Estudio de las estructuras sintácticas hebreas complejas
Un curso dedicado campo de la sintaxis del hebreo bíblico
Héctor B. Olea C.
Profesor, ¿por qué un curso dedicado estrictamente a la sintaxis hebrea?
Como ya he dicho otras veces, el estudio científico de la lengua involucra la disciplina conocida como «morfosintaxis» (equivalente o sinónimo de la gramática moderna).
Luego, la «morfosintaxis» es la disciplina lingüista que comprende el estudio de la forma (morfología o constitución morfemática de las palabras), la función, el orden y articulación de las palabras en el discurso (mensaje) o cadena hablada (que posee coherencia lógica y gramatical).
Consecuentemente, si bien muchas veces se le concede mucha atención (tal vez demasiada) al análisis morfológico o morfemático de las palabras (análisis que procura establecer la constitución morfemática de las mismas); no es menos cierto que el estudio de las formas en que las palabras se combinan, articulan, y las funciones sintácticas de esas combinaciones, es todavía de mayor importancia para la comprensión de la redacción y del mensaje de un texto bíblico en su lengua original (en este caso, el hebreo bíblico).
En consecuencia, sin menospreciar para nada el necesario y debido análisis morfemático o morfológico (que también tiene sus implicaciones para la sintaxis); es imprescindible ir un poco más allá en el estudio formal del hebreo bíblico, para tratar de comprender de la mejor manera posible la redacción, las combinaciones de las palabras y sus funciones en la sintaxis hebrea, en la elaboración del mensaje de los textos de la Biblia Hebrea.
En suma, la seria preocupación por lograr la mejor comprensión posible de la redacción de los textos de la Biblia Hebrea, por captar adecuadamente su mensaje, la meta de lograr y proponer una adecuada exégesis y traducción de los textos de la Biblia Hebrea; presupone un estudio serio de la sintaxis hebrea, además de la morfología.
En tal sentido, en esta ocasión me propuse poner de relieve el estudio de un caso ilustrativo (un ejemplo de las cosas que estudiaremos en el curso que estamos promocionando y que inicia el miércoles 2 del próximo mes): que la sintaxis hebrea también tiene implicaciones ortográficas (y hasta fonéticas) y demanda el estudio serio y detenido de los acentos empleados en la Biblia Hebrea.
Profesor, ¿por qué la palabra «toledót» («toldót»), la misma palabra, no tiene el punto «daguésh suave» («daguésh lene», «daguésh qal») en Génesis 2.4, pero sí en Génesis 6.9?
La razón es que hay una regla ortográfica para las llamadas «begadkefát» (palabra mnemotécnica o nemotécnica, y que hace referencia a un conjunto de seis letras del alfabeto o alefato hebreo) que establece que a éstas se les ha de colocar un punto dentro (llamado «daguésh suave», «daguésh lene», «daguésh qal») siempre que inicien una sílaba (la primera de la palabra u otra dentro de la palabra), y no estén precedidas de una vocal.
En consecuencia, cuando la palabra que inicia con una «begadkefát» no es el inicio absoluto de una frase, hay que considerar principalmente dos cosas: la primera, si la palabra que precede a la que inicia con una «begadkefát» termina en vocal (sílaba abierta) o si termina en consonante (sílaba cerrada).
Luego, en principio, si la palabra que precede a la que inicia con una «begadkefát» termina en vocal (sílaba abierta), la «begadkefát» no ha de llevar el punto «daguésh suave» («daguésh lene», «daguésh qal»), pero sí ha de llevarlo si la palabra precedente termina en consonante (sílaba cerrada), o es una sílaba cerrada (terminada en consonante).
La segunda, en el caso de que la palabra que preceda a la que inicia con una «begadkefát» termine en vocal (sílaba abierta), hay que procurar constatar si dicha palabra tiene un «acento disyuntivo» (separador).
En tal sentido, si la palabra que precede a la que inicia con una «begadkefát», aunque termine en una vocal (sílaba abierta), tiene un «acento disyuntivo» (separador), entonces la «begadkefát» sí ha de llevar el punto «daguésh suave» («daguésh lene», «daguésh qal»).
Finalmente, en relación los dos textos en cuestión, Génesis 2.4 y 6.9, resulta que en Génesis 2.4 y en 6.9, el demostrativo «éle» en ambos casos la misma palabra, termina en vocal, porque la letra «je» («he») no cierra la última sílaba, porque no tiene dentro el punto «mappíq»; pero en Génesis 2.4 además tiene un «acento conjuntivo» (debajo de la «álef»), llamado «muná», lo que explica por qué la «tav» de «toledót» («toldót») no debe llevar aquí el punto «daguésh suave» («daguésh lene», «daguésh qal»): porque la palabra que la precede termina en una vocal (sílaba abierta) y además tiene un «acento conjuntivo».
Pero en Génesis 6.9, a pesar de que la palabra que precede a «toledót» («toldót») también termina en vocal y sílaba abierta (por cierto, la misma palabra que la precede en Génesis 2.4), esta vez tiene un «acento disyuntivo» (separador), llamado «yetíb», lo que explica por qué la «tav» de «toledót» («toldót») debe llevar aquí el punto «daguésh suave» («daguésh lene», «daguésh qal»), a pesar de que el demostrativo «éle» termina en vocal.
Finalmente, como siempre, a manera de ilustración, anexo una imagen con tal de hacer más comprensibles estás líneas.
Muy a propósito de nuestro curso: «Estructuras sintácticas hebreas complejas y precisiones del vocabulario de la Biblia Hebrea», un curso de profundización en el campo del hebreo bíblico.
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