Significante y significado, la idea de «pecado» y sus «significantes» (hebreo, griego y latín)

Significante y significado

Cuestiones de lingüística, exégesis y traducción bíblica

La idea de «pecado» y sus «significantes» (hebreo, griego y latín)

Héctor B. Olea C.

Profesor, me pregunta una persona, ¿será cierto que la palaba (término) «pecado» no está presente en el Nuevo Testamento Griego, sino más bien en la Vulgata?

Luego, si bien la persona no me lo expresó, sospecho que tal pregunta se sustenta en una afirmación que he escuchado varias veces, que el término «pecado» no aparece en la Biblia Hebrea ni en el Nuevo Testamento Griego, sino en la Vulgata.

Por supuesto, detrás de esta afirmación subyace el indiscutible error de no distinguir el «significante» del «significado».

Me explico.

Toda palabra, como «signo lingüístico», tiene dos planos: el plano del «significante» o «expresión» (oral o escrita), que por necesidad ha de ser distinto en cada lengua (amén de ciertas coincidencias), y el plano del «significado» o «carga semántica» (que puede tener distintos niveles de equivalencias en cada lengua).

Por ejemplo, «calculadora», es el «significante» o «expresión», y «aparato para cálculos matemáticos», es el «significado».

Esto supone que cada vez que escuchamos o leemos la palabra «calculadora», viene a nuestra mente la idea de «un aparato para realizar cálculos matemáticos», y no, por ejemplo, un automóvil, un medio de transporte de combustión interna o eléctrico.  

Luego, debería ser evidente que otras lenguas tendrán presente la idea o concepto de «un aparato para realizar cálculos matemáticos», pero comunicada o expresada con un «significante» distinto al español «calculadora», con una cadena fónica distinta a la cadena fónica empleada en español.        

Consecuentemente, si bien no es lógico ni posible esperar que todas las lenguas coincidan en emplear el mismo «significante», la misma expresión, la misma cadena fónica para comunicar una idea, un concepto; no es menos cierto que el deber de la persona que pretenda llevar a cabo un análisis textual serio, con cierto rigor metodológico, deberá procurar constatar cuál es el significante o cadena fónica que emplea la otra lengua (o lenguas) para comunicar una misma idea.  

En tal sentido, considerando que la palabra «pecado» no es una palabra hebrea ni griega, ha de ser demasiado evidente que como tal, no ha de estar presente en la Biblia Hebrea ni en el Nuevo Testamento Griego.

Consecuentemente, lo que procede es constatar si la idea de «pecado» (por lo menos su concepto básico) está presente en la Biblia Hebrea y en el Nuevo Testamento Griego, y cuáles son los significantes que se emplean para comunicar o expresar dicha idea

La etimología de la palabra española pecado

La palabra española «pecado» (transgresión, falta, error, violación, que se aparta de lo recto y lo justo, etc.) deriva de la palabra latina «peccátum», un sustantivo de género neutro y de la segunda declinación, que significa: acto culpable, crimen, falta, error, equivocación, delito, pecado.

Por supuesto y, como nota al margen, no es posible esperar que todo lo que una determinada corriente o tradición religiosa conciba como «pecado», sea también considerado «delito» en el marco de un determinado marco jurídico no sometido o supeditado a la influencia de alguna confesión religiosa.  

Además, tampoco podemos negar que, en muchos casos, lo que una determinada tradición religiosa considera «pecado», otra no lo considera como tal.

La palabra hebrea traducida «pecado»

En Génesis 4.7, por ejemplo, observamos la traducción «pecado».

Ahora bien, ¿qué palabra hebrea se ha traducido aquí «pecado», y cuál es su significado?

Pues bien, la palabra hebrea traducida «pecado» en Génesis 4.7 es la palabra hebrea «jatát» (pecado, culpa, falta, transgresión), sustantivo que está entre los nombres que aparecen en la Biblia Hebrea entre doscientas (200) y trescientas (300) veces.   

Deriva el sustantivo hebreo «jatát» del verbo «jatát» (fallar, tropezar, fracasar, ofender, quebrantar, violar, transgredir, pecar, etc.), que está en la lista de los verbos que aparecen en la Biblia Hebrea entre doscientas (200) y quinientas (500) veces.   

La palabra hebrea empleada en la clásica versión griega para traducir la hebrea «jatát»

En Génesis 4.7 la Septuaginta tradujo la palabra hebrea «jatát» con una forma verbal, y no con un sustantivo.

La forma verbal empleada aquí por la Septuaginta es «jémartes», aoristo segundo, segunda persona del singular, voz activa, modo indicativo, del verbo «jamartáno», verbo que aparece en la Septuaginta doscientas setenta (270) veces, pero cuarenta y tres (43) veces en el Nuevo Testamento Griego: faltar, fallar, cometer una falta contra, ofender, defraudar, cometer injusticia, etc.

Por otro lado, en Génesis 18.20, donde una vez más la Biblia Hebrea empleó el sustantivo «jatát», la Septuaginta tradujo con el sustantivo griego «jamartía», derivado del verbo ya explicado, «jamartáno».

Pues bien, el sustantivo griego «jamartía» (acción contraria el derecho humano y divino, pecado, ofensa, etc.) aparece quinientas cuarenta y tres (543) veces en la Septuaginta, y ciento setenta y tres (173) veces en el Nuevo Testamento Griego.

En resumen, no, no está presente la palabra «pecado» (significante) en la Biblia Hebrea, ni en el Nuevo Testamento Griego, por ser precisamente una palabra española, no hebrea ni griega.

Tampoco está presente la palabra latina «peccátum» en la Biblia Hebrea ni en el Nuevo Testamento Griego, precisamente por ser una palabra latina, no hebrea ni griega.

Deriva, pues, el sustantivo latino «peccátum», del verbo «pécco»: cometer una falta, ofender, equivocarse en, fallar, obrar erradamente.

En cambio, sí está presente en la Biblia Hebrea y en el Nuevo Testamento griego la idea o concepto de «pecado», como «falta», «transgresión», «ofensa», «acto contrario a una norma establecida», etc.); pero, obviamente, comunicada con palabras hebreas en la Biblia Hebrea, y con palabras griegas en la Septuaginta y el Nuevo Testamento Griego.

Finalmente, vuelvo a insistir en que la persona que pretenda expresarse con conocimiento de causa respecto de la traducción de una lengua determinada a otra u otras, debe conocer las leguas involucradas, como lenguas fuentes y como lenguas receptoras.

Como siempre, a manera de ilustración, anexo una imagen correspondiente.

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