Curso de griego koiné (bíblico), un curso profesional de profunudización



Un curso académico, profesional y aconfesional, que inicia este sábado 5 de abril.  

«Curso de Griego Koiné (Bíblico), el segundo año», un curso profesional, de actualización, profundización y especialización en la gramática y sintaxis del griego koiné.

Un curso dirigido a las personas que alguna vez estudiaron (o están estudiando) griego koiné (bíblico), pero desean actualizar, completar y profundizar sus conocimientos de la gramática y la sintaxis del Griego Koiné (Bíblico).

Un curso diseñado para el público general, al margen de su confesión o no confesión religiosa, pero interesado en un estudio profesional (no elemental) y académico del griego koiné.   

Prerrequisitos: En cuanto a la flexión nominal, conocer (aunque sea parcialmente) la segunda y la primera declinación; en cuanto a la flexión verbal, conocer el modo indicativo, aunque sea parcialmente.  

Duración: Un año.

Modalidades: Online (en vivo y en directo vía Zoom) y en diferido (asincrónico, mediante las clases grabadas).

Día y horario: sábados 8:00 – 10:00 PM (República Dominicana, Puerto Rico; 7:00 – 9:00 PM Colombia y Perú; 9:00 – 11:00 PM Chile y Argentina.

Modalidades: Online (vía Zoom en vivo y en directo) y Virtual (en diferido, en forma asincrónica, mediante clases grabadas).

Inicio: Próximo sábado 5 de abril.

¡Incluye material de apoyo y certificado!

¡Inscripciones abiertas! ¡Todavía estás a tiempo!

Información general, modalidades de pago y matriculación Aquí

Traducción versus transliteración, curso de griego koiné de prufundización


Reiteramos el inicio del segundo año de nuestro «Curso de Griego Koiné (Bíblico)», un curso de continuación y profundización, para el sábado 5 de abril. 

Un curso profesional de profundización y actualización dirigido a las personas que ya tienen cierto conocimiento del griego koiné, pero que desean profundizarlo y actualizarlo (etapa de continuación, profundización y conclusión del primer año del curso).

Y a propósito de la imagen adjunta:

Un actual y sólido curso de griego koiné debe no puede ignorar que, actualmente, existen dos formas o sistemas de lectura y transliteración: la pronunciación erasmiana y la pronunciación moderna o reucliniana, al margen de cuál sea el sistema de lectura preferido o por el cual se opte.

Además, no es cierto que un curso de griego koiné que opte por aplicar la pronunciación reucliniana es más actual, de mayor calidad y profundidad que el curso que prefiera la pronunciación erasmiana, y viceversa (hay más cosas en juego).

Por otro lado, es preciso insistir en que con la «transliteración» (siempre en conformidad a un sistema específico de lectura, y en conformidad a los fonemas de las lenguas involucradas) sólo se transmite el «significante» (la cadena fónica, la expresión), pero con la traducción se transmite el «significado».  

Finalmente, es claro, debería ser claro que la aplicación de un distinto sistema de lectura para el griego koiné (como para el griego clásico), no implica un cambio de significado (un cambio semántico) ni un cambio en la sintaxis del texto.       

Modalidades: Online (en vivo y en directo vía Zoom) y virtual (en diferido, en forma asincrónica y personalizada).

¡Incluye material de apoyo y certificado!

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¿Condena Levítico 18.22 la pederastia? La palabra hebrea «zajár» y su uso en la Biblia Hebrea


¿Condena Levítico 18.22 la pederastia?

La palabra hebrea «zajár» y su uso en la Biblia Hebrea

Héctor B. Olea C.

En ocasión de la publicación de mi artículo sobre Levítico 18.22, un apreciado contacto lo comentó, poniendo de relieve que había escuchado que hay quienes sugieren que la palabra hebrea «zajár», presente en el texto en cuestión, significa no varón (varón adulto), sino más bien chico (un varón de corta edad, muchacho, mozo, joven).

Por supuesto, con la sugerencia de que «zajár» no significa aquí «varón» (varón adulto), sino «chico» o «muchacho» (varón de corta edad, muchacho, mozo); se ha querido sacarle el cuerpo a la prohibición que plantea el texto respecto de la relación sexual entre varones adultos, sugiriendo que se trata más bien una prohibición de la pederastia (la relación sexual de un varón adulto con un niño).  

Ahora bien, ¿qué tiene de cierto esta hipótesis?

El uso de zajár en la Biblia Hebrea

La palabra hebrea «zajár», presente en Levítico 18.22 está entre los sustantivos que se emplean en la Biblia Hebrea entre cincuenta (50) y cien (100) veces, y hace referencia al varón en los seres humanos (sin importar la edad, aunque casi estrictamente al varón adulto) y al macho en los animales.

En todo caso, es importante estar al tanto de que no es «zajár» la palabra propia para hacer referencia a un varón de corta edad, sino otra que, por cierto, la voy a mencionar más adelante.

Textos ilustrativos de la Biblia Hebrea que emplean el sustantivo «zajár»

Quiero mencionar algunos textos importantes que ilustran muy bien el uso dominante y ordinario del sustantivo «zajár» en la Biblia Hebrea.

Génesis 1.27 y 5.2. En estos textos se plantea que Dios hizo al ser humano varón («zajár») y mujer («nequevá»). Por supuesto, no creo que haya alguien que sugiera que aquí «zajár» signifique “chico”, “muchacho”, “mozo”.

Éxodo 12.48. En este texto, en mi opinión, se hace evidente que «varón» («zajár») hace referencia a un varón adulto, no a un chico o mozo.

Levítico 15.33. En este texto, en el cual se usan indistintamente el sustantivo «zajár» y el sustantivo «ish» (hombre, varón adulto), el sustantivo contraparte u opuesto de «ishá» (mujer, esposa); es evidente que «zajár» muestra su significado ordinario, apuntando a un varón adulto.

2 Crónica 31.19. Aquí, presente en la expresión «a todo varón entre los sacerdotes», una vez más el sustantivo «zajár» pone de manifiesto su significado, haciendo referencia a un varón adulto.

Génesis 6.19; 7.9 y 16. En estos textos, haciendo referencia al macho de los animales, «zajár» presupone a un macho en capacidad de engendrar, o sea, no un animal macho de corta edad, incapaz de engendrar.

La evidencia que aporta la clásica traducción griega

Como el sustantivo «zajár», que en realidad no apunta a un varón chico o mozo; tampoco el sustantivo empleado en la clásica versión griega tiene ese matiz.

En efecto, el sustantivo griego «ársen», empleado para traducir a «zajár» en Levítico 18.22, coincide con éste en hacer referencia a un varón adulto, no a un niño varón de corta edad.

La palabra hebrea empleada para indicar a un varón mozo (mozo, muchacho)

Ciertamente, cuenta la Biblia Hebrea con un sustantivo específico para hacer referencia a un varón de corta edad y que, por cierto, no lo emplea en Levítico 18.22.

Dicho sustantivo es «yéled»: niño, recién nacido, mozo, muchacho, joven.

Por cierto, especifica el diccionario de hebreo bíblico de Schokel, que «yéled» abarca desde el nacimiento hasta la juventud, y que el significado propio y particular en cada caso, se establece por el contexto.

Por cierto, el sustantivo femenino y contraparte de «yéled», es «yaldá» (niña, muchacha).

Observación: Los significados dados de «yéled» y «yaldá» en la Biblia Hebrea, lo conservan también en el hebreo moderno.

Por otro lado, un término presente en la Biblia Hebrea misma, en el hebreo rabínico y en el hebreo moderno, es «yaledút», «yaldút», de la misma raíz de «yéled», «yaldá» y el verbo «yalád» (engendrar, dar a luz, parir), significando: niñez, infancia, adolescencia.    

Un texto que ilustra muy bien el uso de «yéled» y «yaldá» en la Biblia Hebrea es Zacarías 8.5: “Y las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos («yéled» en plural: «yeladím») y muchachas («yaldá» en plural: «yeladót») que jugarán en ellas”.

La traducción griega de Zacarías 8.5

En la traducción griega de Zacarías 8.5, la Septuaginta, en armonía con el texto hebreo, empleó dos sustantivos que, específicamente, apuntan a muchachos y a muchachas.

En tal sentido, es preciso decir que la Septuaginta tradujo a «yeladím» con «paidaríon», genitivo plural de «paidárion» (muchacho, joven, varón no adulto, joven capaz de tener relaciones sexuales), formalmente un diminutivo de «páis» (niño); y tradujo a «yeladót» con «korasíon», genitivo plural de «korásion» (niña, muchachita, jovencita), formalmente un diminutivo de «kóre» (muchacha, joven).

Luego, de la misma manera en que Levítico 18.22 evitó el uso de «yéled» (niño, recién nacido, mozo, muchacho, joven), y el griego a «páis» o «paidárion» (muchacho, joven, varón no adulto); de la misma manera el texto hebreo evitó el uso de «zajár» (varón adulto) en Zacarías 8.5, así también evitó la Septuaginta el empleo de «ársen» al traducir a Zacarías 8.5.

Finalmente, es preciso decir que un término empleado en el hebreo rabínico para señalar una relación sexual entre dos varones es «mishkáv zejúr», pero empleado en el hebreo moderno con el sentido de pederastia.

Por cierto, la expresión «mishkáv zejúr» (cama de varón con una connotación sexual), en primer lugar, está conformada por el sustantivo en estado absoluto «mishkáv», cuyo constructo plural está presente en Levítico 18.22; 20.13 y en Génesis 49.4; y, en segundo lugar, por el sustantivo «zejúr», sinónimo de «zajár», y que también apunta a un varón adulto, como se ve en Éxodo 23.17; 34.23, y Deuteronomio 16.16; 20.13.

Consecuentemente, la expresión «mishkáv zejúr» (no apunta al varón mozo o adolescente víctima de pederastia, sino al varón adulto que la comete.  

En conclusión, la idea de que Levítico 18.22 no prohíbe las relaciones sexuales entre dos varones adultos, sino entre un varón adulto con un varón de corta edad (pederastia); carece de fundamento en virtud de que la palabra hebrea empleada en dicho texto («zajár») no tiene el matiz de un varón de corta edad, sino que, ordinariamente, apunta a un varón adulto; por otro lado, porque la Biblia Hebrea no empleó aquí, sino que más bien y, precisamente, evitó emplear aquí el sustantivo que sí apunta a un varón de corta edad («yéled»).

Sin duda alguna, si en lugar de «zajár» el hebreo hubiera empleado a «yéled» en Levítico 18.22 y en Levítico 20.13, otra sería la historia.

Muy a propósito de nuestro «Curso de Hebreo Clásico (Bíblico)», el segundo año, un curso de continuación y profundización, en desarrollo, desde el pasado mes de enero, y a propósito de nuestro «Curso de Hebreo Clásico (Bíblico)», desde cero, el primer año, que iniciará el sábado 7 de junio.

Modalidades: Online (en vivo y en directo vía Zoom) y virtual (en diferido, en forma asincrónica y personalizada).

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Finalmente, como siempre, anexo una imagen con tal de ilustrar y hacer más comprensibles estas líneas.

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Lo que en realidad dice el texto hebreo de Levítico 18.22 Nociones de la morfosintaxis del hebreo clásico (bíblico)


Lo que en realidad dice el texto hebreo de Levítico 18.22

Nociones de la morfosintaxis del hebreo clásico (bíblico)

Héctor B. Olea C.   

Me sentí motivado a realizar esta publicación porque me he enterado de una propuesta de traducción de Levítico 18.22 que, en honor a la verdad, carece de sustento a la luz de la gramática y la sintaxis (morfosintaxis) del hebreo clásico (bíblico).

Por supuesto, publico estas líneas con una decidida e inocultable honestidad intelectual, con el objetivo de poner de relieve lo que en realidad dice el texto hebreo del texto bíblico en cuestión, considerando, además, la traducción griega que exhibe la Septuaginta (Los LXX).

El texto hebreo de Levítico 18.22 (en una imagen adjunta exhibiré el texto hebreo)

Una transliteración del texto hebreo de Levítico 18.22 es la siguiente:

«ve-et zajár lo tishkáv mishkeve ishá toevá ji» 

Segmentos mal comprendidos del texto hebreo de Levítico 18.22

En primer lugar: la expresión «ve-et zajár»

Esta expresión inicia con la conjunción copulativa «ve» («y»), colocada como prefijo.

El segundo elemento lo constituye la palabra «et», que, morfológicamente puede ser una de dos cosas (gramemas o morfemas gramaticales): la partícula intraducible que marca o señala un objeto directo determinado; o bien, la preposición «con», que introduce un complemento circunstancial de compañía (con, junto a, en compañía de).

Luego, por razones sintácticas, «et» no es aquí la partícula que marca o señala el objeto directo de verbo transitivo alguno, sino única y precisamente la preposición «con».

Y el tercer elemento de la expresión en cuestión es el sustantivo indeterminado «zajár» (varón, persona de sexo masculino).

En conclusión, la expresión «ve-et zajár» debe ser traducida: «y con un varón».

En segundo lugar, en relación al acento disyuntivo que está encima de la última sílaba del sustantivo «zajár» (varón), diré lo siguiente.

En efecto, el texto hebreo muestra que el sustantivo «zajár» (varón) tiene un acento disyuntivo en la última sílaba, que marca una brece pausa en la lectura, y que es equivalente a la pausa que indica nuestra coma española.

Este acento recibe el nombre de «zaquéf qatón» (o «zaquéf qatán»). En todo caso, este acento disyuntivo no altera en nada en sentido o semántica de la expresión «ve-et zajár» («y con un varón»).

En tercer lugar, la sintaxis de la expresión «lo tishkav».

En el hebreo cásico o bíblico existen dos tipos de prohibiciones o mandatos negativos, cada una con una redacción sintáctica propia: la sintaxis de una prohibición temporal e inmediata, y la sintaxis de una prohibición absoluta.

La sintaxis de una prohibición inmediata y temporal está conformada por la palabra «al» (adverbio de negación «no») y un imperfecto o yiqtól yusivo (forma volitiva), que no es la redacción y sintaxis presente en Levítico 18.22.

Por otro lado, la sintaxis y redacción de una prohibición absoluta está conformada por la palabra «lo» (adverbio de negación «no») y un imperfecto o yiqtól regular o indicativo, que es precisamente la redacción y sintaxis presente en Levítico 18.22.

Además, «tishkáv» es el imperfecto o yiqtól, de la conjugación qal, del verbo o raíz «shajáv» (acostarse, echarse, dormir), de la segunda persona masculina singular (tú de género masculino), pero con una connotación o referencial sexual: «tener relaciones sexuales con».

En conclusión, la expresión «lo tishkav» consiste en una prohibición absoluta dirigida a una segunda persona masculina singular, a un varón (detalle importantísimo para comprender el mensaje de Levítico 18.22).

Consecuentemente, la traducción de la expresión «ve-et zajár lo tishjkáv» es: «con un varón (con otro varón) nunca debes tener (jamás tengas) relaciones sexuales».

En cuarto lugar, la expresión (cadena constructa) «mishkeve ishá».

Una «cadena constructa» hebrea consiste en una construcción sintáctica que puede involucrar hasta cuatro elementos, aunque es muy común que sólo incluya dos: un sustantivo en «estado constructo» (singular o plural, masculino o femenino), seguido de otro sustantivo que lo determina y le pone fin a la cadena constructa (un sustantivo en estado absoluto, masculino o femenino, singular o plural, determinado o indeterminado).

Luego, en una «cadena constructa», el sustantivo en estado constructo (sólo el sustantivo en «estado constructo») se comprende como una expresión o sintagma que termina con la preposición «de» (por ejemplo: “hombre de”, “mujeres de”, “padre de”, “casas de”, etc.).

En tal sentido, el primer elemento de la cadena constructa «mishkeve ishá», es «mishkeve», constructo masculino plural del sustantivo «mishkáv» (cama, lecho, acto de dormir o echarse), pero aquí con una connotación o referencia sexual.

Por otro lado, el segundo elemento de la cadena constructa «mishkeve ishá» consiste en el sustantivo en estado absoluto femenino singular «ishá» (mujer).

Consecuentemente, el sentido literal de la cadena constructa «mishkeve ishá» es: «camas de mujer».

Pero con la connotación sexual que tiene aquí, debe ser traducida: «lechos de mujer», «yacer con una mujer», «tener relaciones sexuales con una mujer».

Por supuesto, a la luz de la morfosintaxis del hebreo clásico, la traducción sugerida «mujer de muchas camas» (mujer promiscua), es inadmisible.

El gran error de esta propuesta de traducción consiste en que, erróneamente, asume que el sustantivo «ishá» (mujer) está en estado constructo («mujer de»), y que el sustantivo «cama» («mishkáv») en plural («mishkavím»: «camas»), está en «estado absoluto».

En honor a la verdad, la traducción «mujer de camas», demandaría la siguiente redacción y sintaxis hebrea que, precisamente no es la que observamos en el texto hebreo de Levítico 18.22, es decir: «éshet mishkavím».

La evidencia que aporta Levítico 20.13

Levítico 20.13 presume la redacción y normativa que exhibe Levítico 18.22, y exhibe gran parte de la redacción hebrea de mismo Levítico 18.22.

Consecuentemente, una traducción acertada de Levítico 20.13 debe ir en la siguiente línea: «Y el que (el varón que) tuviere relaciones sexuales con otro varón como con una mujer, ambos habrán hecho algo abominable (algo bochornoso)».

«Y si un varón tuviere relaciones sexuales con otro varón como con una mujer, ambos harán algo abominable (algo bochornoso)».

La evidencia de Génesis 49.4 y 35.22

Que el constructo «mishkeve» tiene una indiscutible connotación sexual, lo confirma la cadena constructa «mishkeve avijá», literalmente: «los lechos de tu padre», «las camas de tu padre», haciendo alusión a que Rubén tuvo relaciones sexuales con Bilha (Bila), concubina («pileguésh») de su padre (Génesis 35.22).

La evidencia que aporta la Septuaginta (Los LXX)

La observación del texto griego de Levítico 18.22 confirma la traducción que hemos hecho del texto hebreo de dicho versículo, y poniendo de relieve una traducción literal (por equivalencia formal) del mismo.

Transliteración del texto griego de Levítico 18.22

«kai méta ársenos u koimezése kóiten ginaikós»

Traducción: «Y con un varón no te acostarás (no yacerás, no tendrás relaciones sexuales) como con una mujer»

Y respecto de Levítico 20.13, también el texto griego concuerda con el sentido del texto hebreo de dicho versículo: «Y el que (el varón que) se acostare con un varón como si fuera una mujer (como con una mujer), ambos cometen abominación».

Y en cuanto a la traducción griega de Génesis 49.4, la traducción griega confirma la lectura y traducción que hemos hecho del texto hebreo de Génesis 49.4: «Porque subiste al lecho de tu padre» (porque tuviste relaciones sexuales con una mujer o concubina de tu padre).

Finalmente, también la traducción griega de Génesis 35.22 confirma la traducción del texto hebreo de dicho texto: «Y ocurrió que, mientras Israel vivió en aquella tierra, Rubén tuvo relaciones sexuales con Bala, la concubina de su padre».

En conclusión, una lectura que tome en serio la morfosintaxis hebrea del hebreo clásico (bíblico), la redacción que exhibe el texto hebreo de Levítico 18.22, debe producir una traducción en la siguiente línea: «Y con un varón (con otro varón, pues la prohibición fue dada al varón) jamás tendrás relaciones sexuales como si fuera con una mujer (como con una mujer), porque es abominación (algo bochornoso)».

Muy a propósito de nuestro «Curso de Hebreo Clásico (Bíblico)», el segundo año, un curso de continuación y profundización, en desarrollo, desde el pasado mes de enero, y a propósito de nuestro «Curso de Hebreo Clásico (Bíblico)», desde cero, el primer año, que iniciará el sábado 7 de junio.

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Finalmente, como siempre, anexo una imagen con tal de ilustrar y hacer más comprensibles estas líneas.

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IDCB, cursos dinámicos, interactivos y profesionales de las lenguas bíblicas y mucho más


IDCB, cursos dinámicos, interactivos y profesionales de las lenguas bíblicas y mucho más

Modalidades online (en vivo y en directo vía Zoom) y asincrónica (mediante clases grabadas)

Héctor B. Olea C.

Además de la bibliografía que siempre garantizamos y proporcionamos en cada uno de nuestros cursos; una característica fundamental de los mismos es que, al responder y abordar seria y responsablemente las inquietudes de nuestros estudiantes, se da origen a lo que llamamos «pizarra» (de griego, de hebreo, de arameo, de griego clásico, etc., según el campo o área del curso de que se trate).

Luego, al finalizar la clase, dicha pizarra es enviada al estudiantado del curso respectivo, en PDF, como recurso bibliográfico adicional, específico, especializado y contextual.

Finalmente, a manera de ilustración, comparto una «Pizarra de griego» de una sesión de uno de nuestros cursos de griego.

Muy a propósito de nuestro «Curso de Griego Koiné (Bíblico)», desde cero, el primer año», que inició el martes 4 cuatro de este mes y para el cual todavía estás a tiempo, y a propósito del segundo año de nuestro «Curso de Griego Koiné (Bíblico)», un curso de continuación y profundización, que inicia el sábado 5 de abril. 

Modalidades: Online (en vivo y en directo vía Zoom) y virtual (en diferido, en forma asincrónica y personalizada).

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El pluscuamperfecto griego es distinto al pluscuamperfecto español Romanos 5.1 y Mateo 28.19 casos ilustrativos



El pluscuamperfecto griego es distinto al pluscuamperfecto español

Una vez más sobre los tiempos históricos griegos

Romanos 5.1 y Mateo 28.19 casos ilustrativos  

Héctor B. Olea C.

De los siete tiempos de los que conforman el sistema verbal griego (presente, imperfecto, aoristo, futuro simple, perfecto, pluscuamperfecto, y futuro perfecto), tres reciben el calificativo de «históricos» o «secundarios» (imperfecto, aoristo 1ero o 2do y pluscuamperfecto), porque indican una acción verbal que tiene lugar en el pasado (estrictamente en el modo indicativo).

Pero una vez más, es preciso tener en cuenta las siguientes observaciones:

En primer lugar, el imperfecto se sustenta en el tema temporal de presente, y tiene el mismo valor aspectual que el tiempo presente (acción durativa o en desarrollo), pero en el pasado. 

En segundo lugar, el aoristo primero (débil) y el aoristo segundo (fuerte) constituyen dos bases morfológicas distintas de un mismo y único tiempo, y con el mismo valor aspectual (puntual o ingresivo).

En tercer lugar, el imperfecto y el aoristo segundo (fuerte) emplean las mismas desinencias o gramemas en la voz activa y en la voz media, pero sustentados en dos diferentes temas temporales (el imperfecto en el tema de presente, y el aoristo segundo en el tema aoristo).

En cuarto lugar, el pluscuamperfecto débil o primero se sustenta en el perfecto débil o primero, y el pluscuamperfecto fuerte o segundo se sustenta en el perfecto fuerte o segundo.

En quinto lugar, el pluscuamperfecto débil o primero y el pluscuamperfecto fuerte o segundo constituyen dos bases morfológicas distintas de un mismo y único tiempo, y con el mismo valor aspectual (estado perfectivo o resultativo, pero en el pasado). 

En sexto lugar, como el pluscuamperfecto débil o primero y el pluscuamperfecto fuerte o segundo constituyen dos bases morfológicas distintas de un mismo y único tiempo, y con el mismo valor aspectual (estado perfectivo o resultativo, pero en el pasado), por eso emplean las mismas desinencias tanto en la voz activa como en la voz media pasiva. 

En séptimo lugar, a diferencia del pluscuamperfecto español, el pluscuamperfecto griego no indica una acción anterior a otra en el pasado; sin embargo, lo tradicional ha sido, tal vez por ciertas dificultades que implica traducir adecuadamente el pluscuamperfecto griego (lo mismo ocurre con el perfecto griego, que no es equivalente al perfecto  español), que las versiones de la Biblia, así como la mayoría de los manuales o gramáticas de griego, insisten en traducirlo con el pluscuamperfecto español.

En octavo lugar, el griego no emplea el pluscuamperfecto para señalar una acción anterior a otra el pasado, sino más bien el aoristo (fuerte o débil), incluso una acción anterior a otra en el presente.

Dos casos ilustrativos tomados del Nuevo Testamento

En Romanos 5.1 el participio apositivo (participio adverbial) «dikaiozéntes» (en tiempo aoristo 1ero, caso nominativo masculino plural, indica una acción (tiempo relativo) que tiene lugar antes (anterior) a la de la forma verbal «éjomen» en tiempo presente (en modo subjuntivo: tengamos) o en modo indicativo (tenemos).

Consecuentemente, la relación temporal entre el participio aoristo «dikaiozéntes» y la forma verbal «éjomen», es la siguiente: Habiendo sido justificados, después de haber sido justificados, como hemos sido justificados; tengamos (modo subjuntivo) o tenemos (modo indicativo).

En Mateo 28.19, el participio apositivo (participio adverbial) «poreuzéntes» (en tiempo aoristo 1ero, caso nominativo masculino plural, indica una acción (tiempo relativo) que tiene lugar antes (anterior) a la de la forma verbal «mazetéusate» (imperativo aoristo, segunda persona del plural, indicando una acción ingresiva, con un valor aspectual, no temporal).

Luego, la relación temporal entre el participio aoristo «poreuzéntes» y la forma verbal «mazetéusate», es la siguiente: Habiendo ido (después de haber ido, cuando hayan ido, como hayan ido); hagan discípulos, comiencen a hacer discípulos (discipulen, comiencen a discipular).

Por supuesto, en Romanos 5.1 el participio aoristo «dikaiozéntes» y el participio «poreuzéntes» en Mateo 28.19, tienen el valor del pluscuamperfecto español, no del pluscuamperfecto griego que, por cierto, no fue empleado en el texto griego de los dos referidos textos.

Muy a propósito de nuestro «Curso de Griego Koiné (Bíblico)», desde cero, el primer año», que inició el martes 4 cuatro de este mes y para el cual todavía estás a tiempo, y a propósito del segundo año de nuestro «Curso de Griego Koiné (Bíblico)», un curso de continuación y profundización, que inicia el sábado 5 de abril. 

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Sobre los tiempos históricos del sistema verbal griego, Nociones de griego clásico y koiné

 

Sobre los tiempos históricos del sistema verbal griego

Nociones de griego clásico y koiné

Héctor B. Olea C.

De los siete tiempos de los que conforman el sistema verbal griego (presente, imperfecto, aoristo, futuro simple, perfecto, pluscuamperfecto, y futuro perfecto), tres reciben el calificativo de «históricos» o «secundarios» (imperfecto, aoristo 1ero o 2do y pluscuamperfecto), porque indican una acción verbal que tiene lugar en el pasado (estrictamente en el modo indicativo).

Por supuesto, es preciso tener en cuenta las siguientes observaciones:

En primer lugar, el imperfecto se sustenta en el tema temporal de presente, y tiene el mismo valor aspectual que el tiempo presente (acción durativa o en desarrollo), pero en el pasado. 

En segundo lugar, el aoristo primero (débil) y el aoristo segundo (fuerte) constituyen dos bases morfológicas distintas de un mismo y único tiempo, y con el mismo valor aspectual (puntual o ingresivo).

En tercer lugar, el imperfecto y el aoristo segundo (fuerte) emplean las mismas desinencias o gramemas en la voz activa y en la voz media, pero sustentados en dos diferentes temas temporales (el imperfecto en el tema de presente, y el aoristo segundo en el tema aoristo).

Casos ilustrativos tomados del Nuevo Testamento

En Marcos 1.12 emplea un «presente histórico» y en voz activa (un presente con el valor de un aoristo o pretérito, pero para dar más fuerza y vivacidad a hechos pasados), o sea, «ekbálei» (expulsa) en lugar de un esperado tiempo histórico («exébale»: expulsó).  

Observación: El «presente histórico» es frecuente en los autores del Nuevo Testamento, y sobresaliente en el Evangelio de Marcos.   

Pero Mateo 4.1, haciendo referencia al mismo evento, empleó el esperado tiempo histórico (aoristo primero o débil) y en voz pasiva («anéjze»: fue llevado, fue conducido).

Y Lucas 4.1, también haciendo referencia al mismo evento; como Mateo, también empleó un tiempo histórico y en voz pasiva, pero el «tiempo imperfecto» («égueto»: era guiado, era conducido; pero como «imperfecto ingresivo»: fue guiado, fue conducido), y no el aoristo empleado por Mateo, ni el presente histórico empleado por Marcos.

Muy a propósito de nuestro «Curso de Griego Koiné (Bíblico)», desde cero, el primer año», que inició el martes cuatro de este mes y para el cual todavía estás a tiempo, y a propósito del segundo año de nuestro «Curso de Griego Koiné (Bíblico)», un curso de continuación y profundización, que inicia el sábado 5 de abril. 

Modalidades: Online (en vivo y en directo vía Zoom) y virtual (en diferido, en forma asincrónica y personalizada).

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Finalmente, como siempre, anexo una imagen con tal de ilustrar y hacer más comprensibles estas líneas.

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¿Le dijo varias veces Juan el Bautista a Herodes Antipas que no debía tener por mujer a su cuñada?


¿Le dijo varias veces Juan el Bautista a Herodes Antipas que no debía tener por mujer a su cuñada?

Cuestiones de lingüística, gramática y traducción bíblica

Héctor B. Olea C.

La pregunta planteada tal vez resulte innecesaria o insignificante para muchas personas; sin embargo, con estas líneas esperamos poner de relieve su debida importancia.  

Es relevante, por un lado, por el tiempo verbal empleado en la forma verbal («éleguen») que está en el foco de atención en la narrativa en cuestión, por la falta de uniformidad con que ha sido traducida por las distintas versiones de la Biblia y por la forma diversa en que es asumida y explicada por algunos comentaristas.

Por ejemplo, A.T. Robertson plantea: «… y el tiempo imperfecto «éleguen» probablemente significa que Juan lo decía repetidamente” («Comentario al texto griego del Nuevo Testamento», CLIE, 2003).

Por otro lado, la consideración de un número considerado y representativo de versiones de la Biblia en español, pone de relieve que la mayoría ha traducido de forma cuestionable la forma verbal «éleguen» en Mateo 14.4, lo mismo que en Marcos 6.18.  

Observemos: La Biblia de Jerusalén 1998 (Juan le decía), y como ésta: La Reina Valera 1960 (Juan le decía), La Nueva Traducción Viviente (Juan venía diciendo), La Nueva Versión Internacional (Juan había estado diciéndole), La Biblia de las Américas (Juan le decía), La Reina Valera Actualizada (Juan le decía), La Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (Juan le había estado diciendo), La Nueva Biblia Española (Juan le decía), Todos los Evangelios (pues le decía Juan), etc.

Pero además de las versiones de la Biblia mencionadas, llama mucho la atención que hay una versión de la Biblia que fue todavía más lejos, «La Santa Biblia, la palabra de Dios para todos» (publicada por el Centro Mundial de Traducción de la Biblia), que además de traducir empleando el pretérito imperfecto, incluyó el adverbio de tiempo o puntualizador «siempre», cito: «Juan siempre le decía».

Análisis de la forma verbal «éleguen»

En primer lugar, coinciden Mateo y Marcos en emplear la forma verbal «éleguen», en tiempo imperfecto, voz activa, modo indicativo, tercera persona del singular, del verbo «légo» (decir o comunicar algo, informar, responder, etc.).

En tal sentido, conviene precisar que no existe problema alguno con la forma verbal «éleguen» desde el punto de vista de la Crítica Textual.

En otras palabras, desde el punto de vista de la crítica textual, no existe en Mateo ni en Marcos una lectura variante o alternativa que compita con la forma verbal «éleguen».  

En segundo lugar, el sentido más frecuente del imperfecto griego es el del llamado «imperfecto durativo», que coincide con el valor aspectual (forma de presentar el desarrollo de la acción verbal) que tiene el tiempo presente (una acción durativa, en proceso, en desarrollo), pero situado en el pasado: estudiada, estaba estudiando.

En tercer lugar, en virtud de que la narrativa bíblica no da evidencias de varios encuentros entre Juan el Bautista y Herodes Antipas, el tetrarca; es más plausible asumir que la forma verbal «éleguen» es equivalente a una forma verbal en tiempo aoristo (equivalente al pretérito perfecto simple, pretérito indefinido o simple pretérito del español: «le dijo».

En efecto, puntualiza Amador Ángel García Santos “muchas veces el griego utiliza el imperfecto cuando en nuestra lógica debería haberse utilizado el tiempo aoristo, primero o segundo” («Introducción al griego bíblico», Verbo Divino, 2023, página 59).

En cuarto lugar, la acción de la forma verbal forma «éleguen» tuvo lugar antes que las acciones de las formas verbales «édesen» (encadenó) y «apézeto» (con la frase «en filaké»: en la cárcel): «puso en la cárcel».

Así mismo, la acción del participio aoristo primero «kratésas» (habiendo apresado, después de haber apresado), es anterior a la acción de las formas verbales «édesen» (encadenó) y «apézeto» (con la frase «en filaké»: en la cárcel): «puso en la cárcel».

Consecuentemente, la forma verbal «éleguen» en realidad tiene el valor de una forma verbal de tiempo pluscuamperfecto (una acción anterior a otra en el pasado).

En tal sentido, la forma verbal «éleguen» debe entenderse y traducirse: «le había dicho».

En consecuencia, el desarrollo de las acciones es el siguiente: como Juan le había dicho (le dijo) a Herodes que no le era lícito tomar por mujer a su cuñada, éste lo apresó, lo encadenó y lo puso en la cárcel.  

Luego, una traducción acertada de Mateo 14.4 debe ir en la siguiente línea: «Porque Juan le había dicho: no te es lícito tenerla».

Y Marcos 6.18: «Porque Juan le había dicho a Herodes: No te es lícito tener a la mujer de tu hermano».        

En conclusión, no nos parece legítimo traducir como sugiriendo que en más de una ocasión (no sabríamos cuantas) le llegó a decir Juan a Herodes Antipas que no le era lícito tomar por mujer a su cuñada, a la mujer de su hermano.

Versiones de la Biblia que tradujeron de forma acertada la forma verbal «éleguen»

A pesar de que una mayoría de versiones españolas de la Biblia han traducido la forma verbal griega «éleguen» con el pretérito imperfecto del español (le decía); hay, sin embargo, algunas honrosas excepciones.

Entre éstas, la «Versión Popular Dios Habla Hoy», segunda edición (1991), y la edición de la misma versión con los deuterocanónicos, publicada en 2006: «pues Juan había dicho a Herodes».

La otra honrosa excepción lo constituye la versión «Traducción en lenguaje actual» (año 2006) al traducir: «Tiempo atrás, Juan el Bautista le había dicho a Herodes».

Una versión que tradujo de forma inconsistente la forma verbal «éleguen»

Aquí quiero citar la traducción de Marcos 6.18 y de Mateo 14.4 que propone la monumental obra dirigida por el profesor Antonio Piñero, «Los libros del Nuevo Testamento, traducción y comentario», TROTTA, 2021:

Marcos 6.18: “Pues Juan había dicho a Herodes: «No te es lícito tener la mujer de tu hermano»” (traducción acertada).

Mateo 14.4: 4 “pues Juan le decía: «No te es lícito tenerla»” (traducción cuestionable e inconsistente con la propuesta en Marcos 6.18).

Observaciones:

Por un lado, la traducción que propone de «éleguen» en Marcos 6.18 hay que sumarla a las honrosas excepciones que ya mencionamos.

Por otro lado, y, lamentablemente, la traducción que propone de la misma forma verbal «éleguen» en Mateo 14.4, se ajusta al cuestionado consenso establecido por una mayoría ya citada de versiones de la Biblia en español.  

Sobre la historicidad de algunos detalles de la narrativa sobre muerte de Juan el Bautista  

En primer lugar, si bien la tradición sinóptica en su conjunto (Mateo, Marcos Lucas) se hace eco de la muerte de Juan el Bautista por orden de Herodes Antipas, el tetrarca; es preciso poner de relieve que Mateo (14.3-4) y Marcos (6.17-18) incluyen la razón, pero Lucas no (9.7-9), y es precisamente en este detalle donde se encuentra la forma verbal que me propuse analizar con estas breves líneas.

En todo caso, al margen si en verdad son históricos o no todos los detalles que integran la narrativa que pretende dar cuenta de la razón de la muerte de Juan el Bautista; me parecen oportunas las observaciones del profesor Antonio Piñero:

“Los evangelistas nos dicen que Juan fue encarcelado por Herodes Antipas porque se oponía a su matrimonio con Herodías, su cuñada (Marcos 6.27ss). Pero los motivos de fondo tuvieron que ser diferentes o, al menos, no sólo esos. Flavio Josefo apunta (Antigüedades de los judíos XVIII 5.2) que Herodes había prendido a Juan porque le tenía miedo políticamente: poseía el Bautista tal facultad de persuadir a le gente que podía fácilmente suscitar una revuelta… mesiánica se entiende. A causa de estos recelos de Herodes, Juan fue conducido a la fortaleza de Maqueronte y asesinado allí” («Guía para entender el Nuevo Testamento», TROTTA, 2006, páginas 179-180).

Además, observa el «Comentario Bíblico San Jerónimo», “la ejecución de Juan fue un acto tan bárbaro y contra todo derecho que varios escritores han puesto en duda el valor histórico de los detalles. Pero el episodio corresponde exactamente al carácter de la casa de Herodes tal y como lo describe Josefo, nuestro único testigo que, preciso es reconocerlo, es un testigo cargado de prejuicios” (Ediciones Cristiandad, 1972).

Finalmente, al principio del comentario a Marcos 6.14-29, la referida obra dirigida por el profesor Antonio Pilero, «Los libros del Nuevo Testamento, traducción y comentario», plantea:

“Del asesinato de Juan Bautista tenemos dos relatos: el de Flavio Josefo y el de los evangelios. Casi nadie duda de los hechos básicos, pero sí de los motivos que movieron a Antipas a ejecutarlo. La crítica se decanta por la interpretación de Josefo, pero algunos estudiosos sostienen que la interpretación de Mc no contradice la del historiador judío y que son complementarias”.

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Los temas temporales y los tiempos del sistema verbal griego (clásico y koiné) Nociones de griego clásico y de griego koiné


Los temas temporales y los tiempos del sistema verbal griego (clásico y koiné)

Nociones de griego clásico y de griego koiné

Héctor B. Olea C.

El sistema verbal griego se sustenta en cuatro «temas temporales» (presente, aoristo, futuro y perfecto), los cuales funcionan como las cuatro columnas sobre las que descansa la conjugación completa (en todos los tiempos, modos y voces) de un verbo griego.

En tal sentido, es preciso decir que son los «temas temporales» (no tiempos) la base morfológica para la conjugación de un verbo (o declinación del participio y del infinitivo) de un verbo en un determinado tiempo, modo y voz del sistema verbal griego.

Además, es preciso decir que los siete tiempos del sistema verbal griego (presente, imperfecto, aoristo 1ero o 2do, futuro simple, perfecto, pluscuamperfecto, y futuro perfecto), se sustentan en los cuatro «temas temporales» del sistema verbal griego.

Luego, con base en los cuatro «temas temporales», se configuran también las llamadas «seis partes fundamentales» o «principales» del verbo griego.  

Pues bien, las seis (6) partes fundamentales o principales del verbo griego, todas están configuradas en el modo indicativo, pero cuatro en voz activa, una sola en voz media y pasiva (una misma morfología para la voz media y para la voz pasiva), y una específicamente en voz pasiva (aoristo 1ero o aoristo 2do).

Las seis (6) partes fundamentales constituyen la base morfológica sobre las que se ha de conjugar un verbo a partir de las mismas y en el marco de las mismas (lo mismo que la configuración y declinación del participio griego); de ahí la importancia de poder reconocer y comprender las seis partes fundamentales del sistema verbal griego (clásico y koiné).

Por supuesto, toda forma verbal griega (finita o nominal: participio e infinitivo) ha de estar configurada en cualquiera de estas seis partes fundamentales, en el marco de los cuatro temas temporales del sistema verbal griego, los cuales tienen un valor aspectual propio y determinado o específico.  

Consecuentemente, un estudio serio y no elemental del griego clásico y del griego koiné (lengua original del Nuevo Testamento), no puede ignorar estos aspectos vitales de la flexión verbal griega, del verbo griego y su impacto en la exégesis bíblica en el campo del Nuevo Testamento incluso en el campo de la clásica versión griega de la Biblia Hebrea (Septuaginta, Los LXX).  

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Héctor B. Olea C.

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