A la luz del “Texto Crítico” y del “Textus Receptus”
Héctor
B. Olea C.
En primer lugar, una
traducción de Apocalipsis 1.8, según el “Texto Crítico”, no según el “Textus Receptus”,
es: “Yo soy el alfa y la omega, dice el Señor Dios (o Dios el Señor), el que
es, el que era, y el que viene, el todo poderoso”.
En segundo lugar, una
traducción de Apocalipsis 1.8 según el “Textus Receptus”, y no según el “Texto
Crítico”, es: “Yo soy el Alfa y la Omega, dice Señor Dios, el que es y el que
era y el que viene, el Todopoderoso” (traducción del Nuevo Testamento Interlineal
Griego-Español de César Vidal).
Por supuesto, y como
planteo más adelante, el “Textus Receptus” sí contiene la frase “principio y
fin” (griego, “arjé kái télos”); en consecuencia, la traducción que ofrece el
interlineal griego español de César Vidal, tal y como la he citado yo, textual
e íntegramente (como representante del “Textus Receptus”), en realidad no
refleja el texto base que el mismo César Vidal plantea que asumió como texto
base y fuente para su traducción, o sea y, precisamente, el “Textus Receptus” (al
que también identifica como “Texto Mayoritario” y viceversa).
Ahora bien, la
cuestión es que a pesar de que César Vidal está empleando como sinónimos e
indistintamente el Textus Receptus y el Texto Mayoritario, en realidad no son
la misma cosa. Por eso notamos que la traducción que hace César Vidal refleja
un texto griego (el Texto Bizantino, el Texto Mayoritario) que en este caso
concuerda con el Texto Crítico al no incluir la frase “principio y fin”
(griego, “arjé kái télos”); pero no concuerda con el Textus Receptus que, por
cierto, es el que refleja la versión Reina Valera 1960, y que sí contiene la
frase en cuestión.
En efecto, plantea Daniel
B. Wallace: “El Textus Receptus difiere del Texto Mayoritario en casi
2000 lugares —y tiene en efecto varias lecturas que «nunca se han encontrado en
ningún manuscrito griego conocido» y decenas, quizás cientos de lecturas que
dependen sólo de un puñado de manuscritos muy tardíos. Muchos
de esos pasajes son de textos teológicamente significantes (Artículo: ¿Son idénticos el texto mayoritario y el
texto original?)
En tercer lugar,
podemos observar que, por un lado, la Reina Valera 1960 añade la expresión
“principio y fin” (griego, “arjé kái télos”), expresión que, insisto, no la
contiene el “Texto Crítico” ni el Texto Mayoritario, sino el “Textus Receptus”.
Por otro lado, es
preciso poner de relieve que la versión Reina Valera 1960 (y el Textus
Receptus) omite la expresión “jo theós” (Dios), que sí la contiene el “Texto Crítico”
y el Texto Mayoritario.
En cuarto lugar,
llama la atención la coincidencia que muestran aquí el “Texto Crítico”, el
“Textus Receptus” y el “Texto Mayoritario”, cuando emplean una forma verbal del
tiempo imperfecto del verbo “eimí” (soy, estoy), o sea, “en”. Luego, hay que
decir que la referida forma verbal del verbo “eimí”, “en”, en tiempo imperfecto,
de la tercera persona del singular, demanda la traducción “el que era”, “el que
estaba” (no simplemente “el que fue”, “el que estuvo”, que corresponde al
tiempo aoristo, pero que no fue el tiempo empleado por el autor de
Apocalipsis).
Consecuentemente, es
preciso poner de relieve que el autor del Apocalipsis haya empleado aquí el
tiempo imperfecto (acción continua en el pasado), como la justa y precisa
contraparte de la idea que comunica el participio en tiempo presente (acción
continua y habitual), del mismo verbo “eimí”, “jo on”: “el que es”, “el que
está”.
En quinto lugar, con
relación a la expresión “kúrios jo theós” (Señor Dios, Dios el Señor), como
aparece en el “Texto Crítico” (texto normativo para nosotros), incluso en el
Texto Mayoritario; hay que tener en cuenta que involucra una situación un tanto
problemática. Esto así porque “kúrios” como “theós” son ambos sustantivos, pero
en la forma en que aparecen aquí (como en la Septuaginta en la traducción de
“YHVH” y sus combinaciones con “elojím” y “Adonay”; compárese Génesis 2.15),
supone que uno de los dos está haciendo la función de adjetivo.
Por supuesto, para el
texto hebreo, “elojím” (Dios), es la palabra, el sustantivo que funciona como
adjetivo al acompañar a “YHVH”. En tal sentido, esta es una pista que debemos
tomar en cuenta seriamente para analizar la relación de los sustantivos “kúrios”
y “theós” en la frase que aparece en la Septuaginta en Génesis 2.15 y en Apocalipsis
1.8, o sea, “kúrios jo theós”.
Sin embargo, lo ya
dicho respecto de la expresión “kúrios jo theós” en la Septuaginta no impide
que profundicemos un poco más en el análisis gramatical de dicha expresión. En
tal sentido, a la luz de la gramática griega, si asumirnos a “theós” como el
sustantivo que gobierna la frase, “kúrios” funcionaría como adjetivo, y vendría
a ser una especie de adjetivo en posición predicativa, en virtud de que la
palabra “theós” se encuentra aquí acompañada del artículo (“jo”). En este
sentido, la traducción acertada sería “Dios el Señor”, “el Dios que es Señor”,
“el Dios que también es nuestro Señor”.
Pero asumiendo a
“kúrios” como el sustantivo que gobierna la frase, en este caso la expresión
“jo theós” funcionaría como un adjetivo atributivo (en posición atributiva) por
lo que la traducción acertada sería: “El Señor Dios”, “El Señor y Dios”, “el
Señor y Dios nuestro”.
En sexto lugar, el
participio articular “jo erjómenos” no necesariamente demanda la traducción “el
que está viniendo” (como tradujo la “Biblia Textual tercera edición”), pues no
es un participio circunstancial, sino un participio articular, como ya dije. En
tal sentido, una mejor tradición es: “el que viene”.
En séptimo lugar, la
traducción “el que ha de venir” no está en tiempo futuro, si bien puede
implicar, y de hecho implica una acción futura. En realidad, como lo explica el
“Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, de Manuel Seco; en
esta frase tenemos el verbo “haber” funcionando como verbo “auxiliar” en las
llamadas “perífrasis de obligación”. Estas perífrasis involucran el verbo
“haber”, la preposición “de”, más un verbo en infinitivo.
En consecuencia, la
expresión “el que ha de venir” (el que se espera que venga, el que se supone
que viene, el que se supone que no puede dejar de venir, el que su venida se
espera); es exactamente equivalente a la idea que comunica el participio
articular de tiempo presente “jo erjómenos”: “el que viene” (“el que se está
esperando”).
Finalmente, no es
posible perder de vista las implicaciones que, respecto del tiempo pasado, el
tiempo presente, y el tiempo futuro tiene la expresión “Yo soy el alfa y la
omega”; implicaciones reforzadas y reafirmadas por el empleo del imperfecto de
“eimí”, “en” (el que era, el que estaba), el participio presente del mismo
verbo “eimí”, “jo on” (el que es, el que está), y el participio presente del
mismo verbo “eimí”, “jo erjómenos” (el que viene, el que ha de estar).
En suma, es
prácticamente imposible poder hacer una verdadera y consciente teología
bíblica, una verdadera exégesis, sin un buen conocimiento de los idiomas
originales de la Biblia. Por supuesto, tampoco es posible poder analizar los
textos bíblicos a profundidad al nivel de las traducciones de la Biblia, sin un
sólido conocimiento de la gramática de la lengua castellana (en este caso),
idioma en el que la gran mayoría de las personas cristianas hispano hablantes
tienen acceso a los textos bíblicos; así de sencillo.
¡Hasta la próxima!
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