Un análisis crítico y
exegético de su descripción en la Biblia
Héctor B. Olea C.
Si bien la descripción de Rahab como una ramera o prostituta ha sido la
indiscutible imagen que nos ha llegado por medio de los textos bíblicos; no
obstante, han surgido algunas voces que sugieren que en realidad Rahab no fue
una prostituta, sino más bien una mesonera, la dueña o la persona responsable
de un mesón, un lugar que ofrecía alojamiento, una especie de hotel.
Ahora bien, la pregunta es si la terminología usada en la Biblia para describir
a Rahab permite la conclusión de que ésta era efectivamente una mesonera u
hostelera y no una prostituta o ramera.
La otra pregunta es si los argumentos empleados por los defensores de la
hipótesis de que Rahab era más bien una mesonera tienen la debida fortaleza, la
fortaleza probatoria que algunas personas le atribuyen.
En consecuencia, lo primero que voy a hacer es establecer con rigor la
conclusión a la que apunta la terminología que se usa en la Biblia para
describir a Rahab, y en un segundo momento igualmente y con el mismo rigor,
analizar el principal argumento usado por la corriente que trata de imponer la
idea de que Rahab era más bien una mesonera u hostelera.
El nombre Rahab (según La Reina Valera 1960, RV), pero
Rajab en La Biblia de Jerusalén (BJ)
Una transliteración fonética del nombre hebreo para Rahab o Rajab es «Rajáv» Esta morfología se explica en virtud de que la letra «bet» hebrea, consonante con que termina el nombre en cuestión, carece de un
punto «daguesh» («dagues lene o suave») que obliga a asumir dicha consonante con el valor de
la «v».
Por otro lado, es preferible la transliteración «Rajab» de la BJ a la de la RV («Rahab») , en virtud de que la «hache» (h) en castellano por lo general es muda o silente (como en hueso,
huevo, hierba, hielo), mientras que la «jet» hebrea no lo es.
En cuanto al significado del nombre «Rajáv», podríamos decir que parece estar relacionado con el verbo «rajáv» (con las vocales «qámes» y «patáh»), que significa ensanchar, abrir, agrandar, dar
espacio, abrir espacio («Diccionario Bíblico Hebreo-Español» de Luís Alonso Schokel).
Consecuentemente también parece tener relación con «rajáv» (sólo con «qámes»), adjetivo que significa: ancho, grueso, dilatado, extenso, espacioso («Diccionario Bíblico Hebreo-Español» de Luís Alonso
Schokel). Y con el sustantivo «rajáv» (sólo con «patáh») que significa: anchura, ancho, extensión (Obra citada de Schokel).
En suma, en hebreo, el nombre Rahab o Rajab es «Rajáv». Pero en la Septuaginta, el
nombre es «Rhaab».
En el nuevo Testamento Griego el nombre «Rajáv» tiene dos formas. En Mateo 1.5 se emplea la forma «Rhajáb», pero «Rhaáb» en Hebreos 11.31 y
Jacobo (Santiago) 2.25.
Las palabras con que se describe a «Rajáv» en la Biblia Hebrea (Tanaj) y en la Septuaginta
«Rajáv» se
menciona en la Biblia en once ocasiones. De estas once ocasiones, sólo en cinco
se la identifica como “ramera” (tres veces en el AT o Tanaj, y dos veces en el
NT), no así en seis ocasiones (cinco en el AT, o Tanaj, y una en el NT).
Los cinco textos donde se la identifica como
“ramera”, son: Josué 2.1; 6.17, 25; Hebreos 11.31; Jacobo (Santiago) 2.25.
Los seis textos donde se la menciona sin
identificarla como “ramera” (sin negar que lo fuera), son: Josué 2.3; 6.23; Salmo 87.4; 89.10; Isaías 51.9;
Mateo 1.5.
Ahora bien, de los cinco textos en que se
identifica a «Rajáv» como
“ramera”, sólo en cuatro se la identifica con la expresión “Rajáv la ramera”;
mientras que en una ocasión solamente se dice “una ramera” (Josué 2.1).
Por otro lado, de la tres veces en que en el
AT o Tanaj se hace referencia a «Rajáv» como
“ramera”, en dos ocasiones (Josué 6.17 y 25) se empleó la expresión «Rajáv
ha-zonáh», y en la única ocasión en que sólo se dijo “una ramera”,
(en casa de una ramera, Josué 2.1), el texto hebreo empleó la palabra «zonáh», sin
el artículo definido
En el primer caso, la frase hebrea «Rajáv
ha-zonáh» fue traducida por la Septuaginta con la frase «Raab
ten pórnen». Y en el segundo caso, la palabra hebrea «zonáh»
fue traducida por la Septuaginta con la frase «gunaikós pórnes».
La palabra con que se describe a «Rajáv» en el Nuevo Testamento Griego
En relación al Nuevo Testamento Griego, hay
que decir que en las dos ocasiones en que se idéntica a «Rajáv» como
“ramera” (Hebreos 11.31 y Jacobo 2.25), el texto griego empleó la frase «Rhaáb je pórne».
Explicación
de la palabra hebrea «zonáh»
La palabra hebrea «zonáh»
en realidad es el participio activo, de género femenino, con valor de adjetivo
(prostituta, ramera), del verbo hebreo «zanáh»,
que tiene como significado básico: prostituirse, ejercer la prostitución.
También relacionadas y derivadas del verbo
hebreo «zanáh», son las palabras o
sustantivos «zenúth» y «zenuním»), dos sinónimos que significan básicamente:
prostitución, ente otros sentidos.
Por su parte, la Septuaginta y el Nuevo
Testamento emplearon como contraparte de «zenúth» y «zenuním», la palabra «pornéia»: prostitución.
Además, la palabra griega empleada tanto en
la Septuaginta como en el Nuevo Testamento Griego, «pórne» (ramera, prostituta),
es un sustantivo femenino derivado del verbo griego «pornéuo», que tiene como
significado básico: prostituirse, ejercer la prostitución.
Ahora bien, es precio decir que la palabra «ramera»
(en singular) se encuentra en 40 ocasiones en toda la Biblia, 32 veces en el
Tanaj o Antiguo Testamento en 31 versículos bíblicos, y 8 veces en 8 versículos
bíblicos en el Nuevo Testamento, tomando como punto de partida la versión Reina
Valera 1960.
De las 32 veces en que se encuentra en el
Tanáj o Antiguo Testamento, la palabra «ramera», en
29 ocasiones es la traducción de «zonáh»,
y en sólo tres ocasiones (Génesis 38.21, 22; Deuteronomio 23.17, 23.18 en el
texto hebreo; por cierto, en este último pasaje se habla de la llamada «prostitución
sagrada») es la traducción de «quedesháh».
Deriva, pues, «quedesháh» del verbo hebreo «qadásh»,
que significa separarse o apartarse para, consagrarse a, santificarse. Sin
embargo, que «zonáh» y «quedesháh») son
sinónimos, lo pone en evidencia Deuteronomio 23.17 (23.18 en el texto hebreo)
cuando en el versículo siguiente 23.18 (23.19 en el texto hebreo) se empleó a «zonáh»
en lugar de «quedesháh»).
En efecto, una manera de poner de relieve la
sinonimia que existe entre «zonáh»
y «quedesháh», según se muestra en Deuteronomio 23.17-18 (23.18-19 en el texto
hebreo), es citando la traducción de la RV 1960 y poniendo al lado de la
traducción «ramera», la palabra hebrea
que está detrás de dicha traducción; cito:
«17No haya «ramera»
(«quedesháh») de entre las hijas de Israel… 18No
traerás la paga de una «ramera» («zonáh»)…»
Respecto de las ocho ocasiones en que se
encuentra la palabra «ramera» en al Nuevo
Testamento, es la traducción de una sola palabra griega «pórne».
Pero en plural, «rameras», dicha
palabra se encuentra en 12 ocasiones en toda la Biblia. De estas 12 ocasiones,
8 corresponden al Tanáj o Antiguo Testamento (8 veces en 7 versículos), y 4
veces corresponden al Nuevo Testamento.
De las 8 ocasiones en que según la Reina
Valera 1960 aparece la palabra «ramera»
en plural («rameras») en el Tanáj o
Antiguo Testamento, en realidad en solo cinco (5) ocasiones se encuentra en
plural, pues en el texto hebreo se encuentra en singular en Jeremías 5.7 (en plural
también en la Septuaginta), y en Miqueas 1.7 (en dos ocasiones).
Con relación al Nuevo Testamento, las cuatro
ocasiones en que se encuentra en plural, «rameras», es
la traducción del plural de «pórne».
En conclusión, después de considerar la
terminología empleada en la Biblia para describir a «Rajáv», es evidente que no
hay lugar a dudas respecto de su condición de «ramera»
o «prostituta».
Paso ahora a considerar el principal
argumento empleado para tratar de justificar y fundamentar la idea de que «Rajáv» no
era una ramera o prostituta, sino una mesonera u hotelera, dueña o persona
responsable de un mesón.
El principal argumento, desde el punto de
vita lingüístico, por supuesto, consiste en que el Tárgum (versión aramea) del
libro de Josué, emplea una expresión en Josué 2.1 que más bien significa
mesonera u hotelera, y no prostituta o ramera.
Ahora bien, considerando la traducción del Tárgum
de Ezequiel, específicamente la traducción de Ezequiel 23.44, encontramos dos
datos interesantes. El primer dato es que en lugar de «ramera»,
como efectivamente dice el Texto Masorético además de la Septuaginta, el Tárgum
de Ezequiel emplea una frase que se traduce «hostelera de burdel».
El segundo dato es que el traductor del Tárgum de Ezequiel agrega una nota al
pie de página que dice: “Esta expresión (hostelera de burdel) se halla también
en el Tárgum de Josué 2.1.
No obstante, en el Tárgum de Ezequiel es
evidente que incluso con el empleo de la expresión «hostelera
de burdel» se mantiene presente la idea de la infidelidad religiosa
(idolatría, el culto idolátrico) o prostitución metafórica de Israel y Samaria.
En todo caso, es preciso poner de relieve que
la tendencia que mostró el Tárgum de Josué y el Tárgum de Ezequiel no se
mantuvo de manera consiste en la traducción aramea de los libros del Tanáj. Por
ejemplo, la expresión que se lee al final de Jeremías 2.10, cito: «debajo de todo árbol frondoso te echabas como ramera», es traducida por el Tárgum de Jeremías: «pero he aquí que en todo cerro elevado y bajo todo
árbol frondoso tú dabas culto a los ídolos».
Además, la traducción del Tárgum de Jeremías incluye una nota al pie de
página en relación al versículo 20 del capítulo 2, cito: el Texto Masorético
emplea el verbo «prostituirse» que el Tárgum suele interpretar en sentido
cultico de «idolatría». Sin embargo, en el capítulo 3.3, el Tárgum de Jeremías
tradujo de una manera más apegada al Texto Masorético: «pero tú tenías el descaro de una ramera negándote a
sentir humillación».
Por otro lado, no es posible exagerar la
evidencia que muestra el Tárgum de Josué, así como el resto de los Targumín en
relación a la categorización de «Rajáv»; esto
así cuando consideramos y tenemos presente la tendencia a la paráfrasis, o sea,
el tipo de traducción interpretativa que representa por lo general la
traducción de los Targumín.
Precisamente y, respecto de la naturaleza de
los Targumín, puntualiza Julio Trebolle Barrera: “Los Targumín se encuentran a
mitad de camino entre lo que es una versión literal y los grandes comentarios
midrásicos (comentarios del texto bíblico que lo actualizan y pretenden
explicar toda su riqueza y significado más profundo) de la época rabínica” (La
Biblia judía y la Biblia cristiana, página 357).
Finalmente, pienso que la corriente
interpretativa que procura evitar la descripción de «Rajáv» como una “ramera”,
tiende a darle al relato sobre «Rajáv» un
carácter de historicidad que no tiene dicho relato.
Consecuentemente, considero pertinente y de
lugar, la observación que hace el «Comentario Bíblico
San Jerónimo» al comentar a Josué 2.1, cito:
“Las modernas investigaciones arqueológicas
no han hallado huella alguna de una ciudad cananea que existiera en el lugar de
Jericó con posterioridad a la destruida por los egipcios en torno a 1550, unos
tres siglos antes de la llegada de Josué. Es posible que la ciudad permaneciera
en ruinas durante los tres primeros siglos de ocupación israelita y que se la
asociara en la tradición popular a las conquistas de Josué. Los versículos
finales de la historia de Rajab, tal como los encontramos en 6,17.22.23.25,
indican que se trata de un relato etiológico creado para explicar la presencia
de un poblado cananeo que era conocido como la casa de Rajab y que seguía
viviendo en Jericó o en sus cercanías (Noth). El relato establecía una relación
entre este grupo y las hazañas de Josué y explicaba que su permanencia en el
lugar se debía a que su antepasada Rajab había ayudado a Josué en la conquista
de Jericó”.
Con relación a la presencia de «Rajáv» en la llamada genealogía de Jesús, junto a dos mujeres más que
como ella tampoco eran israelitas (Mateo 1.1-6); traigo a colación las palabras
del «Comentario al Nuevo Testamento», de la Casa de la Biblia, dirigida por
Santiago Guijarro Oporto, cito: “Mateo quiere mostrar a su comunidad que los
paganos (los no judíos) tienen un lugar en los planes de Dios. También quiere
mostrar que el misterioso nacimiento de Jesús a través de María tiene su lógica
en la historia de la salvación” (volumen III, página 36).
También me parecen muy valiosas al respecto
las palabras de Raymond E. Brown: “…Es plausible que exista un factor común
entre las cuatro mujeres del Antiguo Testamento ahí mencionadas (Tamar, Rajab,
Rut y la mujer de Uría, Betsabé), quizás una preparación para la experiencia
comunitaria cristiana y/o para María. Las tres primeras mujeres no eran
israelitas, y la cuarta no estaba casada con un israelita. Este factor de los
antecedentes del mesías ¿prepara la aceptación por parte de los no judíos de la
proclamación de éste, e igualmente de la comunidad mateana, compuesta de una mezcla
de judíos y gentiles?
Los pasos previos de las uniones de
matrimoniales de esas cuatro mujeres mencionados en la genealogía son
irregulares, como vemos en Génesis 38, Josué 2, Rut 3 y 2 Samuel 11. Sin
embargo, esas mujeres fueron los instrumentos de Dios para continuar la línea
mesiánica. ¿Es esto una preparación para lo inusual de la concepción de Jesús por
María y su unión con José?” («Introducción al Nuevo
Testamento», volumen I, páginas 251-252).
En conclusión, sin perder de vista la
naturaleza del relato que menciona a «Rajáv», ésta es mencionada y
descrita en la Biblia (Tanáj y NT), sin duda alguna, como una “ramera”, como
una “prostituta”, sin crítica alguna, pero sí con muchos elogios; por supuesto,
sin negar la sospecha que pesa sobre ella de ser, o al menos haber actuado como
una traidora (desleal y mentirosa) respecto de su propio pueblo, en perjuicio
del mismo. Por otro lado, hay quienes sugieren que en realidad «Rajáv» era una prostituta que ejercía la llamada prostitución sagrada,
o prostitución cultual y sacerdotal.
Sin embargo, en realidad no podemos estar demasiado seguros de esta
afirmación en virtud de que en el contexto de Deuteronomio 23.17-18 (23.18-19
en el texto hebreo) se usan indistintamente «quedesháh», palabra asumida como término
técnico para hacer referencia a una mujer que ejercía la prostitución sagrada) y «zonáh», término usado
para hacer referencia a la prostitución en sentido general, en sentido propio, literal,
y en sentido figurado o metafórico).
¡Hasta la próxima!
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