“La letra mata, más el espíritu vivifica”, 2 Corintios 3.6 ¿En qué sentido?



¿Cuál es en realidad el sentido de dicha frase, por supuesto, en su debido contexto?


Héctor B. Olea C.

En primer lugar, lo primero que hay que tener en cuenta es la perícopa (sección o unidad de sentido completo) en la cual ocurre dicha frase, la tan popular frase, pero tan manipulada y mal interpretada al mismo tiempo (tal vez por eso lo de su indiscutible popularidad).

En tal sentido, es preciso poner de relieve que el contexto lingüístico y temático inmediatico de 2 Corintios 3.6, comienza en el versículo 1 y se extiende hasta el versículo 18. En este contexto, Pablo, haciendo una lectura muy peculiar del depósito de la fe judía, contrasta el pacto en Sinaí, cuyo mediador fue Moisés, con el que el pensamiento paulino, y luego el pensamiento cristiano en general, llama “nuevo pacto”, cuyo mediador es Jesucristo (el pacto escrito no en unas tablas de piedra, como el de Sinaí, sino en el corazón mediante el Espíritu (compárese Jeremías 31.31-34; Hebreos 9).  


En segundo lugar y, en conclusión, Pablo llama “letra” al pacto en Sinaí, pues lo considera en su aspecto físico y externo, como señalando una serie de mandatos que la persona tenía que observar, pero sin incluir la fuerza interna espiritual que capacitaría a las personas para cumplirlos, por la tanto, era un pacto que indefectiblemente producía “muerte”; por supuesto, siempre en concordancia con la perspectiva paulina, al margen del punto de vista de la fe judía. Pero el nuevo pacto, siguiendo el pensamiento paulino, sí produce vida, porque está escrito en el corazón mediante la obra del Espíritu Santo, a diferencia del pacto Sinaítico que fue escrito en tablas de piedra. Además, Pablo y luego el pensamiento cristiano en general, asume que el nuevo pacto supone la asistencia del Espíritu de Dios, y la excelencia de Jesucristo como su mediador (superior a Moisés), como un mejor sacerdote, entrando a un mejor tabernáculo, y representando una ofrenda perfecta (Hebreos 8, 9 y 10).  

Consecuentemente, es demasiado obvio que Pablo jamás quiso decir en 2 Corintios 3.6, que la intelectualidad mata la vida espiritual, pero la ignorancia (la ausencia de intelectualidad), produce vida, potencia la vida espiritual. Es más, no es bíblico el dualismo que contrasta la intelectualidad (como sinónimo de falta de espiritualidad y entrega a Dios), y la ignorancia (entendida como sinónimo de espiritualidad intrínseca, como una especie de virtud que favorece la entrega a Dios).


Finalmente, no es posible dejar de lado el que tanto el Tanaj, el canon judío, mal llamado Antiguo Testamento por los cristianos, se hizo eco de la tradición del pensamiento de sabiduría (Proverbios, Eclesiastés, Job, principalmente), así como el canon cristiano, el llamado Nuevo Testamento (la carta de Jacobo, mal llamado Santiago, principalmente).

Cierro esta breve reflexión trayendo a colación unas palabras que señalan a Esdras como una persona para nada espiritual para las personas que todavía insisten en mal interpretar las palabras de Pablo en 2 Corintio 3.6.  

“Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos. Esta es la copia de la carta que dio el rey Artajerjes al sacerdote Esdras, escriba versado en los mandamientos de Jehová y en sus estatutos a Israel: 12Artajerjes rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba erudito en la ley del Dios del cielo: Paz” (Esdras 7.10-12).

Por supuesto, subráyense las frases «escriba versado en los mandamientos de Jehová (Señor)», «escriba y erudito en la ley (Torá) de del Dios del cielo». En consecuencia, ya me mi imagino lo carnal y lo poco de espiritual que sería Esdras para un sector del cristianismo evangélico pentecostal y neo pentecostal, así de sencillo.
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