Qué es el IDCB, cursos online y virtuales de las lenguas bíblicas y de Griego Clásico


En la postrimería del presente año 2022 queremos insistir en poner de relieve la naturaleza del IDCB y sus ofertas académicas durante todo el año, año por año.  

¿Qué es el IDCB?

En el IDCB (Instituto Dominicano de Ciencias Bíblicas) otorgamos certificados,  no títulos; sin embargo, es el IDCB el único centro de estudios en Latino América concentrado en el estudio académico, profesional, crítico e independiente de las lenguas bíblicas (hebreo, arameo y griego), griego clásico, gramática española aplicada al campo del estudio de las lenguas bíblicas, crítica textual (de la Biblia Hebrea y del Nuevo Testamento Griego), entre otros cursos.

Por supuesto, en el IDCB tu puedes recibir una excelente y profesional introducción básica y elemental al estudio de las lenguas bíblicas (en módulos de cuatro meses para cada lengua), además un estudio completo de las mismas (Hebreo Bíblico: dos años; Arameo Bíblico: un año y medio; Griego Bíblico: dos años; Griego Clásico: dos años; Gramática Española Aplicada: seis meses), Diplomado en Crítica Textual y Metodología Exegética (un año), así como cursos de profundización y especialización en el campo de las lenguas bíblicas, el griego clásico y de la lengua española aplicada, de un mes, dos y tres meses, etc.

Además, en virtud del enfoque profesional, libre, crítico y académico de nuestros cursos, éstos están dirigidos al público general, al margen de su confesión o creencia (o increencia) religiosa.   

Finalmente, es preciso poner de relieve que además de la modalidad en vivo y en directo vía Zoom, todos nuestros cursos están disponibles durante todo el año en la modalidad virtual (en diferido).

A continuación nuestra oferta académica para el mes de enero del próximo año:

Primer curso: «Griego Koiné aplicado a la Septuaginta (traducción griega de la Biblia Hebrea» (un curso desde cero, pero de profundización en el estudio de la Koiné Bíblica, del griego bíblico). Duración: un año.

Segundo curso: «Nociones de Griego Bíblico (del Griego Koiné del Nuevo Testamento)» (un curso desde cero recomendado para las personas que sólo aspiran a un uso instrumental del idioma original del NT). Duración: cuatro meses.  

Tercer curso: «Estudio de las estructuras oracionales simples y compuestas del español» (un curso recomendado para las personas estudiosas de las lenguas bíblicas y para todas las que sientan la necesidad de fortalecer su dominio de las estructuras oracionales del español). Duración: cuatro semanas.

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«Pedir» o «preguntar», un notable cambio semántico en la Koiné bíblica respecto del Griego clásico


«Pedir» o «preguntar», un notable cambio semántico en la Koiné bíblica respecto del Griego clásico

Cuestiones de lingüística, gramática griega y traducción

Héctor B. Olea C.

El cambio semántico consiste en el cambio de significación o carga semántica de una palabra, las razones son varias (lingüísticas, históricas, sociales y hasta sicológicas).

En tal sentido, un caso ilustrativo de cambio semántico en la koiné del Nuevo Testamento respecto del «griego clásico» consiste en el significado que adquirió el verbo griego «erotáo». 

No obstante, antes de analizar el cambio semántico del verbo «erotáo» en el Nuevo Testamento Griego, es preciso decir que, en lo relativo a la tipificación morfológica del verbo en cuestión, éste mantuvo en la koiné bíblica su cualidad de «verbo contracto» (verbo temático u omega que en su forma léxica tiene una alfa, una épsilon o una ómicron antes de la omega, desinencia de la primera persona del singular).

Por supuesto, el verbo «erotáo» es en el griego clásico como en la koiné bíblica un «verbo contracto» de los que en su forma léxica tienen una alfa antes de la omega (desinencia de la primera persona del singular).   

Por otro lado, en lo relativo a la carga semántica del verbo «erotáo», es preciso poner de relieve que en el «griego clásico» el verbo «erotáo» significa “preguntar”, “interrogar”.

Sin embargo, en el Nuevo Testamento Griego, el verbo «erotáo»  adquiere como principal acepción “pedir” y “rogar” (como sinónimo de orar, interceder, suplicar).

En efecto, según el «Diccionario Exegético del Nuevo Testamento», de Balz y Schneider (publicado por Sígueme, 2002), el verbo «erotáo» ocurre 63 veces en el Nuevo Testamento Griego. De estas 63 veces, sólo en 27 ocasiones (43 %) tiene el significado que tiene en el «griego clásico» (“preguntar”, “interrogar”), pero “pedir” o “rogar” en 36 ocasiones (57 %).

Además, en lo que respecta a la Septuaginta, es preciso poner de relieve que «erotáo» tiene como primera acepción “preguntar” e “interrogar” como en el «griego clásico», si bien también tiene el significado de “rogar” o “suplicar” en algunos pocos textos (como acepción secundaria).   

En efecto, el «Diccionario de griego bíblico, Setenta y Nuevo Testamento», de Amador Ángel García Santos (Verbo Divino), presenta como la primera acepción del verbo «erotáo» precisamente “el hacer una pregunta o preguntas”, “preguntar”.

Como caso ilustrativo quiero llamar la atención al uso del verbo «erotáo» («erotéseis», futuro, activo, indicativo, 2da persona singular) en Deuteronomio 13.14 (13.15) acompañado del verbo «eraunáo» («eraunéseis», futuro, activo, indicativo, 2da persona singular)), otro verbo contracto, y que significa: examinar buscando información, investigar, estudiar, indagar, escudriñar.

Es «erotáo» («erotéseis») aquí la traducción al griego del verbo hebreo «darásh» que, según el «Diccionario bíblico hebreo español» de Luís Alonso Schokel (TROTTA), significa: buscar, ocuparse de, estudiar y consultar (un texto), y que en el campo judicial significa: indagar, averiguar, pedir cuentas, preguntar.

Y el verbo «eraunáo» («eraunéseis») es la traducción del verbo hebreo «jaqár» que, según el mismo «Diccionario bíblico hebreo español» de Luís Alonso Schokel (TROTTA), significa: averiguar, descubrir, investigar, inquirir, inspeccionar, explorar, buscar, escudriñar, examinar, etc.

En consecuencia, inducen a error las obras de consulta (diccionarios y léxicos griegos) del griego del Nuevo Testamento, cuando ponen como primera acepción del verbo «erotáo» el “preguntar” (“interrogar”), como si dicho verbo hubiera mantenido en la «koiné» del Nuevo Testamento el mismo significado que tenía en el «griego clásico».

Además, esta tendencia resulta más preocupante cuando observamos que el «Diccionario Exegético del Nuevo Testamento», de Balz y Schneider, coloca como primera acepción del verbo «erotáo» el “preguntar” (significado del «griego clásico», pero no en el NT), y como segunda acepción “pedir” (que en realidad es la primera acepción en el NT, pero no en el «griego clásico»).

Y esto así muy a pesar de haber reconocido que de las 63 veces en que «erotáo» aparece en el NT, en 36 ocasiones (el 57 %) significa “orar”, “pedir”, “suplicar” (en contra del su principal acepción en el «griego clásico»: “preguntar”, “interrogar”), y sólo en 27 ocasiones (el 43 %) significando “preguntar”, “interrogar”.

Es más, el «Diccionario Manual Griego, griego clásico-español», VOX, puntualiza que “pedir”, “suplicar”, “implorar”, son acepciones que tiene el verbo «erotáo» específicamente en el NT. Por otro lado y, por supuesto, no es posible olvidar que ya dijimos que incluso en la Septuaginta tiene este mismo significado, aunque como segunda acepción.   

Finalmente, un texto clásico del Nuevo Testamento donde con claridad meridiana se observa el referido cambió semántico del verbo «erotáo» es Juan 17.9 y 20.

Aquí la forma verbal «erotó» (RV 1960: «ruego»), en tiempo presente, voz activa, modo indicativo, en la primera persona del singular (yo), es una forma verbal finita del verbo «erotáo». 

En resumen, es “pedir”, “suplicar”, “implorar”, el sentido primario del verbo «erotáo» en el Nuevo Testamento Griego, pero “preguntar” e “interrogar” en el Griego Clásico y en la Septuaginta (en la que sí tiene el sentido que tiene en el Nuevo Testamento, pero como segunda acepción).

Muy a propósito de nuestro «Curso de Griego Koiné aplicado a la Septuaginta (traducción griega de la Biblia Hebrea» (un curso desde cero, pero de profundización en el estudio de la Koiné Bíblica, del griego bíblico), de un año de duración (inicio miércoles 4 de enero).

Y de nuestro curso «Nociones de Griego Bíblico (del Griego Koiné del Nuevo Testamento)» (un curso desde cero recomendado para las personas que sólo aspiran a un uso instrumental del idioma original del NT), de sólo cuatro meses de duración (inicio jueves 5 de enero).

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Significado de la palabra «Cristo» fuera y dentro del griego bíblico, cursos de griego bíblico


Significado de la palabra «Cristo» fuera y dentro del griego bíblico

Cuestiones de lingüística y traducción bíblica

Héctor B. Olea C.

La palabra «cristós» (latín «christos»: «cristos»), es un adjetivo (ungido, que está ungido, que ha sido ungido), derivado del verbo griego «krío» o «jrío» (ungir, perfumarse).

Luego, para comprender adecuadamente el significado de «kristós» o «jristós» (adjetivo), fuera y dentro de la tradición textual bíblica, es preciso considerar un verbo del que es equivalente y sinónimo el verbo «krío», el verbo «aléifo» (presente en la Septuaginta y en el Nuevo Testamento), del cual deriva el adjetivo «kristós».

Pues bien, el verbo «aléifo» significa:

En primer lugar, ungir, frotar con ungüentos u óleo los cadáveres, con fines curativos, para aseo y adorno personal, darse perfumes, perfumarse con perfumes a base de aceites, frotar con aceite, dar brillo, engrasar el cuerpo, con fines rituales ungir, frotar con aceite, consagrar en LXX (Éxodo 40.15, Números 3.3); y  como rito de exorcismo. 

En segundo lugar, en voz media: 1) frotarse con aceite o ungüento antes de los ejercicios gimnásticos, antes de la batalla; 2) en voz activa preparar, entrenar a un atleta; 3) suministrar el aceite para el gimnasio.

En tercer lugar, 1) cubrir, recubrir con cera; 2) pintar; 3) en sentido figurado, impregnar de cera.

Fuente principal (entre otras): «Diccionario Griego Español DGE», cinco tomos, bajo la dirección del ya fenecido Francisco R. Adrados.

El verbo «aléifo» en la tradición textual bíblica:

El verbo «aléifo» se encuentra presente en la Septuaginta, por ejemplo, en Génesis 31.13 (traduciendo el verbo hebreo «masháj»: ungir, perfumarse), 2 Samuel 14.2 (traduciendo el verbo hebreo «suj»: ungir, perfumarse), Daniel 10.3 (traduciendo el mismo verbo hebreo «suj»: urgir, perfumarse).

Además, hay dos sustantivos derivados del verbo «aléifo» (y un adjetivo) que, sin embargo, no tienen presencia den la «koiné bíblica» (LXX y NT).

Los dos sustantivos son: «aleipsanéia» y «áleipsis» (unción, acción de untar o ungir, aplicación de un perfume); y el adjetivo es «aléipsanos» (que está ungido, que ha sido ungido).

Por otro lado, del verbo «krío» («jrío»), equivalente y sinónimo del ya explicado verbo «aléifo», derivan los sustantivos «krísma» («jrísma») y «krísis» («jrísis»), apuntando a la acción de untar y ungir.  

Pero es «kristós» («jristós») un adjetivo derivado del verbo  «krío» («jrío»), indicando que alguien o algo está o ha sido engrasado, untado, perfumado o ungido.  

En tal sentido, en la Septuaginta (LXX) observamos el adjetivo «kristós» o («jristós») (ungido, que está ungido, que ha sido ungido), latín «christos» (cristos), haciendo referencia al sacerdote (Levítico 4.5), al rey de Israel (1 Samuel 24.7), a los patriarcas considerados como reyes (1 Crónicas 16.22).

Por supuesto, en lo que al Nuevo Testamento se refiere, es claro su uso casi exclusivo para hacer referencie a Jesús, asumido como el Mesías (529 veces).

Por otro lado, lo que nos ha llegado como un nombre propio, «Jesucristo», en realidad, en griego, es un sintagma nominal compuesto por un sustantivo (Jesús) y un adjetivo (cristós) en posición atributiva: «Jesús, el Cristo», «Jesús, el Mesías», «Jesús el Ungido».

Por eso, en Marcos 1.1, la traducción «Jesús, Mesías», en la Nueva Biblia Española, pero «Jesús, el Cristo» en la Biblia de Jerusalén 2018, y «Jesús, el Mesías», en la obra de Antonio Piñero, «Los libros del Nuevo Testamento, traducción y comentario».

Finalmente, una palabra con cierto parecido al adjetivo «kristós» o («jristós»; latín «christos»: cristos), es «krestós» o «krestós» (bueno, de buena calidad, y en sentido moral: honesto, virtuoso, honrado, que hace el bien, benevolente, bondadoso), deriva del verbo «kréo» («jréo») o «kréomai» o «jréomai»  (poner a disposición, utilizar, emplear, servirse de, etc.).

Consecuentemente, evidentemente, no tiene «krestós» o «jrestós»  (adjetivo) ninguna relación léxica ni semántica con «cristós» o («jristós»), también adjetivo.    

Sin embargo, es indiscutible que si se asume el «itacismo» («iotacismo») característico de la pronunciación reucliniana, del griego moderno, donde la letra «eta» no es fonéticamente «e», sino «i», entonces «krestós» o «jrestós» también sonará «kristós» o «jristós».

En todo caso, a la luz del griego, será claro que el adjetivo untado, perfumado, ungido, es con «iota» («i»), pero el adjetivo bueno, honrado, es con «eta», ya sea que se pronuncie «e», o se pronuncie «i».      

Otras obras consultadas: «Diccionario del Griego Bíblico, Setenta y Nuevo Testamento» (Verbo Divino, 2018), de Amador Ángel García Santos, «Diccionario Exegético del Nuevo Testamento» (Horst Balz - Gerhard Schneider, Sígueme, 2002), «Nuevo Léxico Griego Español del Nuevo Testamento» (Mckibben, Stockwell y Rivas, Casa Bautista de Publicaciones, 2002).  

Muy a propósito de los dos cursos de griego que conforman la oferta académica del IDCB para el mes de enero del próximo año:

«Griego Koiné aplicado a la Septuaginta (traducción griega de la Biblia Hebrea» (un curso desde cero, pero de profundización en el estudio de la Koiné Bíblica, del griego bíblico). Duración: un año.

«Nociones de Griego Bíblico (del Griego Koiné del Nuevo Testamento)» (un curso desde cero recomendado para las personas que sólo aspiran a un uso instrumental del idioma original del NT). Duración: cuatro meses.  

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«Fáino» (mostrarse) versus «joráo» (ver, ser visto) en el Nuevo Testamento Griego, curso Griego Septuaginta


«Fáino» (mostrarse) versus «joráo» (ver, ser visto) en el Nuevo Testamento Griego

La versión griega (LXX) de la Biblia Hebrea es la clave

Héctor B. Olea C.

Ciertamente, emplea Pablo cuatro veces la forma verbal «ófze» (fue visto, se apareció) en 1 Corintio2 15.5-8 para hacer referencia al Jesús resucitado.

Es, pues, «ófze», una forma verbal en tiempo aoristo primero, voz pasiva, tercera persona del singular, del verbo politemático «joráo» (politemático porque emplea varias raíces para completar su conjugación: «joráo» en el presente; «éidon» y «éida» en el aoristo; y «jeóraka» en el perfecto).

Por otro lado, el verbo griego que en sentido estricto significa mostrarse, dejarse ver, hacerse visible, es «fáino» («efáne»), verbo empleado por Mateo para hacer referencia a la aparición del ángel que se le apareció a José en sueños (Mateo 1.20).

Luego, en mi opinión, el empleo un tanto cuestionable del verbo «joráo» (ver, ser visto, en voz pasiva) en lugar del verbo «fáino» (mostrarse, dejarse ver), por parte de los traductores de la versión griega de la Biblia Hebrea, Septuaginta (LXX), es lo que explica el empleo sobresaliente del mismo verbo «joráo» (en tiempo aoristo voz pasiva: «ófze») en el Nuevo Testamento Griego, en los relatos de las apariciones del Jesús resucitado, y otras «apariciones». 

A continuación paso a explicar y a ilustrar el uso del verbo «joráo» («ófze») en la versión griega de la Biblia Hebrea:

En Génesis 1.9 «descúbrase», es la traducción del hebreo «teraé», un yiqtól yusivo, de la conjugación nifal, tercera persona del singular, del verbo «raá»  (que en la conjugación nifal significa: verse, ser visto, aparecer, mostrarse, aparecerse).

Por supuesto, es innegable que en el texto hebreo la forma verbal «teraé» tiene la conjunción ve prefijada: «ve-teraé».     

La Septuaginta, por su parte, tradujo «teraé» con el imperativo aoristo primero pasivo «ofzéto» (que se vea; de «joráo»), y en la parte final del mismo versículo, la versión griega empleó la forma verbal «ófze» (y se vio la tierra).

En Génesis 12.7, en la expresión «y apareció el Señor a Abram», la Biblia Hebrea empleó la forma verbal «vayerá» («y apareció»), una forma vayiqtól (un imperfecto conversivo) nifal del verbo «raá».

Luego, llama la atención que esta misma forma verbal la empleó la Biblia Hebrea en Génesis 26.2, 24 (la aparición del Señor a Isaac), y en Éxodo 3.2 (la aparición del ángel del Señor a Moisés).

Y en lo que respecta a la versión griega, ésta empleó la forma verbal «ófze» (aoristo primero pasivo, tercera persona del singular, de «joráo» en Génesis 12.7 como en Génesis 26.2, 24 y en Éxodo 3.2.

En Éxodo 10.29 la Biblia Hebrea empleó la forma verbal «reót», un infinitivo constructo de la conjugación nifal, del mismo verbo «raá».

La Septuaginta, por su parte, empleó la forma verbal «ofzésomai», un futuro primero pasivo de «joráo» (formalmente derivado del aoristo primero pasivo «ofzén»), primera persona del singular.

En Jueces 6.12 la Biblia Hebrea volvió a emplear la misma forma verbal que empleó en Génesis 12.7; 26.2, 24 y Éxodo 3.2, o sea, «vayerá», esta vez para hacer referencia a la aparición del Señor a Gedeón.

La Septuaginta, por su parte, volvió a emplear la forma verbal «ófze».

En 2 Macabeos 3.25 la Septuaginta también empleó la misma forma verbal  «ófze», para hacer referencia a la aparición de un caballo (montado por un jinete).   

Pasando al Nuevo Testamento Griego, es evidente el influjo de la Septuaginta en el empleo del verbo «joráo» («ófze») en 1 Cor. 15.5-8 (cuatro veces: las apariciones del Jesús resucitado);  Lucas 1.11 (la aparición de un ángel a Zacarías); 22.43 (la aparición de un ángel a Jesús en Getsemaní), y Hechos 7.30 (haciendo referencia a Éxodo 3.2, la aparición del ángel del Señor a Moisés).

Finalmente, en Hechos 7.35, el texto griego empleó la forma «tu ófzentos», un participio aoristo pasivo, genitivo, masculino singular del verbo «joráo», con artículo determinado (sustantivado), también haciendo referencia a Éxodo 3.2.

Muy a propósito de las distintas sesiones de nuestro curso de Hebreo Bíblico (desde cero, en desarrollo), y de nuestro curso «Griego Koiné aplicado a la Septuaginta (traducción griega de la Biblia Hebrea» (un curso desde cero, pero de profundización en el estudio de la Koiné Bíblica, del griego bíblico), que inicia el miércoles 4 de enero, y de nuestro curso «Nociones de Griego Bíblico (del Griego Koiné del Nuevo Testamento)» (un curso desde cero recomendado para las personas que sólo aspiran a un uso instrumental del idioma original del NT), que inicia el jueves 5 de enero.

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Una traducción cuestionable: el empleo del tiempo presente en Mateo 5.11

Una traducción cuestionable: el empleo del tiempo presente en Mateo 5.11

Cuestiones de lingüística, exégesis y traducción bíblicas

Héctor B. Olea C.

En griego como en español, Mateo 5.11 constituye una oración subordinada  adverbial temporal condicional, que hace referencia a una situación futura o simplemente hipotética. 

En tal sentido, en español, la conjunción temporal «cuando» (significando «en caso de que, o si») introduce la proposición subordinada adverbial temporal condicional: «cuando los insulten, persigan, y digan todo género de mal contra ustedes falsamente, por causa de Mí» («Nueva Biblia de las Américas», 2005 por The Lockman Foundation).

Luego, si bien es cierto que el griego emplea aquí la segunda persona del plural del verbo «eimí» (“soy”, “estoy”) en tiempo presente, o sea, «este» (ustedes son, están); por otro lado, esto no justifica la traducción en presente, por las siguientes razones.

Nota: Coinciden en esto el texto crítico (Nestle- Aland 28) y el texto griego mayoritario o Bizantino.

Primera razón: Por la presencia de la conjunción «jótan» que, como muy acertadamente observa Roberto Hanna («Sintaxis exegética del Nuevo Testamento Griego»), se emplea principalmente con el modo subjuntivo, y casi siempre se refiere a un hecho futuro (y digo yo, o simplemente hipotético).

Segunda razón: El texto griego de Mateo 5.11 emplea tres formas verbales en modo subjuntivo, pero además, en el tema del aoristo, no de presente, en la tercera persona del plural: 1) «oneidísosin» (u «onidísosin»): “insulten”, “injurien”; 2) «dióxosin»: “persigan”; y 3) «éiposin»: “digan”).

En consecuencia, la forma verbal «este» (ustedes son, están), debe traducirse dentro de la sintaxis oracional de una oración subordinada adverbial temporal  condicional, marcada en el griego por la conjunción «jótan» (cuando, siempre que, en caso de que o si), en tiempo futuro: «ustedes serán bienaventurados»; y no en tiempo presente («sois») como erróneamente se tradujo en la versión Reina Valera 1960 y en la versión Biblia Textual IV Edición.

En resumen, una traducción acertada de Mateo 5.11 debe ir en la siguiente línea, en concordancia con la traducción que presenta la versión «Nueva Biblia de las Américas (2005)»: «Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí».   

O bien, «Ustedes serán bienaventurados cuando los insulten, persigan, y digan todo género de mal contra ustedes, falsamente (mintiendo), por causa de mí».  

Incluso, «Si a ustedes los insultaren, persiguieren, y dijeren todo género de mal contra ustedes, falsamente (mintiendo), por causa de mí, serán bienaventurados».  

Finalmente y, por supuesto, la misma crítica que le hacemos aquí a la versión Reina Valera 1960 (traducción superada en esto por la Reina Valera 1995 y por la Reina Valera Contemporánea 2011) y a la Biblia Textual IV Edición; es válida en la misma calidad y proporción para cualquier otra versión de la Biblia que haya empleado el tiempo presente en la traducción de Mateo 5.11.  

Muy a propósito de los tres cursos que conforman la oferta académica del IDCB para el mes de enero del próximo año:

«Griego Koiné aplicado a la Septuaginta (traducción griega de la Biblia Hebrea» (un curso desde cero, pero de profundización en el estudio de la Koiné Bíblica, del griego bíblico). Duración: un año.

«Nociones de Griego Bíblico (del Griego Koiné del Nuevo Testamento)» (un curso desde cero recomendado para las personas que sólo aspiran a un uso instrumental del idioma original del NT). Duración: cuatro meses.  

«Estudio de las estructuras oracionales simples y compuestas del español» (un curso recomendado para las personas estudiosas de las lenguas bíblicas). Duración: cuatro semanas.

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Oferta académica del IDCB para el mes de enero 2023


Ya estamos a sólo tres semanas para el inicio de los cursos que conforman nuestra oferta académica para el mes de enero del año 2023

Por supuesto, en la modalidad online (en vivo y en directo vía Zoom) y en la modalidad virtual (en diferido, mediante las clases grabadas).

«Griego Koiné aplicado a la Septuaginta (traducción griega de la Biblia Hebrea» (un curso desde cero, pero de profundización en el estudio de la Koiné Bíblica, del griego bíblico).

Duración: un año.

«Nociones de Griego Bíblico (del Griego Koiné del Nuevo Testamento)» (un curso desde cero recomendado para las personas que sólo aspiran a un uso instrumental del idioma original del NT).

Duración: cuatro meses.  

«Estudio de las estructuras oracionales simples y compuestas del español» (un curso recomendado para las personas estudiosas de las lenguas bíblicas).

Duración: cuatro semanas.

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Testamento y pacto, pacto y testamento, unas necesarias observaciones desde el hebreo y el griego

Testamento y pacto, pacto y testamento

Unas necesarias observaciones desde el hebreo y el griego

Héctor B. Olea C.

Favoreció el uso de la palabra «Testamento» para hacer referencia a la Biblia Hebrea (Antiguo Testamento, luego, Primer Testamento, Primer Pacto) y al conjunto de los libros del canon cristiano (Nuevo Testamento), el que la palabra griega «diazéke» («diathéke», usada para traducir la hebrea «berít»: pacto), tiene además de tener como primera acepción «las disposiciones escritas para que se cumplan después de la muerte», «disposición testamentaria», también tiene como sentido secundario la idea de «pacto», «alianza».

Deriva, pues, la palabra «diazéke», del verbo atemático (verbo en «mi») «diatízemi»: establecer, disponer, arreglar, colocar, disponer de lo que le es propio, dar o disponer que alguien tenga algo, disponer por medio de un testamento («Diccionario del griego bíblico, Setenta y Nuevo Testamento», Amador Ángel García Santos).  

Por otro lado, es cierto que «diazéke» («diathéke») es la palabra empleada en Jeremías 31.31 en la versión griega (Jeremías 38.31), traduciendo la hebrea «berít» (pacto, alianza), y «foedus» (tratado, pacto, alianza) en la Vulgata Latina.

En tal sentido, es preciso poner de relieve que la forma verbal hebrea «vejaratí», una forma verbal veqatál (un perfecto conversivo del verbo «karát»: cortar, hacer pacto, pactar), fue traducida por la versión griega de la Biblia Hebrea con la forma verbal «diazésomai» (futuro pasivo deponente) del verbo «diatízemi».   

Sin embargo, un texto bíblico donde la palabra «diazéke» («diathéke») se emplea con su sentido primario (no como en Jeremías 31.31), es Hebreos 9.16 y 17: “Porque donde hay testamento («diazéke»), es necesario que intervenga la muerte del testador («tu diazeménu»). 

Es, pues, «diazeménu» (testador, el que dispone mediante un testamento) el caso genitivo singular del participio aoristo 2do, voz media, del verbo «diatízemi»: «jo diazémenos» (participio sustantivado, ver Hebreo 9.17).

Muy a propósito de nuestros continuos cursos de lenguas bíblicas durante todo el año, año por año, y de nuestro curso de «Griego Koiné aplicado a la Septuaginta (traducción griega de la Biblia Hebrea» (un curso de un año de duración, desde cero, pero de profundización en el estudio de la Koiné Bíblica, del griego bíblico), que inicia el miércoles 4 de enero 2023.

Y de nuestro curso «Nociones de Griego Bíblico (del Griego Koiné del Nuevo Testamento)» (un curso desde cero, de sólo cuatro meses de duración,  recomendado para las personas que sólo aspiran a un uso instrumental del idioma original del NT), que inicia el jueves 5 de enero 2023.

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«Llamará» (ella), «llamarás» (tú), «llamarán» (ellos) Isaías 7.14, Mateo 1.21, 23 y Lucas 1.31

«Llamará» (ella), «llamarás» (tú), «llamarán» (ellos)

Isaías 7.14, Mateo 1.21, 23 y Lucas 1.31 en el centro de esta cuestión

Cuestiones de intertextualidad, lingüística y traducción bíblica

Héctor B. Olea C.

Si bien no siempre será posible que la persona exégeta pueda tener un indiscutible dominio de la gramática de la lengua hebrea y de la gramática de la lengua griega al mismo tiempo y en la misma calidad y proporción (por muchas razones, por supuesto); no es menos cierto que tener dicha competencia sitúa a la persona exégeta en una posición especial, privilegiada y hasta envidiable. 

Esto así porque tiene la potestad de ver tanto el texto hebreo como el griego con sus propios ojos, y poder analizarlo morfosintácticamente de una manera directa, por sí misma, y en un mismo nivel de calidad, amplitud y profundidad.  

En tal sentido y, a la manera de ilustración, quiero poner de relieve una interesante situación relacionada con la intertextualidad que involucra el texto de Isaías 7.14, Mateo 1.21, 23, y Lucas 1.31 en relación al verbo “llamar”, “poner nombre”, “nombrar”.

En todo caso, lo primero que hay que poner de relieve es que para Isaías 7.14, en su debido contexto histórico y vital, el padre del niño no es José, sino el rey Acaz (hebreo y griego: «Ajaz»), la madre no es María, sino la esposa del rey Acaz, y el niño no es Jesús, sino Ezequías.

De todos modos, otra posibilidad es que la joven mujer sea la esposa del profeta Isaías, y el hijo prometido un tercer hijo del profeta.

En tal sentido, se entiende que la expresión hebrea «immanuél» (Dios con nosotros) sería tal vez la forma simbólica de nombrar un posible tercer hijo del profeta Isaías, de la misma manera en que simbólicamente nombraría sus otros dos hijos («Sheár yashúv»: «un resto volverá», 7.3; y «Majér shalál jash baz»: ¿pronto saqueo?, ¿ya viene la destrucción?, 8.3).    

Ahora bien, retomando la cuestión relativa a la traducción de Isaías 7.14, observamos que en la versión Reina Valera 1960, dice: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y «llamará» su nombre Emanuel”.

Como podemos observar, la forma verbal «llamará» está en tiempo futuro, voz activa, modo indicativo, tercera persona del singular (sin marca de género en español).

Por otro lado, respecto del sujeto de dicha forma verbal, pienso que no debe haber problemas en admitir que es la joven madre del niño (“ella dará a luz un hijo y le pondrá nombre”).

Luego, en lo que al texto hebreo respecta, la forma verbal que está detrás de la traducción «llamará» es «ve-qarát», una forma verbal «ve-qatál» o «ve-paál», un «perfecto conversivo», o sea, una forma verbal en estado perfecto o «qatál» con la «ve» conversiva y que le da el valor del imperfecto o «yiqtól», de la tercera persona femenina singular: «ve-qarát» (forma irregular, la forma regular es «qareáh»): «y ella llamará».

En realidad la forma hebrea «ve-qarát» corresponde a la segunda persona femenina singular, y tal vez sea la razón que expliqué el que la versión griega haya traducido aquí con la segunda persona del singular: «kaléseis» (“llamarás”).

En lo que respecta a la versión griega (Septuaginta, Los LXX), como ya dijimos, ésta tradujo la forma verbal «ve-qarát» con la forma verbal «kaléseis» (“llamarás”).

Consiste «kaléseis» (“llamarás”) en una forma verbal en tiempo futuro, voz activa, modo indicativo, de la segunda persona del singular (sin marca de género), del verbo  «kaléo» (nombro, llamo, pongo nombre).

Consecuentemente, sugiere el texto griego (Septuaginta, LXX) que sería Acaz la persona que nombraría al niño y no la madre.

En todo caso, llama la atención que la traducción de la Septuaginta que hizo Junemann tradujo a Isaías 7.14 en conformidad al texto hebreo y no en conformidad al texto griego (a pesar de ser precisamente una traducción de la Septuaginta, del texto griego, y no del texto hebreo), cito: “Por esto dará el Señor mismo a vosotros una señal: He aquí la virgen en vientre concebirá y parirá hijo, y «llamará» su nombre Emmanuel”.

En lo que respecta al Evangelista Mateo, no es posible perder de vista que el mismo usa el verbo «llamar» en dos formas distintas.

En primer lugar, cuando trata de explicar la razón por la que el niño será llamado «Jesús» (Mateo 1.23), como complimiento de lo dicho por el profeta, emplea el verbo «llamar» («kaléo») en la tercera persona del plural («kalésusin»), y no en conformidad a la versión griega que en realidad empleó el verbo «llamar» en la segunda persona del singular («kaléseis»).

Por supuesto, parece sugerir Mateo 1.23 que el pueblo salvado por el niño será el que lo nombrará o llamará «Jesús» (salvador, salvación), y por eso emplea el verbo «llamar» («kaléo») en la tercera persona del plural («kalésusin»: “llamarán”).

En segundo lugar, en el mensaje del ángel o mensajero celestial a José (en sueños), Mateo (1.121) sí emplea el verbo «llamar» en la segunda persona del singular en perfecta armonía con la versión griega, o sea, «kaléseis» (tú llamarás, nombrarás.  

Por supuesto, se comprende aquí el uso de la segunda persona del singular porque José es el receptor del mensaje del ángel o mensajero celestial, es la segunda persona y quien nombraría al niño: «y ella (María) dará a luz un hijo, y tú, José, lo nombrarás o llamarás “Jesús”». 

Por otro lado, en lo que respecta al texto griego de Lucas 1.31, es preciso poner de relieve que el Evangelista Lucas empleó el verbo «llamar» en tiempo futuro, voz activa, modo indicativo, en la segunda persona del singular, «kaléseis»: «llamarás», en perfecta armonía con la versión griega, como Mateo 1.21, pero teniendo como sujeto gramatical y responsable de dicha acción verbal a María, y no a José como en Mateo.

Por supuesto, para el relato del Evangelista Lucas, es María (y no José como en Mateo) la segunda persona y la que recibe el mensaje del ángel o mensajero celestial: «tú concebirás y darás a luz un hijo, y tú misma lo llamarás “Jesús”».  

Finalmente, a pesar de cualquier conjetura teológica y conciliadora que podamos hacer, en definitiva y en términos exegéticos, varias cosas son seguras e indiscutibles:

En primer lugar, según el texto hebreo de Isaías 7.14, la joven madre (no virgen, y en el contexto histórico del pasaje, esposa del rey Acaz), es la persona que nombraría al niño (el verbo «llamar» en la tercera persona femenina singular: “ella llamará”).

En segundo lugar, según la Septuaginta, Acaz sería la persona que le pondría el nombre al niño (el verbo «llamar» en la segunda persona singular: «kaléseis»: “tú llamarás”).

En tercer lugar, en la relectura cristológica que hacen Mateo y Lucas de Isaías 7.14, tenemos una situación complicada e insoluble: por un lado y, según Mateo, en primer lugar, sería José el que nombraría “Jesús” al niño (el verbo «llamar» en la segunda persona del singular: «kaléseis»: “tú, José, lo llamarás”), Mateo 1.21; en segundo lugar, sería el pueblo que, asumiendo al niño nacido como su salvador, quien lo nombraría “Jesús” (el verbo «llamar» en la tercera persona plural: «kalésusin»: “llamarán”), Mateo 1.23; pero según Lucas (1.31), sería María, la madre, la que nombraría al niño (el verbo «llamar» en la segunda persona singular: («kaléseis»: “tú, María, lo llamarás”).  

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