como si el texto hebreo dijera «adonay elojím» («yehváh elojím»): «Señor Dios».

En resumen:

El autor o redactor de Génesis 1 (texto masorético) se circunscribió sólo al empleo del sustantivo «elojím» (Dios). ¿Tradición “eloista”?

El autor o redactor de Génesis 2 se mostró inclinado e identificado con hacer referencia a Dios estrictamente con la expresión «adonay elojím» («yehváh elojím»): «Señor Dios». ¿Tradición “yahvista”?

En tal sentido, considerando la redacción de los versículos 1 y 4, así como el empleo del sustantivo «elojím» (Dios), en los primeros dos versículos de Génesis 2 como nos ha llegado; es legítima la sospecha de que en realidad los versículos 1-3 de Génesis 2 forman parte del capítulo 1, y por lo tanto de la tradición “eloista”.

El autor o redactor de Génesis 3 se muestra identificado con la tradición “eloista”  de Génesis 1, de emplear el sustantivo «elojím» (Dios) para hacer referencia a Dios; así como con la tradición “yahvista” combinada con la “eloista” que muestra Génesis 2, con el empleo de la expresión «adonay elojím» («yehváh elojím»): «Señor Dios».  

El autor o redactor de Génesis 4 se identifica tanto con la tradición (eloista) de Génesis 1 de hacer referencia a Dios con el sustantivo «elojím» (Dios), lo mismo que con la tradición “yahvista” de Génesis 2, con el empleo del sustantivo «YeHVaH» (Adonay): “Señor”. De todos modos, no emplea Génesis 4 la expresión «adonay elojím» («yehváh elojím»): «Señor Dios», característica de Génesis 2.   

Finalmente, respecto al autor o redactor de Génesis 5, le es aplicable todo lo dicho respecto del autor o redactor de Génesis 4.

Por otro lado, respecto del criterio de que el empleo de nombres distintos para hacer referencia a la divinidad necesariamente implicada el empleo de fuentes distintas y tal vez inconexas, en la conformación del Pentateuco (hebreo “Toráh”); me parecen oportunas aquí las observaciones que hace R. N. Whybray: “el criterio de que el uso de un nombre distinto para hacer referencia a la deidad, a Dios, suponía el empleo de una fuente distinta por el autor del Pentateuco, “tiene su punto de más débil en el hecho de que da por supuesto que los autores de los tres documentos (J E P) eran necesariamente consecuentes en su uso de los nombres (y evitación) de los nombres, es decir que el uso de Yahvéh o de Elojim en un documento particular del Pentateuco impedía a su autor usar el otro”.

“No sólo es que algunos pasajes del Génesis contengan el nombre “equivocado” que habría que explicar, sino que incluso la primera narración atribuida a J  (Génesis 2 y 3) quebranta la norma al llamar a la divinidad por el doble nombre de Yahvéh Elojim, que combina las dos apelaciones supuestamente excluyentes entre ellas. El nombre Yahvéh Elohim aparece virtualmente por todo el Antiguo Testamento, y su aparición aquí nunca ha sido satisfactoriamente explicada. Y, sin embargo, quienes aceptan el criterio de los nombres divinos necesitan urgentemente ofrecer una explicación satisfactoria” («El Pentateuco, estudio metodológico», Desclée De Brouwer, 1995, página 68). 

Además, respecto de la Septuaginta misma, en este breve estudio de los primeros cinco capítulos del Génesis, se observa una llamativa flexibilidad y falta de uniformidad (nada de arbitrariedad) en el empleo de los nombres para hacer referencia a la divinidad.

Consecuentemente, hay que proceder con cautela frente a los intentos de forjar y elaborar hipótesis arbitrarias y extraer conclusiones teológicas radicales, con base en el uso de los sustantivos empleados en la Septuaginta para hacer referencia a la divinidad, en su traducción de los nombres empleados en la Biblia Hebrea que hacen referencia al Dios de Israel.  



¡Hasta la próxima!

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