La paronimia en el hebreo bíblico, nociones de hebreo bíblico

 


La paronimia en el hebreo bíblico

Nociones de hebreo bíblico

Héctor B. Olea C.

Se consideran «parónimos» los términos con significados distintos, pero con significantes (expresión, cadena fónica) muy parecidos, y que, por lo general, se distinguen por un solo fonema, por un solo elemento de la cadena fónica.  

En otras palabras, los «parónimos» son palabras fonéticamente parecidas.

Ejemplos de «parónimos» en el español son: actitud y aptitud, jabón y jamón, beso y peso, mar y mal, etc.

Pero el fenómeno de la paronimia también está presente en el hebreo bíblico.

En tal sentido, quiero analizar y poner de relieve un caso concreto de paronimia, respecto de dos formas verbales del hebreo bíblico:

La primera consiste en el llamado «imperativo largo» o «enfático», estrictamente de la segunda persona masculina singular: «guarda tú» (masculino, que se lee: «shomrrá» («shomrá»); y la segunda, una forma verbal, un perfecto qal, de la tercera persona femenina singular: «ella guardó», que se lee «shamerá».

Por supuesto, como se verá en la imagen que anexo a estas líneas, si bien las consonante o radicales que conforman ambas formas verbales son las mismas; sin embargo, cada una emplea un punto vocálico en común que, no obstante, tiene un valor fonemático distinto en cada caso (representa un fonema vocálico distinto en cada forma verbal).

Además, también tienen en común la figura del «shevá», el cual es silencioso (no representa fonema alguno) en la forma del imperativo largo, pero que es vocálico (y representa el fonema vocálico «e») en la forma de la tercera persona femenina singular.  

Lógicamente, errar en la forma de asumir el valor fonemático de los puntos vocálicos que tienen en común las formas verbales analizadas; dará origen a errores de lectura, de comprensión e interpretación, y, por supuesto, de traducción.

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Tiempos primarios y tiempos secundarios, nociones de la morfología verbal griega (clásico y koiné)

Tiempos primarios y tiempos secundarios

Desinencias primarias, y desinencias secundarias

Nociones de la morfología verbal griega (clásico y koiné)

Héctor B. Olea C.

Con base en el modo indicativo, y según el tiempo cronológico en que se supone tiene lugar la acción verbal, los tiempos griegos se clasifican en: «tiempos primarios» y «tiempos históricos» (o «tiempos secundarios»).

Los «tiempos primarios» son los que suponen la realización de la acción verbal en el tiempo presente o en el tiempo futuro: presente, perfecto, el futuro simple y el futuro perfecto (modo indicativo).

Y los «tiempos secundarios» o «tiempos históricos» son los que suponen que la acción verbal tiene lugar en el pasado (en alguna de sus formas): imperfecto, aoristo, y pluscuamperfecto (modo indicativo).

Por otro lado, y, en la misma línea, las «desinencias verbales» que especifican la persona gramatical sujeto de un verbo conjugado, se clasifican en «desinencias primarias» (las que emplean los «tiempos primarios») y «desinencias secundarias» (las que emplean los «tiempos secundarios»).

Luego, las «desinencias primarias» y, las «desinencias secundarias» se clasifican según la diátesis (la voz gramatical) en: «desinencias primarias activas» (las que emplean los tiempos primarios en la voz activa), «desinencias primarias medias y pasivas» (las que emplean el presente y el perfecto medio pasivos).

Pero en el tema temporal del futuro, no son las «desinencias primarias medias y pasivas» las que marcan la voz, sino el tema temporal del futuro (el tema temporal del futuro voz activa, y el tema temporal del futuro voz pasiva).

Me explico, las «desinencias primarias medias y pasivas» del presente, adheridas al tema temporal del futuro voz activa, dan lugar a la conformación del «futuro simple voz media»; pero esas mismas desinencias, adheridas al tema del futuro voz pasiva (derivado del aoristo débil o fuerte, voz pasiva), da origen al «futuro simple voz pasiva».

Por otro lado, las «desinencias secundarias» se clasifican en: «desinencias secundarias activas» (las que emplean los tiempos secundarios en la voz activa), «desinencias secundarias medias» (las que emplean aoristo 1ero o débil, y aoristo 2do o fuerte en la voz media), «desinencias secundarias medias y pasivas» (las que emplean el imperfecto y pluscuamperfecto medio pasivos), y «desinencias secundarias pasivas» (las que emplean el aoristo 1ero y el aoristo 2do pasivos).

Como siempre, anexo una imagen con tal de hacer más comprensibles estas líneas.

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Raíz verbal versus tema temporal, nociones de morfosintaxis griega (griego clásico y griego koiné)



Raíz verbal versus tema temporal

Nociones de morfosintaxis griega (griego clásico y griego koiné)

Héctor B. Olea C.

Contrario a lo que se pueda pensar, no es la «raíz», sino el «tema temporal» la base morfológica con base en la cual se ha de conjugar un verbo en griego, o declinar sus formas nominales: participio e infinitivo.

La raíz es una sola, y todo verbo no tiene más que una raíz o lexema, pero los temas temporales son cuatro.

Consecuentemente, los llamados «verbos polirrizos» o «politemáticos», no son verbos que tienen más de una raíz, sino más bien verbos que emplean distintas raíces para completar su conjugación.

En otras palabras, los «verbos polirrizos» o «politemáticos» no son más que «verbos defectivos» (sinónimos y que no tienen una conjugación completa), por lo cual se usan en lugar del otro o viceversa, en determinados temas temporales (en los que el uno o el otro no está presente).  

Además, otro detalle a tomar en cuenta es que sólo en el tema temporal del presente la raíz se mantiene inalterable (tiempo presente y tiempo imperfecto).

En todo caso, la raíz, tal y como ve en la forma léxica, ayuda a comprender los cambios que se han de esperar en su conjugación, por ejemplo, si es una raíz verbal que inicia con consonante, pero termina en vocal, o si es una raíz verbal que inicia con consonante y termina en consonante, o si es una raíz que inicia en vocal, pero termina en consonante, etc.

Por otro lado, los «cuatro temas temporales» son la base para las llamadas «seis partes fundamentales» de verbo griego (presente activo, futuro activo, aoristo activo- fuerte o débil-, perfecto activo –fuerte o débil-, perfecto medio pasivo y aoristo pasivo), y de los siete tiempos del sistema verbal griego (presente, imperfecto, aoristo, futuro simple, perfecto, pluscuamperfecto y futuro perfecto). 

Luego, 1) el «tema temporal de presente» es la base para la conjugación del tiempo presente y el tiempo imperfecto (activos, medios y pasivos), y para la conformación del participio y del infinitivo de presente; 2) el «tema temporal del aoristo» es la base para la conjugación del tiempo aoristo (fuerte o débil, segundo o fuerte), y para la conformación del infinitivo y del participio aoristos; 3) el «tema temporal del futuro» (derivado morfológicamente del aoristo), es la base para la conformación del tiempo futuro y la declinación del participio y el infinitivo futuros; 4) el «tema temporal del perfecto» es la base para la configuración del tiempo perfecto (fuerte o débil), del tiempo pluscuamperfecto (fuerte o débil), del tiempo futuro perfecto, pero también es la base para la declinación del participio y el infinitivo perfectos.

Pero, también tiene el griego (clásico y koiné) «dos subtemas temporales»: «el perfecto medio pasivo» (distinto al perfecto activo), base para la conjugación del perfecto, el pluscuamperfecto y el futuro perfecto medio pasivos, y configuración del participio y del infinitivo perfecto medio pasivo; y el «aoristo pasivo» (distinto al aoristo activo y medio), el cual es la base para la conjugación del aoristo pasivo, y base para la configuración del tiempo futuro pasivo, del participio aoristo pasivo, y del infinitivo pasivo.

Como siempre, anexo tres imágenes con tal de hacer más comprensibles estas líneas.

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Los sustantivos griegos de agente, nociones de morfosintaxis griega


Los sustantivos griegos de agente

Nociones de morfosintaxis griega

Héctor B. Olea C.

En el griego clásico y en el griego koiné existe un grupo de verbos denominados en latín «nómina agentis», o sea, «nombres de agente» («sustantivos de agente»).

Una característica esencial de los denominados «nombres de agente», consiste en que indican que alguien hace algo determinado (voz activa), o que actúa de una manera determinada (voz activa).

Por cierto, hemos de recordar que la figura «agente» señala al responsable o ejecutante de una acción verbal.

Por supuesto, en la voz activa y en la voz media griegas (cuando el núcleo del predicado o sintagma verbal predicado es un verbo de acción), por lo general coinciden la figura del «agente» y la del «sujeto» (sujeto agente).

Pero en la voz pasiva, el sujeto es «paciente», y el «agente» aparece como un «complemento», pero no como cualquier otro complemento, sino estrictamente como un «complemento agente» (el responsable de la acción verbal de un verbo en voz pasiva).

Ahora bien, retomando la idea de los «nómina agentis» («nombres de agente»); diré que, en cuanto al género gramatical, éstos son de género masculino, y en cuanto al modelo de flexión o declinación, pertenecen a la primera declinación.

Características morfológicas de los «nómina agentis»

Sus características morfológicas son:

En primer lugar, su forma léxica termina en «eta» («ita») y sigma («tes», «tis»).

En segundo lugar, su caso genitivo singular exhibe la flexión propia del caso genitivo singular de la segunda declinación («ou» = «u»). 

En tercer lugar, se declinan como los sustantivos femeninos con «alfa alargada» (los que su forma léxica termina en «eta» («ita»), como «grafé» (o «grafí»: escritura, escrito), «foné» (o «foní»: voz, sonido), y «entolé» (o «entolí»: mandamiento).

En cuarto lugar, el enunciado de estos sustantivos confirma que son de género masculino y de la primera declinación.

Finalmente, como siempre y, a manera de ilustración, anexo una imagen con tal de ayudar a la mejor comprensión de estas líneas.

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Las seis partes fundamentales del verbo griego, nociones de griego clásico y de griego koiné



Las seis partes fundamentales del verbo griego

Nociones de griego clásico y de griego koiné

Héctor B. Olea C.

El sistema verbal griego se sustenta en cuatro «temas temporales» (presente, aoristo, futuro y perfecto), los cuales funcionan como las cuatro columnas sobre las que descansa la conjugación completa (en todos los tiempos, modos y voces) de un verbo griego.

En tal sentido, es preciso decir que son los «temas temporales» (no tiempos) la base morfológica para la conjugación de un verbo (o declinación del participio y del infinitivo) de un verbo en un determinado tiempo, modo y voz del sistema verbal griego.

Observación: Los siete tiempos del sistema verbal griego (presente, imperfecto, aoristo 1ero o 2do, futuro simple, perfecto, pluscuamperfecto, y futuro perfecto), se sustentan en los cuatro «temas temporales» del sistema verbal griego.

Luego, con base en los cuatro «temas temporales», se configuran también las llamadas «seis partes fundamentales» o «principales» del verbo griego.   

Pues bien, las seis (6) partes fundamentales o principales del verbo griego, todas están configuradas en el modo indicativo, pero cuatro en voz activa, una sola en voz media y pasiva (una misma morfología para la voz media y para la voz pasiva), y una específicamente en voz pasiva (aoristo 1ero o aoristo 2do).

Las seis (6) partes fundamentales constituyen la base morfológica sobre las que se ha de conjugar un verbo a partir de las mismas y en el marco de las mismas (lo mismo que la configuración y declinación del participio griego); de ahí la importancia de poder reconocer y comprender las seis partes fundamentales del sistema verbal griego (clásico y koiné).

Por supuesto, toda forma verbal griega (finita o nominal: participio e infinitivo) ha de estar configurada en cualquiera de estas seis partes fundamentales.

Por otro lado, el «tiempo imperfecto» (tiempo secundario que sólo existe en el modo indicativo), se conjuga con base en la primera parte fundamental (el presente); y el «tiempo pluscuamperfecto» (tiempo secundario que sólo existe en el modo indicativo), se conjuga con base en la cuarta parte fundamental (el perfecto activo) y con base en la quinta parte fundamental (el perfecto medio pasivo).

Finalmente, el «futuro pasivo» (1ero o 2do), se conjuga con base en la sexta y última parte fundamental (el aoristo pasivo, 1ero o 2do).

Como siempre, anexo dos imágenes, a manera de ilustración, con tal de hacer más comprensibles estas líneas.

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«Beró» y la Crítica Textual de la Biblia Hebrea , nociones de Morfosintaxis hebrea y Crítica Textual de la BH


 

«Beró» y la Crítica Textual de la Biblia Hebrea

Nociones de Morfosintaxis hebrea y de Crítica Textual de la Biblia Hebrea

Héctor B. Olea C.

A modo de introducción:

La palabra «beró» consiste en un «infinitivo constructo» del verbo «bará», (el creó, el hizo), o «li-bró» (crear, hacer).

Consiste el «infinitivo constructo hebreo» en una forma nominal del verbo, que, como cualquier sustantivo o palabra sustantivada, puede recibir sufijos pronominales y preposiciones como prefijos; pero que también retiene la fuerza y la función de un verbo.

En todo caso, por un lado, cuando el «infinitivo constructo» aparece con un sufijo pronominal, la persona gramatical sugerida por el sufijo pronominal, puede funcionar como «sujeto» o como «objeto directo» del infinitivo constructo.

Por ejemplo: «shomrró» (infinitivo constructo de «shamár», más el sufijo pronominal de la tercera persona masculina singular: «él»), puede ser traducido asumiendo que la tercera persona masculina singular («él») es el sujeto: su guardar, el acto de guardar él.

O bien, puede ser traducido asumiendo que la tercera persona masculina singular («él») es objeto directo: guardarlo (guardar a él, guardarlo a él).   

Por otro lado, cuando el «infinitivo constructo hebreo» es seguido por un sustantivo (el «infinitivo constructo» delante de un sustantivo), dicho sustantivo puede funcionar como «sujeto» o como «objeto directo» del «infinitivo constructo», si bien, es más común que funcione como «sujeto».

Luego, es preciso decir que, desde la Edad Media (Rashí y luego otros), se ha cuestionado la puntuación «bará» (forma verbal finita, conjugación qal, tercera persona masculina singular: «creó Dios»), y se ha propuesto como lectura más acertada la puntuación «beró» («infinitivo constructo»: el crear de Dios, el hecho de crear Dios).

Además, es preciso decir que la propuesta de asumir la puntuación «beró» (infinitivo constructo), también propone que «bereshít» se asuma como en «estado constructo».

En consecuencia, el asumir la puntuación «beró» supone que hay una cadena constructa que inicia con «bereshít», que continua con «beró» y concluye con «elojím» (Dios, en estado absoluto), cuya traducción debe ir en la siguiente línea: “al principio o comienzo del crear Dios”, “al principio o comienzo de la acción de crear Dios”, “al principio o comienzo del acto creativo de Dios”.

Ahora, si bien ha ido ganando terreno la teoría de que «beró» («infinitivo constructo») es la puntuación correcta, y no «bará» (forma verbal finita); lo cierto es que, desde el punto de vista de la Crítica Textual de la Biblia Hebrea, no cabe duda de que la puntuación «bará» es la que cuenta con el peso indiscutible de la tradición textual de la Biblia Hebrea.

En tal sentido, quiero llamar la atención a los siguientes hechos:

En primer lugar, en la Biblia Hebraica Stuttgartensia observamos un «circellus» (un pequeño círculo en medio de «bará» y «elojím», que supone una referencia a la llamada «Masora Parva» (Masora Pequeña, Masora Quetaná) que aparece en el margen izquierdo de la página, por ser una página impar.

En segundo lugar, la nota crítica que aparece en la «Masora Parva» (Masora Pequeña, Masora Quetaná), sugiere considerar que en dos ocasiones más, en la misma Torá o Pentateuco, aparece la expresión «bará elojím» (no, «beró elojím»).

En tercer lugar, la nota de la «Masora Parva» (Masora Pequeña, Masora Quetaná) remite al lector a la llamada «Masora Magna» (Masora Grande, Masora Guedolá).

En cuarto lugar, la «Masora Magna» (Masora Grande, Masora Guedolá), establece que, además de Génesis 1.1, la expresión «bará elojím» (no, «beró elojím»), también se encuentra en Génesis 2.3, y en Deuteronomio 4.32.

En quinto lugar, la nota de la «Masora Magna» (Masora Grande, Masora Guedolá) sugiere que los masoretas asumieron como puntuación correcta la forma verbal finita («bará»), y no el «infinitivo constructo» («beró»).

En sexto lugar, en el comentario sobre la «Masora Magna» (Masora Grande, Masora Guedolá), la «Biblia Hebraica Quinta» menciona a Isaías 4.5 y a Jeremías 31.22 donde aparece una expresión similar, pero empleando el Tetragrámaton: «bará YHVH» (no, «beró YHVH»), si bien como un perfecto conversivo en Isaías 4.5 («ubará YHVH»).

En séptimo lugar, la evidencia que aporta la Septuaginta y el Tárgum (versión aramea), favorece la puntuación «bará», y no la puntuación «beró».

Por ejemplo, la traducción griega (Septuaginta) «epóiesen» (aoristo primero, tercera persona del singular: «epóiesen jo zeós»: Dios creó, Dios hizo), concuerda perfectamente con la puntuación «bará» («bará elojím»).

Y la traducción aramea «berá» (forma verbal finita), también favorece la puntuación «bará», y no «beró».

Finalmente, al margen de si se acepta o no la propuesta de la puntuación «beró», lo cierto es que, desde el punto de vista de la Crítica Textual de la Biblia Hebrea, la forma que cuenta con el mayor apoyo, es la puntuación «bará», y no «beró».

En efecto, en lo que a la Biblia Hebraica Stuttgartensia (BHS) respecta, es claro que la puntuación «beró» no es sugerida en la «Masora Parva» (Masora Pequeña, Masora Quetaná), tampoco en la «Masora Magna» (Masora Grande, Masora Guedolá), como tampoco en el «aparato crítico».

Y por supuesto, la puntuación «beró» tampoco es favorecida por la clásica versión griega (Septuaginta), como tampoco por la traducción oficial aramea, que presuponen la puntuación «bará».  

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Morfología nominal, caso y función sintáctica, nociones de morfosintaxis


Morfología nominal, caso y función sintáctica

Nociones de morfosintaxis

Héctor B. Olea C.

Anoche, en nuestro curso de «gramática española aplicada (morfosintaxis)», entre otras cosas, estuvimos hablando de la relación que existe entre la morfología del sustantivo o palabra sustantivada y la función sintáctica que éste desempeña en la frase, discurso o cualquier construcción sintáctica.

En tal sentido, poníamos de relieve la forma en que en el griego y en el latín los sustantivos adoptan una morfología (flexión) específica para indicar el caso, y con el caso, señalar la función sintáctica del sustantivo o palabra sustantivada en la estructura sintáctica en la que aparezca.

Por otro lado, también dijimos que, en el hebreo, el arameo y en el español (lenguas que no tienen una declinación nominal flexiva, sino preposicional), el caso y las funciones sintácticas del sustantivo o palabra sustantivada (principalmente para las funciones distintas a la del sujeto), se señalan más bien con preposiciones o partículas (morfemas gramaticales).

Consecuentemente, a manera de ilustración, quiero llamar la atención respecto de la misma morfología que tiene el sustantivo «tierra» en Génesis 1, versículos 1 y 2, en hebreo, arameo y en español (lenguas con una declinación nominal preposicional), pero distinta en griego (Septuaginta) y en latín (lenguas con una declinación nominal flexiva).

Por supuesto, no es posible dejar de lado que el sustantivo «tierra» tiene una función sintáctica distinta en Génesis 1.1 (objeto o complemento directo), y en Génesis 1.2 (sujeto de una oración atributiva o copulativa).  

Finalmente, como mostraré en una imagen que anexo a estas breves líneas, el sustantivo «tierra» no muestra cambio alguno en Génesis 1.2, respecto de Génesis 1.1 (a pesar del cambio en su función sintáctica), en hebreo, arameo y español (lenguas con una declinación nominal preposicional, no flexiva), pero sí en griego y en latín (lenguas con una declinación nominal flexiva).

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Oferta de descuento especial de un 40 % para nuestra oferta académica enero 2025


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Nuestra oferta académica para enero 2025, cursos profesionales en lenguas bíblicas

Nuestra oferta académica para enero 2025 

Con mucha alegría presentamos los dos cursos que conforman nuestra oferta académica para el mes de enero 2025.

Primer curso: El segundo año de nuestro «Curso de Hebreo clásico (bíblico)», un estudio completo, académico y profesional de la gramática de la principal lengua original de la Biblia Hebrea (curso de profundización).   

Configuración: Cuatro trimestres (doce meses) de duración.  

Día y horario: lunes 8:00 – 10:00 PM (República Dominicana, Puerto Rico; 7:00 – 9:00 PM Colombia y Perú; 9:00 – 11:00 PM Argentina y Chile. 

Inicio: lunes 6 de enero 2025.  

Segundo curso: «Construcciones sintácticas griegas complejas, y precisiones del vocabulario del N.T. Griego», un curso de profundización en el estudio de la gramática, sintaxis y vocabulario del griego koiné. Un curso inédito, sólo ofrecido por el IDCB.

Líneas generales de los contenidos de este curso: El uso de «autós» como pronombre personal y como adjetivo, el Genitivo absoluto, las posiciones del adjetivo (atributivo, predicativo, sustantivado), el atributo o predicado nominal, el genitivo objetivo versus el genitivo subjetivo, los tiempos perifrásticos, el participio cognado o interno, el dativo cognado, las construcciones activas, medias y pasivas, valor temporal de los casos oblicuos (genitivo, dativo, acusativo), valor local de los casos oblicuos (genitivo, dativo, acusativo), los grados del adjetivo, las llamadas preposiciones rivales, sinónimos y antónimos, etc.

Configuración: Dos trimestres (seis meses) de duración.  

Día y horario: miércoles 8:00 – 10:00 PM (República Dominicana, Puerto Rico; 7:00 – 9:00 PM Colombia y Perú; 9:00 – 11:00 PM Argentina y Chile. 

Inicio: miércoles 8 de enero 2025.  

Modalidades: Online (en vivo y en directo vía Zoom) y virtual (en diferido, en forma asincrónica y personalizada).

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¡Inscripciones abiertas!

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El participio griego versus el participio español, nociones de griego clásico y koiné



El participio griego versus el participio español

Nociones de griego clásico y koiné

Héctor B. Olea C.

El participio griego y el participio español coinciden en ser ambos una forma no personal del verbo, un adjetivo verbal.

En tal sentido, y, en segundo lugar, tanto el participio griego como el participio español se sustentan en una raíz o lexema verbal.

En tercer lugar, el participio griego y el participio español tienen desinencias que forman parte de la flexión nominal (declinación), y no de la flexión verbal (conjugación).

En cuarto lugar, así como el sustantivo español no tiene una declinación nominal flexiva, sino preposicional, así también el participio español no es declinable, y sólo exhibe unos morfemas de género (amado, amada, comido, comida, escrito, escrita, etc.) y de número (amados, amadas, comidos, comidas, escritos, escritas, etc.).

En cambio, y, en quinto lugar, como el sustantivo griego sí tiene una declinación nominal flexiva, así también el participio griego, como forma nominal del verbo (adjetivo verbal), exhibe una flexión propia para cada caso de la flexión nominal (nominativo, genitivo, dativo, acusativo).

En sexto lugar, el participio español tiene un papel vital en la conformación de los llamados «tiempos compuesto» o «perifrásticos» del español (pretérito perfecto: yo he amado; pretérito pluscuamperfecto: yo había amado; futuro perfecto: yo habré amado; condicional compuesto: yo habría amado).

En séptimo lugar, el participio griego también se usa para formar los llamados «tiempos perifrásticos» del griego (presente perifrástico, imperfecto perifrástico, futuro perifrástico, perfecto perifrástico, pluscuamperfecto perifrástico).

En octavo lugar, el participio español es un componente vital para la conformación de la llamada «voz pasiva perifrástica» (yo fui ayudado, tú eres observado, ellos son estudiados, ellas serán evaluadas).

En noveno lugar, como la voz pasiva griega es simple, no perifrástica, el participio no interviene en la conformación de la voz pasiva griega, sino y más bien, ocurre que el participio mismo (como cualquier forma verbal finita, verbo conjugado) puede venir expresado en cualquiera de las tres voces del sistema verbal griego (participio activo, participio medio, participio pasivo).

En décimo lugar, el participio griego, cuando está en la voz activa y sin artículo, equivale más bien al gerundio español; pero cuando está en la voz pasiva, sí es equivalente al participio español.

En undécimo lugar y, finalmente, mientras que el participio español se sustenta estrictamente en el tema de presente (mas unas desinencias fijas), el participio griego tiene presencia en los cuatro temas temporales del sistema verbal griego (presente, aoristo, futuro, perfecto) y, consecuentemente, exhibe unas características morfológicas propias, según el tema temporal en el cual esté configurado o expresado.

Para cerrar, como siempre, anexo dos imágenes a manera de ilustración.

Muy a propósito de nuestro curso de «Gramática española aplicada» (con proyección y aplicación al estudio de las lenguas bíblicas y a la traducción bíblica), que inició el pasado jueves, de nuestro curso de «griego koiné (bíblico)», desde cero, que inició el pasado viernes, y de nuestro «Diplomado sobre el participio griego», que inició ayer.  

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El participio «pistéuonti» en Romanos 1.16, nociones de griego koiné


El participio «pistéuonti» en Romanos 1.16

Nociones de griego koiné

Héctor B. Olea C.

Es común que personas que tienen un conocimiento muy elemental de griego koiné, apelen (y hasta dependan casi exclusivamente) a ciertos recursos para analizar y explicar, en este caso, el texto griego del Nuevo Testamento, como, por ejemplo, la muy conocida página Web «logosklogos.com/interlineal/NT».

Ahora bien, la cuestión es que, si la persona no posee un conocimiento adecuado de la gramática griega, no será capaz de detectar y asumir la necesaria postura crítica frente a ciertas desacertadas propuestas de traducción que propone la Web en cuestión y otras similares.

Como se ve en la imagen de la referida Web que anexo a estas líneas, se propone la traducción «el confiando» para el participio «pistéuonti».

Pero, ¿es «el confiando» una traducción adecuada y acertada del participio «pistéuonti», a la luz de la gramática griega?

Observemos:

En primer lugar, es cierto que, en principio, el participio griego es prácticamente similar al «gerundio» del español.

Pero y, en segundo lugar, a diferencia del «gerundio» del español, el valor temporal y el valor aspectual del participio griego está supeditado al tema temporal del participio (presente, aoristo, futuro, perfecto), y al tiempo del verbo conjugado principal de la oración en cuyo contexto aparece un participio griego. 

En tercer lugar, que el participio esté articulado, como «pistéuonti» en Romanos 1.16, indica, por lo general, que se está usando como adjetivo (adjetivo verbal, no como adverbio), y como cualquier adjetivo, también el participio griego adjetival se puede sustantivar.

Por cierto, es «pistéuonti» un participio de tiempo de presente, y en voz activa, del verbo «pistéuo»: yo creo, yo confío, yo tengo fe. 

En cuarto lugar, cuando el participio es sustantivado, como «pistéuonti» aquí, se ha de traducir como una frase con un «pronombre relativo» (el que, la que, lo que, etc.), cuyo valor aspectual y traducción depende del tiempo del participio y del verbo conjugado, forma verbal principal de la oración en cuyo contexto aparece el participio.

En quinto lugar, en Romanos 1.16 el participio «pistéuonti» está conectado sintácticamente con el adjetivo de la tercera declinación «panti» (todo), con el cual, como debe ser, concuerda en caso, género y número.

En sexto lugar, y, en tal sentido, la forma verbal principal de Romanos 1.16 es un verbo copulativo («estin»: «es») y en tiempo presente, lo que indica que el participio «pistéuonti» se ha de traducir, por un lado, como un participio sustantivado empleando un pronombre relativo, y como indicando que la acción del participio es simultánea a la del verbo copulativo «estin»: «es».

Además, es importante no perder de vista que el participio «pistéuonti» está en «caso dativo» (masculino, o neutro singular), lo que indica que está funcionando como un «complemento destinatario» o «beneficiario».  

En séptimo lugar y, en conclusión, a la luz de las observaciones presentadas, una traducción acertada del participio «pistéuonti» en la frase «panti to pistéuonti», debe ir en la siguiente línea: «para todo aquel que cree», «para todo aquel que confía», «para todo aquel que tiene fe».  

Muy a propósito de nuestro curso de «griego koiné (bíblico)», desde cero, que inicia hoy, y del «Diplomado sobre el participio griego», que inicia mañana.   

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El «caso genitivo» en el prólogo del Evangelio de Juan, nociones de la flexión nominal griega (clásico y koiné)


El «caso genitivo» en el prólogo del Evangelio de Juan

Nociones de la flexión nominal griega (clásico y koiné)

Héctor B. Olea C.

En el marco de la flexión nominal griega, de los cinco casos que la conforman (nominativo, genitivo, dativo, acusativo, vocativo), el caso genitivo tiene un uso sobresaliente, por ser el ideal caso del complemento del nombre, y porque puede aparecer (incluso varias veces), en grupos sintácticos o frases sin verbos (que no constituyen oraciones).

En tal sentido, en griego (clásico y koiné) es demasiado frecuente observar que una palabra en «caso genitivo» (singular o plural, de género masculino, femenino o neutro, de cualquiera de las tres declinaciones griegas), ya sea un sustantivo, pronombre, participio, o palabra sustantivada; funcione como complemento de otra palabra (sustantivo, pronombre, o cualquier palabra sustantivada).

Además, la palabra (sustantivo o palabra sustantivada) que es complementada por el «caso genitivo», puede estar en cualquier caso de la flexión nominal griega, incluyendo el caso genitivo mismo: sí, el «caso genitivo» puede complementar a otro genitivo).  

Un caso ilustrativo: la presencia y trascendencia del «caso genitivo» en Juan 1.1-18

Un análisis estadístico detenido del texto griego del llamado «prólogo del Evangelio de Juan» (1.1-18), con el objetivo de constatar en el mismo la presencia del «caso genitivo», nos ofrece los siguientes resultados:

En primer lugar, sólo en cinco versículos no está presente el «caso genitivo»: 1, 2, 5, 9 y 11.

En segundo lugar, en el resto de los versículos donde sí está presente el «caso genitivo», los resultados son los siguientes (por versículo): versículo 3 (dos veces), versículo 4 (una vez), versículo 6 (una vez), versículo 7 (dos veces), versículo 8 (una vez), versículo 10 (una vez), versículo 12 (dos veces), versículo 13 (seis veces), versículo 14 (cinco veces), versículo 15 (cuatro veces), versículo 16 (tres veces), versículo 17 (tres veces), versículo 18 (dos veces).

Luego, en total, en el prólogo del Evangelio de Juan, el «caso genitivo» está presente en 33 ocasiones, por supuesto desempeñando distintas funciones sintácticas.

Por cierto, el «caso genitivo» puede desempeñar las siguientes funciones intacticas: genitivo partitivo, genitivo adverbial (de lugar, de tiempo, instrumental o de medios), genitivo de agencia (directa o intermediaria), genitivo judicial o de causa, genitivo de posesión o pertenencia, genitivo de relación, genitivo material o de contenido, genitivo de descripción o cualitativo, genitivo absoluto, genitivo de complemento directo, genitivo objetivo, genitivo subjetivo, etc.

Finalmente, y, por supuesto, una vez que se establece la presencia del «caso genitivo» en un determinado texto, fraseo o sintagma, se procede a establecer la función sintáctica que está desempeñando allí el «caso genitivo».

En otras palabras, se procede a establecer qué tipo de genitivo está allí presente.

Muy a propósito de nuestro curso de «griego koiné (bíblico)», desde cero, que inicia este viernes 4 de octubre, y del «Diplomado sobre el participio griego», que inicia este sábado 5 de octubre.  

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