Una perspectiva crítica y exegética
Héctor B. Olea C.
Benedicto XVI, en su encíclica »DEUS CARITAS EST»
(Dios es amor), publicada el 25 de diciembre del año 2005, decía: “Los antiguos griegos dieron el nombre de «eros» al amor entre hombre y
mujer, que no nace del pensamiento o la voluntad, sino que en cierto sentido se
impone al ser humano” (como pasión desenfrenada, emoción amorosa, deseo
natural, etc.).
También se afirma que
en la mitología griega, «eros» era el dios primordial
responsable de la atracción sexual, el amor y el sexo, venerado también como un
dios de la fertilidad.
Por supuesto, de la
palabra «eros» derivan las palabras castellanas: «erotismo» (amor o placer
sexual), «erótico» (relativo al amor o al placer sexual), «erotomanía» (delirio
amoroso o erótico, interés desmedido por las relaciones sexuales). Pero a su vez,
el sustantivo «eros» deriva del verbo griego «eráo» (yo amo).
Ahora bien, a pesar de que no tiene presencia en el Nuevo Testamento
Griego, el verbo «eráo» sí tiene presencia
en la versión griega del Tanaj, la Septuaginta.
Ciertamente, el verbo «eráo» se lo encuentra
dos veces en la literatura canónica (Proverbios 4.6; Ester 2.17), y una vez en
la literatura apócrifa del Tanaj o Antiguo Testamento, con presencia en la
Septuaginta (1 de Esdras 4.24).
A continuación, análisis y explicación de la traducción del verbo «eráo» en los tres textos donde se lo encuentra en la Septuaginta:
En Proverbios 4.6, la traducción «ámala», tanto en la Reina Valera 1960,
como en la traducción de la Septuaginta de Junemann, es la traducción de «erástheti», forma verbal de tiempo aoristo primero, voz
pasiva, modo imperativo, segunda persona del singular, del verbo «eráo».
En Ester 2.17, la traducción «amó», tanto en la Reina Valera 1960, como
en la traducción de Junemann, es la traducción de «erásthe»; forma verbal de tiempo aoristo primero, voz pasiva, modo indicativo,
tercera persona singular del verbo «eráo».
Ahora cito de manera íntegra la traducción del apócrifo 1 Esdras 4.24,
ofrecida en el tomo II de la seria Apócrifos del Antiguo Testamento, por
Ediciones Cristiandad; cito: «Contempla a los leones,
camina por la oscuridad y, cuando roba, se da a la rapiña y el despojo lo lleva
a su amada».
Aquí, la traducción «amada»,
corresponde a la forma verbal «te eroméne», que consiste en un participio
articular (con artículo definido), en tiempo presente, voz pasiva, en caso
dativo, de género femenino, y en singular, del verbo «eráo».
Consecuentemente,
podemos concluir que en la tradición bíblica, el verbo «eráo» indiscutiblemente
hace referencia al componente sexual del amor, o por lo menos lo incluye en dos
de los tres textos en los que aparece: Ester 2.17 y 1 de Esdras 4.24.
Pero en uno de ellos,
Proverbios 4.6 (teniendo como complemento u objeto directo la sabiduría), es
obvio que no hace referencia alguna al aspecto o componente sexual del amor.
Luego, en relación específica
a 1 de Esdras 4.24, es preciso llamar la atención que en el versículo a
continuación, o sea, 1 de Esdras 4.25 (literalmente: «Ama el hombre más a su mujer que a
su padre y a su madre»); el verbo empleado por la Septuaginta es «agapáo» (de donde viene el sustantivo griego «agápe»: amor), y no el verbo «eráo».
Consecuentemente, no es
posible exagerar el componente sexual, la referencia al deseo e interés puramente
sexual con el empleo del verbo «eráo» en el versículo 24.
La presencia del sustantivo «éros» en la Septuaginta
El sustantivo «éros»,
derivado del verbo «eráo», se lo encuentra en la Septuaginta solamente en dos
ocasiones: Proverbios 7.18; 30.16; por otro lado, es preciso poner de relieve
que, como el verbo «eráo», tampoco tiene presencia el sustantivo «éros» en el
Nuevo Testamento Griego.
En la Reina Valera
1960, Proverbios 7.18 dice: “Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana;
Alegrémonos en amores.”
Aquí, la traducción «de
amores», corresponde al griego «filías» (caso genitivo singular de «filía»:
amor); y la traducción «en amores» (en plural conforme al texto hebreo «ba-ojavím»,
plural de «ojáv»: amor, caricia); pero la Septuaginta tiene a «éros» específicamente
en caso dativo singular, o sea, «éroti»: en amor. Esto explica la traducción de
Junemann: «en amor».
El segundo texto en
que aparece el sustantivo «éros» en la Septuaginta, es Proverbios 30.16, que
fue traducido por la Reina Valera 1960 como: «El Seol, la matriz estéril, La
tierra que no se sacia de aguas, Y el fuego que jamás dice: ¡Basta!».
Ahora bien, la frase
hebrea «‛ótser rajám» que por lo general se ha traducido «vientre estéril» (la
mujer de matriz o vientre estéril), fue traducida por la Septuaginta con la frase:
«éros gunaikós», literalmente: amor de mujer.
No obstante, es
preciso poner de relieve que la frase griega «éros gunaikós» (amor de mujer),
es ambigua, y puede ser asumida, por un lado, como un genitivo subjetivo: el
amor con que ama la mujer; y por otro lado, como un genitivo objetivo: el amor
o interés sexual del varón hacia la mujer, el amor o interés sexual del varón
(que tiene el varón) hacia la mujer.
Luego, dado que el
texto griego no contiene una preposición que obligue a interpretar el genitivo «gunaikós»
como apuntando a una acción que procede de la mujer, como un genitivo subjetivo
sin discusión; personalmente me inclino por el genitivo objetivo: el amor o
interés sexual del varón por la mujer.
Consecuentemente,
tenemos que concluir que la presencia del sustantivo «éros» en la tradición
bíblica, las dos únicas veces en que se lo encuentra en la Septuaginta, sin
duda hace referencia al amor y al componente del deseo e interés sexual; así de
sencillo.
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