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La forma de nombrar a Juan el Bautista en Marcos, Diplomado sobre el participio griego


 La forma de nombrar a Juan el Bautista en Marcos

A propósito de nuestro «Diplomado sobre al participio griego» que inicia el viernes 3 de octubre

Héctor B. Olea C.

En doce (12) ocasiones aparece el sustantivo («baptistés», «baptistís») en el Nuevo Testamento (derivado del verbo «baptízo»: yo bautizo), y siempre haciendo referencia a Juan al bautista, por supuesto, en diferentes casos de la flexión nominal griega, estrictamente en caso nominativo genitivo y acusativo.

Pero llama la atención que el Evangelista Marcos, de las cuatro veces que hace mención de la figura de Juan el bautista, en dos ocasiones lo hace empleando el sustantivo «jo baptistés», un sustantivo masculino de la primera declinación que forma parte de ese grupo de «sustantivos de agente», que indica que alguien hace algo, en este caso, que bautiza (Marcos 6.25; 8.28).

Y en las otras dos ocasiones Marcos hace referencia a Juan el Bautista con un participio de presente, activo y sustantivado del verbo «baptízo» (yo bautizo), que también indica que alguien hace algo, que bautiza, o sea, «jo baptízon» (Marcos 6.14 y 24).

Por otro lado, no es posible negar que el participio «baptizon» sólo aparece en Juan (en cinco ocasiones), y en Marcos (en dos ocasiones).

Sin embargo, mientras que las dos veces que aparece en Marcos es un participo sustantivado que hace referencia a Juan el bautista; en el Evangelio de Juan, que aparece en cinco ocasiones, sólo en una ocasión es sustantivado, y precisamente en boca de Juan el bautista para señalar a Jesús.

Nota: En las cuatro restantes ocasiones en que aparece el participio «baptízon», es un participio adverbial, sin el artículo determinado.

Por supuesto, que un participio sustantivado de presente indique que alguien hace algo en el presente, no ha de llevarse a la arbitrariedad para indicar que Marcos enseña que Juan todavía continua bautizando, porque dos veces emplea un participio sustantivado de presente y activo, para hacer referencia a Juan el bautista, incluso después de su muerte.

Finalmente, como siempre, invito a considerar la imagen que anexo a estas líneas.

A propósito de nuestro «Diplomado sobre el participio griego», un curso de profundización y especialización en el campo de la morfosintaxis griega, que inicia el viernes 3 de octubre.

Un curso de actualización y profundización en el aspecto de mayor riqueza y complejidad de la lengua griega (clásico y koiné) desde el punto de vista de la morfología y de la sintaxis griega.

Altamente recomendado para las personas que ya poseen cierto conocimiento de la lengua griega, que desean profundizar sus conocimientos del griego y para las personas que aspiran a ser docentes de griego koiné o bíblico.

Duración: 6 meses.

Día y horario: viernes 8:00 – 10:00 PM (República Dominicana, Puerto Rico; 7:00 – 9:00 PM Colombia y Perú; 9:00 – 11:00 PM Chile y Argentina.

Modalidades: Online (vía Zoom en vivo y en directo) y Virtual (en diferido, en forma asincrónica, mediante clases grabadas).

¡Incluye bibliografía y certificado!

¡Inscripciones abiertas!

Más información, modalidades de pago y matriculación Aquí


Profesor, ¿por qué un curso particular sobre el participio griego? Cursos de griego koiné o bíblico


Profesor, ¿por qué un curso particular sobre el participio griego?¿No estará usted exagerando la importancia del participio en el estudio del griego koiné o bíblico?

Héctor B. Olea C.

Veamos:

En primer lugar, el participio griego aparece con una frecuencia aproximada de veinticinco (25) veces por capítulo, a veces más, a veces menos, según el estilo del autor y del género literario.

En segundo lugar, el participio es la categoría formal, morfosintáctica, más rica y compleja de la gramática (morfosintaxis) griega.

Por un lado, porque tiene dos de los accidentes gramaticales del verbo, de la flexión verbal o conjugación (tiempo y voz), y los tres accidentes gramaticales de la flexión nominal (caso, género y número).

En tercer lugar, porque puede estar en cualquiera de los cuatro temas temporales del sistema verbal griego (presente, aoristo, futuro y perfecto).

En cuarto lugar, porque puede estar en voz activa, voz media o en voz pasiva.

En efecto, los tipos de complementos que pueden aparecer relacionados con el participio dependen del tipo de verbo (transitivo, intransitivo, copulativo) y de la voz del participio (activa, media o pasiva).

Por supuesto, aunque el participio griego es una forma nominal del verbo, jamás pierde sus características esenciales como parte de la flexión verbal o conjugación.

Esto supone que, por lo general, el participio griego ha de aparecer con sus propios complementos (dependiendo del tipo de verbo y de la voz gramatical).

En quinto lugar, el participio puede ser sustantivado, atributivo o adjetival (especificativo), predicativo, adverbial (apositivo o en la construcción llamada genitivo absoluto), además, puede aparecer formando los llamados «tiempos perifrásticos», etc.

En efecto, es demasiado común que el participio griego aparezca formando proposiciones subordinadas (sustantivas o completivas), adjetivas, y adverbiales (circunstanciales) y por lo general con sus propios complementos.

En sexto lugar, el buen dominio de la sintaxis griega demanda el buen dominio de la morfología y sintaxis del participio.

En séptimo lugar, la persona que aspire a llegar lejos en el estudio y enseñanza del griego koiné, debe invertir tiempo y esfuerzo en el estudio y mejor comprensión de la morfología y sintaxis del participio griego.

En octavo lugar, la persona que aspire a tener un excelente desempeño en el análisis morfosintáctico de los textos del Nuevo Testamento, en su adecuada comprensión y en la labor de la traducción de los textos del Nuevo Testamento; debe procurar adquirir el mejor dominio posible de la morfología y sintaxis del participio griego.

En noveno lugar, quien no adquiera un buen dominio de la morfología y sintaxis del participio griego, tendrá serias dificultades para dominar la sintaxis griega, para realizar una buena exégesis y tener buen desempeño en la comprensión y traducción de los textos del Nuevo Testamento Griego.

Finalmente, si en sus estudios del griego koiné, incluso del griego clásico, usted jamás recibió una sólida y completa presentación del participio griego; esta es su mejor oportunidad.

Si en verdad usted aspira a tener un excelente desempeño en el manejo del griego koiné, si realmente anhela ser un buen docente o estudioso del griego koiné, este curso es para usted. 

Por supuesto, como siempre, anexo una imagen a manera de ilustración.

Inicio: viernes 3 de octubre.

Modalidades: Online (vía Zoom en vivo y en directo) y Virtual (en diferido, en forma asincrónica, mediante clases grabadas).

¡Incluye bibliografía y certificado!

¡Inscripciones abiertas!

Más información, modalidades de pago y matriculación Aquí


Diplomado online y virtual sobre el participio griego, un curso profesional

Sobre el participio griego

Nociones de griego clásico y griego koiné

Héctor B. Olea C.

El participio es la categoría morfosintáctica más rica, compleja y vital de la morfosintaxis (gramática) griega.

Por un lado, porque exhibe dos de los accidentes gramaticales del verbo: tiempo y voz.

Además, dependiendo el tipo de verbo (y la voz gramatical), puede tener los distintos complementos que dependen del tipo de verbo (si transitivo, si intransitivo, si copulativo), ya sea en su función adjetival (incluso la de un adjetivo sustantivado) como en su función adverbial.

Por otro lado, porque, como cualquier sustantivo, exhibe los tres accidentes gramaticales del mismo: caso, género y número.

Por supuesto, para la mayor profundización en el estudio del participio griego, hemos diseñado el curso: «Diplomado sobre el participio griego», un curso de profundización y especialización en el campo de la morfosintaxis griega, que inicia el viernes 3 de octubre.

Un curso de actualización y profundización en el aspecto de mayor riqueza y complejidad de la lengua griega (clásico y koiné) desde el punto de vista de la morfología y de la sintaxis griega.

Altamente recomendado para las personas que ya poseen cierto conocimiento de la lengua griega, que desean profundizar sus conocimientos del griego y para las personas que aspiran a ser docentes de griego koiné o bíblico.

Duración: 6 meses.

Día y horario: viernes 8:00 – 10:00 PM (República Dominicana, Puerto Rico; 7:00 – 9:00 PM Colombia y Perú; 9:00 – 11:00 PM Chile y Argentina.

Modalidades: Online (vía Zoom en vivo y en directo) y Virtual (en diferido, en forma asincrónica, mediante clases grabadas).

Finalmente, como siempre, invito a considerar la imagen que anexo a estas líneas.

¡Incluye bibliografía y certificado!

¡Inscripciones abiertas!

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La casa del vidente, nociones de morfosintaxis hebrea, cursos de hebreo bíblico


 Una simple muestra de las cosas que hacemos y ocurren en nuestras clases profesionales de «Hebreo clásico» (bíblico), online vía Zoom (desde República Dominicana para cualquier parte del mundo), todo el año, año por año, y en la modalidad asincrónica (mediante clases grabadas).

A propósito de nuestro «Curso de Hebreo clásico (bíblico)», desde cero, el primer año de un estudio completo, crítico, académico y profesional de la principal lengua original de la Biblia hebrea, que inició el pasado mes de junio (y del que iniciará en enero del próximo año), pero disponible en todo momento, en la modalidad asincrónica (mediante clases grabadas).

Además, en el IDCB también ofrecemos clases intensivas y personalizadas, asesorías, soporte y tutorías especializadas, enfocadas en las necesidades particulares del estudiante o institución.

Más información, planes, modalidades, y matriculación Aquí


Peculiaridades de los evangelios y nociones de morfosintaxis griega, cursos de griego bíblico

Peculiaridades de los evangelios y nociones de morfosintaxis griega

La función sintáctica «agente» en una oración en voz activa y en una oración en voz pasiva

Marcos 1.12; Mateo 4.1 y Lucas 4.1 en el centro de esta cuestión

 

Héctor B. Olea C.

Un estudio comparativo de los evangelios canónicos, considerando el texto griego de cada uno, pone de relieve muchas cosas interesantes, no sólo respecto de lo que se ha llamado «material propio» de cada evangelio, sino también en relación al material que tienen en común (textos paralelos).

En esta ocasión vamos a considerar las estructuras morfosintácticas empleadas por Marcos, Mateo y Lucas en los relatos de los cuarenta días de Jesús en el desierto (después de ser bautizado) para expresar la función sintáctica «agente».

En primer lugar, Marcos emplea una estructura oracional en voz activa (construcción activa), una oración gramatical que tiene como núcleo del predicado (o «sintagma verbal predicado»), un verbo transitivo en verbo en voz activa, y en tiempo presente (presente histórico, en lugar de un tiempo histórico o secundario).

Por supuesto, en dicha estructura oracional la figura del Espíritu, al margen de cómo se la interprete, actúa como «agente» («sujeto agente»), y Jesús funciona como «objeto directo pronominal» (vía el pronombre personal anafórico «autón»).

En segundo lugar, Mateo emplea una estructura oracional en voz pasiva (construcción pasiva), una oración gramatical que tiene como núcleo del predicado (o «sintagma verbal predicado»), un verbo transitivo en voz pasiva, y en tiempo aoristo primero (tiempo histórico o secundario).

Luego, en esta estructura oracional la figura del Espíritu, al margen de cómo se la interprete, actúa como «agente», como el responsable de la acción verbal, pero en forma de «complemento» («complemento agente»), y Jesús consiste en un «sujeto paciente» (un «sujeto» que no es «agente»).

En tercer lugar, Lucas, como Mateo, emplea una estructura oracional en voz pasiva (oración en construcción pasiva), una oración gramatical que tiene como núcleo del predicado (del sintagma verbal predicado) un verbo transitivo en voz pasiva, pero en tiempo imperfecto (tiempo histórico o secundario, pero con un valor aspectual distinto al del aoristo, primero o segundo).

En tal sentido, y, como en Mateo, en esta estructura oracional la figura del Espíritu, al margen de cómo se la interprete, actúa como «agente» (agencia personal o agencia no personal o instrumental), como el responsable de la acción verbal, pero también en forma de «complemento».

Por supuesto, también en la redacción de Lucas, Jesús consiste en un «sujeto paciente» (un «sujeto» que no es «agente»).

Luego, otros dos aspectos en los que los evangelistas de la tradición sinóptica se muestran divergentes en este contexto, son:

En primer lugar, Marcos no dice nada respecto del ayuno de Jesús en su estadía de 40 días en el desierto; tampoco plantea que fue llevado allí «para ser tentado por Satanás» (aunque allí era tentado por Satanás, estaba con las fieras, con los animales salvajes, pero los ángeles le servían).

En segundo lugar, Mateo sí plantea que, en su estadía de cuarenta días en el desierto, Jesús estuvo ayunando (cuarenta días y cuarenta noches); también afirma que fue llevado allí «para ser tentado», pero «por el diablo», no «por Satanás» (según Marcos).  

En tercer lugar, Lucas, por un lado, coincide con Marcos en no afirmar que Jesús fue llevado al desierto «para ser tentado», pero coincide con Mateo en emplear la figura de «el diablo», y no la figura de «Satanás» (como Marcos): «era tentado por el diablo».

Sin embargo, concuerda Lucas con Mateo en que, en su estadía en el desierto, Jesús no comió nada (estuvo ayunando).    

En cuarto lugar, si bien emplea Lucas (como Mateo) la voz pasiva, una estructura oracional en voz pasiva, sin embargo, utiliza una forma distinta para expresar la función sintáctica «agente», además de emplear un tiempo secundario distinto (el imperfecto) al aoristo primero empleado por Mateo.

Luego, que Lucas haya empleado el tiempo imperfecto en lugar del aoristo empleado por Mateo, tiene sus implicaciones, como muestro en la imagen que anexo a estas líneas.

Además, también difiere Lucas de Marcos y de Mateo al emplear una frase, un sintagma preposicional distinto y con una preposición distinta y con un caso de distinto de la flexión nominal griega (cosa que también pongo de releve y explico en la imagen anexa.

Finalmente, invito a considerar el excelente resumen que presento en la referida imagen que anexo a estas líneas.

A propósito de nuestra continua oferta profesional y académica en el campo de la lengua griega (clásico y koiné), y muy a propósito de los dos cursos que conforman nuestra oferta académica para septiembre y octubre: 1) «Curso de lectura y traducción directa del griego al español»; 2) «Diplomado sobre el participio griego».

Modalidades: Online (en vivo y en directo vía Zoom) y virtual (en diferido, en forma asincrónica y personalizada).

¡Incluyen material de apoyo y certificado!

¡Inscripciones abiertas!

Más información, modalidades de pago y matriculació Aquí


 

 

«Y el árbol de la ciencia del bien y del mal», el problema del texto hebreo de Génesis 2.9


«Y el árbol de la ciencia del bien y del mal»

La problemática de la redacción del texto hebreo de Génesis 2.9

Nociones de morfosintaxis y traducción bíblica

Héctor B. Olea C.

Si bien la traducción «y el árbol de la ciencia del bien y del mal» es ampliamente popular y conocida; no obstante, la consideración del texto hebreo de Génesis presenta serias dificultades desde el punto de vista morfosintáctico.

En tal sentido, me he propuesto realizar un análisis detallado del texto hebreo detrás de la traducción «y el árbol de la ciencia del bien y del mal».

Transliteración de la expresión hebrea detrás de la traducción: «y el árbol de la ciencia del bien y del mal» (Génesis 2.9), tal y como se la observa en la Biblia Hebraica Stuttgartensia (Códice de Leningrado):

«ve-ets ja-dáat tov va-rá»

Análisis morfosintáctico

Las palabras «ve-ets ja-dáat» constituyen una cadena constructa determinada, porque el sustantivo en estado absoluto es determinado: «ja-dáat».

Luego, la cadena constructa «ve-ets ja-dáat» debe ser traducida: «el árbol del conocimiento».

Y las palabras «tov va-rá» constituyen dos adjetivos atributivos: «bueno y malo».

Ahora bien, la pregunta es: ¿A qué sustantivo apuntan y califican los adjetivos «tov va-rá» («bueno y malo»?

¿Al sustantivo en estado constructo «ets» («árbol»)? ¿Al sustantivo en estado absoluto y determinado «ja-dáat» («el conocimiento»)?

¿Cómo podemos articular una respuesta precisa y bien fundamentada a las dos preguntas planteadas?

Lo que plantea la gramática del hebreo clásico respecto de los adjetivos que aparecen en el contexto de una cadena constructa

En primer lugar, nada puede aparecer entre el sustantivo (o sustantivos) en estado constructo, y el sustantivo en estado absoluto.

En otras palabras, nada puede interrumpir la relación que existe entre los elementos que conforman una cadena constructa.

En segundo lugar, cualquier adjetivo que aparezca en el contexto de una cadena constructa, debe ir colocado al final de la cadena constructa, después del sustantivo en estado absoluto (sustantivo que le pone fin y determinación a la cadena constructa).

En tercer lugar, la manera precisa de establecer si el, o los adjetivos que aparecen en el contexto de una cadena constructa hacen referencia al sustantivo en estado constructo (el primer elemento de una cadena constructa, dependiendo de la extensión de la cadena constructa) o al sustantivo en estado absoluto (el segundo elemento de una cadena constructa, dependiendo del tamaño de la cadena constructa); consiste en verificar la concordancia de género y número que existe entre los sustantivos que conforman la cadena constructa y los adjetivos que aparecen en dicho contexto.

En tal sentido, si los adjetivos concuerdan en género y número con el sustantivo en estado constructo, la traducción debe reflejar dicha concordancia y relación sintáctica.

Pero si los adjetivos concuerdan en género y número con el sustantivo en estado absoluto, la traducción también debe reflejar dicha concordancia y relación sintáctica.

Sin embargo, en el caso de que los adjetivos concuerden en género y en número con el sustantivo en estado constructo y con el sustantivo en estado absoluto al mismo tiempo; entonces estamos ante una situación ambigua que nos obliga a considerar dos posibles traducciones:

Por un lado, una traducción que refleje la concordancia y relación sintáctica de los adjetivos con el sustantivo en estado constructo; y, por otro lado, una traducción que refleje la concordancia y relación sintáctica de los adjetivos con el sustantivo en estado absoluto.

Por supuesto, se espera que el contexto ayude a resolver tal ambigüedad; pero en caso de no hacerlo, habrá que, por lo menos, agregar una nota al pie de página que explique la situación que en ese caso muestre el texto hebreo.

Ahora bien, ¿de qué género y número es el sustantivo «ets» (árbol), el sustantivo en estado constructo?

Respuesta: De género masculino y número singular.

¿De qué género y número es el sustantivo en estado absoluto y determinado «ja-dáat» (conocimiento)?

Respuesta: De género femenino y número singular.

¿De qué género y número son los adjetivos «tov va-rá» («bueno y malo»?

Respuesta: De género masculino y número singular.

En consecuencia, una conclusión acertada, a la luz del análisis morfosintáctico realizado, es que los adjetivos «tov va-rá» («bueno y malo», tienen una relación sintáctica con el sustantivo en estado constructo, «ets» (árbol), y no con el sustantivo en estado absoluto, «ja-dáat» (el conocimiento).

Luego, una traducción que refleje la concordancia y relación sintáctica entre los adjetivos «tov va-rá» («bueno y malo») con el sustantivo en estado constructo «ets» (árbol); debe ir en la siguiente línea, por extraña que parezca:

«El árbol bueno y malo del conocimiento».

En todo caso, a pesar de la redacción que exhibe el texto hebreo detrás de la traducción «y el árbol de la ciencia del bien y del mal», tratando de sacarle el cuerpo a la problemática que presenta el texto hebreo en cuestión, al ser de género femenino el sustantivo «ja-dáat» («el conocimiento»); hay quienes han optado por asumir a «ja-dáat» como un infinitivo constructo a ultranza.

¿En qué se sustenta la opción que adopta a «ja-dáat» (el conocimiento) como un infinitivo constructo?

En primer lugar, no es posible negar que el sustantivo «dáat» coincide perfectamente, desde el punto de vista morfológico, con el infinitivo constructo qal del verbo «yadá» (él supo, el conoció, él se enteró): “conocer”, “para conocer”, “conociendo”.  

Pero y, en segundo lugar, la cuestión es si aquí «dáat» sintácticamente y morfológicamente, tiene las marcas del sustantivo femenino «dáat» (conocimiento), o las marcas del infinitivo constructo (conocer, para conocer, conociendo).

En tal sentido y, en tercer lugar, que la palabra hebrea «dáat» tenga el artículo determinado («ja-dáat»), favorece su interpretación como un sustantivo y de género femenino, y dificulta que se la asuma como infinitivo constructo.

Observación gramatical: El infinitivo constructo no está dentro de las categorías morfosintácticas de la gramática de la lengua hebrea que reciben el acompañamiento del artículo determinado.    

En cuarto lugar, es cierto que el sustantivo (o adjetivo o palabra sustantivada) que sigue al infinitivo constructo puede ser el sujeto o el objeto directo del mismo (del infinitivo constructo), por lo que, muy bien podrían ser objetos del infinitivo constructo los adjetivos «tov va-rá» («bueno y malo, el bien y el mal».

Sin embargo, ya dijimos que la presencia del artículo determinado en «ja-dáat» dificulta asumir dicha expresión como un infinitivo constructo.

Por cierto, otra habría sido la historia si en lugar de ser el artículo determinado el prefijo en «dáat» («ja-dáat»), hubiera sido la preposición «le» («la-dáat»: para conocer).

En tal sentido, llama la atención el comentario del «Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento» (E. Jenni y C. Westermann, Ediciones Cristiandad, tomo 2, página 457), y la forma en que, a nuestro juicio, pretende sacarle el cuerpo al problema: “Aun cuando la construcción parece torpe a algunos exégetas, es, sin embargo, plenamente correcta: en un estado constructo que rige a un infinitivo constructo con dos objetos”.

Digo que llama la atención pues no dice nada, y no parece sorprenderle que «dáat») tenga aquí el artículo determinado («ja-dáat»), y no la preposición «le» («la-dáat»: para conocer).

Es más, un texto muy cercano a Génesis 2.9 donde se muestra la redacción esperada en éste (Génesis 2.9), es Génesis 3.22, donde el texto hebreo tiene precisamente los dos adjetivos que presentes en Génesis 2.9 y en la misma posición, precedidos del infinitivo constructo «dáat» con la esperada preposición «le», o sea, «la-dáat»: «conocer», «para conocer», «conociendo» (opción más acorde al contexto de Génesis 3.22).

Génesis 3.22: «la-dáat tov va-rá»: «conociendo el bien y el mal» (lo bueno y lo malo).

Observación gramatical: Cuando un infinitivo constructo tiene de prefijo la preposición «le», contextualmente, puede tener tres sentidos: 1) el del infinitivo simple español (conocer); 2) el de indicar finalidad (para conocer); y 3) el del gerundio del español (conociendo).  

En quinto lugar, por lo torpe de la redacción que tiene la expresión hebrea detrás de la traducción «y el árbol de la ciencia del bien y del mal» (y las dificultades que presenta), desde el punto de vista morfosintáctico; la mayoría de los intérpretes y comentaristas se ha inclinado en asumir que los adjetivos «tov va-rá» («bueno y malo, el bien y el mal») como calificando a «ja-dáat» («el conocimiento»), y no a «ets» («el árbol») a pesar de no coincidir en el género gramatical.

En sexto lugar, ante las dificultades que muestra la redacción de la expresión hebrea detrás de la traducción «y el árbol de la ciencia del bien y del mal», lo que tal vez haya ocurrido es que, en realidad, la mayoría de intérpretes y comentaristas se ha inclinado más bien por la redacción griega que muestra aquí la clásica traducción griega de la Biblia Hebrea, la Septuaginta.

En séptimo lugar, tampoco es posible obviar la problemática que exhibe Génesis 2.9 desde el punto de vista de la crítica de la tradición.

Esto así, porque, según Génesis 2.9, «el árbol de la vida» estaba en medio del huerto; pero en Génesis 3.3 es al árbol del conocimiento del bien y del mal el que estaba en medio del huerto (compárese Génesis 2.15).

La traducción de la Septuaginta de la expresión hebrea detrás de la traducción «y el árbol de la ciencia del bien y del mal»

La clásica versión griega de la Biblia Hebrea, la Septuaginta, los LXX, tradujo la expresión en cuestión, en la siguiente manera:

«kai to xílon tu eidénai gnóston kalú kai ponerú»: «y el árbol para saber lo conocido (conocible) bueno y malo».

En conclusión, es evidente que la clásica traducción «y el árbol de la ciencia (conocimiento) del bien y del mal», no refleja la relación sintáctica que tienen los adjetivos empleados en Génesis 2.9 con el sustantivo en estado constructo («el árbol») y no precisamente con el sustantivo en estado absoluto («el conocimiento») de la cadena constructa que exhibe dicho texto.

En todo caso, la traducción «y el árbol del conocimiento del bien y del mal», se asemeja más a la traducción griega: «y el árbol para saber lo conocido (conocible) bueno y malo».

Muy a propósito de:

Nuestra continua oferta académica todo el año, año por año en el campo de las lenguas bíblicas y más.

Nuestro «Curso de Hebreo clásico (bíblico)», desde cero, que inició el primer sábado de este mes.

Nuestro curso «Estructuras sintácticas hebreas complejas y precisiones del vocabulario de la Biblia Hebrea», que inicia el próximo miércoles 2 de julio…

Y de nuestro curso «Arameo clásico (bíblico)» desde cero, que inicia el próximo jueves 3 de julio.

¡Pregunta por el curso de tu interés!

¡Inscripciones abiertas! ¡Todavía estás a tiempo!

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Tipos de análisis aplicados a la «palabra», nociones de morfosintaxis española, hebrea y griega


Tipos de análisis aplicados a la «palabra»

Nociones de morfosintaxis española, hebrea y griega

Prof. Héctor B. Olea C.

Como por años hemos venido insistiendo, mientras más elemental sea el estudio de las lenguas bíblicas, menos evidente y urgente será la necesidad de fortalecer el dominio de la gramática (morfosintaxis) de la propia lengua materna; pero en la medida en que el estudio de las lenguas bíblicas sea más completo, profesional, profundo y abarcador, mucho más evidente y urgente se hará la necesidad de fortalecer el dominio de la gramática (morfosintaxis) de la propia lengua materna.

Por supuesto, es común que muchas personas no comprendan o no estén al tanto de esta realidad, y consideren como innecesario o irrelevante la realización de un curso adicional dedicado al estudio de la gramática (morfosintaxis) de la lengua española.

Sin embargo, en honor a la verdad, tal estudio es necesario tanto para los docentes como para los estudiantes de las lenguas bíblica en el contexto de las comunidades que tienen el español como lengua materna.

En todo caso, con esta publicación nos hemos propuesto compartir algunas de las cosas que compartimos en nuestro curso que recién concluyó anoche (gramática española aplicada), por supuesto, agregando, como ilustración, el análisis interno de una palabra del hebreo bíblico y de una palabra del griego bíblico.

Obviamente, esperamos volver a ofertar este curso en vivo y en directo el próximo año, pero por ahora este curso está disponible de manera íntegra, para tomarse de inmediato en la modalidad virtual o asincrónica.  

Vayamos, pues, a nuestro análisis.  

El análisis oracional o sintáctico tiene tres niveles y cada nivel tiene una unidad fundamental y específica: 1) la palabra (unidad lingüística mínima del análisis sintáctico); 2) el sintagma (unidad lingüística media o intermedia del análisis sintáctico); 3) la oración (unidad lingüística máxima del análisis sintáctico).  

Ahora bien, el análisis interno y completo de la palabra (la unidad mínima del análisis sintáctico) supone a su vez tres tipos de análisis específicos:

En primer lugar, el «análisis fonemático» (que procura establecer los fonemas empleados en una determinada palabra o cadena fónica): unidad fundamental: el «fonema».

El «fonema» es la unidad lingüística más pequeña y carente de significado. 

Principio: Toda palabra constituye una cadena fónica, una cadena o secuencia de fonemas.

Ejemplo. La palabra «libros» está constituida por los siguientes fonemas: l-i-b-r-o-s

En segundo lugar, el «análisis morfemático» (o «morfológico»), que procura establecer los morfemas que conforman o integran una palabra o cadena fónica: unidad fundamental: el «morfema».

El «morfema» es la unidad lingüística más pequeña dotada de significado (léxico o gramatical).

Principio: Toda palabra está constituida por morfemas, al menos por un morfema.

Ejemplo. La palabra «libros» está constituida por dos morfemas:

Libro-s: «libro» (morfema lexical nominal); y «s» morfema gramatical que indica el número plural.

Luego, hay «morfemas monofonemáticos» (constituidos por un solo fonema) y «morfemas polifonemáticos» (constituidos por más de un fonema). 

Ejemplo. En la palabra «libros»: «libro» es un morfema (lexical) polifonemático (constituido por cinco fonemas), pero «s» es un morfema (gramatical) monofonemático (constituido por un solo fonema).

En tercer lugar, el «análisis silábico» (que procura establecer las sílabas que tiene una palabra o cadena fónica): unidad fundamental: la «sílaba»  

La «sílaba» es el fonema o conjunto de fonemas que se pronuncian juntos en un mismo golpe o segmentación de voz en la cadena hablada.

Principio: Toda palabra está constituida al menos por una sílaba (palabras monosílabas).

Consecuentemente, hay «palabras monosílabas» (constituidas por una sola sílaba), por ejemplo: por, sal, mar, pan; y «palabras polisílabas» (constituidas por más de una sílaba, ejemplo: casa, historia, filosofía).

Pero también hay «palabras monosílabas» que también son «palabras monofonemáticas», de un solo fonema (por ejemplo: y, o), y «palabras monosílabas» que son «palabras polifonemáticas», palabras de varios fonemas (por ejemplo: pan, sal, mar, par). 

Luego, hay «sílabas monofonemáticas» (constituidas por un solo fonema: y, o) y «sílabas polifonemáticas» (constituidas por más de un fonema: pan, sal, mar, par).

En la misma línea, en la palabra «libros», que tiene dos sílabas, la última sílaba («bros») está constituida por cuatro fonemas; y la penúltima sílaba («li») está conformada por dos fonemas.

Por ejemplo, en las palabras «leo» y «lea» (palabras de dos sílabas), «le» constituye una «sílaba polifonemática» (compuesta por dos fonemas), mientras que las sílabas «e» y «a» constituyen sílabas monofonemáticas (constituidas por un solo fonema).

Finalmente, no toda «palabra monosílaba» es una «palabra monomorfemática» (por ejemplo: al, las); pero hay «palabras monomorfemáticas» que sí son «monosílabas» (por ejemplo: por, de, y, con).

Y hay palabras que son «monomorfemáticas» (compuestas por un solo morfema), pero «polisílabas» (que tienen varias sílabas), por ejemplo: libro, casa, campeón, calle (sustantivo).

Muy a propósito de nuestra continua oferta académica todo el año, año por año, y de nuestra oferta académica para el resto del año, comenzando con los dos cursos que inician el próximo mes, en menos de una semana.   

¡Pregunta por el curso de tu interés!

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«Moisés, el siervo del Señor», ¿un genitivo «objetivo» o «subjetivo»?, cursos de hebreo y arameo


«Moisés, el siervo del Señor», ¿un genitivo «objetivo» o «subjetivo»?

Nociones de morfosintaxis hebrea y aramea

Héctor B. Olea C.

Como el «caso genitivo» griego, una cadena constructa hebrea o aramea puede comunicar la idea del llamado «genitivo objetivo» (el genitivo de objeto directo, señalando un objeto directo) o la del llamado «genitivo subjetivo» (el genitivo de sujeto, indicando un sujeto).

En tal sentido, lo que se sugiere es que antes de tomar el camino más fácil y traducir toda cadena constructa hebrea o aramea como un sintagma o grupo sintáctico preposicional, introducido o encabezado siempre por la preposición «de» (por ejemplo: el siervo del Señor, el siervo del rey, etc.); lo que se espera es que la persona que esté realizando el análisis textual, procure, ante todo, tratar de comprender cuál es la idea que comunica una determinada cadena constructa, si la idea del genitivo de posesión, si la idea del genitivo material, si la idea del genitivo objetivo, si la idea del genitivo subjetivo, etc.

Además, antes de precisar la semántica (significado) de una cadena constructa (hebrea o aramea), se debe constatar si consiste en una cadena constructa determinada o en una cadena constructa indeterminada.

Consecuentemente, a manera de ilustración, la cadena constructa determinada «moshé éved adonay» (Josué 1.1), puede ser asumida como expresando la idea del «genitivo objetivo»: «Moisés, el siervo que le servía al Señor», o bien, como comunicando la idea del «genitivo subjetivo»: «Moisés, el siervo que le pertenecía al Señor».

Ahora bien, no es posible perder de vista que esta vez, en el versículo dos (2) del mismo capítulo uno (o primero) de Josué, encontramos la expresión: «moshé ávdi», en la cual el sintagma o grupo sintáctico «ávdi», conformado por el sustantivo «éved» (siervo) en estado constructo más el sufijo pronominal de la primera persona común singular (yo), comunica la idea del «genitivo posesivo» equivalente a la idea del «genitivo subjetivo»: «mi siervo», luego: «mi siervo Moisés» (Moisés, mi siervo).

Por supuesto, no siempre habrá en el contexto, como aquí, una expresión equivalente a «ávdi» («mi siervo») que ayude a precisar el significado de una cadena constructa determinada.

La cadena constructa en el arameo clásico (bíblico)

Con relación al arameo clásico o bíblico, debo decir que éste también cuenta con la construcción sintáctica llamada «cadena constructa» y con la misma configuración (un sustantivo en estado constructo seguido por un sustantivo en estado absoluto).

Sin embargo, en el arameo clásico o bíblico es común emplear una construcción sintáctica equivalente a la cadena constructa, pero conformada de una manera distinta: empleando dos sustantivos en estado absoluto, pero enlazados con la partícula «di» («de»).

Por ejemplo, en Esdras 4.10 observamos dicha construcción sintáctica: «be-quiryá di shameráyin»: «en la ciudad de Samaria».

Muy a propósito de nuestro curso: «Estructuras sintácticas hebreas complejas y precisiones del vocabulario de la Biblia Hebrea», que inicia el miércoles 2 de julio.

Un curso de profundización recomendado para las personas que ya poseen ciertos conocimientos del hebreo bíblico, que desean profundizarlos, y para las personas que aspiran a ser docentes de hebreo bíblico.

Un curso trascendental y vital para la exégesis de la Biblia Hebrea.
Y a propósito de nuestro curso: «Arameo clásico (bíblico)» desde cero, que inicia el jueves 3 de julio.

Un curso recomendado para las personas que aspiran a poder leer y comprender la Biblia Hebrea completa: su sección hebrea y su sección aramea.

Otro curso vital para la exégesis completa de la Biblia Hebrea.

¡Inscripciones abiertas! ¡Todavía estás a tiempo!


Nombres griegos de las cuatro principales figuras del entorno familiar, cursos profesionales de griego


En virtud de la celebración del «día de los padres» hoy en algunos países

Llama la atención que de los sustantivos griegos que identifican a las cuatro figuras principales que conforman el círculo familiar: «madre», «padre», «hija», «hijo»; el único que no se declina según la tercera declinación griega es «hijo».

Como ilustración, y para una mejor comprensión, invito a considerar la imagen que anexo a estas líneas.

Muy a propósito de nuestra continua y profesional oferta académica (cursos, tutorías y asesorías) en el campo de la lengua griega (griego clásico y griego koiné).

Si necesitas de nuestros servicios profesionales como persona o institución, no dudes contactarnos Aquí



Las seis partes funadmaentales del sistema verbal griego, cursos de griego koiné


Una simple muestra de las cosas que hacemos y ocurren en nuestras clases profesionales de griego (clásico y koiné), online vía Zoom (desde República Dominicana para cualquier parte del mundo), todo el año, año por año, y en la modalidad asincrónica (mediante clases grabadas).

A propósito de nuestro «Curso de Griego Koiné (Bíblico)», desde cero, el primer año de un estudio completo, crítico, académico y profesional del idioma original del Nuevo Testamento, que inició el pasado sábado y para el cual todavía estás a tiempo.

Y a propósito de nuestro «Diplomado sobre el participio griego», un curso de profundización y especialización en el campo de la morfosintaxis griega (6 meses de duración), que inicia el viernes 3 de octubre.

Además, en el IDCB también ofrecemos clases intensivas y personalizadas, asesorías, soporte y tutorías especializadas, enfocadas en las necesidades particulares del estudiante o institución.

Más información, modalidades de pago y matriculación Aquí


Sobre la flexión (cambios) del sustantivo común hebreo, curso profesional online y virtual de hebreo bíblico

Sobre la flexión (cambios) del sustantivo común hebreo

A propósito de nuestro curso de hebreo bíblico que inicia el sábado 7 de junio

Héctor B. Olea C.

A diferencia del griego (clásico y koiné) que tiene una flexión o declinación nominal completa, en el hebreo clásico (bíblico), la flexión nominal del sustantivo común (no propio) sólo implica:

En primer lugar, el paso del «estado absoluto» (masculino o femenino) singular (forma léxica) al «estado constructo» singular.

Observación: El «estado constructo» del sustantivo común hebreo es la flexión vital para la conformación de la tan empleada construcción sintáctica hebrea conocida como «cadena constructa» (o «smijút»), y para la adición de los llamados «sufijos pronominales» (formas del pronombre objeto, no sujeto).

En segundo lugar, el paso del «estado constructo singular» (masculino o femenino), a recibir un sufijo pronominal.

Observación: Los sufijos pronominales (formas del pronombre objeto, no sujeto) se adhieren estrictamente al «estado constructo» (singular o plural) del sustantivo (masculino o femenino), jamás al «estado absoluto» (forma léxica).

En tercer lugar, el paso del «estado absoluto» singular (forma léxica), al «estado absoluto» plural.

En cuarto lugar, el paso del «estado absoluto» plural al «estado constructo» plural.

En quinto lugar, el paso de recibir el «estado constructo plural» (masculino o femenino) un sufijo pronominal (formas del pronombre objeto, no sujeto). 

En sexto lugar, a diferencia de lo que ocurre con la flexión nominal griega, los cambios que sufre el sustantivo en hebreo no indican las funciones sintácticas del mismo en el contexto de la frase u oración.

Finalmente, como siempre, anexo una imagen, a manera de ilustración, con tal de hacer más comprensibles estás líneas.

Muy a propósito de nuestro «Curso de Hebreo clásico (bíblico)», desde cero, el primer año de un estudio completo, profesional y académico de la principal lengua original de la Biblia Hebrea, de dos años, que inicia el sábado 7 de junio.

El curso ideal para las personas que aspiran a poder leer, analizar y explicar los textos del Antiguo Testamento (Biblia Hebrea) en su lengua original, para las personas que desean tener un sólido dominio de la gramática y sintaxis del hebreo clásico (bíblico), y para las personas que aspiran a ser docentes de hebreo bíblico.

Día y horario: sábados 5:00 – 7:00 PM (República Dominicana, Puerto Rico; 4:00 – 6:00 PM Colombia y Perú; 6:00 – 8:00 PM Argentina y Chile.

Inicio: sábado 7 de junio.

Observación importante: Este curso, como los demás que ofrecemos en el IDCB, está dirigido al público general, al margen de su creencia religiosa o falta de compromiso con una determinada teología institucional; pero interesado en el estudio completo, profesional, crítico, académico e independiente de la principal lengua original de la Biblia Hebrea (BH).

¡Incluye material de apoyo y certificado!

¡Inscripciones abiertas! ¡Todavía estás a tiempo!

Información general, modalidades de pago y matriculación Aquí


«Y habiendo dado gracias…» en el contexto de la «última cena», nociones de griego koiné


«Y habiendo dado gracias…» en el contexto de la «última cena»

Sobre el tiempo cronológicamente relativo del participio adverbial griego

Nociones de griego clásico y koiné

Héctor B. Olea C.

En los relatos evangélicos, sobre la llamada «ultima cena», los evangelios sinópticos y Pablo consistentemente emplearon el participio apositivo (participio adverbial), «eujaristésas», un participio, por regla, sin el artículo determinado, de tiempo aoristo (primero), en caso nominativo, masculino singular, del verbo «eujaristéo» (verbo contracto), que significa: estar agradecido, sentirse agradecido, dar gracias («Diccionario del griego bíblico, Setenta y Nuevo Testamento», de Amador Ángel García Santos, Verbo Divino, segunda edición revisada y ampliada, 2016).

Y para las personas interesadas en el análisis estadístico, la referida obra de Amador Ángel García Santos, precisa que el verbo «eujaristéo» ocurre seis (6) veces en la clásica versión griega de la Biblia Hebrea (Septuaginta), pero treinta y ocho (38) veces en el Nuevo Testamento.

Ahora bien, es preciso poner de relieve algunos detalles sobre el empleo del participio «eujaristésas» por los evangelistas de la llamada «tradición sinóptica» y por Pablo (1 Corintios 11.24), indicando siempre una acción verbal con un tiempo cronológico relativo, que tiene lugar antes que una forma verbal también de tiempo aoristo y en el modo indicativo.   

En primer lugar, Marcos 14.23 precisa que Jesús, después de tomar la copa, les dio a sus discípulos, pero «después de haber dado gracias» («eujaristésas»).

En tal sentido, en Marcos, como participio aoristo (primero), «eujaristésas» expresa una acción que tiene lugar antes de la forma verbal «édoken» (dio), una forma verbal también en tiempo aoristo (primero), en el modo indicativo.

En resumen, en Marcos, «eujaristésas» expresa un tiempo cronológicamente relativo y que señala una acción verbal que tiene lugar antes que la forma verbal «édoken» (después de dar gracias, habiendo dado gracias, como hubo dado gracias, les dio).

Por su parte y, en segundo lugar, en relación a Mateo hay que decir que éste va en la misma línea de Marcos, y que emplea el participio aoristo «eujaristésas» exactamente en la misma forma que Marcos; o sea, indicando que Jesús, después de haber tomar la copa, les dio de la misma a sus discípulos, pero no sin antes haber dado gracias («eujaristésas»).

Consecuentemente, observamos que en Mateo 26.27 el participio aoristo primero «eujaristésas», expresa una acción que tiene lugar antes de la forma verbal «édoken» («dio», la misma forma verbal que usó Marcos).

Luego, en Mateo, como en Marcos, «eujaristésas» expresa un tiempo cronológico relativo y señala una acción verbal que tiene lugar antes que la forma verbal «édoken» (después de dar gracias, habiendo dado gracias, como hubo dado gracias, les dio).

En tercer lugar, con relación a Lucas (22.17, 19), es preciso poner de relieve algunas peculiaridades.

Por un lado, como Marcos y Mateo, Lucas también emplea el participio «eujaristésas» después de señalar que Jesús había tomado la copa; pero aquí el participio «eujaristésas» expresa un tiempo cronológico relativo, una acción verbal que tiene lugar antes de una forma verbal en tiempo aoristo (segundo), «éipen» («dijo»: después de dar gracias, dijo), y no, como en Marcos y Mateo, en relación a la forma verbal también en tiempo aoristo «édoken» («dio»: después de dar gracias, dio).

Por otro lado, Lucas, a diferencia de Marcos y Mateo, también emplea el participio «eujaristésas» en relación a la acción de partir (fragmentar) y compartir el pan, no sólo en relación a compartir el contenido de la copa.

En tal sentido, Lucas 22.19 establece que, después de haber tomado el pan, Jesús, antes de partirlo y darlo a sus discípulos, primero «dio gracias» («eujaristésas»).

Consecuentemente, en Lucas 22.19, el participio «eujaristésas» expresa un tiempo cronológicamente relativo y señala una acción verbal que tiene lugar antes que las dos formas verbales en tiempo aoristo, «éklasen» (partió, fragmentó) y «édoken» (dio).

En cuarto lugar, con relación a Pablo (1 Corintios 11.24), es preciso decir que éste emplea el participio «eujaristésas» en la misma línea que Lucas 22.19, o sea, en relación a la acción de partir o fragmentar el pan (a diferencia de Marcos y Mateo).

Consecuentemente, en Pablo (1 Corintios 11.24), el participio «eujaristésas» expresa un tiempo cronológicamente relativo, una acción verbal que tiene lugar antes que dos formas verbales en tiempo aoristo, «éklasen» (partió, fragmentó el pan), presente en Lucas 22.19, y la forma verbal «éipen» (dijo), presente en Lucas 22.17.   

Luego, no es posible obviar que, desde el punto de vista de la crítica textual, las formas verbales «tomen» (tomad) y «coman» (comed), dos imperativos aoristos, presentes en Mateo 26.27; sin embargo, se consideran una interpolación posterior, un añadido en 1 Corintios 11.24.

En tal sentido, el comentario al texto griego, de Bruce M. Metzger, plantea que, si estas palabras hubieran formado parte del relato original de Pablo, no hay ninguna buena razón que explique su ausencia en el Papiro 46 (cerca del año 200), y en los códices unciales Sinaítico (siglos IV), Alejandrino (siglo V), Vaticano (siglo IV), entre otros. 

Luego, siguiendo esta misma pista desde el punto de vista de la crítica textual, la obra «Los libros del Nuevo Testamento, traducción y comentario» (TROTTA, 2021) del profesor Antonio Piñero, traduce 1 Corintios 11.24 en la siguiente manera: “y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo por vosotros; haced esto en recuerdo mío”.

A propósito de nuestro «Curso de Griego Koiné (Bíblico), el primer año, desde cero, que iniciará el sábado 7 de junio, y de nuestro «Curso de Griego Koiné (Bíblico), el segundo año», un curso profesional, de actualización, profundización y especialización en la gramática y sintaxis del griego koiné, que inició el pasado sábado.

Como siempre, a manera de ilustración, anexo una imagen con el objetivo de hacer más comprensibles estas líneas.

¡Inscripciones abiertas!

Información general, modalidades de pago y matriculación Aquí