El autor de Colosenses usó la palabra protótokos de manera distinta a los Testigos de Jehová



Muy a propósito de nuestro curso online de griego koiné

En virtud de que en el Instituto Dominicano de Ciencias Bíblicas IDCB, Inc., no hacemos ningún tipo de proselitismo, ni estamos comprometidos con legitimar teología institucional alguna; es preciso decir que con nuestro curso online de griego koiné que inicia el próximo jueves 2 de mayo, tenemos el objetivo no oculto de introducir a las personas en el análisis exegético serio, crítico y respetuoso de los textos bíblicos del Nuevo Testamento Griego en su idioma original.

Con otras palabras, no es nuestro objetivo enseñar el idioma original del Nuevo Testamento con un sentir apologético, sino crítico, profesional y académico. En un ambiente donde nuestra sincera preocupación es poner de relieve los matices propios de los textos del Nuevo Testamento en su idioma original.

Por supuesto, esto así muy a pesar de si una exégesis seria y respetuosa de los textos bíblicos del Nuevo Testamento favorece o perjudica cualquiera de las conocidas teologías institucionales.  

En tal sentido y, por ejemplo, quiero poner de relieve la forma en que la teología de los Testigos de Jehová se siente muy a gusto cuando por ser respetuoso de los textos bíblicos en sus idiomas originales (en este caso respecto de los textos del Nuevo Testamento); y procurando ser consistente como exégeta, soy de la opinión de que ciertamente el genitivo que representa la frase «protótokos páses ktíseos», es un «genitivo partitivo».

Consecuentemente, me parecen aquí muy oportunas las palabras de Amador Ángel García Santos, respecto del «genitivo partitivo», cito: “Genitivo partitivo es el valor propio del Genitivo, hasta tal punto que, en caso de duda, es el preferido este sentido a cualquier otro. No indica simplemente una parte de un todo, sino el todo del que se designa una parte («Introducción al Griego Bíblico», Verbo Divino, página 33).

Sin embargo, la reacción no es la misma cuando insisto en poner en perspectiva el hecho de que si bien el autor de Colosenses (que no fue Pablo) empleó dos veces el «genitivo partitivo» (Colosenses 1.15 y 18, sin preposición en el versículo 15, pero con la preposición «ek» en el 18), al final llega a una conclusión distinta a la que llegan los Testigos de Jehová.

En suma, a diferencia de los Testigos de Jehová, el autor de Colosenses (que emplea dos veces la palabra «protótokos» en relación a Jesucristo), llega a las siguientes conclusiones indiscutibles a la luz del texto griego: la primera, que «él existió antes que todas las cosas creadas», Colosenses 1.17; la segunda, que «por medio de él todas las cosas creadas vinieron a existencia», Colosenses 1.16.

Finalmente, llama la atención la manera en que la teología de los Testigos de Jehová se siente a gusto con la afirmación de que la frase «protótokos páses ktíseos» representa un «genitivo partitivo»; sin embargo no así cuando ponemos de relieve las conclusiones a las que llega el autor de Colosenses (distintas a las que llega la teología de los Testigos de Jehová) a pesar de emplear dos veces el «genitivo partitivo» en relación a la figura de Jesucristo.

Pero en honor  a la verdad y, sin duda alguna, de la misma manera ha de ocurrir con otras teologías cristianas institucionales cuando llegue el turno de abordar la exégesis y traducción de ciertos textos bíblicos de especial interés para las mismas.   
 
Moraleja: Es demasiado evidente que la teología de los Testigos de Jehová ha empleado el «genitivo partitivo», y la palabra «protótokos» en un sentido muy distinto al que lo empleó el autor de la carta a los Colosenses, así de sencillo.


¿La Biblia es Inspirada? Entrevista a Héctor B. Olea C.

Esta entrevista desafiará tus paradigmas.... Hoy, entrevistamos al destacado biblista  dominicano Héctor Benjamín Olea Cordero  el cual es  es un biblista y teólogo protestante. Profesor universitario de hebreo, griego, estudios bíblicos, y teológicos. También es el presidente y fundador del Instituto Dominicano de Ciencias Bíblicas IDCB, Inc. El Profesor Olea Cordero fue miembro del equipo de estudiosos de las lenguas bíblicas que trabajó en la versión de la Biblia llamada La Nueva Traducción Viviente

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Nueva sesión online de griego koiné iniciando el jueves 2 de mayo



Ya estamos a ley de 6 días para el inicio de nuestro curso online de griego koiné. Todavía estás a tiempo. Inicio del curso: jueves 2 de mayo, hora: 7:00 - 8:30 PM (hora de República Dominicana y Puerto Rico, pero 8:00 – 9:30 PM, en Chile y Buenos Aires, y 6:00 – 7:30 PM, en Colombia y Perú), así de sencillo.

  

¿Qué fue lo que en realidad le dijo Jesús a María Magdalena? ¿Qué no lo tocara o que dejara de tocarlo?


Un análisis del texto griego de Juan 20.17

Héctor B. Olea C.

¿Qué fue lo que en realidad le dijo Jesús a María Magdalena? ´1) ¿Qué no lo tocara, es decir, que no diera inicio a una acción? O 2) ¿Que dejara de tocarlo, o sea, que suspendiera una acción ya iniciada y en proceso? ¿Qué es lo que en realidad permite decir y concluir el texto griego de Juan 20.17?

Por mucho tiempo, principalmente gracias a la Reina Valera 1909 y 1960, se ha hecho muy popular (sobre todo en el ambiente protestante y evangélico hispano hablante) la idea de que Jesús le dijo a María Magdalena: ¡«No me toques»!, o sea, que no iniciara una acción.

En consecuencia, a la luz de dichas versiones, aparentemente se supone que el texto griego que está detrás de dicha traducción, implica un mandato que procura evitar que una acción inicie, que no ocurra, que no tenga lugar, en suma, que María no ose tocar el cuerpo del resucitado. Pero, ¿es ese el verdadero matiz del texto griego de Juan 20.17?

Dos tipos de aspectos en las prohibiciones en la lengua griega koiné

En la lengua original del NT (griego koiné) existen dos tipos básicos de mandatos y prohibiciones: por un lado, existen los mandatos o prohibiciones en tiempo aoristo (por lo general en modo subjuntivo); y por otro lado, los mandatos o prohibiciones en tiempo presente (por lo general en modo imperativo).

Los mandatos o prohibiciones en tiempo presente apuntan a un tipo de acción durativa y continua, mientras que los mandatos o prohibiciones en tiempo aoristo apuntan a una acción puntual y específica.

En tal sentido, 1) los mandatos que demandan la continuidad de una acción ya iniciada, con la intención de que dicha acción se mantenga y permanezca, se dan en tiempo presente; 2) también se formulan en tiempo presente las prohibiciones dirigidas a detener una acción ya iniciada, ya existente, para que no continúe y que cese de manera definitiva; 3) También se dan en tiempo presente los mandatos o prohibiciones que procuran evitar el inicio de una acción no iniciada (imperativo preventivo).   

Por otro lado, 1) los mandatos que demandan que en un momento determinado inicie una acción, se dan por lo general en tiempo aoristo; 2) así como las prohibiciones dirigidas a detener en un momento determinado una acción ya iniciada, sin la intención de que dicha prohibición se mantenga; 3) también se dan en tiempo aoristo los mandatos que en un momento determinado procuran evitar el inicio de una acción. 

Ahora bien, observando el texto griego del pasaje en cuestión, nos percatamos de que en el mismo, en realidad estamos ante una construcción gramatical que indica un mandato que procura detener una acción ya iniciada, ya en proceso, en plena y franca realización, para que no continúe.

Dicha construcción gramatical consiste en el uso de la palabra «me» (no), que se emplea con los modos distintos al modo indicativo; más la forma verbal «jáptu», que es una forma verbal en tiempo presente, modo imperativo, en la segunda persona del singular (tú), con forma de la voz media, pero con el sentido de la voz activa; esto así puesto que procede de un verbo defectivo o deponente, o sea, «jáptomai»: que significa: “Yo toco”, “yo alcanzo”, “yo pongo la mano sobre”, “yo acometo”, “yo retengo”, “yo me aferro”, etc.

En consecuencia, la expresión griega «me mu jáptu» (prohibición o mandato negativo en tiempo presente, no de tiempo aoristo) ha de traducirse: “No me sigas tocando”, “deja de tocarme”, “suéltame”, “deja de aferrarte a mí”, “deja de retenerme”; o sea, demandando el cese una acción ya iniciada, en pleno desarrollo.

Con razón, pues, hace mucho tiempo que ya se leía: «Deja de tocarme», en la versión de la Biblia conocida como «Biblia de Jerusalén». Igualmente ya era y es acertada aquí la «Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras», cuando tradujo: «Deja de colgarte de mí».

En conclusión, es acertada la traducción de Juan 20.17, de toda y cualquier versión de la Biblia que traduzca dicho pasaje comunicando la idea de que estamos aquí ante un mandato que procura hacer cesar una acción ya iniciada, una acción ya en proceso, en desarrollo.

En suma, el texto griego de Juan  20.17 indica que Jesús le pide a María Magdalena que deje de tocarlo, que lo suelte, que deje de aferrarse a él. Esto significa que cuando Jesús le dijo a María «Deja de tocarme» («Deja de colgarte de mí»), era porque ya María Magdalena se había arrojado y se había asido del cuerpo del resucitado.

Finalmente, otras versiones que como La «Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras» (Deja de colgarte de mí) y La «Biblia de Jerusalén 1998» (Deja de tocarme), han traducido a Juan 20.17 de manera acertada son: La Nueva Versión Internacional 2015 (Suéltame), La Nueva Biblia Española 1975 (Suéltame), La Reina Valera Actualizada 2015 (Suéltame), La Biblia de las Américas 1997 (Suéltame), La Nueva Traducción Viviente 2010 (No te aferres a mí), entre otras.

Ahora bien, un caso curioso y muy lamentable es que la llamada «Reina Valera Contemporánea RVC» (año 2011), la más reciente revisión de la serie Reina Valera realizada por las Sociedades Bíblicas Unidas, persista en repetir el error de la Reina Valera 1960, al traducir «No me toques», así de sencillo.



Esto es mi cuerpo, una traducción errónea


Contrastes entre el estudio crítico de las lenguas bíblicas y el no crítico




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