Tu guardador o el que te guarda, curso online de hebreo bíblico

«Tu guardador» o «el que te guarda», ¿sustantivo o participio?

Un poco más sobre el participio activo hebreo con un sufijo pronominal

Héctor B. Olea C.

En virtud de algunas reacciones a mis comentarios relacionados con el Salmo 23 y mi insistencia de que, ante todo, «roé» es un participio, y «roí» un participio activo con un sufijo pronominal; me ha parecido necesario escribir este artículo para ilustrar un poco mejor la cuestión.

En tal sentido, he escogido algunos textos muy conocidos de la Biblia Hebrea con tal de analizar cuál es la forma que en realidad hay en dichos textos. Por supuesto, también consideraremos la traducción que hizo la versión griega, tal y como lo hicimos respecto del Salmo 23.1

Pero antes de abordar los textos escogidos, quiero traer a colación unas necesarias y pertinentes palabras de la monumental y muy respetada gramática de hebreo bíblico de Paul Joüon y Takamitsu Muraoka, cito:

“El participio, que es un nombre verbal, siempre toma en plural un sufijo nominal (“los que me matan”, «qotélai»), así en 2 Samuel 22.41 («los que me odian»). En singular, normalmente se encuentra el sufijo nominal qotelí (“el que me mata”); más raramente un sufijo verbal (“quien me hizo”, Job 31.15). El participio con artículo exige necesariamente el sufijo verbal (“El que me ciñe”, Salmo 18.33). Muy raramente se encuentra el sufijo del participio con nun enérgico. Un participio, cuando toma un sufijo, puede funcionar realmente como un verbo más que como un verbo sustantivado, “uno que hace tal cosa” (por ejemplo Oseas 2.16; Jeremías 16.21; 89.14” (página 187, «Gramática del hebreo bíblico», Verbo Divino).

Iniciemos, pues, nuestra aventura.

Primer texto: Salmo 121.3 y la traducción «el que te guarda» (RV 1960 y Moisés Katznelson)

Aquí la palabra hebrea detrás de la citada traducción es «shomeréja», el participio activo, conjugación qal, masculino singular, del verbo «shamár», con el sufijo pronominal de la segunda persona masculina singular.

Observación: La traducción «el que te guarda» (un participio activo con sufijo pronominal) concuerda con mi propuesta de traducción de «roé» como participio activo con sufijo pronominal, «roí».

La traducción griega (LXX) por su parte, tradujo el participio «shomeréja» con la frase «jo filáson sé» (un participio sustantivado en tiempo presente más el pronombre personal de la segunda persona singular en caso acusativo): «El que te guarda».

Segundo texto: Salmo 121.5 y la traducción «tu guardador» (RV 1960), pero «tu cuidador» (Moisés Katznelson)  

Aquí, muy a pesar de las dos traducciones mencionadas, la palabra hebrea detrás de dichas traducciones es exacta y precisamente el mismo participio ya explicado que vimos en el versículo 3, o sea, «shomeréja» (El que te guarda).

La versión griega, por su parte, no lo tradujo esta vez con un participio, sino con una frase que involucra una forma verbal finita (conjugada, no nominal) del mismo verbo, y en tiempo futuro: «kírios filáxei se»: «El Señor te guardará».

Tercer texto: Deuteronomio 32.18 y la traducción «tu creador» (RV 1960), pero «que te hizo nacer» (Moisés Katznelson)

Aquí la palabra hebrea detrás de las dos citadas traducciones es «mejoleléja», el participio activo, conjugación polel, masculino singular, del verbo «jil» (engendrar, hacer nacer, dar a luz), con el sufijo pronominal de la segunda persona masculina singular. Traducción más acertada: «El que te hizo nacer». 

Observación: La traducción «el que te hizo nacer» de Moisés Katznelson de «mejoleléja» (un participio activo con sufijo pronominal) concuerda con mi propuesta de traducción de «roé» como participio activo con sufijo pronominal, «roí».

La versión griega (LXX), por su parte, tradujo con la frase «tu tréfontos se» (un participio sustantivado de tiempo presente más el pronombre personal de la segunda persona singular en caso acusativo): «Del que te nutrió» (cuidó, sustentó).

Cuarto texto: Job 35.10 y la traducción «mi hacedor» (RV 1960 y Moisés Katznelson).   

Aquí la palabra hebrea detrás de la traducción citada es «osai», el participio activo, conjugación qal, masculino singular, del verbo «asá» (hacer, producir), con el sufijo pronominal de la primera persona común (masculina y femenina) singular. Traducción más acertada: «El que me hizo». 

Observación: La traducción «Mi hacedor» no le hace justicia al participio activo con sufijo pronominal, y toma distancia de la acertada traducción de Moisés Katznelson de «mejoleléja» (un participio activo con sufijo pronominal) en Deuteronomio 32.18.

La versión griega (LXX), por su parte, tradujo con la frase «jo poiésas me» (un participio sustantivado, aoristo primero del verbo «poiéo»: “hacer”, más el pronombre personal de la primera persona singular, en caso acusativo): «El que me hizo»

Quinto texto: 2 Samuel 22.41 y la traducción «los que me aborrecen» (RV 1960), pero «los que me odian» (Moisés Katznelson).   

Aquí la palabra hebrea detrás de las traducciones citadas es «mesanái», el participio activo, conjugación piel, masculino plural, del verbo «sané» (odiar, aborrecer, detestar), con el sufijo pronominal de la primera persona común (masculina y femenina) singular.

Observación: Tanto la traducción «los que me aborrecen» (RV 1960), como «los que me odian» (Moisés Katznelson) son acertadas.  

Segunda observación: La traducción «los que me aborrecen» de «mesanái» (un participio activo con sufijo pronominal) concuerda con mi propuesta de traducción de «roé» como participio activo con sufijo pronominal, «roí».

La versión griega (LXX), por su parte, tradujo con la frase «tus misúntas me» (un participio sustantivado, presente del verbo «miséo»: aborrecer, odiar; más el pronombre personal de la primera persona singular en caso acusativo): «Los que me odian». 

Otros textos adicionales que también favorecen mi punto de vista

Otros textos en los que no me voy a detener para no extender demasiado este artículo, pero que también incluyen un participio con un sufijo pronominal en el texto hebreo son:

Número 1) Deuteronomio 8.5. Aquí la traducción «te castiga» (RV 960), pero «te reprende» (Moisés Katznelson). La palabra hebrea detrás de estas traducciones es «meyaseréja», un participio piel, activo, masculino singular, del verbo «yasár» (educar, instruir, amonestar) con el sufijo pronominal de la segunda persona masculina singular.

Observación: Tanto la traducción de la RV 1960 como la de Moisés Katznelson son acertadas. 

Segunda observación: Las traducciones «te castiga» (RV 1960) y la traducción «te reprende» (Moisés Katznelson) de «meyaseréja» (un participio activo con sufijo pronominal) concuerda con mi propuesta de traducción de «roé» como participio activo con sufijo pronominal, «roí».

La versión griega (LXX): «paidéusei se» (una forma verbal finita en tiempo futuro y de la tercera persona singular más el caso acusativo del pronombre personal de la segunda persona singular). Traducción: «Te educará (instruirá)».  

Número 2: Deuteronomio 12.14 y 28. Aquí la traducción «te mando» (RV 960 tanto en el versículo 14 como en el 28), pero Moisés Katznelson: «te ordene» (en el versículo 14, pero «te ordeno» en el 28). La palabra hebrea detrás de estas traducciones es «metsavéja», un participio piel, activo, masculino singular, del verbo «tsavá» (mandar, ordenar) con el sufijo pronominal de la segunda persona masculina singular.

Observación: Tanto la traducción de la RV 1960 como la de Moisés Katznelson son acertadas. 

Segunda observación: Las traducciones «te ordeno», «te ordene», «te mando», de «metsavéja» (un participio activo con sufijo pronominal) concuerdan con mi propuesta de traducción de «roé» como participio activo con sufijo pronominal, «roí».

La versión griega (LXX): «egó entélomai soi» (una forma verbal finita en tiempo presente con el pronombre personal de la primera persona singular más el caso dativo del pronombre personal de la segunda persona singular), tanto en el versículo 14 como en el 28. Traducción: «Yo te mando».

Número 3: Job 5.1. Aquí la traducción «quien te responda» (RV 960), pero «quien te responderá» (Moisés Katznelson). La palabra hebrea detrás de estas traducciones es «onéja», un participio qal, activo, masculino singular, del verbo «aná» (responder, replicar, contestar) con el sufijo pronominal de la segunda persona masculina singular.

Observación: Las traducciones «quien te responda», «quien te responderá» de  «onéja» (un participio activo con sufijo pronominal) concuerdan con mi propuesta de traducción de «roé» como participio activo con sufijo pronominal, «roí».

La versión griega (LXX): «soi jipakúsetai» (una forma verbal finita en tiempo futuro y de la tercera persona singular con el pronombre personal de la segunda persona singular en caso dativo). Traducción: «Te oirá».

En conclusión, pienso que el análisis de los textos analizados en este artículo pone de manifiesto que mi propuesta de asumir a «roí» como un participio sustantivado con un sufijo pronominal es consistente con lo que establece la gramática hebrea y con los ejemplos que nos ofrece la Biblia Hebrea misma.

Por supuesto, cualquier persona con un conocimiento promedio, no tan elemental de la gramática del hebreo clásico o bíblico, como del griego koiné, y que no se sienta comprometida a ultranza con una lectura simplista y meramente confesional de la Biblia; puede constatar y corroborar los resultados de mi análisis, leyendo con sus propios ojos y con sentido crítico, los textos analizados por mí, por supuesto, a la luz de la gramática hebrea, de la Biblia hebrea, de la gramática griega y de la versión griega de la Biblia Hebrea, así de sencillo.

Sobre la traducción del Salmo 23.1, cursos online de hebreo y griego bíblicos

 




¿«El Señor no me faltará»? ¿Una traducción correcta en el Salmo 23.1?

Cuestiones de lingüista, gramática, traducción y exégesis bíblica

Héctor B. Olea C.

En virtud de mi publicación de ayer titulada “«El Eterno es mi pastor», o «El Eterno me pastorea», una crítica puntual, pero justa y consciente a la traducción de Moisés Katznelson”, una persona reaccionó con el siguiente comentario:

“En alguna oportunidad leí ése párrafo como: "El Señor es mi pastor, Él no me faltará". Ese artículo definido "El" ¿es correcto el reemplazo de  "Nada"? Quedo atento a su respuesta. Gracias”

Y mi respuesta es la siguiente:

En primer lugar, como ya precisé en mi publicación, la traducción más acertada es “El Señor me pastorea”.

En segundo lugar, en el contexto de la frase en cuestión, “El” no es un artículo definido, sino más bien un pronombre personal de la tercera persona masculina singular: “Él”, “él”.

En otras palabras, «El» es pronombre personal en la frase «Él no me faltará», pero es artículo en la frase «El Señor no me faltará».   

En tercer lugar, no es correcta la traducción «Él no me faltará», por las siguientes razones.

Por un lado, el verbo que se ha traducido “no me faltará” (teniendo de sujeto a la primera persona común singular, “yo”), es el verbo hebreo «jasár» (faltar, no haber; necesitar, carecer, echar de menos, echar en falta, tener-pasar necesidad; disminuir, mermar, menguar, agotarse).

Por otro lado, el verbo «jasár» en la conjugación qal (la conjugación básica, y en la cual se encuentra el verbo «jasár» aquí, en el Salmo 23.1) no es un verbo de acción ni transitivo, sino un verbo de estado, estativo (verbo que indica un estado o condición del sujeto); luego, si bien el verbo «jasár» es un verbo transitivo en otras dos conjugaciones hebreas (piel y jífil), no es menos cierto que el verbo «jasár» se encuentra aquí en la conjugación qal.

Consecuentemente, como verbo estativo que es «jasár» en la conjugación qal, en el texto en cuestión, lo que está diciendo el texto hebreo del Salmo 23.1 es que el «Señor me pastorea», pero no que «Él (el Señor) no me faltará».

En otras palabras, lo que en realidad dice el texto hebreo del Salmo 23.1, a la luz de la metáfora «pastor oveja», es: “el Señor me pastorea, no tendré necesidad de pasto”, “como el Señor es quien me pastorea, no me faltará pasto, no padeceré necesidad”.

En tal sentido, la expresión hebrea «lo ejsár» (el verbo «jasár», como intransitivo, como verbo estativo, y teniendo de sujeto a la primera persona común singular, «yo») estrictamente significa: “no tendré necesidad” (yo), “no me faltará pasto” (a mí), “no estaré necesitado” (yo).

En honor a la verdad, la traducción «el Señor no me faltará», en mi opinión, se sustenta en una redacción que no es la que se encuentra en el Salmo 23.1.

Ejemplos de dos redacciones que podrían servir de base e ilustración para la redacción de la frase «el Señor no me faltará» en el Salmo 23.1

Como primer ejemplo quiero citar y considerar la redacción que encontramos en Jeremías 33.17.

Dicha redacción involucra: 1) un verbo transitivo activo o pasivo; 2) un objeto directo (voz activa) o un sujeto paciente (voz pasiva); 3) un objeto indirecto señalado por una preposición con un sufijo pronominal.

Pues bien, en el texto de Jeremías 33.17 la forma verbal transitiva es «yikarét», forma verbal yiqtól o imperfecto, en la conjugación nifal (por lo general pasiva o reflexiva), de la tercera persona masculina singular, del verbo o raíz «karát» (Nifal: ser cortado, faltar, acabarse, etc.), y que hace referencia directa al sustantivo «ish» (varón): «no faltará varón».

Y a David, señalado con la preposición «le» (a, para) con el sufijo pronominal de la segunda masculina singular, lo señala como el objeto indirecto de la forma verbal «yikarét».

Luego, la frase completa «lo yikarét le-David ish» significa: «no faltará para David un varón» («no le faltará a David un varón», «a David no le faltará un varón»).

En tal sentido, en esta misma línea, una redacción que sí justificaría la traducción «el Señor no me faltará», sería: «lo yikarét li YHVH»: «no faltará para mí el Señor» («el Señor no me faltará», «no me faltará el Señor»). Por cierto, en el versículo a continuación, el 18, volvemos a observar esta misma redacción, pero ahora en relación a los sacerdotes y levitas.

Observación: Aquí la preposición «le» con el sufijo pronominal de la primera persona común singular, « yo» (masculino y femenino): «li» (“a mí”, “para mí”). Por supuesto, igual redacción la encontramos en la expresión «No te faltará varón que gobierne en Israel», en 2 Crónicas 7.18 (véase el texto hebreo).

Luego, a la luz de esta redacción, podemos hacer una redacción hipotética del Salmo 23.1, en la siguiente línea, colocando a «YHVH» en la posición de «ish» (varón) en Deuteronomio 8.9, en la segunda frase: «YHVH roí, lo yikarét li YHVH»: «El Señor me pastorea, no faltará para mí el Señor» («El Señor me pastorea, él no me faltará»).    

Como segundo ejemplo quiero citar y considerar la redacción que observamos en Deuteronomio 8.9: «lo tej-sár kol baj»: «No te faltará nada en ella».

Aquí está presente el mismo verbo que leemos en el Salmo 23.1, incluso en la misma conjugación (la conjugación qal), en la misma forma (un imperfecto o yiqtól), pero en la segunda persona masculina singular, o sea, «tej-sár».

Consecuentemente, que el sujeto de la forma verbal «tej-sár» sea la segunda persona masculina singular, justifica la traducción «no te faltará» («a ti»), «no tendrás necesidad tú».

Completa, pues, la forma verbal «tej-sár», la palabra «kol» (todo, nada). Consecuentemente, la frase «lo tej-sár kol» significa: «no faltará a ti (para ti) nada» («no te faltará nada», «nada te faltará»).

Luego, el hecho de que en Deuteronomio el sujeto de la forma verbal «tej-sár» sea la segunda persona masculina singular, justifica la traducción «no te faltará» («a ti»), «no tendrás necesidad tú»); y en la misma línea, que el sujeto de la forma verbal «ej-sár» (Salmo 23.1) sea la primera persona común singular, «yo», demanda la traducción: «no tendré necesidad yo»,  «no me hará falta pasto a mí».

En consecuencia, siguiendo la redacción de Deuteronomio 8.9, podemos  proponer una redacción hipotética del texto hebreo del Salmo 23.1, colocando a «YHVH» en la posición de «kol» en Deuteronomio 8.9: «YHVH roí lo ej-sár YHVH»: «El Señor me pastorea, no me faltará el Señor» («Él Señor me pastorea, él no me faltará»).

En conclusión, la expresión «YHVH roí lo ej-sár» en el Salmo 23.1, en sentido estricto, dice: «El Señor me pastorea, no estaré necesitado» (no tendré necesidad, no pasaré necesidad).

Luego, a la luz de la metáfora «pastor oveja», el sentido del texto «YHVH roí lo ej-sár» es: «El Señor me pastorea, no me hará falta pasto» (no tendré necesidad de pasto, estaré satisfecho, abastecido).

Insisto, si el autor o redactor del Salmo 23.1 hubiera querido comunicar la idea: «El Señor me pastorea, él no me faltará», hubiera empleado una redacción distinta a la que empleó en el Salmo 23.1, y en la línea de la que encontramos en Jeremías 33.17, 18; 2 Crónicas 7.18; Deuteronomio 8.9.  

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El Eterno es mi pastor versus El Eterno me pastorea, cursos online de hebreo y griego bíblicos

«El Eterno es mi pastor», o «El Eterno me pastorea»

Una crítica puntual,  pero justa y consciente a la traducción de Moisés Katznelson

Héctor B. Olea C.

La traducción «El Eterno es mi pastor» (Biblia hebreo español de Moisés Katznelson, realizada en Israel y publicada por Editorial Sinaí), desde el punto de vista del análisis gramatical o morfosintáctico, no es mejor traducción que la que ofrece la tan popular y dominante versión Reina Valera 1960: «Jehová es mi pastor».

Luego, como es sumamente cuestionable la castellanización «Jehová», como traducción del «quere perpetuo» «YeHVaH» («YeHoVaH»), desde el punto de vista crítico y académico (no confesional); es preciso admitir que éste sería el único aspecto en el que la traducción «El Eterno es mi pastor» supera la traducción «Jehová es mi pastor» (RV 1960). 

Por otro lado, en virtud de que la palabra hebrea «roí» es en realidad un participio activo con un sufijo pronominal (de la primera persona común singular, «yo»), y si bien el participio hebreo (como en español y griego) es un «adjetivo verbal»; cuando recibe un sufijo pronominal (nominal), el participio activo se comporta más bien como un verbo (uno que hace tal cosa) y no como un sustantivo o adjetivo sustantivado.

En consecuencia, el sufijo pronominal en el participio activo hebreo indica, como en una forma verbal finita (verbo conjugado), el objeto directo de dicho participio, a diferencia de lo que ocurre con los sustantivos (formas nominales), en los que el sufijo pronominal indica el caso genitivo, una relación de genitivo.   

En todo caso, dejando de lado el problema relativo a la castellanización «Jehová», a la luz de la gramática hebrea, asumiendo a «roí» como verbo y no como una forma nominal del verbo (por el sufijo pronominal), una mejor traducción sería: «El Señor me pastorea», «El Eterno me pastorea», «Hashém me pastorea», «Jehová me pastorea», etc.

En tal sentido, es preciso poner de relieve que la versión griega (Septuaginta) confirma el hecho de que «roí» es verbo y no sustantivo, cuando tradujo con la frase: «poimáinei me» que, expresamente dice: «me pastorea», y la frase completa «kírios poimáinei me» expresamente dice: «El señor me pastorea».

Finalmente, si bien la carga semántica de la traducción «El Eterno es mi pastor», es en esencia la misma que de la traducción «El Eterno me pastorea», la cuestión es que desde el punto de vista morfosintáctico, el texto hebreo no está señalando «el pastor que me es propio», sino «que yo soy el objeto directo de la acción de pastorear» del «Eterno», del «Señor», de «Hashém», etc.

En consecuencia, la crítica que le hacemos aquí a la obra de Moisés Katznelson, es válida y legítimamente aplicable a la versión Reina Valera 1960 y cualquier otra versión de la Biblia que haya traducido la palabra «roí» en el Salmo 23.1 como un sustantivo (asumiendo el sufijo pronominal como un indicador del caso genitivo) y no como verbo (el sufijo pronominal como identificador del objeto directo).  

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Pedir o preguntar, un notable cambio semántico en el griego del NT, cursos de griego bíblico y clásico

«Pedir» o «preguntar», un notable cambio semántico en la Koiné bíblica respecto del Griego clásico

 A propósito de nuestro curso de griego koiné que inicia 2 de octubre, y el de griego clásico que inicia el sábado 6 de noviembre

 Héctor B. Olea C.

El cambio semántico consiste en el cambio de significación o carga semántica de una palabra, las razones son varias (lingüísticas, históricas, sociales y hasta sicológicas).

 

En tal sentido, un caso ilustrativo de cambio semántico en la koiné del Nuevo Testamento respecto del «griego clásico» consiste en el significado que adquirió el verbo griego «erotáo». 

 

No obstante, antes de analizar el cambio semántico del verbo «erotáo» en el Nuevo Testamento Griego, es preciso decir que, en lo relativo a la tipificación morfológica del verbo en cuestión, éste mantuvo en la koiné bíblica su cualidad de «verbo contracto», o sea, de verbo temático u omega que en su forma léxica tiene una alfa, una épsilon o una ómicron  antes de la omega.

 

Por supuesto, el verbo «erotáo» es en el griego clásico como en la koiné bíblica un «verbo contracto» de los que en su forma léxica tienen una alfa antes de la omega.   

 

Por otro lado, en lo relativo a la carga semántica del verbo «erotáo», es preciso poner de relieve que en el «griego clásico» el verbo «erotáo» significa “preguntar”, “interrogar”.

 

Sin embargo, en el Nuevo Testamento Griego, el verbo «erotáo»  adquiere como principal acepción “pedir” y “rogar” (como sinónimo de orar, interceder, suplicar).

 

En efecto, según el «Diccionario Exegético del Nuevo Testamento», de Balz y Schneider (publicado por Sígueme), el verbo «erotáo» ocurre 63 veces en el Nuevo Testamento Griego. De estas 63 veces, sólo en 27 ocasiones (43 %) tiene el significado que tiene en el «griego clásico» (preguntar), pero “pedir” o “rogar” en 36 ocasiones (57 %).

 

Además, en lo que respecta a la Septuaginta, es preciso poner de relieve que «erotáo» tiene como primera acepción “preguntar” e “interrogar” como en el «griego clásico», si bien también tiene el significado de “rogar” o “suplicar” en algunos pocos textos (como acepción secundaria).   

 

En efecto, el «Diccionario de griego bíblico, Setenta y Nuevo Testamento», de Amador Ángel García Santos (Verbo Divino), presenta como la primera acepción del verbo «erotáo» precisamente el hacer una pregunta o preguntas, preguntar.

Como caso ilustrativo quiero llamar la atención al uso del verbo «erotáo» en Deuteronomio 13.14 acompañado del verbo «eraunáo», otro verbo contracto, y que significa: examinar buscando información, investigar, estudiar, indagar, escudriñar.

 

Es «erotáo» aquí la traducción al griego del verbo hebreo «darásh» que, según el «Diccionario bíblico hebreo español» de Luís Alonso Schokel (TROTTA), significa: buscar, ocuparse de, estudiar y consultar (un texto), y que en el campo judicial significa: indagar, averiguar, pedir cuentas, preguntar.

 

Y el verbo «eraunáo» es la traducción del verbo hebreo «jaqár» que, según el mismo «Diccionario bíblico hebreo español» de Luís Alonso Schokel (TROTTA), significa: averiguar, descubrir, investigar, inquirir, inspeccionar, explorar, buscar, escudriñar, examinar, etc.

En consecuencia, inducen a error las obras de consulta (diccionarios y léxicos griegos) del griego del Nuevo Testamento, cuando ponen como primera acepción del verbo «erotáo» el “preguntar”, como si dicho verbo hubiera mantenido en la «koiné» del Nuevo Testamento el mismo significado que tenía en el «griego clásico».

Además, esta tendencia resulta más preocupante cuando observamos que el «Diccionario Exegético del Nuevo Testamento», de Balz y Schneider, coloca como primera acepción del verbo «erotáo» el “preguntar” (significado del «griego clásico», pero no en el NT), y como segunda acepción “pedir” (que en realidad es la primera acepción en el NT, pero no en el «griego clásico»); esto así muy a pesar de haber reconocido que de las 63 veces en que «erotáo» aparece en el NT, en 36 ocasiones (el 57 %) significa “orar”, “pedir”, “suplicar” (en contra del su principal acepción en el «griego clásico»: preguntar, interrogar).

Es más, el «Diccionario Manual Griego, griego clásico-español», VOX, puntualiza que “pedir”, “suplicar”, “implorar”, son acepciones que tiene el verbo «erotáo» específicamente en el NT. Por supuesto, sin olvidar que ya dijimos que incluso en la Septuaginta tiene este mismo significado, aunque como segunda acepción.   

Finalmente, un texto clásico del Nuevo Testamento donde con claridad meridiana se observa el referido cambió semántico del verbo «erotáo» es Juan 17.9 y 20.

Aquí la forma verbal «erotó» (RV 1960: «ruego»), en tiempo presente, voz activa, modo indicativo, en la primera persona del singular (yo), es una forma verbal finita del verbo «erotáo».  

En resumen, es “pedir”, “suplicar”, “implorar”, el sentido primario del verbo «erotáo» en el Nuevo Testamento Griego, pero “preguntar” e “interrogar” en el Griego Clásico y en la Septuaginta (en la que sí tiene el sentido que tiene en el Nuevo Testamento, pero como segunda acepción).

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La palara "roí" en Génesis 16.13 y Salmo 23.1, cursos online de hebreo y griego bíblicos


El «roí», cuestiones de fonética, significante y significado

A propósito de nuestro curso de Hebreo Bíblico que inicia el martes 7 de septiembre

 

Héctor B. Olea C.

Con estas breves líneas quiero llamar la atención sobre dos palabras cuya transliteración es la misma, cuya composición interna (morfemática) es la misma (una raíz verbal en una forma nominal más un sufijo pronominal), y que además tienen en común el que ambas pertenecen a la misma categoría morfosintáctica formal (Verboide o forma no personal del verbo, específicamente un participio, un adjetivo verbal).  

Por un lado, tenemos la presencia de la palabra hebrea «roí» en Génesis 16.13 (dos veces).

Consiste la palabra «roí» de Génesis 16.13, en el participio qal, voz activa, de género masculino, en número singular, «roé» («roéh») del verbo «raá» («raáh»): “el vio”, “ver”, con el sufijo pronominal de la primera persona común (masculina y femenina) singular: “el que me ve”, “quien me ve”.

Por otro lado, tenemos la presencia de la palabra hebrea «roí» en el Salmo 23.1.

Consiste la palabra «roí» del Salmo 23.1, en el participio qal, voz activa, de género masculino, en número singular, «roé» (roéh) del verbo «raá» («raáh»), con el sufijo pronominal de la primera persona común (masculina y femenina) singular: “el que me pastorea” (“quien me pastorea”), “el que me apacienta” (“quien me apacienta”).

Luego, tanto en lo que respecta a la vocalización del verbo base, como del participio, coinciden también las dos palabras en cuestión en tener como segunda radical una consonante gutural: la diferencia está que el «roí» (“el que me ve”: «un Dios que me ve») de Génesis 16.13, tiene una «álef» como segunda radical (consonante) y gutural, mientras que el  «roí» (“el que me pastorea”: «el Señor –YHVH- me pastorea», “me apacienta”) del Salmo 23.1 tiene una «áyin» como segunda radical (consonante) y gutural.

Por otro lado, si bien el participio hebreo (como en español y griego) es un «adjetivo verbal», cuando recibe un sufijo pronominal (nominal), se comporta más bien como un verbo y no como un sustantivo o adjetivo sustantivado.

En consecuencia, el sufijo pronominal en el participio hebreo indica, como en una forma verbal finita (verbo conjugado), el objeto directo de dicho participio, a diferencia de lo que ocurre con los sustantivos (formas nominales), en los que el sufijo pronominal indica el caso genitivo, una relación de genitivo.    

En tal sentido, se comprende que el «roí» de Génesis 16.13 debe entenderse y traducirse como «el que me ve» (“quien me ve”: «un Dios que me ve»); y el  «roí» del Salmo 23.1 debe entenderse y traducirse como «el que me pastorea» (“quien me pastorea”), «el que me apacienta» (“quien me apacienta”): «El Señor (YHVH) me pastorea» (me apacienta).

En lo que respecta a la versión griega, esta tradujo la primera mención de la palabra «roí» de Génesis 16.13, con la frase «jo epidón», que consiste en el participio aoristo segundo, voz activa, en caso nominativo, masculino, singular, del verbo «eforáo» («epí» + «joráo»): veo, ver o mirar atentamente, vigilar: «el que me ha visto atentamente», «el que me había visto atentamente», «el que me ha vigilado», «el que me había vigilado»: «Tú eres el Dios que me ha visto atentamente».  

Y la segunda mención de la palabra «roí», fue traducida por la versión griega (Septuaginta) con la frase «ofzenta moi», que consiste en el participio aoristo primero pasivo, en caso acusativo, masculino, singular, del verbo «joráo» (veo, ver): «el que me ha visto», «el que me había visto».

En lo que respecta al «roí» del Salmo 23.1, este fue traducido por la versión griega (Septuaginta) con la frase «kírios poimáinei me», traducción: «El Señor me pastorea» (“El Señor me apacienta”).  

Consecuentemente, es demasiado evidente que mientras más profunda y pretensiosa sea la lectura confesional o crítica y no confesional de la Biblia Hebrea (y de su clásica traducción griega), será de vital importancia, imprescindible, contar con un conocimiento y manejo no elemental de la gramática (morfología y sintaxis) del hebreo bíblico o clásico, como de la gramática (morfología y sintaxis) del griego bíblico.

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Sobre el verbo hebreo yalád, cursos de hebreo y griego bíblicos

Apuntes sobre el verbo «yalád» Cuestiones de lingüística, gramática, exégesis y traducción bíblicas Héctor B. Olea C. El verbo «yalád» es uno de los verbos con más presencia en la Biblia Hebrea. Según la obra «Lists of words ocurring frequently in The Hebrew Bible» (Listas de palabras de uso frecuente en la Biblia Hebrea), de John D. W. Watts, el verbo «yalád» se encuentra el grupo de los verbos que aparecen entre quinientas y cinco mil veces en la Biblia Hebrea. Luego, el verbo «yalád», dependiendo de si se usa en la conjugación básica qal o si en una de las llamadas “conjugaciones derivadas”, puede tener un sentido de voz activa, voz pasiva o de acción reflexiva, de verbo transitivo o intransitivo, y un matiz distinto dependiendo de si su sujeto es un sujeto agente (voz activa) o un sujeto paciente (voz pasiva), y dependiendo de si su sujeto agente (voz activa) es masculino (hombre, varón), o si es femenino (una mujer). Por supuesto, no podemos ignorar el uso figurado de dicho verbo. En todo caso, teniendo a una mujer como sujeto agente (voz activa), el verbo «yalád» significa: concebir, dar a luz, alumbrar, tener un hijo o hija. A manera de ilustración, quiero considerar Génesis 4.17. En este texto, la traducción «concibió», es el reflejo de la forma verbal «vatajár», una forma vayiqtól o imperfecto conversivo qal del verbo «jará», teniendo de sujeto a la tercera persona femenina singular: ella concibió, ella quedó embarazada. Luego, la traducción «y dio a luz», es el reflejo de la forma verbal «vatéled», otra forma verbal vayiqtól o imperfecto conversivo qal del verbo «yalád», teniendo de sujeto a la tercera persona femenina singular: ella dio a luz. . Pero teniendo a un varón como sujeto agente (voz activa), el verbo «yalád» significa: engendrar, fecundar. A manera de ilustración quiero considerar Génesis 5.4. Aquí la traducción «engendró», es el reflejo de la forma verbal «jolidó», un infinitivo constructo (forma nominal del verbo) jífil (hífil) del mismo verbo «yalád», con el sufijo pronominal de la tercera persona masculina singular: su engendrar, el engendrar de él (a Set). En lo que respecta a la lengua griega (la koiné bíblica), el verbo equivalente al hebreo «yalád» es «guenáo» (verbo contracto). Luego, como el verbo «yalád», si el sujeto agente del verbo «guenáo» es una mujer, significa: parir, dar a luz; pero si el sujeto agente es un varón, significa: engendrar, fecundar. En tal sentido, la forma verbal «eguénesen» en el capítulo 10.2 del Cuarto libro de los Macabeos, debe traducirse “concibió”, “dio a luz”, porque el sujeto agente es una mujer (en el texto griego, «je auté méter»: la misma madre). Pero la misma forma verbal «eguénesen» en Mateo 1.1-15, debe traducirse “engendró”, puesto que esta vez, en cada caso, el sujeto es un varón. Muy a propósito de nuestro curso de Hebreo Bíblico (clásico), desde cero, que inicia el martes 7 de septiembre, y de nuestro curso de griego bíblico (koiné), desde cero, que inicia el sábado 2 de octubre. Información y matriculación vía Whatsapp: +18092057814, Messenger y correo electrónico: benjamin.olea30@gmail.com, así de sencillo.

Isaac o él sonreirá, cursos online y virtuales de hebreo y griego bíblicos

Isaac: él sonreirá Cuestiones de lingüística, gramática y traducción bíblicas Héctor B. Olea C. Un verbo que trasciende en el ciclo o narrativa de Isaac es el verbo «tsajáq» («letsajéq», «ltsjq»), que significa reírse, sonreírse, jugar, bailar, burlarse, («Diccionario bíblico hebreo español», de Schokel). La primera vez que se emplea el verbo «tsajáq» («letsajéq», «ltsjq») en el ciclo de Isaac es en Génesis 17.17, cuando al escuchar Abraham la promesa divina de que él (de cien años) y Sara su esposa (de 90 años) tendrían un hijo, éste reaccionó un tanto incrédulo y asombrado, postrándose sobre su rostro y riéndose en su corazón (en torno burlesco). Aquí la forma verbal traducida por la RV 1960 «y se rió», es «vayitsjáq», una forma verbal imperfecto conversivo (vayiqtol) del verbo «tsajáq» («letsajéq», «ltsjq»), tercera persona masculina singular. Luego, la misma reacción de Abraham tiene Sara, su esposa, ante la promesa divina, en Génesis 18.12: «Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?» Aquí la traducción «se rió», es la traducción de la forma verbal «vatitsjáq», una forma verbal imperfecto conversivo (vayiqtol) del mismo verbo «tsajáq» («letsajéq», «ltsjq»), tercera persona femenina singular. Por supuesto, Génesis 18.13 pone relieve que Dios (YHVH) se enteró de que Sara se había reído en un tono burlesco y con una indiscutible incredulidad, por lo que le pregunta a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? Luego, al sentirse descubierta, Sara niega que se había reído (Génesis 18.15): «no me reí» («tsajaqtí», perfecto o qatal, primera persona común singular), pero Dios le enrostra que sí, que sí se había reído, que sí se había burlado. En todo caso, a pesar de que un análisis crítico pone de relieve que antes de Sara fue Abraham el primero que se rió en forma burlesca, llama la atención la observación que ofrece el comentario de Rashí al Génesis, que dice: “Este término, «vayitsjáq» el Tárgum de Onkelos lo tradujo por «vajadí», en el sentido de «alegría». Pero con respecto a Sara, el término «vatitsjáq», lo tradujo en el sentido de «majój», «burla». De esto aprendes que Abraham creyó y por eso fue que se rió de alegría, pero Sara no creyó, sino que se burló y por eso el Santo -bendito es- tomó a mal la risa de Sara, pero no la risa de Abraham”. Evidentemente, no compartimos esta traducción e interpretación que, por cierto, es puesta bajo cuestionamiento por Génesis 17.18: «Y dijo Abraham a Dios: Ojalá Ismael viva delante de ti». En tal sentido, es más sobria, justa y acertada la traducción griega (LXX) cuando tradujo el verbo «tsajáq» («letsajéq», «ltsjq»), en Génesis 17.17, respecto de Abraham («eguélasen»), y en Génesis 18.12, respecto de Sara («eguélasen»), con el mismo verbo griego «gueláo»: reír, reírse, sonreír de alegría, de incredulidad o de burla («Diccionario del griego bíblico», Setenta y Nuevo Testamento, de Amador Ángel García Santos, Verbo Divino, 2018). En resumen, si bien el empleo del verbo «tsajáq» («letsajéq», «ltsjq») en Génesis 17.17; 18.12, 13 y 15 supone una risa burlona; después del nacimiento de Isaac, el uso del mismo verbo por parte de Sara en Génesis 21.6, tiene el sentido de hacer feliz, de dar consuelo, placer, y pone de manifiesto la alegría y satisfacción de Sara al ver cumplida la promesa divina de que le daría un hijo e ella y a su esposo Abraham. Finalmente, es preciso decir que el nombre «Isaac en hebreo, consiste exacta y precisamente en el imperfecto o yiqtól (forma verbal finita), tercera persona masculina singular del verbo «tsajáq» («letsajéq», «ltsjq»): «yitsjáq» («él sonreirá»), forma verbal sin la «va conversiva», que se empleó en Génesis 17.17 en relación a Abraham. ¿Fue, pues, Isaac, la forma en que Dios (YHV) se burló de la incredulidad y la risa burlona de Abraham y de Sara? Muy a propósito de nuestro curso de hebreo clásico (bíblico) que inicia el martes 7 de septiembre, y de nuestro curso de griego bíblico que inicia el sábado 2 de octubre. Inscripciones abiertas. Inscríbete ya. Información vía Whatsapp (+18092057814), correo electrónico (benjamin.olea30@gmail.com) y Messenger, así de sencillo.

Curso online y virtual de griego bíblico desde cero, inicio sábado 2 de octubre

Curso de griego bíblico (koiné) online y virtual, un estudio completo de la gramática griega desde cero Este curso capacita a la persona para leer con sus propios ojos la versión griega de la Biblia Hebrea (LXX, Septuaginta) y el Nuevo Testamento griego. También la capacita para hacer con propiedad el análisis gramatical o morfosintáctico de los textos bíblicos en griego (Septuaginta y Nuevo Testamento Griego), para realizar una exégesis crítica y académica de los textos de la koiné bíblica, y para hacer una traducción acertada de los mismos. Este es el curso ideal para las personas que aspiran a mucho más que a una simple introducción elemental al idioma original del Nuevo Testamento. Día y horario: Sábados 10:00 AM – 12:00 PM (hora de Rep. Dom., y Puerto Rico). 11:00 AM – 01:00 PM (Chile y Buenos Aires). 9:00 – 11:00 AM (Colombia, Perú y ciertas regiones de México). Inscripciones abiertas hasta el 20 de septiembre. Información vía Whatsapp: +18092057814, Messenger y correo electrónico: benjamin.olea30@gmail.com, así de sencillo.

Curso online y virtual de hebreo bíblico iniciando el 7 de septiembre

Ya estamos a poco más de un mes para el inicio de esta nueva sesión de nuestro curso online y virtual de Hebreo Bíblico (Hebreo Clásico) El objetivo general de nuestro curso online y virtual de hebreo clásico (bíblico, desde cero y un año de duración) es capacitar a la persona para poder leer con sus propios ojos, analizar morfosintácticamente y traducir textos de la Biblia Hebrea de manera adecuada y con un sentido crítico (empleando una edición crítica de la Biblia Hebrea). Luego, como «lengua de corpus» que es el Hebreo Clásico, de principio a fin desarrollamos un proceso continuo 1) de lectura en hebreo, 2) de análisis morfológico de las formas verbales y nominales, 3) de análisis sintáctico de las construcciones sintácticas (sintagmas, frases, oraciones, modismos, etc.), y 4) de traducción (en principio por pura equivalencia formal, y luego por equivalencia dinámica en un español moderno, usual y estándar). Duración: Cuatro trimestres (un año de duración, sin pausa) dedicados al estudio de la gramática hebrea, y concluye con una introducción a la teoría y práctica de la crítica textual y exégesis de la Biblia Hebrea, y al uso de una edición científica de la Biblia Hebrea. Nosotros proporcionamos la bibliografía básica e imprescindible del curso sin costo adicional: el libro de texto, un léxico o diccionario bíblico hebreo español, lista de palabras de uso frecuente en la Biblia Hebrea, Biblia Hebraica Stuttgartensia (edición crítica), y una edición de la Biblia Hebrea representando el llamado Textus Receptus), entre otros recursos. ¡Inscripciones abiertas! ¡Inicio martes 7 de septiembre! Información vía Whatsapp: +18092057814.

Curso online y virtual de hebreo y griego, desde cero y avanzado, en tanda sabatina

Tengo a bien compartir los cursos que estamos proponiendo, para su prematriculación, como oferta sabatina y matutina (tanda nueva), iniciando el sábado 2 de octubre. La propuesta está compuesta por tres cursos, y el que logre la prematriculación mayor, será el curso que realizaremos. Primera propuesta: Hebreo clásico (bíblico) desde cero. Un año de duración. Segunda propuesta: Griego koiné (bíblico) desde cero. Un año de duración. Tercera propuesta: Griego koiné (bíblico) superior, curso de profundización y especialización, dirigido a personas que ya tienen cierto conocimiento del griego koiné. Un año de duración. Horario: 10:00 AM – 12:00 PM (hora de Rep. Dom. y PR). 11:00 AM – 01:00 PM (Chile y Buenos Aires). 9:00 – 11:00 AM (Colombia, Perú y ciertas regiones de México). El período de prematriculación inicia hoy y se extiende hasta el 31 de agosto. Las personas interesadas favor de contactarnos vía Whatsapp: +18092057814.