Los sustantivos indeclinables, casos ilustrativos en Mateo 1.1-2


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Sobre el valor y limitaciones de las traducciones interlineales de la Biblia


La palabra evangelio en Romanos 1.17 en la Reina Valera 1960

«Justificados, ¿por la fe (por causa de la fe) o por medio de la fe?»



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Análisis y explicación del uso bíblico de la frase «senda antigua»



Una contribución solicitada, a la luz del texto hebreo y griego

Héctor B. Olea C.

¿Es positivo o negativo el uso de la frase «senda antigua» en la Biblia? ¿Existe alguna diferencia cuando se la empleó en singular («senda antigua»), y cuando se la empleó en plural («sendas antiguas»)? ¿Cómo nos ayuda una vez más el conocimiento de la lengua hebrea y el acceso al texto hebreo que está detrás de la frase en cuestión?

Antes de responder las preguntas planteadas, debo decir que en la tradición evangélica pentecostal de corte conservador y hasta fundamentalista, es muy común la apelación a la frase bíblica objeto de estudio, para insistir en la necesidad de que la fe cristiana y evangélica no pierda su esencia, no se contamine, y que se mantenga dentro de los parámetros y con las marcas de lo que al menos un sector entiende e identifica como la buena y sana doctrina, la innegociable ortodoxia.

En otras palabras, el tipo de evangelio de antaño relativo a forma de culto, la liturgia, cantidad de servicios a la semana, el repertorio de canciones empleadas en la doxología, el mantenimiento de algunas normas respecto de la vestimenta y el arreglo personal, entre muchas otras, etc.; en fin, la forma de vivir la vida cristiana que originalmente conocieron algunas décadas atrás, la cual es considerada pura, no corrompida, no mundana, incuestionable y eficaz.   

Por supuesto, y como hemos de demostrar, si bien y, por un lado, la referida apelación es en cierta forma legítima y comprensible, por otro lado, no lo es, cosa que también esperamos demostrar con este artículo. 

El uso en singular de la frase «senda antigua»

En primer lugar, es preciso tener presente que la frase «senda antigua» (traducción de la Reina Valera 1960), en singular, sólo se la encuentra una sola vez en toda la Biblia, específicamente en el Tanaj (Biblia Hebrea, AT), en Job 22.15, cito: ¿Quieres tú seguir la senda antigua que pisaron los hombres perversos?

La frase hebrea traducida aquí «senda antigua» es «ha-’oraj  ‘olam». La Septuaginta por su parte, tradujo «tríbon aiónion».

Luego y, evidentemente, tiene aquí la frase «senda antigua» un sentido y uso negativo, pues apunta al comportamiento perverso y desagradable ante Dios de al menos un sector específico de los hombres antiguos, de la antigüedad: los perversos, los inicuos.  

Observación: la historia de los antepasados del pueblo bíblico de Israel, pone de manifiesto que no siempre fue justo el comportamiento de muchos de los mismos.

En síntesis, aquí la frase en singular «senda antigua», apunta, es sinónima de “camino de perversidad”, “camino y forma de vida de los perversos”.

El uso en plural de la frase «senda antigua» («sendas antiguas»)

En segundo lugar, en plural, la frase «sendas antiguas» se la encuentra sólo dos veces en toda la Biblia, y sólo en el Tanaj (Biblia Hebrea, AT), en Jeremías, 6.16 (uso positivo) y Jeremías 18.15 (uso en sentido negativo), cito:

Jeremías 6.16: “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos

Jeremías 18.15: “Porque mi pueblo me ha olvidado, incensando a lo que es vanidad, y ha tropezado en sus caminos, en las sendas antiguas, para que camine por sendas y no por camino transitado”.

Análisis gramatical de Jeremías 6.16

La frase hebrea traducida aquí «sendas antiguas» es «lintivót ‘olam». La Septuaginta, por su parte, tradujo «tribus aioníus».

La frase «sendas antiguas» tiene aquí un uso positivo, y apunta a la necesidad de estudiar la historia y la tradición para saber cuál era la conducta de los antiguos justos (los antepasados justos) que agradaba (que agradó) a Dios.

El análisis gramatical de Jeremías 6.16 pone de manifiesto la relación estrecha que existe entre las frases las “sendas antiguas” y la frase “el buen camino”. En otras palabras, mediante el análisis crítico de la tradición y de la trayectoria de los antepasados, hurgando en dicha historia y tradición, es posible constatar un comportamiento agradable a Dios, en el cual anduvieron los antepasados justos (no los antepasados injustos y perversos, por supuesto).

Observación: la historia de los antepasados del pueblo bíblico de Israel, pone de manifiesto que no siempre fue desagradable e injusto el comportamiento de muchos de los mismos.

En consecuencia, no es posible aquí asumir un sentido negativo de la frase «sendas antiguas», pues de lo contrario sería paradójico que el profeta Jeremías entendiese que hurgando en las sendas antiguas (el camino que transitaron los antiguos), era posible hallar el camino agradable a Dios, conforme a la voluntad de Dios.


Consecuentemente, es acertada y comprensible la explicación que ofrece el «Comentario Bíblico San Jerónimo»: “las palabras de Jeremías muestran que los profetas no eran unos innovadores, sino hombres sólidamente fundados en la tradición (e historia), que trataban de revitalizar mediante un conocimiento profundo de sus antiguas verdades y acumulándose otras nuevas de su propia experiencia religiosa”.

En suma, en Jeremías 6.16, la frase «sendas antiguas» (el camino de los antiguos que no fueron perversos, inicuos), y la frase «el buen camino» son sencillamente sinónimas.

Luego, en relación a Jeremías 18.15, es evidente el uso negativo aquí de la frase «sendas antiguas» (en hebreo: «shevilé ‘olam»; la Septuaginta: «sjoinus aioníus».

En este contexto, la frase en cuestión apunta al comportamiento desagradable ante los ojos de Dios que tuvieron al menos un sector de los antiguos, no todos por supuesto.

Observación: la historia de los antepasados del pueblo bíblico de Israel, pone de manifiesto que no siempre fue agradable y justo el comportamiento de muchos de los mismos.

Luego, es inadmisible que aquí se entienda que el comportamiento de los antiguos fue totalmente negativo, pues de lo contrario jamás hubiese dicho el mismo profeta Jeremías (en el 6.16) que hurgando en las «sendas antiguas» era posible detectar el comportamiento que era del agrado de Dios.  

Con otras palabras, es insostenible pensar que la frase «sendas antiguas» tiene siempre un sentido negativo, al margen de lo evidentemente dicho por el profeta Jeremías en el capítulo 6.16, que invita a hurgar en el camino y forma de vida de los antiguos justos como manera de hallar la forma de proceder con justicia y piedad, o sea, el comportamiento agradable a Dios.

Además y, una vez más, vuelve a ser acertado el «Comentario Bíblico San Jerónimo», cuando respecto de la mención de la frase «sendas antiguas» en este último texto, concluye: “Los profetas no sólo no la rechazaban (la tradición de los antiguos, la buena tradición de los antiguos), sino que apremiaban al pueblo para que la repasara y encontrara en ella el camino recto”.

En conclusión, la frase «senda antigua» (en singular) se la encuentra una sola vez en toda la Biblia, y específicamente en el Tanaj (Biblia Hebrea, el AT), en Job 22.15, y con un sentido negativo: el camino de perversidad que transitaron específicamente los antepasados injustos y perversos.

En plural «sendas antiguas», se la encuentra únicamente dos veces en toda la Biblia, y una vez más, específicamente en el Tanaj (Biblia Hebrea, el AT), en Jeremías 6.16 (con un uso positivo, apuntando la forma de vida y comportamiento de los antepasados justos), y en Jeremías 18.15 (con un uso negativo, señalando la forma de vida y comportamiento de los antepasados injustos), así de sencillo.


Análisis del texto hebreo del Salmo 23.1, propuestas de traducción con base en el análisis gramatical del texto hebreo y griego


Mi aporte personal

Héctor B. Olea C.

El factor del tiempo gramatical

En primer lugar, a pesar de que al menos dos versiones de la Biblia han traducido empleando el tiempo presente, La Nueva Biblia Española («El Señor es mi pastor: nada me falta»), y la llamada Biblia Universidad de Jerusalén («Adonai es mi pastor, nada me falta»”); lo cierto es que a la luz de la forma verbal hebrea empleado por el salmista, el tiempo futuro debe ser la primera opción.

En tal sentido, a lo que el texto hebreo respecta (texto masorético), no se puede perder de vista que, en efecto, la forma verbal «ejsar» (del verbo «jasar») corresponde al tiempo o estado imperfecto que, por lo general, hace referencia a una acción por realizar, no terminada, un hecho futuro.    

Además, en lo que a la clásica traducción griega se refiere, la Septuaginta, tampoco es posible obviar que, efectivamente, ésta tradujo la forma verbal «ejsar» con el tiempo futuro, con la forma verbal «justerései» (en tiempo futuro, del verbo «justeréo»).

Por otro lado, antes de abordar la cuestión semántica de la forma verbal «ejsar», es preciso decir que la misma tiene como sujeto agente a la primera persona común singular, o sea, «yo». Pero en relación a la forma verbal empleada por la Septuaginta, o sea,  «justerései», debo decir que la misma tiene como sujeto agente, por su redacción y sintaxis, a la tercera persona del singular, «él» («ella»).

El factor de la carga semántica de los verbos empleados 

Ahora bien, en cuanto al contenido semántico de la forma verbal hebrea «ejsar» (unida a la partícula de negación no («lo’»), conviene precisar que el verbo «jasar» tiene como primarias las siguientes acepciones:

En primer lugar, según el «Diccionario Bíblico Hebreo – Español» de Schokel: Faltar, no haber; necesitar, carecer, echar de menos, echar en falta, tener-pasar necesidad; disminuir, mermar, menguar, agotarse.  

En segundo lugar, según el «Diccionario de Hebreo Bíblico» de Moisés Chávez: Decrecer, reducirse, faltar, privar de algo, hacer que algo sea menos o menor, tener falta.  

En tercer lugar, según el «Diccionario Bíblico Hebreo–Español, Español-Hebreo», de Jaime Vázquez Allegue: Disminuir, faltar, carecer, rebajar.

Consecuentemente, atendiendo a las acepciones mencionadas del verbo «jasar», a la luz del estado o tiempo imperfecto en que se encuentra dicha forma verbal, considerando que el sujeto agente de la forma verbal «ejsar» es la primera persona común singular («yo»); paso a proponer las que a nuestro juicio son traducciones primarias y acertadas de la frase hebrea «lo’ ejsar», a la luz de la que los tres diccionarios mencionados colocan como primera acepción del verbo «jasar».

Siguiendo el «Diccionario Bíblico Hebreo – Español» de Schokel: “no tendré falta de pasto”, “no estaré necesitado”, “no tendré necesidad”, “no pasaré necesidad”. Luego: «El Señor es quien me pastorea, no tendré falta de pasto (no tendré necesidad)».

Siguiendo el «Diccionario de Hebreo Bíblico» de Moisés Chávez: “no estaré o seré decrecido”, “no me veré reducido”, “no me faltará pasto”, “no tendré necesidad”. Luego: «El Señor es quien me pastorea, no seré decrecido» (no me veré reducido, no me faltará pasto).

Siguiendo el «Diccionario Bíblico Hebreo–Español, Español-Hebreo» de Jaime Vázquez Allegue: “no seré disminuido”, “no tendré falta de pasto”, “no careceré de nada”, “no seré rebajado”. Luego: «El Señor es quien me pastorea, no seré disminuido» (no serán disminuidos mis recursos, no tendré falta de pasto).    

Traducción del Salmo 23.1 en conformidad al texto griego de la Septuaginta

Ahora bien, el texto griego que leemos como traducción en la Septuaginta del texto hebreo del Salmo 23.1 (Salmo 22.1 en la Septuaginta), o sea, «kúrios poimáinei me, kái udén me justerései», demanda la siguiente traducción: «El Señor me pastorea, y nada me faltará» (no careceré de nada).

Precisamente y, en tal sentido, va la traducción hecha por Junemann en su versión de la Septuaginta: «El Señor me pastorea; y nada me faltará».

Consecuentemente y, finalmente, pienso que a la luz del análisis que hemos realizado, la traducción tradicional «nada me faltará», si bien en cierto sentido se ajusta más bien, literalmente (por equivalencia formal), al texto griego de la Septuaginta; no es menos cierto que a la luz de los muy conocidos diccionarios que he mencionado, tampoco es una mala traducción, siempre y cuando se entienda en el contexto de la relación que establecen las metáforas «pastor» y «ovejas».

En tal sentido, la traducción «nada me faltará» no es descabellada, sólo si se entiende como equivalente a: “no me faltará pasto”, “no tendré necesidad de pasto”, “no careceré de pasto”, “no careceré de sustento”, “no será reducido o disminuido mi pasto”.

Además, no es posible perder de vista que la declaración del Salmo 23.1 (pero 22.1 en la Septuaginta), es en realidad una canción, una composición poética, no una promesa o ley de causa y efecto que dé por sentado, que dé garantías de que la persona que confesionalmente asuma a Dios, al Señor como su rector y guía (o que Dios la ha escogido a ella), no tendrá carencias materiales y que, al margen de todo y cualquier elemento (o variable) de carácter socioeconómico, político y cultural, incluso personal, será exitosa (tal vez rica y repleta de bienes) en términos económicos y financieros (¿teología de la prosperidad?).  

En suma, a la luz de todos los factores considerados, a nuestro juicio, una acertada traducción del Salmo 23.1, a la luz de la relación que establecen las metáforas «pastor» y «ovejas» (Salmo 23.1 y 2), es: «El Señor es quien me pastorea, mi pasto no faltará» (no me faltarán las condiciones adecuadas, las condiciones mínimas para subsistir como oveja), así de sencillo.    

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El análisis morfológico y los verbos deponentes en el griego koiné




Una observación que una exégesis y análisis morfosintáctico del Nuevo Testamento Griego (NTG) y de la Septuaginta (LXX), no debe pasar por alto, así de sencillo.