El objeto directo complementado y no complementado en hebreo y griego, cursos de lenguas bíblicas


 El objeto directo complementado y no complementado

Pistas para el análisis sintáctico (hebreo y griego), la exégesis y la traducción bíblica

Héctor B. Olea C.

Se llama «objeto directo» (o «complemento directo») al segmento de la oración que recibe o sufre directamente la acción verbal de un verbo transitivo (en construcción transitiva), la cual lo puede beneficiar o perjudicar.

Por supuesto, el «objeto directo» puede estar conformado por un sustantivo, por un sintagma o por una proposición. Ejemplos:

José vio a Carlos («Carlos» es el objeto directo: un sustantivo)

José escribió un libro («un libro» es el objeto directo: un sintagma nominal)

José escribió un libro de cuentos («un libro de cuentos» es el objeto directo: un sintagma nominal complementado por un sintagma preposicional: «de cuentos»)

José aceptó que Pedro lo ayudara («que Pedro lo ayudara» es el objeto directo: una proposición subordinada sustantiva de objeto directo)

El objeto directo determinado en hebreo

En lo que respecta al hebreo, cuando el objeto directo es determinado, es introducido o señalado por una partícula intraducible («et»).

Ahora bien, si el objeto directo determinado no está complementado, la partícula «et» precede inmediatamente al objeto directo determinado (situación que vemos en Génesis 1.1).

Pues bien, en Génesis 1 observamos que los dos objetos directos no complementado o modificados («el cielo» y «la tierra») están precedidos de la partícula «et».

Pero si el objeto directo determinado está complementado, la partícula «et» precede directamente al núcleo del objeto directo y no se repite frente al complemento o modificador del núcleo del objeto directo (objeto directo constituido más bien por un grupo sintáctico o sintagma), situación que vemos en dos veces en Génesis 11.31.

En tal sentido, en Génesis 11.31 los dos objetos directos complementados o modificados son «Abram, su hijo» y «Lot, hijo de Harán (Jarán)».

Por supuesto, en el objeto directo constituido por «Abram, su hijo», «Abram» es el núcleo y lo complementa «su hijo» (un sustantivo común con un sufijo pronominal); y en el objeto directo constituido por «Lót, el hijo Harán», «Lot» es el núcleo y «el hijo de Harán» (una cadena constructa) es su complemento.

Consecuentemente, en el texto hebreo, la partícula «et» precede estrictamente a «Abram» y a «Lot», pues ambos constituyen los núcleos de dichos objetos directos complementados.

El objeto directo en griego

Con relación al griego, hay máxima bien conocida que dice que el caso acusativo es el ideal caso del objeto directo de un verbo transitivo (hay unos cuantos verbos transitivos que son complementados con el caso genitivo y con el caso dativo).

Entonces, mientras que el hebreo utiliza la partícula «et» para introducir o señalar estrictamente el objeto directo determinado, el griego emplea, por lo general, el caso acusativo (sin importar el género y el número) para indicar que un segmento de la oración es el objeto directo (determinado o indeterminado).

Sin embargo, cuando el objeto directo es complementado, si el complemento es un adjetivo, dicho complemento o modificador también se coloca en caso acusativo, lo mismo que el núcleo.

Pero cuando el objeto directo es complementado por un sustantivo o sintagma en caso genitivo (situación que abunda mucho en el griego), aunque forma parte del objeto directo, sólo el área nuclear viene en caso acusativo.

Ejemplos:

En Mateo 5.28 en la expresión el que mira a una mujer, «mujer» es el objeto directo no complementado, por tan razón el sustantivo «mujer» está en caso acusativo.

En la traducción griega de Jeremías 31.31 (38.31 en los LXX), la expresión «un pacto nuevo» constituye un objeto directo complementado por un adjetivo, por tal razón tanto el núcleo («pacto») como el modificador o complemento («nuevo») están en caso acusativo.

En Juan 3.14, «el hijo del hombre» es un objeto directo complementado por un sustantivo en caso genitivo (modificador indirecto), por eso en griego sólo «el hijo» está en caso acusativo, y «del hombre» (su complemento) está en caso genitivo.

Finalmente, como siempre, anexo una imagen con tal de hacer más comprensibles estas líneas.

A propósito de nuestra continua oferta profesional y académica en el campo de la lengua griega (clásico y koiné), y muy a propósito de los dos cursos que conforman nuestra oferta académica para septiembre y octubre: 1) «Curso de lectura y traducción directa del griego al español» (que inicia el lunes 1ero de septiembre); 2) «Diplomado sobre el participio griego» (que inicia el viernes 3 de octubre).

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¿«Fui hecho ministro» o «he llegado a ser ministro»? Efesios 3.7 y Colosenses 1.23, 25 en el centro de esta cuestión


 ¿«Fui hecho ministro» o «he llegado a ser ministro»?
Efesios 3.7 y Colosenses 1.23, 25 en el centro de esta cuestión
¿Qué es lo que realmente dice el griego?

Héctor B. Olea C.

En tres ocasiones, y en dos de las hoy consideradas «cartas deuteropaulinas» (representantes de la tradición paulina, pero no escritas por Pablo), encontramos la traducción «fui hecho ministro» (Reina Valera 1960, Nueva Biblia de las Américas y otras): Colosenses 1.23, 25 y Efesios 3.7.

Sin embargo, la Biblia de Jerusalén 2018, 2019 las tres veces tradujo: «he llegado a ser ministro» («vine a ser ministro»).

Y en la misma línea de la Biblia de Jerusalén 2018 va la Reina Valera Actualizada 2015 y la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, que proponen la traducción: «llegué a ser ministro» («vine a ser ministro»).

Ahora bien, ¿cuál línea de traducción favorece el griego? ¿La línea de traducción que representan la Reina Valera 1960 y la Nueva Biblia de las Américas?

¿La línea de traducción que representan la Biblia de Jerusalén 2018, la Reina Valera Actualizada 2015 y la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras?

Vayamos al texto griego.

La forma verbal que está en el texto griego de Colosenses 1.23 y 25, y que está detrás de las dos líneas de traducción mencionadas, es «eguenómen» (pronunciación erasmiana), pero «eyenómin» o «ejenómin» (pronunciación reucliniana).

Y la forma verbal presente en Efesios 3.7, también detrás de las dos referidas líneas de traducción, es «eguenézen» (pronunciación erasmiana), pero «eyenízin» o «ejenízin» (pronunciación reucliniana).

Análisis morfológico de la forma verbal presente en Colosenses 1.23 y 25

Análisis morfológico de la forma verbal «eguenómen» (pronunciación erasmiana), pero «eyenómin» o «ejenómin» (pronunciación reucliniana) presente en Colosenses 1.23 y 25.

Si bien exhibe las características de ser una forma verbal en tiempo aoristo segundo, modo indicativo, voz media, primera persona del singular, del verbo «guínomai» («yínome», «jínome»; sin embargo, es necesario tener bien claro que dicho verbo es un «verbo deponente» (verbo que emplea la forma de voz media, pero con el valor de la voz activa).

Es más, de los cuatro temas temporales del sistema verbal griego (presente, aoristo, futuro y perfecto), sólo en el perfecto, por un lado, tiene una forma como un «verbo no deponente», aunque también y, por otro lado, una como «verbo deponente.

Luego, respecto de la forma verbal presente en Colosenses 1.23 y 25, diremos que es una forma verbal, es un verbo «medio deponente», o sea, un verbo que emplea la forma de la «voz media» (acción que realiza el sujeto con un interés personal, y en unos pocos verbos indica una acción reflexiva), pero con el valor de la voz activa.

Consecuentemente, como la acepción básica del verbo «guínomai» («yínome», «jínome») es «pasar del no ser al ser» (verbo intransitivo), una traducción acertada de dicha forma verbal es: «vine a ser», «he venido a ser», «llegué a ser», «he llegado a ser».

Luego, la expresión completa presente en Colosenses 1.23 y 25 «eguenómen diákonos» («eyenómin diákonos») debe ser traducida en la siguiente línea: «vine a ser ministro», «he venido a ser ministro», «llegué a ser ministro», «he llegado a ser ministro».

Análisis morfológico de la forma verbal presente en Efesios 3.7

Análisis morfológico de la forma verbal «eguenézen» (pronunciación erasmiana), pero «eyenízin» o «ejenízin» (pronunciación reucliniana) presente en Efesios 3.7.

Si bien «eyenízin» o «ejenízin» (pronunciación reucliniana) exhibe las características de ser una forma verbal en tiempo aoristo segundo, modo indicativo, voz pasiva, primera persona del singular, del verbo «guínomai» («yínome», «jínome»; sin embargo, como «verbo deponente» que es «guínomai» («yínome»), la forma verbal «eyenízin» o «ejenízin» en realidad consiste en una forma verbal «pasiva deponente» (forma verbal que emplea la forma de la voz pasiva, pero con el valor de la voz activa).

En consecuencia, como la acepción básica del verbo «guínomai» («yínome», «jínome») es «pasar del no ser al ser» (verbo intransitivo), una traducción acertada de la forma verbal «eyenízin» o «ejenízin» también debe ir en la siguiente línea: «vine a ser», «he venido a ser», «llegué a ser», «he llegado a ser».

Luego, la expresión completa presente en Efesios 3.7, «eguenézen diákonos» («eyenízin diákonos») también debe ser traducida en la siguiente línea: «vine a ser ministro», «he venido a ser ministro», «llegué a ser ministro», «he llegado a ser ministro».

Una versión que presenta una situación curiosa y complicada

Si bien la traducción propuesta por la Reina Valera 1960 y la Nueva Biblia de las dos formas verbales presentes en Colosenses 1.23, y 25 y Efesios 3.7, no es acertada; no es menos cierto que se muestran consistentes en su propuesta, al traducir las tres veces empleando la voz pasiva («fui hecho ministro»).

Sin embargo, llama la atención que la llamada Reina Valera Contemporánea (2011), realizada por las Sociedades Bíblicas Unidas, presenta una situación curiosa.

Por un lado, en Colosenses 1.23 tradujo «he llegado a ser ministro» (de forma acertada, como la Biblia de Jerusalén 2018.

Pero en Colosenses 1.25 tradujo «llegué a ser ministro» (de forma acertada, pero como la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras y la Reina Valera Actualizada 2015.

Por otro lado, en Efesios 3.7 tradujo «fui designado ministro», empleando erróneamente la voz pasiva, como la Reina Valera 1960 y la Nueva Biblia de las Américas («fui hecho ministro»), aunque con unas palabras distintas.

En todo caso, no quiero dejar de poner en claro que éste no es un problema de crítica textual.

En efecto, no hay nada que indique que exista una lectura alternativa o variante textual que compita con la forma verbal «eguenómen» (pronunciación erasmiana), pero «eyenómin» o «ejenómin» (pronunciación reucliniana) en Colosenses 1.23 y 25.

Por supuesto, tampoco hay evidencia alguna que indique la existencia de una lectura alternativa o variante textual que compita con la forma verbal «eguenézen» («eyenízin» o «ejenízin», pronunciación reucliniana) en Efesios 3.7.

En conclusión, la línea de traducción desacertada (de las formas verbales en cuestión) que representan la Reina Valera 1960, la Nueva Biblia de las Américas y otras); constituye un ejemplo de una mala comprensión de un aspecto del sistema verbal griego, relativo a la morfología de la voz o diátesis (uno de los accidentes gramaticales del verbo griego), y de la clasificación de los verbos griegos según su morfología (si de voz activa, o si de voz media o pasiva, pero con el sentido de la voz activa).

Moraleja para la exégesis y la traducción bíblica: No toda forma verbal que exhiba la morfología de la voz media pasiva (presente, imperfecto, perfecto y pluscuamperfecto), de la voz media o de la voz pasiva (aoristo y futuro), consiste en una forma verbal que está en voz media o en voz pasiva.

Al respecto, no es posible olvidar las características morfológicas de los llamados «verbos deponentes» y de los «verbos semideponentes».

Finalmente, como siempre, anexo una imagen con tal de hacer más comprensibles estas líneas.

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Una vez más sobre algunas peculiaridades de Evangelios, Mateo 8.28 versus Marcos 5.1, 2 y Lucas 8.26, 27



 Una vez más sobre algunas peculiaridades de Evangelios

Mateo 8.28 versus Marcos 5.1, 2 y Lucas 8.26, 27
Nociones de morfosintaxis griega y precisiones del vocabulario del NT

Héctor B. Olea C.

Cuando la semana pasada hice una publicación en torno a la construcción sintáctica griega llamada «genitivo absoluto», empleada tres veces en el capítulo 8 de Mateo, un apreciado alumno y contacto llamó la atención (hablando estrictamente de la sección que trata sobre la visita de Jesús a la región de los gadarenos o guerasenos) que en sus paralelos de Marcos y Lucas no se empleó dicha construcción sintáctica.

En tal sentido, me propuse poner de relieve algunas realidades al respecto.

En primer lugar, como ya dije antes, la sección que va del versículo 28 al versículo 34 de Mateo 8, la que narra la visita de Jesús y sus discípulos a la región de «los gadarenos» (según Mateo, en griego: «gadarenós»: «de Gadara»), pero de «los guerasenos» según Marcos y Lucas (en griego: «guerasenós»: «de Guerasa»); es introducida por Mateo con la construcción sintáctica llamada «genitivo absoluto».

En segundo lugar, es cierto que no emplea Marcos (5.1) ni Lucas (8.26) el «genitivo absoluto».

Pero el verbo empleado por Marcos en modo indicativo, «érjomai», en aoristo 2do, activo y en la tercera persona del plural, «élzon», es el mismo verbo que utilizó Mateo en «genitivo absoluto».

Y con relación a Lucas, éste empleó un verbo (un verbo compuesto) en modo indicativo, pero distinto al empleado por Marcos, un verbo que en realidad constituye un «jápax legómenon» en el Nuevo Testamento, el verbo «katapléo» (navegar hacia la costa, acercarse a la costa, arribar, atracar).

Sin embargo, el verbo simple y base del compuesto «katapléo», o sea, «pléo» (navegar, ir en barco) por lo menos aparece seis (6) veces en todo el NT, y sólo en Lucas, Hechos y Apocalipsis: Lucas 8.23; Hechos 21.3; 27:2, 6, 24; Apocalipsis 18.17

Ahora bien, llama la atención que, si bien emplea Lucas el verbo «katapléo», no es menos cierto que dicho verbo tiene de correlativo el mismo verbo que tiene el verbo «érjomai» («élzon») empleado por Marcos, o sea, el verbo «diérjomai» (ir a través de, cruzar, atravesar, pasar), como se puede observar en Marcos 4.35 y en Lucas 8.22, por supuesto, en tiempo aoristo segundo y en modo subjuntivo: «diélzomen» (crucemos, pasemos, atravesemos).

Pero el correlativo del verbo empleado por Mateo (8.28) en la construcción «genitivo absoluto», a diferencia de Marcos y Lucas, es el verbo «apérjomai» (irse de, alejarse de, partir de, marcharse de), empleado en su infinitivo aoristo 2do activo: «apelzéin», en la expresión: «ekéleusen apelzéin eis to péran»: «mandó a irse, marcharse, hacia el otro lado» (Mateo 8.18).

En todo caso, tienen en común el verbo empleado por Mateo (en 8.18, «apérjomai»), y el verbo empleado por Marcos (en 4.35) y por Lucas (en 8.22), el verbo «diérjomai», que ambos son formas compuestas y que tienen de base el mismo verbo, la misma base léxica, o sea, el verbo de movimiento o traslación: «érjomai» (desplazarse de un lugar a otro).

Pero a diferencia de Marcos 4.35 y de Lucas 8.22, que emplean el verbo en la primera persona del plural («diélzomen»: pasemos, crucemos); Mateo 8.18 emplea un infinitivo «apelzéin»: ir, partir, marchar.

Además, Mateo vuelve concentrarse y a enfocarse en la persona de Jesús, con el empleo de un «participio apositivo» (participio adverbial) en tiempo aoristo primero y en caso dativo masculino singular («embánti») conectado sintácticamente con el pronombre personal de la tercera persona masculina singular («autó») haciendo referencia a Jesús: «y después de entrar él a la barca», «y al subirse él a la barca».

Por eso, al llegar al versículo 28 (Mateo 8.28), con el «genitivo absoluto»: «elzóntos autú» también se enfoca en Jesús: «después de ir él», «después de llegar él», «al llegar él», no como Marcos y Lucas: vinieron, llegaron, arribaron.

El «genitivo absoluto» (participio adverbial) empleado por Marcos (5.2)

Pienso que no es posible perder de vista el «genitivo absoluto» empleado por Marcos (5.2) al proporcionar una información adicional y circunstancial: «y cuando salió de la barca» (traducción versión Reina Valera 1960).

En efecto, la traducción «y cuando salió de la barca» («y después de salir de la barca») es un «genitivo absoluto» constituido de manera similar al empleado por Mateo 8.28, sólo con la diferencia de que Mateo empleó el verbo simple («elzóntos»), pero Marcos lo empleó en su forma compuesta («exelzóntos»).

El «participio apositivo» (participio adverbial) empleado por Lucas (8.27)

Por su parte, tampoco es posible obviar el «participio apositivo» en caso dativo masculino singular (participio adverbial como el «genitivo absoluto» empleado por Mateo y Marcos), que utilizó Lucas (8.27) reflejado en la expresión con que tradujo la versión Reina Valera 1960 en la expresión: «al llegar él a tierra» («cuando él salió de la barca a la tierra»), en griego: «exelzónti de autó épi ten guen».

En resumen, si bien no emplea Lucas (8.27), como Marcos, un «genitivo absoluto» para hacer referencia a la llegada de Jesús a la región de los gadarenos o guerasenos; sin embargo, también utilizó un participio adverbial, un «participio apositivo», aoristo segundo, dativo masculino singular («exelzónti»), (8.27), participio del verbo «exérjomai» (ir fuera de, salir), verbo compuesto que también tiene de base el ya mencionado verbo de traslación o movimiento «érjomai» y que hace referencia a Jesús (vía el pronombre personal de la tercera persona masculina singular, también en caso dativo).

Finalmente, como siempre, anexo dos imágenes con tal de hacer más comprensibles estas líneas.

A propósito de nuestra continua oferta profesional y académica en el campo de la lengua griega (clásico y koiné), y muy a propósito de los dos cursos que conforman nuestra oferta académica para septiembre y octubre: 1) «Curso de lectura y traducción directa del griego al español»; 2) «Diplomado sobre el participio griego».

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¿Sabía usted que no existe una sola forma de leer y transliterar el griego? Unas puntualizaciones necesarias y oportunas


 ¿Sabía usted que no existe una sola forma de leer y transliterar el griego?

Sobre las dos formas de leer y transliterar del griego al español
Unas puntualizaciones necesarias y oportunas

Héctor B. Olea C.

En mi opinión, las personas que se matriculan en un curso de griego deben estar al tanto, se les debe hacer conscientes de dos cosas: la primera, que no existe una única forma de leer el griego; la segunda, el sistema de pronunciación y lectura que se va a emplear: si la pronunciación erasmiama o si la pronunciación reucliniana (la del griego moderno), al margen de la discusión de cuál se considere la más ideal o legítima.

Después de todo, en honor a la verdad, un curso de griego no es mejor ni peor si aplica la pronunciación erasmiama o si la pronunciación reucliniana.

Luego, como al fin y al cabo no me parece que será posible impedir que muchos sigan aplicando y defendiendo la todavía dominante pronunciación erasmiana ni será posible impedir la aplicación y defensa de la pronunciación reucliniana; mi consejo es que en un curso de griego clásico o koiné actual y profesional se debería enseñar a leer el griego con ambos sistemas de lectura y pronunciación, al margen de si al final se opta por aplicar más, exclusivamente o casi exclusivamente un sistema de lectura en lugar del otro, el que fuere.

Por cierto, se debe estar al tanto, por un lado, de que el debate en torno a la pronunciación erasmiana y la pronunciación reucliniana no es una problemática en torno al alfabeto, pues el alfabeto es el mismo; sino más bien respecto de los valores fonemáticos de las letras que conforman el mismo y único alfabeto, y sus combinaciones.

Por otro lado, tampoco es una problemática en cuanto a la traducción, pues un texto griego, una expresión griega, sin importar el sistema de lectura y pronunciación que se emplee (como voy a mostrar en una imagen anexa) si la erasmiana o si la reucliniana, debe tener una misma traducción (no hablo de emplear las mismas palabras) con base a lo que dicta la gramática (morfosintaxis) griega.

Pero tampoco consiste en una discusión relacionada con la sintaxis (organización o estructura sintáctica de las palabras), ya que el texto griego (clásico o koiné) trae ya su propia sintaxis en conformidad a las características del griego clásico y del griego koiné, independientemente del sistema de lectura y transliteración que se emplee.

Además, la aplicación de la pronunciación reucliniana no hace moderno al griego clásico o al griego koiné; en otras palabras, la aplicación (aunque sea parcial) de la pronunciación reucliniana en la enseñanza y lectura del griego clásico y del griego koiné no implica someter estas dos etapas de la lengua griega a las características morfosintácticas del griego moderno.

En realidad, las diferencias entre leer y transliterar el griego según la pronunciación erasmiana y leer y transliterar el griego según la pronunciación reucliniana se sitúan en el plano de los fonemas y los sonidos lingüísticos.

En tal sentido, con estas líneas me propuse ilustrar al público general respecto de las principales diferencias entre la pronunciación reucliniana y la pronunciación erasmiana, en tres aspectos específicos: 1) la aspiración inicial, 2) las diferencias fonemáticas respecto de algunas consonantes, y 3) las diferencias fonemáticas en relación a los grupos vocálicos o diptongos.

La ausencia da la aspiración inicial griega

Si bien en los textos del Nuevo Testamento toda palabra que inicie con vocal va a exhibir uno de los dos signos de la aspiración inicial (el espíritu suave o el espíritu rudo, y éste último agregándole el sonido de «jota» (j) a la vocal o diptongo, detalle que se pone de relieve en la pronunciación erasmiama); pero cuando se leen los textos del Nuevo Testamento en conformidad a la pronunciación reucliniana, no se refleja en la lectura ni en la transliteración el espíritu rudo (el espíritu suave no altera la pronunciación de la vocal o diptongo, por eso no se refleja en la lectura y transliteración incluso en la pronunciación erasmiana).

Por cierto, también exhibirá la aspiración inicial (siempre el espíritu rudo) toda palabra griega que inicie con la letra «rho» (r).

Consecuentemente, como en el griego moderno no existen ya los signos de la aspiración inicial griega con sus implicaciones fonemáticas, cuando se leen los textos griegos antiguos (los del griego clásico y los del griego koiné, que sí exhiben la aspiración inicial) según la pronunciación reucliniana, simplemente se reconocen como «marcas ortográficas», pero sin ninguna implicación para la lectura o pronunciación de la palabra.

Diferencias en relación a algunas consonantes

En sentido estricto, hay principalmente tres consonantes que se pueden nombrar y hasta leer de una manera muy distinta dependiendo de si se aplica la pronunciación reucliniana o si la pronunciación erasmiana: 1) la «beta» («b», según la pronunciación erasmiana), pero «vita», «v», según la pronunciación reucliniana; 2) la gáma (que en la pronunciación erasmiana puede tener dos valores: el de la «g» española como en «gato» seguida de cualquier vocal, pero el de la «n» cuando es seguida de otra «gáma», de una «kápa», de una «xi» y de una «ji»); sin embargo, en la pronunciación reucliniana puede tener los mismos valores que en la pronunciación erasmiana, pero añade otros, como el de la «ye» española en «yeso»; 3) la «théta» («z», según la pronunciación erasmiana), pero «thíta» (igualmente «z»), según la pronunciación reucliniana.

En todo caso, las principales y más sobresalientes diferencias que existen entre la pronunciación erasmiana y la pronunciación reucliniana, tienen que ver con las vocales y sus combinaciones (los llamados «diptongos propios»).

Por supuesto, estas diferencias en la forma de leer las vocales y los llamados «diptongos propios», también tienen sus implicaciones en la forma de llamar o nombrar las letras del alfabeto griego.

Por un lado, según la pronunciación erasmiana, la letra «eta» representa el sonido o fonema «e», pero según la pronunciación reucliniana, la letra es «íta» y representa el sonido o fonema «i».

Por otro lado, según la pronunciación erasmiana, la letra «ípsilon» puede tener dos valores: el valor de «i» si va sola, pero el valor de la «u» en los llamados «diptongos propios».

Pero como ya no existen propiamente los «diptongos propios» para la pronunciación reucliniana, para el griego moderno, la «ípsilon» siempre va a representar el sonido o fonema vocálico «i».

Diferencias en relación a los «diptongos propios»

Los que, según la pronunciación erasmiana son «diptongos propios», para la pronunciación reucliniana, para el griego moderno son más bien «dígrafos»; en sentido estricto «diptongos monoptongados» (en los que ya no suenan las dos vocales) sino que representan o constituyen un solo sonido (vocálico) o el sonido de una vocal y una consonante.

Por cierto, de los llamados «diptongos propios» para la pronunciación erasmiana, el único que ya se considera un «dígrafo», un «diptongo monoptongado» es la combinación de la «ómicron» y la «ípsilon» (que siempre representa el sonido o fonema «u»).

Finalmente, debo decir que los aspectos aquí analizados los profundizaremos en nuestro «Curso de lectura y traducción directa del griego al español», un curso esencialmente práctico que fortalecerá la práctica de la lectura correcta y traducción directa del griego koiné (bíblico) al español, que inicia el lunes 1 de septiembre.

Recomendado para las personas que ya poseen cierto conocimiento de la lengua griega, pero que desean y necesitan fortalecer la práctica de la lectura del griego (según la pronunciación erasmiana y la pronunciación reucliniana) y la tarea de traducir de manera directa del griego al español (general y latinoamericano).

Duración: 6 meses.

Día y horario: lunes 5:00 – 7:00 PM (República Dominicana, Puerto Rico; 4:00 – 6:00 PM Colombia y Perú; 6:00 – 8:00 PM Argentina y Chile.

Por supuesto, con tal de hacer mucho más comprensibles estas líneas, invito a considerar la imagen anexa, con la cual voy a poner un ejemplo claro y concreto de las implicaciones de leer y transliterar un mismo texto griego según la pronunciación erasmiana y según la pronunciación reucliniana.

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Presencia y trascendencia del participio griego en los textos del Nuevo Testamento, Mateo 8 caso ilustrativo


 Presencia y trascendencia del participio griego en los textos del Nuevo Testamento


Importancia de tener un conocimiento adecuado del participio griego para la exégesis y traducción del Nuevo Testamento Griego

Un caso ilustrativo: Mateo capítulo 8

Héctor B. Olea C.

Puntualiza Roberto Hanna: “El participio ocurre aproximadamente unas veinticinco (25) veces por capítulo. Existen variaciones (fluctuaciones) debido al estilo del autor y a la clase de literatura. Si el lenguaje del autor se desarrolla en un estilo más literario, normalmente se utiliza el participio con más frecuencia. Además, el participio es más frecuente en la narrativa que en la argumentación («Sintaxis Exegética del Nuevo Testamento Griego», Editorial Mundo Hispano, primera edición, 1997, página 216).

Análisis de la presencia del participio griego en el capítulo 8 de Mateo

La lectura detenida del texto griego de todo el capítulo 8 del Evangelio de Mateo, nos pone al tanto de las siguientes conclusiones respecto del participio griego.

En primer lugar, de los treinta y cuatro versículos que tiene el capítulo 8 del Evangelio de Mateo, sólo en los siguientes nueve versículos no ocurre ningún participio: 4, 11,12, 13, 15, 20, 21, 22 y 24.

En segundo lugar, pero en los siguientes nueve versículos el participio está presente en más de una ocasión (coloco la frecuencia entre paréntesis): 2 (2), 5 (2), 6 (2), 14 (3), 16 (3), 17 (2), 25 (2), 28 (3), 33 (3).

En tercer lugar, las cuatro secciones en la que podemos dividir el capítulo 8 del Evangelio de Mateo, las cuatro están encabezadas o introducidas por un participio adverbial, en la siguiente manera:

La sección que va del versículo 1 al 4 (la primera) es introducida por un participio conformando la estructura sintáctica llamada «genitivo absoluto».

La sección que va del versículo 5 al 13 (la segunda) también es introducida por otro participio que también conforma un «genitivo absoluto».

La sección que va del versículo 14 al 27 (la tercera) también es introducida por un «participio adverbial», pero no conformando un «genitivo absoluto», sino por un participio apositivo (pero también un participio adverbial), en caso nominativo, y relacionado sintácticamente con el sujeto de la oración.

Finalmente, la cuarta sección, la que va del versículo 28 al 34, como las dos primeras, también es introducida por un participio que también conforma un «genitivo absoluto».

Por supuesto, invito a considerar con detenimiento la imagen que anexo a estas líneas, pues con ella es que pretendo ilustrarlas y hacerlas más comprensibles.

Pistas para el análisis morfosintáctico de un participio en un texto determinado

El análisis sintáctico de una oración en griego que involucre un participio (o varios), demanda que se establezca con precisión y acierto: 1) el tiempo del participio; la voz del participio; 3) el caso del participio; 4) el género del participio; 5) el número del participio; 6) si el participio es sustantivado, atributivo, apositivo (y con cual función sintáctica está relacionado (el sujeto, el objeto directo, el objeto indirecto, etc.), predicativo, si conforma un tiempo perifrástico y si conforma un «genitivo absoluto», etc.

Consecuentemente, la simple constatación de la presencia de un participio en un determinado texto griego no es el fin del análisis sintáctico.

Es más bien el principio del análisis morfosintáctico que ha de concluir con una propuesta de traducción que refleje con acierto la función de dicho participio (o participios) en la sintaxis del texto griego en el que ocurre.

Muy a propósito de los dos cursos que conforman nuestra oferta académica para septiembre y octubre:

Primer curso: «Curso de lectura y traducción directa del griego al español», un curso esencialmente práctico que fortalecerá la práctica de la lectura correcta y traducción directa del griego koiné (bíblico) al español, que inicia el lunes 1 de septiembre (6 meses de duración).

Segundo curso: «Diplomado sobre el participio griego», un curso de profundización y especialización en el campo de la morfosintaxis griega, que inicia el viernes 3 de octubre (6 meses de duración).

Modalidades: Online (vía Zoom en vivo y en directo) y Virtual (en diferido, en forma asincrónica, mediante clases grabadas).

¡Incluyen bibliografía y certificado!

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Pistas para la traducción del «caso dativo» en hebreo y griego, Génesis 8.20


 Pistas para la traducción del «caso dativo» en hebreo y griego

Nociones de morfosintaxis hebrea y griega

Héctor B. Olea C.

Anoche, en la clase de nuestro recién iniciado curso «Construccions sintácticas hebreas y precisiones del vocabulario de la Biblia Hebrea»; entre muchas otras cosas, estuvimos analizando las posibles y legítimas traducciones del llamado «caso dativo» cuando desempeña dos funciones sintácticas específicas: el «objeto o complemento indirecto», y el «complemento circunstancial de destinatrio» o «beneficiario», a la luz de la actual gramática de la lengua española.

Ahora bien, que el hebreo (como el español) no tenga una declinación nominal flexiva (como el griego y el latín), esto no significa que no existan en el hebreo y en español las funciones sintácticas que se sustentan en el llamado «caso dativo», que se expresan o señalan con dicho caso.

Por otro lado, es preciso decir que antes del año 2010, antes de la llamada «Nueva gramática de la lengua española» había cierta incertidumbre, pues se entendia que los grupos nominales (sintagmas) introducidos por la preposición «a» (del caso dativo), como los introducidos por la preposición «para» (también del caso dativo), funcionaban igualmente como objetos o complemento indirectos.

Ejemplo: Le compró un ramo de flores a su mamá. Compró un ramo de flores para su mamá.

Sin embargo, con la «Nueva gramática de la lengua española» se establece una clara distintción entre dos funciones sintácticas específicas expresadas por el mismo caso dativo: 1) el dativo de objeto o complemento indirecto; y 2) el dativo de complemento circunstancial de beneficierio o destinatario.

Por supuesto, es preciso admitir que, muy a pesar de lo que establece la nueva gramática de la lengua española, no parece haber un consenso absoluto al respecto.

De todos modos, en conformidad a la gramática actual de la lengua española, se establece, por un lado, que son objetos o complementos indirectos los grupos nominales (sintagmas) introducidos por la preposición «a» (incluso pudiendo agregar en ciertas circunstancias las formas pronominales: le, les).

Ejemplos: El profesor le dijo a Rubén que leyera la página 55. El profesor le dio un libro a Rubén.

Nota: En ambos casos, introducido por la preposición «a», y agregando la forma pronominal «le», se señala a «Rubén» como un objeto o complemento indirecto.

Por otro lado, son «complementos circunstanciales de destinatario o beneficiario» (en beneficio o en perjuicio de quien se realiza una acción verbal) los grupos nominales o sintagmas introducidos por la preposición «para» (incluso por la preposición «por»).

Ejemplos: El profesor compró un libro para Rubén. El profesor repitió la explicación por Rubén.

Nota: En ambos casos, introducido por la preposición «para», y por la preposición «por», se señala a «Rubén» como un complemento circunstancial de destinatario o beneficiario.

Pero las cosas parecen complicarse cuando el «caso dativo», contextualmente, puede indicar, de manera legítima, un objeto o complemento indirecto y un complemento circunstancial de destinatario o beneficiario.

En tales casos, lo que se espera es que el traductor sea consistente en la manera de traducir el «caso dativo», si como objeto o complemento indirecto, o si como un complemento circunstancial de destinatario o beneficiario.

Además, podría proponer dos posibles y legítimas traducciones del «caso dativo», una como indicando un «objeto o complemento indirecto», y otra como un «complemento circunstancial de destinatario o beneficiario».

Finalmente, un claro ejemplo de esta última situación la encontramos en Génesis 8.20, caso que analizo y explico en la imagen que anexo a estas líneas.

A propósito de nuestra continua oferta profesional y académica en el campo de las lenguas bíblicas, griego clásico, crítica textual y métodos exegéticos, gramática española aplciada, etc.; y a propósito de los dos cursos que conforman nuestra oferta académica para septiembre («Curso de lectura y traducción directa del griego al español») y octubre («Diplomado sobre el participio griego»).

¡Pregúntanos por el curso de tu interés!

Sobre la construcción sintáctica «genitivo absoluto», Nociones de griego (clásico y koiné)

 

Sobre la construcción sintáctica «genitivo absoluto»

Nociones de griego (clásico y koiné)

 Héctor B. Olea C.

De las construcciones sintácticas griegas que involucran el participio, tal vez la más compleja sea la llamada «genitivo absoluto».

En tal sentido, con estas breves líneas nos hemos propuesto compartir algunas pistas para su mejor comprensión y traducción.

Definición: El «genitivo absoluto» es una construcción sintáctica que funciona como una proposición subordinada adverbial, y que está conformada por un participio siempre sin el artículo determinado y en caso genitivo (sin importar el tiempo, la voz, el género y el número), el cual está relacionado sintácticamente con un sustantivo, palabra sustantivada (incluso otro participio) o pronombre, con el cual coincide en caso, género y número.

Además, puede ser que el sustantivo (o palabra sustantivada) esté sobreentendido, pero jamás faltará el participio.

Cuatro pistas para la mejor comprensión y traducción del «genitivo absoluto»

La primera, el participio en caso genitivo y el sustantivo, palabra sustantivada o pronombre (también en caso genitivo) que conforman el «genitivo absoluto», ninguno de los dos se traduce en caso genitivo.

La segunda, el participio que conforma el «genitivo absoluto» jamás lleva el artículo determinado.

La tercera, el sustantivo, pronombre o palabra sustantivada (incluso un participio sustantivado) en caso genitivo, es el sujeto (agente o paciente) del participio en caso genitivo, por supuesto, dependiendo de si el participio está en voz activa (sujeto agente) o en voz pasiva (sujeto paciente).

La cuarta, el participio en genitivo y que conforma el «genitivo absoluto», es un participio adverbial y que expresa un tiempo relativo (acción anterior en aoristo, acción simultánea en presente, resultado o efecto simultáneo en perfecto, y posterioridad o finalidad en futuro), respecto de la forma verbal núcleo del predicado de la oración principal.

Y como todo participio adverbial, el participio que conforma el genitivo absoluto además de expresar un matiz temporal relativo, también puede expresar matices de tipo causal, condicional, modal o concesivo.

Finalmente, a manera de ilustración, invito a considerar la imagen que anexo a estas líneas.

Muy a propósito de nuestro «Diplomado sobre el participio griego», un curso de profundización y especialización en el campo de la morfosintaxis griega, que inicia el viernes 3 de octubre.

Un curso de actualización y profundización en el aspecto de mayor riqueza y complejidad de la lengua griega (clásico y koiné) desde el punto de vista de la morfología y de la sintaxis.

Altamente recomendado para las personas que ya poseen cierto conocimiento de la lengua griega, que desean profundizar sus conocimientos del griego y para las personas que son o aspiran a ser docentes de griego koiné o bíblico.

Duración: 6 meses.

Día y horario: viernes 8:00 – 10:00 PM (República Dominicana, Puerto Rico; 7:00 – 9:00 PM Colombia y Perú; 9:00 – 11:00 PM Chile y Argentina.

Modalidades: Online (vía Zoom en vivo y en directo) y Virtual (en diferido, en forma asincrónica, mediante clases grabadas).

¡Incluye bibliografía y certificado!

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Peculiaridades de los evangelios y nociones de morfosintaxis griega, cursos de griego bíblico

Peculiaridades de los evangelios y nociones de morfosintaxis griega

La función sintáctica «agente» en una oración en voz activa y en una oración en voz pasiva

Marcos 1.12; Mateo 4.1 y Lucas 4.1 en el centro de esta cuestión

 

Héctor B. Olea C.

Un estudio comparativo de los evangelios canónicos, considerando el texto griego de cada uno, pone de relieve muchas cosas interesantes, no sólo respecto de lo que se ha llamado «material propio» de cada evangelio, sino también en relación al material que tienen en común (textos paralelos).

En esta ocasión vamos a considerar las estructuras morfosintácticas empleadas por Marcos, Mateo y Lucas en los relatos de los cuarenta días de Jesús en el desierto (después de ser bautizado) para expresar la función sintáctica «agente».

En primer lugar, Marcos emplea una estructura oracional en voz activa (construcción activa), una oración gramatical que tiene como núcleo del predicado (o «sintagma verbal predicado»), un verbo transitivo en verbo en voz activa, y en tiempo presente (presente histórico, en lugar de un tiempo histórico o secundario).

Por supuesto, en dicha estructura oracional la figura del Espíritu, al margen de cómo se la interprete, actúa como «agente» («sujeto agente»), y Jesús funciona como «objeto directo pronominal» (vía el pronombre personal anafórico «autón»).

En segundo lugar, Mateo emplea una estructura oracional en voz pasiva (construcción pasiva), una oración gramatical que tiene como núcleo del predicado (o «sintagma verbal predicado»), un verbo transitivo en voz pasiva, y en tiempo aoristo primero (tiempo histórico o secundario).

Luego, en esta estructura oracional la figura del Espíritu, al margen de cómo se la interprete, actúa como «agente», como el responsable de la acción verbal, pero en forma de «complemento» («complemento agente»), y Jesús consiste en un «sujeto paciente» (un «sujeto» que no es «agente»).

En tercer lugar, Lucas, como Mateo, emplea una estructura oracional en voz pasiva (oración en construcción pasiva), una oración gramatical que tiene como núcleo del predicado (del sintagma verbal predicado) un verbo transitivo en voz pasiva, pero en tiempo imperfecto (tiempo histórico o secundario, pero con un valor aspectual distinto al del aoristo, primero o segundo).

En tal sentido, y, como en Mateo, en esta estructura oracional la figura del Espíritu, al margen de cómo se la interprete, actúa como «agente» (agencia personal o agencia no personal o instrumental), como el responsable de la acción verbal, pero también en forma de «complemento».

Por supuesto, también en la redacción de Lucas, Jesús consiste en un «sujeto paciente» (un «sujeto» que no es «agente»).

Luego, otros dos aspectos en los que los evangelistas de la tradición sinóptica se muestran divergentes en este contexto, son:

En primer lugar, Marcos no dice nada respecto del ayuno de Jesús en su estadía de 40 días en el desierto; tampoco plantea que fue llevado allí «para ser tentado por Satanás» (aunque allí era tentado por Satanás, estaba con las fieras, con los animales salvajes, pero los ángeles le servían).

En segundo lugar, Mateo sí plantea que, en su estadía de cuarenta días en el desierto, Jesús estuvo ayunando (cuarenta días y cuarenta noches); también afirma que fue llevado allí «para ser tentado», pero «por el diablo», no «por Satanás» (según Marcos).  

En tercer lugar, Lucas, por un lado, coincide con Marcos en no afirmar que Jesús fue llevado al desierto «para ser tentado», pero coincide con Mateo en emplear la figura de «el diablo», y no la figura de «Satanás» (como Marcos): «era tentado por el diablo».

Sin embargo, concuerda Lucas con Mateo en que, en su estadía en el desierto, Jesús no comió nada (estuvo ayunando).    

En cuarto lugar, si bien emplea Lucas (como Mateo) la voz pasiva, una estructura oracional en voz pasiva, sin embargo, utiliza una forma distinta para expresar la función sintáctica «agente», además de emplear un tiempo secundario distinto (el imperfecto) al aoristo primero empleado por Mateo.

Luego, que Lucas haya empleado el tiempo imperfecto en lugar del aoristo empleado por Mateo, tiene sus implicaciones, como muestro en la imagen que anexo a estas líneas.

Además, también difiere Lucas de Marcos y de Mateo al emplear una frase, un sintagma preposicional distinto y con una preposición distinta y con un caso de distinto de la flexión nominal griega (cosa que también pongo de releve y explico en la imagen anexa.

Finalmente, invito a considerar el excelente resumen que presento en la referida imagen que anexo a estas líneas.

A propósito de nuestra continua oferta profesional y académica en el campo de la lengua griega (clásico y koiné), y muy a propósito de los dos cursos que conforman nuestra oferta académica para septiembre y octubre: 1) «Curso de lectura y traducción directa del griego al español»; 2) «Diplomado sobre el participio griego».

Modalidades: Online (en vivo y en directo vía Zoom) y virtual (en diferido, en forma asincrónica y personalizada).

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«Por él o «por medio de él», ¿alguna diferencia? Sobre la agencia verbal directa y la intermediaria en el griego koiné

 

«Por él o «por medio de él», ¿alguna diferencia?
Pistas para la traducción adecuada de las construcciones sintácticas griegas que expresan la idea de agencia intermediaria o instrumental

Héctor B. Olea C.

En la realización de una acción verbal es preciso distinguir entre la llamada «agencia directa» (el agente o responsable directo y absoluto de la acción verbal) y la «agencia intermediaria» (persona, ser personificado o cosa que de manera indirecta participa en la realización de la acción verbal).

Además, en la «agencia intermediaria» es preciso distinguir la «agencia intermediaria personal o personificada», y la «agencia intermediaria no personal» (instrumental).

Luego, si bien en los textos bíblicos no siempre se hace mención de los dos tipos de agencia, hay casos en los que sí están presentes, tanto en relación a un verbo empleado en voz activa (cuando coinciden la figura del «agente» y el sujeto de la oración) y en voz pasiva (cuando el «agente» aparece en el predicado y como complemento, «complemento agente»).

Un ejemplo claro donde se distingue la «agencia directa» de la «agencia intermediaria no personal» («agencia instrumental»), es Mateo 8.16.

Aquí, con la forma verbal «exébalen» (en tiempo aoristo primero, voz activa, modo indicativo, tercera personal del singular) se indica que Jesús (agencia directa) es el agente responsable de expulsar los espíritus inmundos o demonios («ta pnéumata») de las personas que fueron llevadas ante él.

Pero con «lógo» (caso dativo, masculino singular de «lógos») se identifica a «la palabra» como el «agente intermediario» (agencia intermediaria instrumental) empleado por Jesús (agente directo) para expulsar a los demonios o espíritus inmundos.

Y un ejemplo claro donde se distingue la «agencia directa» de la «agencia intermediaria personal», es Hechos 15.12.

Aquí, con la expresión «epóiesen jo zeos» (Dios hizo, Dios había hecho) con la forma verbal «epóiesen» en voz activa, y en modo indicativo, se señala a Dios como en «agente directo» (agencia directa) responsable de las grandes maravillas que habían tenido lugar entre los gentiles con la mediación de Pablo y Bernabé (agencia intermediaria personal).

Y con la expresión «diautón», haciendo referencia a Pablo y a Bernabé, se los señala como los «agentes indirectos» o «intermediarios» (agencia intermedia personal) por medio de los cuales Dios hizo las mencionadas señales o maravillas entre los gentiles.

Pistas para la traducción acertada de la agencia intermediaria en el Nuevo Testamento

Casos ilustrativos: Juan 1.3 y 1 Corintios 8.6

El análisis y explicación de la expresión griega «diautú» en Juan 1.3

En este texto la expresión «diautú» (la preposición «díá» apostrofada más el caso genitivo del pronombre personal de la tercera persona masculina singular, «autós»), señala al «lógos» como el «agente intermediario» del acto divino que puso en existencia (agencia intermediaria) todas las cosas.

En tal sentido, resulta cuestionable la traducción «por él» (sin más), por resultar ambigua y confusa en español.

En efecto, el diccionario de la Real Academia Española pone de relieve que la preposición «por» puede ser asumida, contextualmente, en veintisiete (27) formas, las cuales menciono a continuación:

1. Indica el agente en las oraciones en pasiva.
2. Ante topónimos, denota tránsito por el lugar indicado. Ir a México por California.
3. Ante topónimos, indica localización aproximada. Ese pueblo está por Toledo.
4. Denota parte o lugar concretos. Agarré a Juan por el brazo.
5. Se junta con los nombres de tiempo, determinándolo. Por agosto.
6. Indica en clase o calidad de. Recibir por esposa.
7. Denota causa. Cerrado por vacaciones.
8. Denota el medio de ejecutar algo. Por señas. Por teléfono.
9. Denota el modo de ejecutar algo. Por fuerza. Por todo lo alto. Por las buenas.
10. Denota precio o cuantía. Lo compré por cien euros.
11. Denota a favor o en defensa de alguien o de algo. Por él daré la vida.
12. Indica en sustitución de alguien o de algo. Tiene sus maestros porpadres.
13. Denota en juicio u opinión de. Tener por santo. Dar por buen soldado.
14. Junto con algunos nombres, denota que algo se da o reparte con igualdad. A pichón por barba. A euro por persona.
15. Denota multiplicación de números. Tres por cuatro, doce.
16. Denota proporción. A tanto por ciento.
17. Denota idea de compensación o equivalencia. Lo uno por lo otro.
18. Denota en orden a, acerca de. Se alegaron varias razones por una y otra sentencia.
19. Denota a través de. Por el ojo de una aguja.
20. Denota carencia o falta. Esto está por pulir. Quedan plazas por cubrir.

Consecuentemente, a manera de síntesis, nos parece evidente que la traducción «por él» puede ser asumida, por lo menos, de tres principales formas, de las cuales sólo una cuenta con el apoyo de la redacción y morfosintaxis griega: 1) indicando el «complemento agente», el responsable directo de la acción verbal con un verbo en voz pasiva (que no es el caso de Juan 1.3); 2) indicando causalidad, el origen, razón o fundamento de algo (que tampoco es el caso de Juan 1.3; 3) indicando una agencia intermediaria (con un verbo en voz activa, como en Mateo 8.16, que es el caso de Juan 1.3) o en voz pasiva (el caso de Hechos 15.12).

Consecuentemente, insistiendo en Juan 1.3, es preciso decir que aquí no hay un verbo en voz pasiva, sino una forma verbal de un «verbo deponente» (verbo con sentido activo, pero empleando formas medias o pasivas)
.
Conclusión: No hay en Juan 1.3 un complemento agente, un agente directo (agencia directa) responsable de un verbo en voz pasiva que justifique la traducción «por él».

Pero tampoco hay en Juan 1.3 una redacción (la preposición «diá» más el caso acusativo) que señale al «lógos» como razón, origen, fundamento o causa de todo lo creado.

Sin embargo, sí favorece la redacción griega (la morfosintaxis griega) que el «lógos» tuvo una participación intermediaria en el origen de lo creado.

Luego, si llegamos a la conclusión exegética de que el «lógos» representa una agencia intermediara en el origen de todo lo creado (y no una agencia directa), es preciso que se emplee en la traducción al español una forma que ponga de manifiesto, sin rodeo alguno, el papel de «agente intermediario» del «lógos» en la creación, y la traducción «por él» no es precisamente la forma más acertada.

En tal sentido, mejores y más precisas traducciones de la expresión «diautú» en Juan 1.3 son: 1) «por medio de él» (todo vino a la existencia por medio de él); y 2) «con él» (no el complemento circunstancial de compañía, sino el de agencia intermediaria, como en Mateo 8.16): «todo vino a la existencia con él» (con su mediación).

El análisis y explicación de la expresión griega «diautú» y «diú» en 1 Corintios 8.6

En primer lugar, observamos en 1 Corintios 8.6 la misma expresión «diautú» presente en Juan 1.3, y con el mismo sentido: indicando una agencia intermediaria.

En segundo lugar, en 1 Corintios 8.6 también constatamos la presencia de la expresión «diú», indicando también, como «diautú», una agencia intermediaria.

Pues bien, está conformada la expresión «diú», por la misma preposición «diá» (también apostrofada), y por el caso genitivo del pronombre relativo, masculino singular, en caso genitivo, «jos» (el que, el cual).

En consecuencia, la expresión «diú» ha de traducirse: «por medio del cual».

En resumen, en primer lugar, siempre que la persona exégeta o traductora del Nuevo Testamento tenga la convicción de que el texto griego, a la luz de la gramática griega, en conformidad a un adecuado y profundo análisis morfosintáctico y contextual, comunica la idea de una «agencia personal directa» (elemento problemático sólo en la voz pasiva), lo recomendable es que se emplee la preposición «por» en la traducción al castellano. Ejemplo: “Jesús fue llevado «por el Espíritu» (sintaxis griega de la agencia directa en la voz pasiva) al desierto” (Mateo 4.1).

En segundo lugar, cuando la persona exégeta o traductora del Nuevo Testamento tenga la tenga la convicción de que el texto griego, a la luz de la gramática griega, en conformidad a un adecuado y profundo análisis morfosintáctico y contextual, sin duda alguna comunica la idea de «agencia intermediaria» (personal o no); lo recomendable es que se empleen en la traducción las palabras que en español transmitan sin ambigüedad alguna esa idea, como: «a través de», «por medio de».

En tercer lugar, cuando la persona exégeta o traductora del Nuevo Testamento tenga la convicción de que el texto griego, a la luz de la gramática griega, en conformidad a un adecuado y profundo análisis morfosintáctico y contextual, sin duda comunica estrictamente la idea de la «agencia intermedia no personal o instrumental»; lo recomendable que en la traducción al español se emplee la preposición «con» (como en Mateo 8.16, aunque también son posibles otras formas).

Finalmente, como siempre, anexo una imagen a manera de ilustración.

A propósito de nuestros siempre disponibles cursos de griego koiné en la modalidad online (en vivo y en directo vía Zoom), en la modalidad virtual o asincrónica (personalizada, regular o intensiva), desde cero, avanzado y diplomados de profundización, como el «Diplomado sobre el participio griego», que inicia el viernes 3 de octubre.

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Sobre la cadena constructa hebrea, pistas para su adecuada comprensión y traducción



Sobre la cadena constructa hebrea

Pistas para su adecuada comprensión y traducción

Profesor, ¿por qué tradujo «el árbol del conocimiento» (Génesis 2.9), si el sustantivo «árbol» no tiene el artículo determinado en el texto hebreo?

Héctor B. Olea C.

Una reacción particular a mi publicación de ayer procuró mi explicación de la traducción «el árbol» (con el artículo determinado), si dicha palabra no tiene el artículo determinado en el texto hebreo de Génesis 2.9.  

Y aquí ofrezco mi respuesta, muy ampliada, por supuesto.

Lógicamente, ante todo, no es posible perder de vista que el sustantivo «árbol», en Génesis 2.9, aparece en el contexto de la construcción sintáctica llamada «cadena constructa», «secuencia de constructo» o «smijút».  

Consecuentemente, a continuación, ofrezco una serie de pistas para la mejor comprensión de las implicaciones de una «cadena constructa», su adecuada interpretación y traducción.

En primer lugar, la «cadena constructa» o «secuencia de constructo» hebrea, consiste en una construcción sintáctica (grupo sintáctico) que involucra al menos dos sustantivos (hasta tres, pero raramente cuatro).

En segundo lugar, en hebreo moderno la cadena constructa o secuencia de constructo es llamada «smijút» o «semijút» (apoyatura, apoyo, respaldo).

En tercer lugar, el sustantivo (o sustantivos) que inicia una cadena constructa en hebreo está en «estado constructo» (por lo general, no siempre) una forma modificada de la forma léxica del sustantivo, o sea, el sustantivo en «estado absoluto».

En cuarto lugar, el sustantivo que le da término a una cadena constructa ha de estar en el llamado «estado absoluto» (la forma léxica del sustantivo, tal y como aparece en el diccionario).

En quinto lugar, todo sustantivo en estado constructo expresa su relación con un sustantivo en estado absoluto al que precede (determinado o indeterminado), mediante la preposición «de».

Por ejemplo, el sustantivo «davár» (palabra) en estado constructo («dévar»), significa «palabra de».

Luego, la cadena constructa «dévar ishá» ha de traducirse: «palabra de mujer», pero la cadena constructa «dévar ja-ishá» ha de traducirse: «la palabra de la mujer».

Y el sustantivo «ishá» (mujer), en estado constructo («éshet»), significa «mujer de», «esposa de».

Luego, la cadena constructa «éshet naví» ha de traducirse: «mujer de un profeta», pero la cadena constructa «éshet ja-naví» ha de traducirse: «la mujer del profeta»

En sexto lugar, el sustantivo en «estado absoluto» y que le pone fin a una cadena constructa determina al sustantivo (o sustantivos) en «estado constructo».

En séptimo lugar, la forma en que el sustantivo en «estado absoluto» determina al sustantivo (o sustantivos) en «estado constructo», es doble.

Por un lado, el sustantivo en «estado absoluto» es el que le pone fin a una cadena constructa. En otras palabras, una cadena constructa se extiende sólo hasta la aparición de un sustantivo en «estado absoluto».

Por otro lado, como el sustantivo en «estado constructo» jamás ha de llevar gráficamente el artículo determinado, la determinación del sustantivo en «estado constructo» (y de toda la cadena constructa), depende de la determinación del sustantivo en «estado absoluto».

Esto significa que el sustantivo (o sustantivos) en «estado constructo» es determinado (así como toda la cadena constructa), si el sustantivo en «estado absoluto» es determinado.

Consecuentemente, el sustantivo (o sustantivos) en «estado constructo» es indeterminado (así como toda la cadena constructa), si el sustantivo en «estado absoluto» es indeterminado. 

Por supuesto, es preciso poner de relieve que un sustantivo hebreo es determinado, si es un nombre propio, si es un sustantivo común con el artículo determinado, y si es un sustantivo común con un sufijo pronominal.

Finalmente, como siempre, a manera de ilustración, anexo dos imágenes con tal de hacer más comprensibles estas líneas.

Muy a propósito de nuestro curso: «Estructuras sintácticas hebreas complejas y precisiones del vocabulario de la Biblia Hebrea», seis meses de duración.

Un curso ideal para las personas que ya poseen ciertos conocimientos del hebreo bíblico y desean profundizar su comprensión y dominio de la sintaxis hebrea. 

Recomendado para las personas que ya poseen ciertos conocimientos del hebreo bíblico, que desean profundizarlos, y para las personas que aspiran a ser docentes de hebreo bíblico.

Un curso trascendental y vital para la exégesis de la Biblia Hebrea.

Día y horario: miércoles 8:00 – 10:00 PM (República Dominicana, Puerto Rico; 7:00 – 9:00 PM Colombia y Perú; 9:00 – 11:00 PM Argentina y Chile.

Inicio: Este miércoles 2 de julio. 

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