Cuestiones relativas al canon bíblico y su impacto en la interpretación de la Biblia



Unas observaciones necesarias y pertinentes

Héctor B. Olea C.

Como biblista y exégeta es mi deber poner de relieve que la cuestión del «canon bíblico» (el conjunto de libros considerados normativos para la praxis y la reflexión teológica cristiana) debe ser mejor enfocada. En tal sentido y, en primer lugar, es preciso admitir que la Biblia, como concepto, y con la configuración actual, es un concepto propiamente cristiano.

En segundo lugar, que el llamado «canon bíblico» en realidad supone e involucra dos cánones de dos religiones distintas: 1) el canon de la fe judía (el Tanaj, el llamado Antiguo Testamento por los cristianos, que no ve en el canon del Nuevo Testamento su proyección y continuidad, y mucho menos su mejor exégesis, e interpretación, ni su reemplazo y superación); 2) el canon del Nuevo Testamento (que considera el canon de la fe judía su punto de partida, pero al final toma distancia del mismo, y con la pretensión de ser su legítima continuación, exégesis, interpretación, incluso su superación e ideal reemplazo).

En tercer lugar, y a pesar de todo, cada corriente del cristianismo decide, de acuerdo a su particular teología y praxis eclesial, qué asume y qué no, del canon de la fe judía, y la manera en que da relevancia, enfoca, interpreta y aplica ciertos aspectos del mismo.

En cuarto lugar, incluso en cuanto al canon del Nuevo Testamento mismo y en particular, las distintas corrientes del cristianismo deciden, de acuerdo a su particular teología y praxis eclesial, a que le da énfasis, qué asume como normativo y qué no del canon del Nuevo Testamento mismo. Consecuentemente, es demasiado evidente que lo que es considerado “bíblico y normativo” para un sector del cristianismo, no necesariamente lo es para otro sector del mismo cristianismo. Por supuesto, esta realidad no debería ser ignorada por la persona que pretenda establecer qué es bíblico y normativo, y qué no, como concepto, y como práctica cristiana.   

Esta última realidad se hace demasiado evidente cuando observamos que al momento de plantear y confrontar sus posturas en aquellos temas y asuntos en los que no se muestran de acuerdo; cada corriente del cristianismo parece usar “una Biblia distinta” (por la lista de versículos particulares que emplean para apoyar sus posturas), muy pesar de tener por lo general el mismo concepto de la Biblia y de su papel en la reflexión teológica y en la praxis cristiana, incluso, muy a pesar de estar empleando casi siempre y por lo general una misma versión de la Biblia.

Ahora bien, lo admitan o no las distintas corrientes del cristianismo, lo cierto es que, por un lado, la Biblia alimenta, es fuente y alma del pensamiento teológico; y por otro lado, la Biblia es leída, asumida, interpretada y aplicada con base en, a partir de, y en armonía con la praxis y las creencias, doctrinas o presuposiciones particulares de la comunidad de fe o hermeneuta (y por personas en particular, como miembros y personas comprometidas con dichas comunidades de fe, personas que en realidad no hacen reflexión bíblica y teológica en el vacío, sino situadas, lo admitan o no).

En este sentido es claro que no podemos obviar lo relativo de expresiones tales como “la Biblia dice”, “la Biblia no dice”, “la Biblia no da apoyo para”, “la Biblia sí ofrece apoyo para”, etc., etc., etc.

En consecuencia, la que propongo como actitud ideal y responsable, procediendo con una radical honestidad intelectual, es que cada corriente del cristianismo (y las personas en particular como miembros de dichas corrientes), exponga su formulación doctrinal reconociendo que la Biblia, según su lectura, según sus particulares presuposiciones teológicas, da apoyo o no a una determinada conclusión, idea, concepto o práctica.  

En tal sentido, las muy conocidas expresiones “la Biblia dice”, “la Biblia no dice”, “la Biblia no da apoyo para”, “la Biblia sí ofrece apoyo para”; deberían ser remplazadas y con urgencia, por expresiones tales como: “según tal o cual teología, la Biblia dice (tal cosa es Bíblica)”, “según tal o cual teología, la Biblia no dice (tal cosa no es bíblica)”, “según tal o cual teología, la Biblia no da apoyo para” (tal cosa no tiene apoyo bíblico), “según tal o cual teología, la Biblia sí ofrece apoyo para (tal cosa tiene apoyo bíblico)”; así de sencillo.


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