La traducción de Juan 17.20 en perspectiva presente o futura


¿«Los que habrían de creer en mí» (perspectiva en tiempo futuro), o «Los que creen en mí» (perspectiva en tiempo presente)?

Héctor B. Olea C.

Ciertamente establece Juan una diferencia entre el grupo al que el Jesús joánico define como «los que me diste» (griego «jus édokas moi»), Juan 17.6, 9, 11,12, 18, 19, presumiblemente los discípulos originales de Jesús (compárese el versículo 12), y los que se sumaron, se sumaban y se sumarían a partir de la palabra de éstos (versículos 20-26).

Ahora bien, si bien es innegable la perspectiva en futuro de Juan 17.20, llama la atención que el texto griego del pasaje en cuestión tiene un participio articular (con artículo) en tiempo presente, voz activa, y en caso genitivo masculino plural, del verbo «pistéuo»  (yo creo, yo tengo fe), o sea, «pisteuónton» (los que creen o tienen fe, los que han de creer o tener fe, y seguirán creyendo, teniendo fe).

Consecuentemente, el que Juan haya empleado el participio presente «pisteuónton», pone de relieve que éste no tenía en mente sencillamente a la persona que por un momento cree o tiene fe; sino y más bien a la persona “que cree” y “se mantiene creyendo”.

Por otro lado, es precisamente esta misma idea la que comunica el participio articular, y por igual en tiempo presente, «jo pistéuon» (participio presente, voz activa, en caso nominativo singular masculino, del verbo «pistéuo»), en Juan 3.16, o sea, la persona que cree, la persona creyente (fe actual y contemporánea).  

De todos modos, considerando la traducción de Juan 17.20 en algunas reconocidas versiones de la Biblia, se nota que ha dominado la traducción en perspectiva en tiempo futuro. Observemos:

«Nueva Traducción Viviente (NTV)»

“No te pido solo por estos discípulos, sino también «por todos los que creerán» en mí por el mensaje de ellos”.

«Nueva Versión Internacional (NVI)»

“No ruego solo por estos. Ruego también «por los que han de creer» en mí por el mensaje de ellos”.

«Reina Valera Contemporánea (RVC)»

“Pero no ruego solamente por éstos, sino también «por los que han de creer» en mí por la palabra de ellos”.
«Kadosh Israelita Mesiánica»

"Oro, no sólo por éstos, sino también «por aquellos que confiarán» en mí por la palabra de ellos”.

«Biblia de Jerusalén 1998»

“No ruego sólo por éstos, sino también «por aquellos que, por medio de su palabra, creerán» en mí”.

«Biblia Universidad de Jerusalem»

“No ruego sólo por éstos, sino también «por aquellos que, por medio de su palabra, creerán» en mí”.

«La Biblia Textual 3a Edición»

“Pero no ruego sólo por éstos, sino también «por los que han de creer» en mí por la palabra de ellos”.

«Nacar-Colunga»

“Pero no ruego sólo por éstos, sino «por cuantos crean» en mí por su palabra”.

Ahora bien, es comprensible que haya imperado la traducción en perspectiva en futuro, en virtud de que no tiene el castellano una forma precisa de comunicar la idea del participio presente del griego koiné, que apunta a una idea siempre actual y contemporánea, y no meramente futura, o sencillamente potencial (en modo subjuntivo, en la línea de la traducción que hizo la versión de la Biblia «Nacar-Colunga»: «por cuantos crean»).

De todos modos, a pesar de lo que hemos dicho, Max Zerwick («Análisis gramatical del griego del Nuevo Testamento», Verbo Divino, 2008), plantea que el participio «ton pisteuónton» (“que creerán”) es un participio presente en lugar del participio futuro (cuando se esperaría el participio en tiempo futuro).

En esta misma línea va Roberto Hanna («Ayuda gramatical para el estudio del Nuevo Testamento Griego», Editorial Mundo Hispano, 1993), cuando plantea: “El participio de presente tiene aquí un sentido futurista (que describe una característica común: “los que creerán”).

En todo caso, cabe preguntar: ¿es erróneo y accidental el uso del participio en tiempo presente en lugar del participio en tiempo futuro, en Juan 17.20?

¿Habrá empleado el autor del Evangelio de Juan, el participio en tiempo presente de una manera deliberada, con una expresa intencionalidad, para llamar la atención al hecho que de que la fe viva, la fe que une a los seguidores de Jesús con éste es siempre actual, siempre contemporánea y persistente?  

Pienso que una manera adecuada de al menos intentar articular una respuesta satisfactoria a las dos preguntas planteadas, es analizando y poniendo de relieve la presencia y relevancia del participio en tiempo presente del verbo «pistéuo» en el cuarto Evangelio.

En primer lugar, observamos la presencia del participio «tois pistéuusin» en Juan 1.12. Es «tois pistéuusin» (“a los que creen”) un participio en tiempo presente, voz activa, en caso dativo masculino plural, del verbo «pistéuo». 
  
Ahora bien, a primera vista sorprende aquí la presencia del participio presente «tois pistéuusin» (“a los que creen”), sucediendo a la forma verbal en tiempo aoristo segundo «élabon» (recibieron). Esto así en virtud de que como ambas formas verbales están haciendo referencia al mismo grupo de personas, se esperaría que después de decir «a los que lo recibieron», se dijera, «a los que creyeron en su nombre» (en tiempo pasado); no obstante, insiste el autor del cuarto Evangelio en decir «a los que creen en su nombre» (en tiempo presente).

En segundo lugar, en Juan 3.15 y 16, observamos la presencia del participio «jo pistéuon», participio presente, voz activa, en caso nominativo masculino singular, del verbo «pistéuo». 

La idea a la que apunta aquí el participio «jo pistéuon» es que las personas que se mantengan fieles (los que creen) tienen vida eterna, y no simplemente las que algunas vez, o por un tiempo “creyeron” (compárese Marcos 4.8, 20; Mateo 13.8, 23; Lucas 8.8, 15). Por supuesto, en esta misma línea va la doble presencia del mismo participio articular «jo pistéuon» en Juan 3.18, tanto en la cláusula afirmativa (“la persona que cree”), como en la cláusula en negativo (“la persona que no cree”). 

En  tercer lugar, observamos la presencia del participio articular y en presente, «jo pistéuon» en Juan 3.36, apuntando a la persona que tiene vida eterna. Luego, llama la atención que su contraparte, a diferencia del versículo 18 que repitió el participo «jo pistéuon» pero con la partícula «me» (“no”), es ahora un participio igualmente en tiempo presente, voz activa y en caso nominativo masculino singular, «jo apeithón», del verbo «apeithéo»: “no creo, desobedezco, no soy fiel”.    

En todo caso, la idea comunicada sigue siendo la misma: una fe actual, contemporánea, y persistente en Jesús, el Hijo de Dios, produce vida eterna; consecuentemente, una fe no persistente, una increencia actual (persistente), no producirá los mismos resultados.   

En esta misma línea va la presencia de «akúon», participio en tiempo presente, voz activa, en caso nominativo masculino singular, sin artículo, del verbo «akúo»: “yo creo, yo tengo fe”; y de «pistéuon», pero esta vez sin artículo, en Juan 5.24.  

También va en esta misma línea la presencia del participio «pistéuon» en Juan 6.35 (con artículo: «jo pistéuon»), en el versículo 40 (sin artículo: «pistéuon») y en el versículo 47 (con artículo: «jo pistéuon»).

En cuarto lugar, constatamos la presencia del participio «joi pistéuontes» en Juan 6.64. Es pues, «joi pistéuontes» un participio presente, voz activa, caso nominativo masculino singular, del verbo «pistéuo». 

Ahora bien, el participio «joi pistéuontes» es precedido por la forma verbal «pistéuusin», en tiempo presente, voz activa, tercera persona plural del verbo «pistéuo». Emplea, pues, Juan, la forma verbal «pistéuusin» para señalar (en forma de discurso directo) que en el escenario en donde se encontraba Jesús había personas “que no creían”, “que no tenían fe”.

Luego emplea el participio presente «joi pistéuontes» para afirmar, en forma de discurso indirecto, que Jesús sabía quiénes eran los que no creían. Por otro lado, es preciso decir que además de la tendencia que vamos poniendo de relieve, emplea Juan aquí el participio presente «joi pistéuontes», porque en el discurso indirecto, el griego mantiene el mismo tiempo que se empleó en el discurso directo, en este caso, el tiempo presente.

En quinto lugar, observamos la presencia del participio presente «pistéuon», en Juan 7.38 («jo pistéuon»), en Juan 11.25 («jo pistéuon»), en Juan 11.26 («pistéuon», sin artículo), en Juan 12.44 y 46 («jo pistéuon»), y en Juan 14.12 («jo pistéuon»).      

Evidentemente, la presencia del participio presente de «pistéuo», en estos pasajes, articular («jo pistéuon») o no («pistéuon»), en lugar de una forma verbal en modo subjuntivo, indicando una simple acción verbal potencial (“crea”, “tenga fe”); parece poner de relieve la intención del autor del Evangelio de Juan de presentar la fe en Jesús como una fe que necesariamente tiene que ser actual, contemporánea, persistente.

En sexto lugar y finalmente, observamos la presencia del participio presente y sin  artículo, «pistéuontes», en Juan 20.31. Ahora bien, emplea aquí, Juan, el participio «pistéuontes», como complemento y explicación de una forma verbal en modo subjuntivo, y tiempo aoristo, acompañada de la conjunción «jina» («jína pistéusete»), indicando finalidad o propósito: “para que ustedes crean”.    

Ahora bien, llama la atención que después de la frase introducida con la expresión «jína pistéusete» (“para que ustedes crean”), o sea, “que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios”; emplea el autor del cuarto Evangelio, la expresión «kái jína pistéuontes»: “y para que creyendo” (fe actual y persistente), “tengan vida en su nombre”.     

A modo de evaluación, pienso que podemos concluir que el análisis de la presencia y empleo de un participio presente en lugar de una forma verbal que apunte a una simple acción potencial, por el autor del cuarto Evangelio; no es accidental, sino deliberada y consciente, para subrayar el hecho de que la fe en Jesús asumido como el Cristo y el Hijo de Dios, es por necesidad una fe actual, contemporánea y persistente.   

En suma, Juan 17.20 no habla tanto de «los que por algún tiempo habrían de creer (tener fe) en Jesús» por medio de la palabra o mensaje de sus originales discípulos; sino y más bien, de los que para ese tiempo se considerarían “futuros fieles”, «los que creen  y siguen creyendo» (las personas que habrían de exhibir una fe actual, contemporánea y persistente); por supuesto, mediante la agencia de la palabra, mensaje o testimonio de los originales discípulos de Jesús, siendo prolongado su mensaje por las generaciones que los habrían de suceder.    

Final y consecuentemente, es preciso admitir que viene a poner de relieve el Evangelio de Juan, el cuarto Evangelio canónico, el fundamento apostólico de la comunidad universal de creyentes (fieles) en Jesús, asumido como el Cristo; así de sencillo.




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