Profesor,
¿cuál es la mejor versión de la Biblia en español?
¿Cuáles son
las mejores versiones de la Biblia en español?
Héctor B. Olea C.
Por años, de vez en cuando, siempre hay alguien que me plantea la misma pregunta: Profesor, ¿cuáles son las mejores versiones de la Biblia en español?
Y mi respuesta sigue siendo la misma: Para optar por una u otra versión de la Biblia en español, se han de considerar varias cosas:
En primer lugar, en cuanto a la base textual, la persona debe decidir si confía más en las versiones de la Biblia que siguen el llamado «texto crítico» (o «textos críticos»), o si se decanta por las versiones que siguen el llamado «texto mayoritario», o bien, el «textus receptus».
En segundo lugar, no se puede perder de vista que hay muchos casos en los que la forma del texto es común al «texto crítico» y al «textus receptus» (desde el punto de vista de la «crítica textual»), pero la traducción no es necesariamente la misma, y es posible que una sea mejor que la otra.
En tercer lugar, la persona debe decidir si confía más en las versiones realizadas por «equivalencia formal» (forma de traducir que procura reflejar en la lengua receptora la forma y sintaxis del texto fuente), o si en las versiones realizadas por «equivalencia dinámica» (forma de traducir en que se privilegia el mensaje, su contenido, y no precisamente la forma del texto).
En cuarto lugar, la persona también debe decidir si opta por las versiones que emplean el español general de España (independientemente de la calidad de su base textual), o si se inclina por las versiones que emplean el español general latinoamericano (ediciones latinoamericanas y hasta versiones populares).
En quinto lugar, la persona que pretenda emitir con seriedad un juicio de valor respecto de una versión de la Biblia, la que fuere, debe tener un conocimiento sólido de la gramática y sintaxis de la lengua bíblica de la que se trate, y ser mucho más que alguien que tiene el español por lengua materna: No es lo mismo tener el español como lengua materna, que ser un estudioso de la lengua española; no es lo mismo ser hablante de una lengua (tenerla por lengua materna), que ser un lingüista, un estudioso científico de la lengua.
Por supuesto, tampoco es lo mismo realizar estudios básicamente devocionales y demasiado elementales de las lenguas bíblicas, que llevar a cabo un estudio completo, profesional, crítico y académico de las lenguas bíblicas.
En sexto lugar, toda versión de la Biblia sebe ser juzgada como lo que es, una versión de la Biblia, al margen del ambiente y el sector que la produzca.
Evidentemente, para eso se necesita una mente abierta, crítica, una decidida e inocultable honestidad intelectual, y contar con los elementos de juicio necesarios y no simplemente estar o sentirse comprometido con una serie de dogmas, los que fueren.
En sexto lugar, ciertamente hay versiones de la Biblia con una «imagen pública» mejor que otras (que son generalmente más recomendadas que otras); sin embargo, eso no garantiza que siempre, en todos los casos, la versión de la Biblia con una mejor «imagen pública», exhiba una traducción más acertada o mejor de los textos bíblicos que la versión de la Biblia que, por lo general, tiene una «imagen pública» un tanto cuestionada.
En séptimo lugar, las «versiones interlineales» de la Biblia no son «versiones privilegiadas», por lo que demandan que se asuma frente a ellas la misma actitud crítica y juiciosa, pero desprejuiciada, que frente a las versiones convencionales de la Biblia.
Además, como ocurre con las versiones convencionales de la Biblia, si la persona no conoce la lengua bíblica del texto, si la persona no puede analizar ella misma el texto fuente, con conocimiento de causa y sentido crítico; tampoco lo podrá hacer frente a la traducción de un texto que le proponga una «versión interlineal» de la Biblia.
En octavo lugar, ha de ser caso por caso, con sentido crítico y con una irrenunciable honestidad intelectual, que se han de establecer los aciertos y desaciertos de toda versión de la Biblia, la que fuere.
Esto así, porque es posible, y en efecto, pasa con frecuencia que, al momento de estudiar y analizar un texto bíblico en particular, la versión de la Biblia con una «imagen pública» un tanto cuestionada, propone una mejor y más acertada traducción del texto bíblico en cuestión que las versiones con una aparente sólida «imagen pública».
Finalmente, por todo lo dicho, en lugar de recomendar una u otra versión de la Biblia (pues ninguna versión de la Biblia es perfecta), prefiero hacer las siguientes recomendaciones:
La primera, ante todo, que la persona invierta tiempo y dinero en estudiar seriamente las lenguas bíblicas, y ser un poco más que un simple hablante de la lengua española.
La segunda, procure tener a la mano y en su biblioteca la más diversa variedad de versiones de la Biblia, evitando, por supuesto, ser víctima de simples prejuicios respecto de toda o cualquier versión de la Biblia.
Después de todo, ninguna versión de la Biblia es perfecta,
absolutamente ninguna, y, por otro lado, respecto del estudio comparativo de
versiones de la Biblia, en muchos casos parece existir un consenso «no
consensuado» para evitar o impedir que la persona conozca lo que en realidad
dicen los textos bíblicos en sus lenguas originales.
Finalmente, en honor a la verdad, muchos de los prejuicios que se tienen frente a las versiones de la Biblia son extraños al análisis serio y crítico de una versión de la Biblia, la que fuere, con base en el conocimiento de las características y peculiaridades de las lenguas bíblicas, las cuestiones de crítica textual, y las características de la lengua española.
Obviamente, una cosa es el juicio y análisis crítico de una versión de la Biblia, la que fuere, a la luz de la lengua bíblica de que se trate, la crítica textual y las características de la lengua española; y otra el juicio de una versión de la Biblia, la que fuere, con base en simples criterios teológicos y dogmas confesionales.
Entonces, profesor, ¿cuáles versiones de la Biblia recomienda usted?
Respuesta: A todas y a ninguna.
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