«Y se multiplicará», ¿«el conocimiento» o «la iniquidad»? ¿Qué es lo que en realidad dice el texto hebreo de Daniel 12.4?

«Y se multiplicará», ¿«el conocimiento» o «la iniquidad»?

¿Qué es lo que en realidad dice el texto hebreo de Daniel 12.4?

 Héctor B. Olea C.

Recientemente, por más de una vía, y por más de una persona, me ha llegado la solicitud para que yo dé una explicación respecto de la disyuntiva planteada en el título de estas breves líneas.

 Y esta es mi respuesta.

De entrada debo decir que en la inquietud planteada se contraponen la traducción de La Reina Valera 1960 y otras: «y la ciencia (conocimiento) aumentará», y la traducción de La Biblia de Jerusalén: «y la iniquidad aumentará».

Ahora bien, antes de avanzar un poco más en nuestro análisis, debo decir que en las comunicaciones recibidas no se especifica qué revisión o edición de la Biblia de Jerusalén es la que ha traducido: «y la iniquidad aumentará».

En tal sentido, es preciso decir que después de la original publicación de La Biblia de Jerusalén en español (1967), la misma fue revisada en 1975, 1998, 2009 y en el año 2018. Es más, en el año 2007 se publicó una edición Latinoamericana con ciertas características propias: La Biblia de Jerusalén Latinoamericana.

Consecuentemente, al considerar la traducción de Daniel 12.4 en la serie de revisiones de La Biblia de Jerusalén, la situación es la siguiente: 1) «y la iniquidad aumentará» (Biblia de Jerusalén 1967 y 1975); 2) «y aumentarán su saber» (Biblia de Jerusalén 1998, 2009, Biblia de Jerusalén Latinoamericana 2007 y Biblia de Jerusalén 2018, quinta edición).  

En todo caso, podemos decir que a partir de la edición del año 1998, La Biblia de Jerusalén hizo suya la traducción de Daniel 12.4 propuesta originalmente por La Nueva Biblia Española en 1976: «Tú, Daniel, guarda estas palabras y sella el libro hasta el momento final. Muchos lo repasarán y aumentarán su saber».

La Biblia de Jerusalén 2018 (la quinta edición): «Tú, Daniel, guarda estas palabras y sella el libro hasta el momento final. Muchos lo consultarán y aumentarán su saber».

¿Qué es lo que dice el texto hebreo?

En lo que a la Biblia Hebrea respecta, por un lado, el texto hebreo emplea la forma verbal «tirbé» más la conjunción «ve» («y»), una forma verbal en estado imperfecto o yiqtól, de la conjugación qal, de la tercera persona femenina singular, del verbo «rabá» (crecer, multiplicarse, aumentar, abundar, ser mucho).

Por otro lado, emplea el texto hebreo el sustantivo «daát» (saber, conocimiento, doctrina, ciencia, entendimiento, experiencia, habilidad, etc.), un sustantivo de género femenino y en singular, con el artículo determinado: «ja-daát» («ha-daát»).  

Luego, una traducción acertada de la expresión hebrea «ve-tirbé ja-daát», es: «y el conocimiento aumentará», «y el conocimiento se multiplicará».

La versión griega de la Biblia Hebrea (Septuaginta, LXX), por su parte, tradujo la expresión hebrea «ve-tirbé ja-daát» con la expresión griega «kai pleszé je gue adikías» («y la tierra se haya llenado de injusticia»).

Pero la versión griega de Teodocio (reelaboración de la versión griega con el objetivo de acercarla más al texto masorético), tradujo: «kai plezinzé je gnósis»: «Y el conocimiento se haya acrecentado (multiplicado).

Finalmente, a manera de ilustración, traigo a colación la forma en que la traducción al español de la Septuaginta, realizada por Sígueme (cuatro tomos), tradujo tanto el texto griego estándar de la versión griega de la Biblia Hebrea, como el texto griego de la versión de Teodocio.

«Y tú, Daniel, esconde los mandatos y sella el libro hasta el tiempo de la consumación, hasta que se vuelvan locos y se llene la tierra de injusticia».

«Y tú, Daniel, encierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo de la consumación, hasta que sean muchos los instruidos y se haya acrecentado su conocimiento».

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¿«Él nos hizo, y no nos hicimos nosotros» versus «Él nos hizo, y somos suyos»?, el problema textual del Salmo 100.3






¿«Él nos hizo, y no nos hicimos nosotros» versus «Él nos hizo, y somos suyos»?

El problema textual de Salmo 100.3

 Héctor B. Olea C.

Una simple lectura del Salmo 100.3 en varias versiones de la Biblia, nos pone al tanto de dos líneas de traducción: la más conocida, gracias principalmente a la versión Reina Valera 1960: «Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos» («Él nos hizo, y no nos hicimos nosotros»).

Y en la misma línea de «La Reina Valera 1960» han traducido muchas otras versiones de la Biblia, entre ellas «La Biblia de las Américas» (LBLA).

Sin embargo, a diferencia de «La Reina Valera 1960», «La Biblia de las Américas» agrega una nota al pie de página que dice: “Muchos manuscritos dicen: «y suyos somos».

Ahora bien, ¿cuál es la razón que explica estas dos líneas de traducción del Salmo 100.3? ¿Hay alguna explicación a la luz del texto hebreo?

Respuesta: Sí, hay una clara explicación a la luz del texto hebreo.

En tal sentido, es preciso decir que el texto masorético de la Biblia Hebrea contiene la palabra «veló» («y no»), conformada por la conjunción «y» («ve»), y por el adverbio de negación «no» («lo»).  

Por otro lado, en la llamada «Masora parva» o «pequeña» (el conjunto de notas sobre el texto hebreo que pusieron los masoretas en los márgenes laterales del texto, en el margen derecho de las páginas pares, y en el margen izquierdo de las páginas impares, como se observan en la Biblia Hebraica Stuttgartensia), se sugiere que la palabra «veló» («y no») sea considerada como un «ketív», o sea, como una forma escrita en el texto hebreo, pero que debe leerse y asumirse de un modo distinto, como un «queré», o sea, como «veló», conformada por la misma conjunción «y» («ve»), y por la preposición «le» (a, para), con el sufijo pronominal de la tercera persona masculina singular «él» (luego, de él, para él).

Consecuentemente, lo que ha ocurrido es que las versiones de la Biblia que no asumen la corrección masorética, retienen en el texto del Salmo 100.3 la forma  «veló» («y no»), y de ahí la traducción: «él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos» (él nos hizo, y no nos hicimos nosotros).

Pero las versiones de la Biblia que asumen la corrección masorética y optan por asumir el «queré» («veló»: de él, para él), traducen el Salmo 100.3 como: «él nos hizo, y somos suyos» (él nos hizo, y somos de él, para él).

Por otro lado, Luís Alonso Schokel, en su comentario a los Salmos (volumen II), afirma: «veló» uno de los quince casos registrados por los masoretas en que «le» se debe leer en caso dativo (a, para).

En todo caso, no es muy distinta la idea que comunica aquí el “caso dativo” (para él, suyos), de la idea que comunica el caso genitivo (de él, suyos).   

Además, en lo que a la versión griega de la Biblia Hebrea se refiere, es preciso decir que para la traducción del Salmo 100.3, el traductor al griego parece haber tenido de frente un texto distinto al texto masorético, un texto hebreo que seguía el «ketív» «veló» («y no»), y no el queré «veló» («y somos suyos»).

Esto explicaría la forma en que tradujo el Salmo 100.3 la versión griega de la Biblia Hebrea (Septuaginta, LXX): «autos epóiesen jemas kái uj jeméis» («él nos hizo, no nos hicimos nosotros», «él nos hizo, y no nos hicimos nosotros»).   

En todo caso, si bien, tal vez, no es posible estar completamente seguros de qué fue lo que escribió y quiso comunicar originalmente el autógrafo del Salmo 100.3, una cosa es cierta: la exégesis bíblica y la traducción actual de la Biblia Hebrea, no pueden ignorar la problemática textual que involucra el texto hebreo del Salmo 100.3.

Finalmente, al margen de si nos identificamos o no con la corrección masorética, personalmente somos de la opinión que el asumir la corrección masorética parece más consistente con el resto del texto del Salmo 100.3: «él nos hizo y somos suyos, su pueblo, el ganado de su pastizal».  

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El género gramatical empleado en Génesis 3.15 ¿Una clave para la interpretación cristiana de dicho texto?

El género gramatical empleado en Génesis 3.15

¿Una clave para la interpretación cristiana de dicho texto?

Héctor B. Olea C.

“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el calcañar (talón)”

Análisis de la frase «entre ti»

En hebreo, la frase «entre ti», es «benejá», que consiste en la preposición «entre» («ben») más el sufijo pronominal de la segunda persona masculina singular, «ja» («tú» de género masculino).

Por supuesto, el empleo del sufijo pronominal de la segunda persona masculina singular, «tú» (haciendo referencia a la serpiente) es porque el sustantivo «serpiente» en hebreo («najásh») es de género masculino, aunque de género femenino en español.   

Análisis de la frase «tu simiente» (haciendo referencia a la simiente de la serpiente)

La traducción «tu simiente», corresponde al hebreo «zarajá», que consiste en el sustantivo de género masculino en hebreo, «zéra» (simiente, semilla, descendencia) más el sufijo pronominal de la segunda persona masculina singular, «ja» (tú de género masculino).

Por supuesto, el empleo del sufijo pronominal de la segunda persona masculina singular, «ja» («tú») adherido al sustantivo «zéra» (haciendo referencia a la simiente de la serpiente) es porque, como ya dijimos,  el sustantivo «serpiente» en hebreo («najásh») es de género masculino, aunque de género femenino en español.   

Análisis de la frase «la simiente suya» (haciendo referencia a la simiente de la mujer)

La traducción «la simiente suya» (haciendo referencia a la simiente de la mujer), en hebreo es «zaráj», que consiste en el sustantivo ya explicado, «zéra» (de género masculino), con el sufijo pronominal de la tercera persona femenina singular, «aj», pues está haciendo referencia a la simiente de la mujer («ishá», un sustantivo de género femenino).    

Análisis de la frase «esta te herirá» (haciendo referencia a la simiente de la mujer)

En la frase «esta te herirá en la cabeza», «esta» es la traducción del hebreo «ju» («hu»), que consiste en el demostrativo de distancia «ese», «aquél» (de género masculino), que también consiste en el pronombre personal de la tercera persona masculina singular («él»), empleado incluso como verbo copulativo de la tercera persona singular (es).  

En consecuencia, el contexto es el que ha de indicar si «ju» («hu») se está empleando como el pronombre personal de la tercera persona masculina singular (él), como pronombre demostrativo de distancia  (aquel, ese), también de género masculino, o si como el verbo copulativo (es).

Evidentemente, el empleo del demostrativo en género masculino aquí, se debe a que está haciendo referencia al sustantivo «simiente» («zéra») que es de género masculino en hebreo.

Análisis de la frase «tú la herirás en el talón» (haciendo referencia a la serpiente)

En la expresión «tú la herirás en el talón», la traducción «tú» corresponde al hebreo «atá», el pronombre personal de la segunda persona masculina singular (tú de género masculino), empleado aquí porque está haciendo referencia a la serpiente («najásh») que es un sustantivo de género masculino en hebreo.

En consecuencia, al margen de las interpretaciones que se han hecho, principalmente en los ambiente del cristianismo (en sus diversas y más variadas expresiones) de Génesis 3.15 (y del género gramatical aquí empleado), una cosa es segura: el empleo del género masculino para hacer referencia a la simiente de la mujer, es sencillamente porque es el que exige la gramática hebrea, por estar haciendo referencia a un sustantivo de género masculino, «zéra».  

En otras palabras, no se emplea el género masculino aquí porque esté indicando que la simiente de la mujer sería de género masculino, sino porque el sustantivo «zéra» (con el cual está relacionado sintácticamente) es de género masculino.

Con respecto a la versión griega, lo primero que tenemos que tener en cuenta es que el sustantivo «spérma» (equivalente del hebreo «zéra») es de género neutro.

Luego, que la versión griega haya empleado el pronombre adjetivo «autós» (de género masculino), para hacer referencia a la simiente de la mujer, es una traducción muy cuestionable y desacertada, por dos razones.

En primer lugar, porque parece ser el reflejo de una traducción excesivamente literal (por equivalencia formal) del pronombre demostrativo hebreo «ju» («hu»), que es de género masculino, porque, como ya dijimos, está haciendo referencia al sustantivo «zéra» que es de género masculino.  

En segundo lugar, porque en perfecta correspondencia al género neutro del sustantivo griego «spérma» (neutro de la tercera declinación), se esperaría el empleo del demostrativo en género neutro, «túto».

Sin duda alguna, llama la atención la manera en que el traductor al griego sacrificó la debida concordancia griega con tal de favorecer una indebida e incorrecta traducción por equivalencia formal del pronombre demostrativo  hebreo «ju» («hu»).

Además, en cierta forma, más acertada que «autós» habría sido una traducción empleando el demostrativo griego en género masculino singular «jútos».

En todo caso, la traducción acertada, en una perfecta correspondencia con el sustantivo neutro empleado, «spérma», habría sido, «túto».

Finalmente y, por supuesto, cada quien tiene el derecho de interpretar Génesis 3.15 como más le convenga, pero una decidida e indiscutible honestidad intelectual debería llevarnos a tomar en serio las implicaciones del análisis del texto hebreo que aquí compartimos.

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Nociones de sintaxis hebrea y arameo, cursos de hebreo y arameo bíblicos

 


Nociones de la sintaxis del hebreo y el arameo bíblicos

Sobre el «adjetivo atributivo» y el «adjetivo predicativo»

 Héctor B. Olea C.

Respecto de la concordancia que debe existir entre un nombre o sustantivo y un adjetivo que estén relacionados sintácticamente, la gramática hebrea y la gramática aramea establecen tres elementos o aspectos a tomar en cuenta en esta cuestión: el género, el número y la determinación (si está involucrado o no el artículo determinado).

En consecuencia, en primer lugar, el «adjetivo atributivo», colocado siempre después del sustantivo al cual califica, coincide con el mismo en género, número y determinación (lleva o no el artículo determinado, si lo tiene o no el sustantivo).

Lo mismo vale para el arameo bíblico.

En segundo lugar, el «adjetivo predicativo», colocado antes o después del sustantivo al cual califica, coincide con el mismo en género y en número, pero no en la determinación (nunca lleva el artículo determinado, lo tenga o no el sustantivo).

Por supuesto, si bien esta regla es la misma para el arameo bíblico, lo cierto es que existe una pequeña diferencia.

La diferencia consiste en que en el arameo bíblico la posición sintáctica del adjetivo (atributivo o predicativo) es siempre después del sustantivo, pero en el hebreo bíblico sólo el «adjetivo atributivo» va siempre colocado después del sustantivo, mientras que el «adjetivo predicativo» puede ir delante o detrás del sustantivo al cual califica.

A manera de ilustración, acompañan estas breves líneas dos imágenes, una contextualizada al hebreo bíblico y la otra al arameo bíblico.

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Curso online y virtual de hebreo bíblico y de arameo bíblico, inicio en septiembre

 


Ya estamos entrando en la recta final para el inicio de los dos cursos que conforman la oferta académica del IDCB para el mes de septiembre.

Curso online y virtual de «Hebreo Clásico» (Hebreo Bíblico), desde cero, el primer año.

Objetivo general: Capacitar a la persona para: 1) Leer con sus propios ojos la Biblia Hebrea; 2) Analizar morfosintácticamente y traducir textos de la Biblia Hebrea con propiedad y sentido crítico; 3) Realizar una exégesis crítica y científica de la Biblia Hebrea, con base en una edición crítica de la Biblia Hebrea, y empleando los métodos actuales de la exégesis bíblica académica. 

Este curso va dirigido a las personas que aspiran a mucho más que a una simple introducción elemental, a las personas que anhelan un estudio completo y profesional de la gramática de la principal lengua original de la Biblia Hebrea y que, incluso, aspiran a convertirse en docentes de Hebreo Bíblico.  

Día y horario: martes 8:00 – 10:00 PM (hora de República Dominicana y Puerto Rico): 9:00 -11 PM Chile y Argentina; 7:00 – 9:00 PM Colombia y Perú.

¡Inicio martes 6 de septiembre!

Curso Online y Virtual de Arameo Bíblico (desde cero)

Un curso ideal para las personas que aspiran a poder leer la Biblia Hebrea por completo, incluyendo las secciones de la misma escrita en arameo.

En este curso te proporcionamos una visión general, completa y consistente de la gramática del Arameo Bíblico (clásico o imperial), la segunda lengua original de la Biblia Hebrea), y una excelente introducción a la lectura y exégesis de la sección aramea de la Biblia Hebrea.

Con este curso no sólo te pondrás al tanto de las cosas que tienen en común el hebreo y el arameo bíblicos, sino también de sus peculiaridades y diferencias.

Inicio: Jueves 8 de septiembre.  

Duración: Cuatro meses.

Horario: 5:00 – 7:00 PM (República Dominicana y Puerto Rico); 4:00 – 6:00 PM Colombia y Perú; 6:00 – 8:00 PM Argentina y Chile. 

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¡Inscripciones abiertas hasta el 20 de agosto!

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La «je» («h») «direccional» (directiva) hebrea, cursos de hebreo, arameo y griego bíblicos


La «je» («h») «direccional» (directiva) hebrea

Héctor B. Olea C.

Si bien cuenta el hebreo bíblico con la preposición «el» (a, hacia) para indicar movimiento o traslación: «a», «hacia»; también cuenta con una desinencia (morfema gramatical) no acentuada, conformada por la vocal «qámets» («a» larga) y la consonante «je» («he»), generalmente identificada como «je («he») direccional» (o «directiva»).  

Se añade, pues la «je («he») direccional» (o «directiva»), a nombres o sustantivos propios, y comunes, determinados e indeterminados, así como a adverbios de lugar, para indicar un movimiento o traslación hacia (en dirección de) del nombre o adverbio de lugar al que se le agrega como sufijo o desinencia la «je («he») direccional».

Dos principios principales rigen el uso de la llamada «je («he») direccional» o «directiva»:

En primer lugar, jamás constituye una sílaba acentuada, lo que sirve para distinguirla de la desinencia formal del género femenino singular («qámets»+«je» acentuada).

En segundo lugar, el acento principal se mantiene en la misma sílaba donde se encontraba antes de añadirle la «je («he») direccional».  

Finalmente, en la imagen que acompaña estas breves líneas, dos ejemplos de la aplicación de la «je («he») direccional» hebrea, y la forma en que su semántica es reflejada en el arameo y griego bíblicos, y en español.

Muy a propósito de nuestro curso de «hebreo clásico» (bíblico), desde cero, que inicia en septiembre, de nuestro curso de «arameo imperial» (bíblico) desde cero, que también inicia en septiembre, y de nuestro «curso de griego koiné» (bíblico), desde cero, que inicia en noviembre. 

¡Inscripciones abiertas!

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¿Prueba Juan 8.6 y 8 que Jesús sabía leer y escribir? cursos de lenguas bíblicas

¿Prueba Juan 8.6 y 8 que Jesús sabía leer y escribir?

¿Qué es lo que en realidad dice el texto griego?

Héctor B. Olea C.

El tema de la educación de Jesús es sin duda alguna un tema de mucha discusión y que divide a los estudiosos y especialistas.

Al respecto, traigo a colación las palabras del profesor Antonio Piñero, el cual se pronuncia con cierta cautela respecto de la educación de Jesús:

“Jesús fue probablemente a la escuela, sabia escribir (Lucas 4.16) y debió recibir una formación básica en las Escrituras, y tuvo una especial disposición para el hecho religioso. Es posible que supiera algo de griego, lo suficiente como para defenderse en los asuntos de su negocio…”

“El análisis lingüístico de algunos de sus dichos y parábolas ha conducido a algunos investigadores a afirmar que Jesús conocía el hebreo, la lengua sagrada de las Escrituras, además del arameo su lengua materna” («Guía para entender el Nuevo Testamento», TROTTA, 2006, página 176).

Por otro lado, si bien la obra «Los libros del Nuevo Testamento, traducción y comentario», del profesor Antonio Piñero, afirma: “Jesús... escribía con el dedo en la tierra: la frase posee su propio sentido en la narración, ya que con esta acción responde implícitamente a la pregunta de 7,15 sobre sus estudios: sabe escribir. El mudo acto de Jesús también posee un simbolismo muy acusado: el primer conjunto de tablas de la ley fue escrito por el dedo de Dios (Ex 31,19). Jesús, pues, está reescribiendo la Ley”.

Sin embargo, «La Biblia de Jerusalén 2018», comenta: “Queda oscuro el sentido de este gesto. Podría evocar a Jeremías 17.13 en su literalidad: «los que se apartan de mí son inscritos en la tierra.”

Por nuestra parte, al margen de estas dos líneas interpretativas, pretendemos demostrar que el empleo de los verbos «katagráfo» (8.6) y «grafo» (8.8), no prueban nada respecto de la posible educación de Jesús.   

Paso ahora concentrarme en el análisis de la formas verbales traducidas «escribía» (Juan 8.6) y «seguía o siguió escribiendo» (Juan 8.8).  

En primer lugar, la forma verbal griega que en Juan 8.6 está detrás de la traducción «escribía», es «katégrafen».

Consiste «katégrafen» en una forma verbal en tiempo pretérito imperfecto, voz activa, modo indicativo, en la tercera persona del singular, cuya forma léxica es «katagráfo» (verbo compuesto por la preposición «katá» y el verbo «gráfo».

En segundo lugar, en Juan 8.8, en lugar de emplear el mismo verbo compuesto utilizado en el versículo 6, el autor griego empleó el verbo simple, no compuesto, «égrafen» forma verbal igualmente en tiempo pretérito imperfecto, voz activa, modo indicativo, tercera persona del singular, del verbo «gráfo» (pero evidentemente con la misma carga semántica),.

En tercer lugar, ciertamente, entre las principales acepciones del verbo «gráfo» y de su compuesto «katagráfo», está la idea de “grabar”, “esculpir”, “dibujar”, tanto en el griego clásico como en el griego koiné: arañar, rayar, grabar, pintar, dibujar, escribir o redactar un mensaje lingüístico, como un acto de habla, como una comunicación lingüística.

Así que es muy posible que en lugar de «escribir», en el sentido de redactar un mensaje lingüístico, como comunicación lingüística, Jesús sólo haya dibujado, trazado o pintado algo en tierra.

En efecto, este es el sentido del verbo simple empleado en Juan 8.8, o sea, «gráfo», empleado también en 1 Reyes 6.29, traduciendo al verbo hebreo «qalá»  (esculpir, cincelar, tallar, tejer) en la versión griega de la Biblia Hebrea (LXX, Septuaginta).

En efecto, llama la atención que «La Nueva Biblia Española» tradujo la forma verbal «katégrafen» (en Juan 8.6) como «dibujar»: … “Jesús se inclinó y se puso a hacer dibujos”.

En todo caso, es curiosa la falta de consistencia que exhibe aquí «La Nueva Biblia Española», pues en el versículo 8 tradujo: «Volvió a inclinarse y siguió escribiendo», en lugar de «siguió haciendo dibujos».

Esto así, pues como ya dijimos, en el griego clásico y en el griego koiné el verbo compuesto «katagráfo» como el verbo simple «gráfo», incluyen la idea de dibujar, trazar y esculpir entre sus principales acepciones, además de escribir o redactar un mensaje lingüístico (como una comunicación lingüística.

En consecuencia, en honor a la verdad, a nuestro entender, Juan 8.6 y 8 no prueban nada respecto de la posible educación de Jesús.

Después de todo, al margen de si efectivamente Jesús podía leer y escribir, Jesús pudo muy bien simplemente hacer algunos trazos o dibujos en tierra, y no redactar un mensaje lingüístico, como un acto de habla (empleo concreto de una lengua para la comunicación de un mensaje lingüístico), a pesar de supiera leer y escribir.  

Por otro lado, en cuanto a la traducción «escribía» y «seguía o siguió escribiendo» (imperfecto durativo), pienso que no es aquí muy acertada, y que es preferible asumir estas dos formas verbales en tiempo pretérito imperfecto («katégrafen»: 8.6; y  «égrafen»: 8.8) más bien como «imperfectos ingresivos»:

Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo (habiéndose inclinado, después de haberse inclinado), comenzó a dibujar, pintar o trazar algo con el dedo» (8.6);  «E inclinándose de nuevo hacia el suelo, volvió a dibujar, pintar o trazar algo en la tierra».

En tal sentido, es preciso decir que favorece aquí que «katégrafen» (Juan 8.6) y  «égrafen» (Juan: 8.8) sean asumidos como «imperfectos ingresivos», la presencia del participio aoristo primero, en caso nominativo masculino singular «kípsas» (habiéndose inclinado, después de haberse inclinado, después de que se inclinó: 8.6); la forma verbal «anékipsen» (8.7: se levantó, se puso de pie), una forma verbal en tiempo aoristo primero, tercera persona singular del verbo «anakípto» (levantar la cabeza, erguirse, ponerse de pie), y  «katakípsas» (8.8: participio aoristo primero, en caso nominativo masculino singular: y habiéndose inclinado de nuevo, otra vez) del verbo «katakípto»: inclinarse, bajar la cabeza).

En resumen, el participio aoristo primero «kípsas» (8.6), indica que Jesús se inclinó, y después se puso a trazar algo en tierra; pero la forma verbal «anékipsen» (8.7) indica que Jesús se incorporó, que se puso de pie y, consecuentemente, dejó de hacer los trazos que estaba haciendo en tierra; finalmente, el participo aoristo primero «katakípsas» (más el adverbio «pálin»: de nuevo, otra vez): indica que Jesús se inclinó otra vez y volvió trazar algo en tierra, siendo imposible saber si trazó algunos simples dibujos o si efectivamente elaboró un mensaje, alguna expresión como una comunicación lingüística.  

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