Una corrección necesaria y pertinente
Héctor
B. Olea C.
Una forma de la
lengua hebrea del Tanaj o Antiguo Testamento Hebreo (Biblia Hebrea, Biblia Hebraica)
señalar el superlativo o la excelencia del sustantivo, es mediante la repetición
del sustantivo de que se trate.
En efecto, la frase «shir ha-shirím»,
parte inicial del libro conocido en nuestras Biblias como «Cantar de los cantares», en realidad debe traducirse: «La mejor canción de todas» (La mejor canción, La mejor de las canciones).
Por supuesto, no es
acertada la traducción «Cantar de
los cantares», pues su literalidad no permite percibir el
superlativo hebreo, y dificulta la comprensión del mensaje que dicho superlativo
quiso y desea comunicar.
Lógicamente, la
traducción que hizo la Septuaginta adolece de la misma falla que la que nos han
ofrecido las versiones castellanas de la Biblia, cito: «aisma
asmáton»: «Canciones
de canciones».
Luego, no es posible
dejar de llamar la atención, de poner de manifiesto que en todo el canon
bíblico (Tanaj y Nuevo Testamento), es precisa y únicamente una canción (que
leemos como libro, y no como canción escrita) que exalta el amor de una pareja,
el amor sin satanizar ni minimizar el deseo y la pasión sexual, el encuentro
íntimo de una pareja, la canción que recibe el título de «La mejor canción de todas».
Evidentemente, esta
sublime canción de amor de pareja, erótica y apasionada por demás, ha recibido
una alegorización insostenible e innecesaria por parte de ciertas teologías judías
(incluso esotérica) y por parte de las teologías cristianas mismas.
De todos modos, que
el libro de Cantares haya finalmente conservado su espacio en el canon bíblico,
que su título vaya dirigido precisamente a poner de relieve lo sublime del amor
de pareja, el amor conyugar, la pasión erótica y el deseo sexual; debería hacer
reflexionar a quienes comprometidos con ciertas teologías institucionales han
pretendido sacarle el cuerpo al verdadero mensaje, al verdadero referente de
esta bella canción de amor.
Luego, en relación a
la frase «asher lishlomóh»,
traducida por la Septuaginta como «jo estín
to Salomón»: «la cual es
de Salomón o está dedicada a Salomón», no
prueba que Salomón fue su autor; esto así en virtud de la que preposición hebrea
«le» (por necesidad
vocalizada aquí «li», puede indicar tanto el “caso genitivo” (de
Salomón), como el caso dativo (dedicada a Salomón, para Salomón).
En tal sentido, es
preciso poner de relieve que la traducción que hizo la Septuaginta de la frase
hebrea «asher lishlomóh», o sea, «jo estín to Salomón», se encuentra precisamente
en “caso dativo”. En suma, es indiscutible que para el traductor o traductores del
libro de Cantares en la Septuaginta, Cantares no es obra de Salomón, sino una
canción de amor dedicada al rey que según la tradición tuvo setecientas mujeres reinas y
trescientas concubinas (1 Reyes 11.3).
En conclusión, la
traducción que desde la Septuaginta hasta las versiones modernas de la Biblia
se ha hecho de la frase hebrea «shir ha-shirím» («La mejor canción de todas»,
sin duda tiende a minimizar el sentido y la pretensión que quiso comunicar con
dicho título el autor original o redactor final de la obra en cuestión; una
obra definitivamente marcada por el amor y pasión conyugal, por el placer y el
encuentro íntimo y erótico de dos personas que se aman y se entregan sin reservas;
así de sencillo.
1¡Cuán hermosos son tus
pies en las sandalias,
Oh hija de príncipe!
Los contornos de tus muslos son como joyas,
Obra de mano de excelente maestro.
2Tu ombligo como una taza
redonda
Que no le falta bebida.
Tu vientre como montón de trigo
Cercado de lirios.
3Tus dos pechos, como
gemelos de gacela.
4Tu cuello, como torre de
marfil;
Tus ojos, como los estanques de Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim;
Tu nariz, como la torre del Líbano,
Que mira hacia Damasco.
5Tu cabeza encima de ti,
como el Carmelo;
Y el cabello de tu cabeza, como la púrpura del rey
Suspendida en
los corredores («shir
ha-shirím»: «La mejor canción de todas») 7.1-5.
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