Cuestiones de traducción
y exégesis bíblica
Héctor B. Olea C.
No en pocas ocasiones he sido testigo de la
corrección insistente de algunas personas que, leyendo a Juan 3.16, ponen de
relieve que dicho texto no apunta, no hace referencia al «que crea» (acción
futura y potencial), sino estricta y específicamente al «que cree» (acción
presente y siempre actual); por supuesto a la luz de dicha versión (pues, la «Biblia
del peregrino», por ejemplo, traduce «quien crea»).
Ahora bien, ¿cuál es en realidad la
traducción más acertada? ¿Hacia dónde apunta el texto griego de Juan 3.16?
Ante de todo es preciso decir que lo que la
versión «Reina Valera 1960» y otras han traducido «el que cree», y que la «Biblia del peregrino»
tradujo «quien crea», es la expresión griega «jo pistéuon». Es pues, «jo pistéuon»,
una expresión formada por el artículo definido, en caso nominativo masculino
singular, «jo»; y por «pistéuon», un participio en tiempo presente, en caso
nominativo masculino singular, del verbo «pistéuo» (yo creo, tengo fe).
Vale decir, en consecuencia, que la expresión
«jo pistéuon» implica un participio articulado y sustantivado, en tiempo
presente, y en el caso nominativo masculino singular.
Ahora bien, cabe preguntar: ¿Hacia dónde apunta
la expresión «jo pistéuon»? 1) ¿A las personas que ya creían, que eran
creyentes, que ya habían creído en Jesús como el hijo único de Dios, y que, por
supuesto, se esperaba que habrían de mantenerse creyendo, o sea, fueran fieles,
antes de la redacción del evangelio de Juan? 2) ¿A las personas que habían de
creer igualmente, y que también se esperaba que siguieran creyendo en Jesús
como el hijo único de Dios, o sea, fueran fieles, a partir del mensaje y
propuesta que suponía el mismo evangelio de Juan? 3) ¿A ambas?
Pienso que para poder responder de manera
acertada las tres preguntas planteadas, se hace necesario profundizar el análisis
del texto griego de Juan 3.16.
Concentrémonos, pues, en la segunda parte del
texto en cuestión, la cual es introducida por la conjunción «jína».
Es «jína» una de las llamadas «conjunciones
finales», que son aquellas que ayudan identificar la finalidad o propósito de
la acción del verbo principal de la oración. Ahora bien, como muy bien puntualiza
Roberto Hanna, “en ocasiones esta idea de propósito tiende a confundirse con la
de resultado; sin embargo, ambos conceptos pueden verse como los dos lados de una
misma moneda: la idea de resultado mira un evento basada en lo que ha sucedido,
en tanto que la idea de finalidad considera el mismo evento en función de su potencialidad futura”
(Sintaxis
exegética del NT griego, Editorial Mundo Hispano, 1997, página 107).
Por otro lado, es Juan 3.16 uno de esos casos
donde se observa la conjunción «jína» acompañada del modo subjuntivo, indicando
finalidad. A propósito, plantea Amador-Ángel García Santos: “La construcción «jína»
+ subjuntivo es muy frecuente en el NT (aparece unas 620 veces). En ellas,
además de este valor final, se usa también en lugares donde se esperaría más
bien un infinitivo” («Introducción al griego bíblico», Editorial Verbo Divino,
2003, página 83).
Pues bien, son dos las formas verbales que en
Juan 3.16 están en modo subjuntivo: «apóletai», forma verbal en tiempo aoristo
segundo, tercera persona del singular, voz activa del verbo «apólumi« (yo
pierdo, destruyo, etc.); y «éje», forma verbal en tiempo presente, tercera
persona del singular, del verbo «éjo» (yo tengo).
Ahora y, retomando de nuevo las tres
preguntas planteadas en relación a quiénes hace referencia el participio
articular y sustantivado «jo pistéuon», en relación a la finalidad que sugiere
la construcción jina+subjuntivo, a saber: 1) ¿A las personas que ya creían, que
eran creyentes, que ya habían creído en Jesús como el hijo único de Dios, y
que, por supuesto, se esperaba que habrían de mantenerse creyendo, o sea, fueran
fieles, antes de la redacción del evangelio de Juan? 2) ¿A las personas que
habían de creer igualmente, y que también se esperaba que siguieran creyendo en
Jesús como el hijo único de Dios, o sea, fueran fieles, a partir del mensaje y
propuesta que suponía el mismo evangelio de Juan? 3) ¿A ambas?
Respecto de estas preguntas, diré lo
siguiente. Si tomamos a Juan 3.16 como una declaración teológica general, al
margen de cualquier relación temporal respecto del momento en que la persona asume
a Jesús como el Hijo de Dios único, pienso que podemos evitar la disyuntiva
entre «el que cree» («quien cree») y «el que crea» («quien crea»). En tal sentido, una traducción acertada de Juan
3,16, y en conformidad a la premisa planteada (por supuesto, ahorrándome traer
a colación ciertos detalles) es:
“Porque de esta manera amó Dios al mundo:
dando a su hijo único para que no perezca, sino que tenga vida eterna, quien se
mantenga fiel a él”
Análisis
y comentario respecto de Juan 17.20
Debo confesar que traigo a colación a Juan
17.20, pues igual que en Juan 3.16, el texto griego tiene un participio en
tiempo presente, articular y sustantivado, pero en caso genitivo plural del mismo
verbo «pistéuo» (yo creo, tengo fe), o sea, «ton pisteuónton».
Ahora bien, ¿por qué emplea Juan 17.20 un participio
en tiempo presente («ton pisteuónton»), cuando son claras las implicaciones
futuro - temporales de la oración de Jesús? ¿A quiénes
apunta el participio presente «ton pisteuónton»?
Responderé estas preguntas en la siguiente
manera.
En primer lugar, la mejor explicación, la más
plausible desde mi punto de vista, al hecho de que en Juan 17.20 se emplee un
participio en tiempo presente, en lugar de un participio en tiempo futuro (como
también ocurre en otras partes del NT); se debe a que para la época del NT el
uso del participio en tiempo futuro estaba menguando. En verdad se esperaría
que en Juan 17.20 en lugar de «ton pisteuónton», se empleara «ton pisteusónton».
En segundo lugar, el participio «ton pisteuónton»
apunta a las personas que se supone habrían de creer en Jesús, por medio del
mensaje de los que ya eran discípulos suyos.
En consecuencia, una traducción acertada de
Juan 17.20 es:
“Y no ruego solamente por estos (los que ya eran
sus discípulos), sino también por quienes han de creer («ton pisteuónton») en mí
por medio de la palabra de ellos” (el mensaje, testimonio, palabra de éstos,
quienes ya eran sus discípulos).
En conclusión, la presencia del participio
presente, «jo pistéuon», en Juan 3.16, es explicable, tiene sentido y no parece
deberse al hecho de estar menguando para el tiempo del NT el empleo del participio
futuro en el griego koiné; sin embargo, la situación de la presencia del participio
presente, «ton pisteuónton», en Juan 17.20, es totalmente distinta, y por supuesto, es
cuestionable el empleo del participio presente aquí.
¡Hasta la próxima!
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