La expresión «monoguénes zéos» («théos») en Juan 1.18 , análisis morfosintáctico y traducción


La expresión «monoguénes zéos» («théos») en Juan 1.18

Análisis morfosintáctico y traducción

Héctor B. Olea C.

Una reacción concreta a mi artículo en el que explico la razón de la falta del artículo en el sustantivo «zeós» («theós») en Juan 1.1c, tuvo que ver con el impacto que dicho análisis tendría sobre la expresión «monoguénes zéos» en Juan 1.18.

La expresión «monoguénes zéos» y las lecturas que compiten con ella

Si bien desde el punto de vista de la crítica textual hay al menos tres lecturas que compiten: «monoguénes zéos», «monoguénes júios» y «jo monoguénes», para este análisis nosotros vamos a asumir la lectura (variante) adoptada por el texto crítico reflejado en la edición 28 del Nuevo Testamento Griego Nestle – Aland: «monoguénes zéos».

Análisis morfosintáctico de la expresión «monoguénes zéos»

La palabra «monoguenés», por su terminación o desinencia, en principio, podría ser asumido, formalmente, como un sustantivo masculino de la primera declinación (como «krités»: juez; «profétes»: profeta, etc.); sin embargo, por la desinencia que exhibe su caso genitivo (genitivo singular) en Juan 1.14 y 3.18, y por la desinencia que exhibe su caso acusativo (acusativo singular) en Juan 3.16, la conclusión acertada es que «monoguenés» consiste en el caso nominativo masculino singular de un adjetivo de la tercera declinación.

En tal sentido, como adjetivo, «monoguenés» es un adjetivo de la tercera declinación, de los adjetivos que emplean una misma morfología para el género masculino y para el género femenino, y otra para el género neutro.

En todo caso, como ocurre con todos los adjetivos, «monoguenés» puede funcionar, puede ser asumido como un «adjetivo sustantivado».

El significado de «monoguenés»

El significado de «monoguenés» es: Que ha nacido él sólo, luego, hijo único, unigénito, único en su género («Diccionario del griego bíblico, Setenta y Nuevo Testamento», de Amador Ángel García Santos, Verbo Divino, segunda edición revisada y ampliada, 2918.

Luego, si se asume que no hay ningún signo de puntuación entre «monoguenés» de «zeós» («theós»), que separe a «monoguenés» de «zeós» («theós»), a nuestro juicio, una interpretación acertada de dicha construcción sintáctica, es que, como en Juan 1.1c, «zeós» («theós») también tiene una función adjetival, es un atributo cualitativo, que describe a «monoguenés» como portando la naturaleza o esencia divina (aunque sin especificar el grado).

Y otra vez, como dije en mi artículo anterior, sabemos que las distintas teologías han hecho y harán todo lo posible por precisar las implicaciones y el grado en que se supone que «monoguenés» posee y exhibe la naturaleza divina. 

En tal sentido, una traducción acertada de la expresión «monoguénes zéos», debe ir en la siguiente línea: el unigénito divino, el hijo único divino, el hijo único que es divino. 

Incluso si se asume que haya algún signo de puntuación (una coma) que separe a «monoguenés» de «zeós», y a «zeós» de «jo on eis ton kólpon tu patrós», como asumen o piensan algunos; «zeós» («theós»), igual que en Juan 1.1c, funciona como un atributo cualitativo (divino).

Consecuentemente, colocando una coma entre los elementos que componen la expresión en cuestión, o sea: «monoguenés, zeós, jo on eis ton kólpon tu patrós»; una traducción acertada debe ir en la siguiente línea: «el unigénito, divino, que está a la diestra del padre».

Observación técnica y gramatical:

Que en el texto griego la palabra «monoguenés», así como la palabra «zeós» («theós»), aparezcan con el «acento grave», como «palabras barítonas», es porque se asume que entre ambas palabras no hay sino de puntuación que las separe, como tampoco hay signo de puntuación que separe a la palabra «zeós» («theós») de la expresión «jo on eis ton kólpon tu patrós».  

Por otro lado, que la palabra «zeós» («theós») funciona como un atributo cualitativo en relación a «monoguenés», lo mismo que en Juan 1.1c, es una conclusión que es favorecida cuando el mismo Evangelio de Juan identifica a Jesús como «el unigénito del Padre» («monoguenús pára patrós»), o sea, «el unigénito de zeós» («theós»), Juan 1.14.

Como «su hijo unigénito» («tu monoguenús juiú tu zeú»), otra vez, «el unigénito de zéos» («theós»), Juan 3.18.

Lo mismo que 1 Juan 4.9, donde se identifica a Jesús como «el hijo unigénito de Dios» («ton júion autú ton monoguené»), otra vez, «el unigénito de zeós» («theós»).

Consecuentemente, y, evidentemente, así como en Juan 1.1c, la segunda cláusula impide que se identifique al «lógos» con «zeós» («theós»), el Padre; así también en Juan 1.18 la afirmación de que el «monoguenés» está «a la diestra del Padre», no permite que «zeós» («theós») sea asumido de otra forma, sino como un atributo cualitativo, que señala al «monoguenés» como compartiendo con el Padre (con «zeós», «theós») la naturaleza o esencia divina, pero no siendo el Padre. 

Por supuesto, una vez más, dejaremos a la teología, a los teólogos, los esfuerzos por precisar las implicaciones y el grado en que se supone que el «monoguenés» posee la naturaleza divina, evidentemente, dependiendo del bando en el que la persona se ubique (si en el de los unitarios, si en el de los trinitarios ontológicos o si en el de los trinitarios modalistas).

Finalmente, a manera de ilustración, anexo una imagen con tal de favorecer la mejor comprensión de estas líneas.

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