«Por su fidelidad», «por mi fe», «por la fe»
Habacuc 2.4; Romanos 1.17; Gálatas 3.11 y Hebreos 10.38
Héctor B. Olea C.
La persona que pretenda realizar un juicio crítico y fundamentado respecto de la forma en que la versión griega tradujo algún texto, fraseología o alguna construcción sintáctica hebrea; deberá conocer bien la gramática hebrea, como también la gramática griega, y en nuestro caso, también la gramática española (o castellana).
En tal sentido, a manera de ilustración, quiero poner de relieve la forma en que la clásica versión griega (Septuaginta, LXX) tradujo un texto bíblico que, si bien se hace referencia al mismo sólo tres veces en el Nuevo Testamento; sin embargo, ha tenido una indiscutible trascendencia en la teología cristiana y en el vocabulario teológico cristiano.
El texto en cuestión es Habacuc 2.4
Por cierto, el nombre hebreo para «Habacuc» es «Jabakúk», el cual fue traducido y transmitido en los manuscritos de la versión griega como «Ambakúm». Por supuesto, pudo el traductor al griego producir una transliteración griega más cercana al hebreo, por ejemplo, «Abakúk», incluso «Jabakúk», pero no lo hizo.
Luego, respecto del texto de Habacuc 2.4, la parte que nos interesa analizar es la afirmación «ve-tsadik be-emunató yijyé»: «pero el justo vivirá por medio de (por causa de) su fidelidad (la fidelidad de él)».
Pero dentro de esta oración, la parte que nos interesa, y en la cual nos vamos a detener, es en la palabra (más bien un sintagma) «be-emunató».
En primer lugar, «be-emunató» es una palabra polimorfemática (compuesta por varios morfemas): 1) por la preposición «be» (por medio de, por causa de, gracias a); 2) por el morfema lexical «emuná» (veracidad, fidelidad, lealtad); y 3) por el sufijo pronominal de la tercera persona masculina singular (él) «to» (de él, su).
Consecuentemente, el sentido básico de la expresión hebrea «be-emunató» es: «por medio de (por causa de) su fidelidad», «gracias a su fidelidad», por supuesto, la del justo («tsadík» (que en su contexto no apunta a un creyente cristiano, a un creyente en Jesucristo).
Pero antes de proponer las posibles legítimas traducciones al griego de la expresión hebrea «be-emunató», es preciso poner de relieve que el sustantivo griego «pístis» (empleado aquí por el traductor griego) significa más bien «fe» o «confianza», y no tanto “fidelidad” y “lealtad”.
En consecuencia, una traducción al griego que le haga justicia al análisis morfológico (morfemático) de la palabra o sintagma «be-emunató», debe ir en la siguiente línea: «ek písteos pistótes autú»: «por medio o por causa de su fidelidad» (la fidelidad o lealtad de él, del justo).
Sin embargo, es preciso decir que la palabra «fidelidad» («pistótes»), presente en el griego clásico, sin embargo, está ausente en la clásica versión griega de la Biblia Hebrea, como en el Nuevo Testamento.
En todo caso, la traducción propuesta por la clásica versión griega para Habacuc 2.4 es: «ek písteos mu»: «por medio o por causa de mi fe», empleando el caso genitivo del pronombre personal de la primera persona del singular «yo» («egó»), o sea, «mu», en lugar del esperado caso genitivo del pronombre personal de la tercera persona masculina singular: «autú» (su, de él).
En tal sentido y, en primer lugar, es preciso decir que el aparato crítico de la Biblia Hebraica Stuttgartensia (BHS) nos pone al tanto de la forma en que la traducción de la versión griega difiere aquí del texto hebreo.
En segundo lugar, al llegar al Nuevo Testamento Griego, llama la atención la forma en que Pablo, tanto en Romanos 1.17 como en Gálatas 3.11, hace referencia al texto de Habacuc 2.4.
Por supuesto, no es posible obviar la referencia que también hace Hebreos 10.38 al texto de Habacuc 2.4.
Por un lado, Pablo hace referencia al texto de Habacuc 2.4 según el texto griego y no en conformidad al texto hebreo.
Por otro lado, a pesar de hacer referencia al texto griego de Habacuc 2.4, y muy a pesar de precisar (por lo menos en Romanos 1.17): «como está escrito» (griego «kazós guégraptai»); de todos modos, no incluye Pablo (ni en Romanos ni en Gálatas) el pronombre personal de la primer persona del singular, «mu» (que sí empleó el traductor al griego en Habacuc 2.4), y mucho menos el pronombre personal de la tercera persona masculina singular («autú») de modo que concordara formalmente con el texto hebreo de Habacuc 2.4.
Consecuentemente, mientras el texto hebreo de Habacuc 2.4 afirma: «por medio de, por causa de la fidelidad de él», o sea, «por medio o por causa de la fidelidad del justo»; y a pesar de que el texto griego de Habacuc 2.4 dice: «por medio o por causa de la fidelidad en mí» (genitivo objetivo), o bien, «por medio o por causa de mi fidelidad (genitivo subjetivo); llama la atención que en su relectura de Habacuc 2.4 (Romanos 1.17 y Gálatas 3.11) Pablo) sólo afirman: «el justo por medio o por causa de la fe vivirá».
El contexto del libro de Habacuc
La obra «Introducción al Antiguo Testamento», editada por Thomas Rhomer, Jean Daniel Macchi y Christofe Nihan, observa:
“Situado en un momento clase de la historia de Judá (la fecha es objeto de serio debates, pero hay un consenso que lo sitúa a fínelas del siglo VII y a principios del siglo VI, pero hay quienes lo sitúan en una época muy posterior), el libro de Habacuc trata de articular la reflexión del profetismo clásico sobre la justicia divina que castiga a los impíos por medio de poderosos extranjeros con un contexto donde estos tiranos comenten extorsiones y provocan un mal aún más grande que las faltas que se piensa han de ser castigadas”.
“La actitud del creyente es definida en este contexto de crisis con la expresión proclamada en 2.4: «el justo vivirá por la fidelidad». Para el judaísmo lo que aquí se exige es la fe y la fidelidad activa del creyente a su Dios y a su ley”.
“El cristianismo, bajo la influencia del apóstol Pablo (Romanos 1.17; Gálatas 3.11-12), hizo de este versículo de Habacuc un texto central para su concepción de la relación con Dios… El creyente (cristiano) es, por tanto, llamado a vivir por la fe… Pablo actualiza el texto de Habacuc identificando al «justo» con aquel que cree en Jesucristo”.
“Por lo que respecta al comentario de Habacuc de Qumrán, también actualiza el texto identificando al «impío» con el sumo sacerdote asmoneo y al «justo» con el maestro de justicia, y los romanos están llamados a castigar al impío” (Desclée De Brouwer, 2008, página 443).
La referencia de Hebreos 10.38 a Habacuc 2.4
Con relación a Hebreos 10.38, la discusión es dónde se ha de colocar el pronombre personal de la primera persona del singular en caso genitivo («mu»: “de mí”, “mi”, “mío”, “mía”), presente en el texto griego de Habacuc 2.4, pero ausente en Romanos 1.17 y en Gálatas 3.11.
Por un lado, el «Textus Receptus» siguiendo los manuscritos tardíos omite dicho pronombre y por eso también está ausente en la traducción de Hebreos 10.38 en la versión Reina Valera 1060, en la Reina Valera 1995 incluso en la más reciente revisión de la serie Reina Valera realizada por las Sociedades Bíblicas Unidas, la llamada Reina Valera Contemporánea 2011 (RVC).
En cambio, entre las versiones de la Biblia que sí incluyen el pronombre personal y delante de la palabra «díkaios» («díkaios mu»: «mi justo») están: La Biblia de Jerusalén (2018, 2019), La Nueva Biblia Española (1975), La Nueva Versión Internacional, La Biblia de las Américas, La Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, etc.
Por otro lado, en lo que respecta al texto crítico, ha dominado la opinión de que el pronombre personal «mu» (de mí, mi, mío) debe ser colocado después del adjetivo «díkaios» (justo), y no después del sustantivo «písteos» (fe, fidelidad), como lo tiene y en donde lo coloca la Septuaginta (Los LXX).
Al respecto, el «Comentario textual al Nuevo Testamento Griego» de Bruce Metzger afirma: “Algunos testigos lo ponen después de «díkaios», y otros lo ponen después de «písteos» (esta misma variación aparece en los manuscritos de LXX en Habacuc 2.4 donde hay varios manuscritos que dicen «písteos mu» (mi fe, mi fidelidad), mientras que A y los manuscritos minúsculos de la Catena magna dicen «díkaios mu» (mi justo). En vista del contundente apoyo externo, el Comité optó por la lectura «díkaios mu» (mi justo)”.
En conclusión, Pablo no cita o apela al texto hebreo de Habacuc, sino su versión griega. Luego, a pesar de afirmar como «está escrito» (Romanos 1.17), sin embargo, no cita textualmente (sin cambios) el texto griego de Habacuc 2.4.
En resumen, nos parece demasiado evidente la necesidad que tiene la persona que aspira a comentar y traducir textos bíblicos de dominar la gramática de las lenguas bíblicas (hebreo, arameo y griego), para pronunciarse con el debido conocimiento de causa y con acierto respecto de la demostrada e indiscutible intertextualidad que muchas veces muestran los textos bíblicos (especialmente respecto de la relación entre un texto fuente y su traducción, así como en relación a la apelación a dicho texto).
Además, tal conocimiento es preciso para una verdadera exégesis bíblica, así como para una evaluación con propiedad y conocimiento de causa de la forma en que la clásica versión griega tradujo la Biblia Hebrea, y respecto de la forma en que un autor del Nuevo Testamento apeló a un texto de la Biblia Hebrea.
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