Una vez más, Pablo, no tan misógino, pero ni tan progresista


Un análisis crítico de Gálatas 3.28

Héctor B. Olea C.

Como en el caso de 1 Corintios 11.11-12, ocurre lo mismo con el pasaje bíblico que ahora nos ocupa, Gálatas 3.28. La común situación es que en ambos pasajes se toma una afirmación de Pablo al margen de su real contexto y sin considerar las premisas o presuposiciones que él mismo ofrece en su argumentación como sustento y punto de partida para dicha afirmación o conclusión.


Una exégesis de Proverbios 31.10-31 en perspectiva de género.





En tal sentido, es preciso afirmar que el texto griego de Gálatas 3.28 sin discusión alguna afirma: “No hay varón judío ni varón griego, no hay varón esclavo ni varón libre, no hay varón ni mujer; porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús”.

Ahora bien, es preciso observar que el pasaje que nos ocupa en realidad está conformado por dos partes bien definidas. La primera, la que nos ofrece la tesis paulina, y la segunda, la que nos ofrece la razón que Pablo asume como fundamento para su declaración o tesis, introducida con la preposición “porque” (en griego, «gar», partícula pospositiva que, si bien se entiende que inicia un párrafo u oración, por razones sintácticas siempre es relegada en el griego a un segundo plano, en este caso, es precedida por «pantes»-todos).

Son, pues, las dos partes de Gálatas 3.28, las siguientes:

La primera: «No hay varón judío ni varón griego, no hay varón esclavo ni varón libre, no hay varón ni mujer».

La segunda: «porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús».

Habiendo definido bien nuestro pasaje en cuestión, me voy a concentrar el en análisis de la segunda parte («porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús»), que es la que nos da la pista para entender adecuadamente y en su propio contexto, la primera: «No hay varón judío ni varón griego, no hay varón esclavo ni varón libre, no hay varón ni mujer».

¿Cómo y por qué, según Pablo, llegamos todos a ser uno en Cristo Jesús, a pesar de cualquier distinción biológica, racial, étnica, y cualquier construcción social?


Para responder adecuada y acertadamente estas dos preguntas, tenemos que entender el contexto en que nos llega Gálatas 3.28.

Pues bien, forma parte Gálatas 3.28 de la perícopa que se extiende desde el versículo 1 del mismo capítulo 3, hasta el final del mismo, o sea, el versículo 29. De todos modos, pienso que no carece de fundamento y que es una opción más acertada extender la perícopa a los capítulos 2 y 3.  Es pues, el asunto que Pablo trata en estos dos capítulos la forma en que tanto el judío como el gentil son justificados delante de Dios, y de la vía en que ambos pasan a ser parte del linaje de Abraham, y tienen acceso a la promesa hecha al mismo Abraham.   

Consecuentemente, el estudio minucioso de los capítulos 2 y 3 de Gálatas, nos muestra con claridad meridiana que la tesis de Pablo es que tanto el judío como el no judío, son justificados delante de Dios, mediante la fe, que mediante la fe tanto el judío como el no judío se convierten en linaje de Abraham y en herederos de la promesa hecha al mismo Abraham. En tal sentido es verosímil para Pablo concluir en que Dios no hace acepción de personas (considérese Gálatas 2.6, 16-20; 3.1-5, 6-9, 11, 21, 22, 24-26).

En suma, Pablo concluye que sólo hay un mediador (3.19-20), y que sólo uno es el medio de acceso a la promesa hecha a Abraham: la fe en Cristo Jesús. En otras palabras, tanto el judío como el no judío son justificados delante de Dios, se convierten en linaje de Abraham y herederos de la promesa hecha a Abraham, mediante el mismo, único y común recurso: mediante la fe en Cristo Jesús (griego «diá tes písteos» y «ek písteos»).     

Observemos el énfasis de Pablo en la fe como único instrumento para ser justificados delante de Dios, para convertirse en herederos de Abraham, y como única vía de acceso a la promesa hecha a Abraham.

2.16 “Sabiendo que el hombre no es justificado por medio de las obras de la ley, sino por medio la fe (griego «diá písteos») en Jesucristo…”    

3.2 “¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe (griego «ex akoés písteos»)?

3.5 “Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe (griego «ex akoés písteos»)?

3.7 “Sabed, por tanto, que los que son hijos mediante (por medio) de fe («jói ek písteos»), éstos son hijos de Abraham

3.8 “Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por medio de la fe («ek písteos») a los gentiles

3.9 “De modo que los que llegan a ser hijos (de Abraham) por medio de la fe («ek písteos»)  son bendecidos con el creyente Abraham

3.11  “El justo por medio de la fe («ek písteos») vivirá

3.14 “para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por medio de la fe («diá tes písteos») recibiésemos la promesa del Espíritu

3.22 “porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. 22Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por medio de la fe («ek písteos») en Jesucristo fuese dada a los creyentes

3.24 “De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por medio de la fe («ek písteos»)

3.26 “pues todos ustedes son hijos de Dios por medio de la fe («diá tes písteos») en Cristo Jesús

Después de este marcado énfasis de Pablo en la fe en Jesucristo como único medio a través del cual tanto el judío como el gentil han de ser justificados delante de Dios (así como cualquier otra distinción sociocultural que pudiese existir en el seno de ambos grupos sociales y étnicos), habrán de llegar a formar parte del linaje de Abraham y constituirse en herederos de la promesa hecha a éste; se comprende que Pablo concluya en que: No hay distinción biológica y sociocultural que valga; todos han de considerarse en el mismo nivel, en la misma tesitura, nadie en una posición de ventaja en relación al otro. Todos han de alcanzar la promesa hecha a Abraham por medio del único y mismo medio provisto por Dios, según Pablo: la fe.

Por supuesto, una vez que se entiende la argumentación paulina en Gálatas 2 y 3, estamos mejor preparados para comprender la tesis que él plantea en Gálatas 3.28.

Entonces, el argumento de Pablo no significa que en Gálatas 3.28 él diera por inexistentes las distinciones socioculturales de su tiempo; es más, el hecho de apelar él a esos tres binomios distintivos de su tiempo (judío en relación al gentil, la persona libre en relación a la esclava, el varón en relación a la mujer), es una evidencia de que los asumió como reales y vigentes en su propio tiempo y contexto.  

En realidad lo que sí hace Pablo es insistir en la singularidad del recurso establecido por Dios, según su propia teología, la fe; recurso que en cierta forma obliga a relativizar cualquier distinción sociocultural establecida, puesto que muy a pesar de ellas, todos y todas han de ser justificados (as) por Dios, serán constituidos (as) en linaje del creyente Abraham, y han de constituirse en herederos (as) de la promesa a Abraham, mediante el mismo y único recurso: Mediante la fe en Jesucristo.

En conclusión: Según Pablo, a pesar de las presunciones y prejuicios del judío en relación al gentil, a pesar de las presunciones y prejuicios de la persona libre en relación a la esclava, muy a pesar de las presunciones y prejuicios del varón en relación a la mujer; el gentil, el esclavo, y la mujer no están (ni estaban) en ninguna situación de desventaja; pues estos últimos al igual que los primeros, son justificados, llegan a ser parte del linaje de Abraham y se convierten en herederos de la promesa hecha a éste mediante el mismo y único recurso: la fe en Jesucristo.  

Además y, consecuentemente, si ciertas distinciones biológicas y socioculturales no han de establecer diferencia respecto a la manera de ser justificados (as) delante de Dios y de ser beneficiaros de la promesa hecha a Abraham; cobra más sentido la lucha por la erradicación de ciertas distinciones socioculturales, injustas y alienantes por demás, distinciones socioculturales que no le hacen justicia a la dignidad con que se entiende que Dios creó a todo ser humano, absolutamente a todo ser humano, desde la antropología teológica judeocristiana.     



1 comentario:

  1. Excelente análisis de lo que debiera ser no solo doxia entre el pueblo cristiano, sino praxis. Para que delante de Dios, mediante la fe, nadie se asuma en desventaja.

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