Héctor B. Olea C.
«Yo amo a mi barrio» (pueblo, país, sector,
etc.). Bien por ti, pero en realidad: ¿Qué cosa estás dispuesto a hacer por tu
barrio? ¿Qué tan dispuesto estás para hacer algo concreto que en verdad sirva para
mostrar que de veras amas a tu barrio?
«Te pido la paz por mi ciudad». Bien por ti, ahora
bien, además de “orar” y “pedir” la paz para tu ciudad; como religioso,
cristiano, evangélico, etc., ¿qué estás dispuesto a hacer para que en verdad
haya paz en tu ciudad, y no sólo en la tuya?
«Servir al partido, para servir al país».
Bien por ti, pero en realidad: ¿qué tan dispuesto estás a luchar a lo interno
de tu partido mismo (de tu propia organización política) para que los objetivos
y las ambiciones particulares de éste no sean contrarios a la soñada institucionalidad,
la consolidación de la democracia, el establecimiento de un verdadero estado de
derechos; en fin, no vengan a perjudicar al pueblo y al país en más de un
sentido?
Al final y, en resumen, no queda otra que
admitir que trasformar la realidad, superar el estado actual de las cosas, no
sólo es cuestión de oraciones, lemas, slogans y afiches; así de sencillo.
¡Feliz
lunes!
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