Sobre la figura del Espíritu Santo, curso de griego koiné y Diplomado en lenguas bíblicas

Sobre la figura del Espíritu Santo

Héctor B. Olea C.

Independientemente de la teología que se tenga respecto de la figura del Espíritu Santo («to pnéuma to jáguion»), al margen de si se la personifica o no; llama la atención la forma en que los evangelistas de la tradición sinóptica señalan al Espíritu Santo con las formas griegas de identificar al agente responsable de la acción verbal, tanto en la voz activa como en la voz pasiva, en la narrativa de los cuarenta días de Jesús en el desierto, después de ser bautizado.  

Marcos (1.12), con un verbo en voz activa, en un presente histórico, y «pnéuma» (Espíritu) como un sujeto agente en caso nominativo («to pnéuma ekbálei»).

Mateo (4.1), con un verbo en voz pasiva, en tiempo aoristo primero y «pnéuma» (Espíritu) como complemento agente en caso genitivo más la preposición «jipó» («anéjze jipó tu pnéumatos»).

Lucas 4.1, con un verbo en voz pasiva, en tiempo pretérito imperfecto, y «pnéuma» (Espíritu) como complemento agente en caso dativo, dativo de agencia («égueto en to pnéumati»).

Evidentemente, una verdadera teología bíblica, una mejor teología bíblica se sustenta en la consulta y análisis de los textos bíblicos en sus idiomas originales.

Luego, una exégesis crítica, consciente y consistente del Nuevo Testamento, confesional o no, debe procurar leer y comentar los textos del Nuevo Testamento a la luz de lo que en realidad dicen dichos textos en su idioma original.

Muy a propósito de nuestros cursos de lenguas bíblicas, dirigidos al público (confesional o no) que procura leer, traducir, poder analizar y explicar los textos bíblicos desde sus lenguas originales.  

Muy a propósito de nuestros cursos de lenguas bíblicas disponibles todo el año, y de la nueva sesión de nuestro curso de «Griego Koiné (Bíblico)» desde cero, que inicia el jueves 5 de mayo, y de nuestro «Diplomado en lenguas bíblicas» que también inicia el jueves 5 de mayo, también desde cero.  

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Análisis morfológico o morfemático y cantidad de palabras, cursos de lenguas bíblicas

Análisis morfológico o morfemático y cantidad de palabras

A propósito de nuestros cursos de lenguas bíblicas

Héctor B. Olea C.

Si bien al principio pudiera considerarse una cuestión un tanto irrelevante, lo cierto es que la tarea de establecer la cantidad de palabras de un texto bíblico en las lenguas bíblicas (hebreo, arameo y griego), puede ser muy revelador respecto de si la persona tiene o no una idea clara de algunas de las características peculiares de las lenguas bíblicas.  

En tal sentido, estrechamente relacionado al que pudiera considerarse la cantidad de palabras que posee un texto bíblico, está el llamado «análisis morfológico» o «análisis morfemático».

Pero, ¿en qué consiste, pues, el «análisis morfológico» o «análisis morfemático»?

El «análisis morfológico» o «análisis morfemático» de una palabra consiste en el análisis interno de la misma. En otras palabras, consiste en el análisis de su constitución morfemática, procurando establecer los morfemas que la constituyen.

En tal sentido, es preciso puntualizar que el Morfema o Monema es el objeto de estudio específico de la morfología.

¿En qué consiste el Morfema o Monema?

El Morfema o Monema es la unidad lingüística más pequeña dotada de significado, con significado.

Toda palabra, absolutamente toda palabra, está constituida por morfemas, ya sea por un morfema (palabra monomorfemática) o por varios morfemas (palabra polimorfemática).

Por supuesto, hay palabras que están compuestas por un morfema o lexema nominal (nombres y adjetivos) o por un lexema verbal (verbos y verboides).

Y hay palabras que están compuestas por un morfema gramatical o gramema (morfemas gramaticales independientes) como las preposiciones y las conjunciones.

Por otro lado, las palabras polimorfemáticas están compuestas de varios morfemas, por lo general por un morfema lexical y por uno o varios morfemas gramaticales o gramemas. 

Clasificación de los morfemas gramaticales o gramemas

Dependiendo de si aparecen unidos o no a los morfemas lexicales o lexemas, los morfemas gramaticales se clasifican en libres o independientes, y en trabados o dependientes.

Los morfemas trabados o dependientes son que se añaden, los que aparecen unidos a los morfemas o lexemas (verbales o nominales).

Por ejemplo, en la palabra «campeoncito», «ito» es un morfema gramatical o gramema trabado, dependiente y a la vez derivativo, que sugiere pequeñez y género masculino.

Los morfemas libres o independientes son los que tienen la capacidad de aparecer solos en el discurso, que no que no se unen a los morfemas lexicales o lexemas.

Como dijimos antes, ejemplos de morfemas gramaticales o gramemas libres o independientes son las preposiciones, las conjunciones, los determinantes en general, artículos y algunos adverbios, etc.   

Ahora bien, una característica del hebreo y el arameo, a diferencia del griego y el español, es que los llamados morfemas gramaticales o gramemas independientes, en realidad no son independientes, pues casi siempre aparecen unidos a un morfema o lexema verbal o nominal.

En consecuencia, este detalle no se debe pasar por alto al realizar un análisis morfológico en hebreo y arameo, y al momento de establecer la cantidad de palabra que aparece en un texto bíblico.

Ejemplo de un «análisis morfológico» o «análisis morfemático» de un texto de la Biblia Hebrea, y del establecimiento de la cantidad de palabras del mismo.

Texto a analizar Génesis 1.1

Una transcripción o transliteración del texto hebreo de Génesis 1.1 es:

«Be-reshit bará elojím et ja-shamáyim ve-et ja-árets»

Luego, el «análisis morfológico» o «análisis morfemático» del texto en cuestión, y el intento por establecer la cantidad de palabras que lo conforman, debe considerar las siguientes pistas:

La expresión «be-reshít», en realidad no es propiamente “una palabra” (un solo morfema), pues está compuesta por dos morfemas, por la preposición «be» (morfema gramatical), y por el sustantivo «reshít» (morfema lexical, lexema).

Observación: El equivalente griego empleado en la versión griega (Septuaginta, LXX) es «en» (morfema gramatical independiente, preposición) y por el morfema lexical «arjé» (sustantivo).  

La expresión «ja-shamáyim» tampoco es “una palabra” (un solo morfema), pues involucra el determinante artículo «ja» (morfema gramatical), y por el sustantivo «shamáyim» (morfema lexical, sustantivo).  

Observación: El equivalente griego empleado en la versión griega (Septuaginta, LXX) es «ton» (morfema gramatical independiente, artículo) y por el morfema lexical «uranón» (sustantivo).  

La expresión «ve-et» tampoco constituye una sola palabra, ya que en realidad consiste en la unión de dos morfemas gramaticales o gramemas: 1) la conjunción «ve» más la partícula intraducible (no traducible, que no se traduce) que marca o señala el objeto directo, «et».

Esto significa que, además, «ve-et» no involucra ningún morfema lexical o lexema, sino sólo dos morfemas gramaticales.

Observación: El equivalente griego de la conjunción hebrea «ve», es la conjunción «kai».

Luego, respecto de la partícula intraducible que marca o señala el objeto directo, «et», es preciso decir que no tiene equivalente en griego, porque a diferencia del hebreo y el arameo, en griego el objeto directo es indicado por la flexión del sustantivo, por la desinencia que se le añade al sustantivo, al lexema, tema o raíz del sustantivo, para indicar el caso acusativo, el habitual y dominante caso del objeto directo.

En suma, el recurso para indicar el objeto directo en hebreo (también en arameo) es muy distinto al que emplea la lengua griega.

La expresión «ja-árets» consiste en la unión del morfema gramatical artículo «ja», y por el morfema lexical o lexema «árets» (sustantivo).

Observación: El equivalente griego empleado en la versión griega (Septuaginta, LXX) es «ten» (morfema gramatical independiente, artículo) y por el morfema lexical «guen» (sustantivo).  

En conclusión, sólo si se ignora que en el texto hebreo de Génesis 1.1 hay cuatro expresiones que en realidad implican dos morfemas (en tres de ellas un morfema gramatical y un morfema lexical, y en una dos morfema gramaticales) es posible concluir que Génesis 1.1 está compuesto por siete palabras.

Pero atendiendo a que en cuatro expresiones hay en realidad dos morfemas, dos palabras en sentido estricto, Génesis 1.1 está compuesto por once palabras: a) cinco morfemas lexicales (cuatro morfemas lexicales nominales, y uno verbal); b) seis morfemas gramaticales: una preposición, una conjunción,  una partícula intraducible que marca o señala el objeto directo (dos veces), y dos artículos (el mismo artículo repetido).

Por supuesto, si nuestro análisis morfosintáctico de un texto hebreo, arameo o griego no es acertado e incompleto (que ignora muchas cosas), son muchísimas las posibilidades de que al final no se proponga una exégesis y traducción acertada del mismo.

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«Diplomado en lenguas bíblicas» (hebreo bíblico, arameo bíblico y griego bíblico), desde cero

«Diplomado en lenguas bíblicas» (hebreo bíblico, arameo bíblico y griego bíblico), desde cero, un año de duración. 

Un curso dirigido a las personas que sólo aspiran a un uso instrumental de las lenguas bíblicas.

Este Diplomado va dirigido a las personas que aspiran a tener una introducción general y elemental, pero sólida, a las gramáticas de las tres lenguas bíblicas, así como una excelente introducción de cada conjunto de textos bíblicos de las tres sesiones de la Biblia (Biblia Hebrea y su sesión aramea, Septuaginta, versión griega de la Biblia Hebrea, y el Nuevo Testamento Griego).

Horario: 5:00 – 7:00 PM (hora de República Dominicana, Puerto Rico y Chile), 4:00 – 6:00 PM hora de Colombia y Perú; 6:00 – 8:00 PM hora de Argentina 

Por supuesto, para las personas que aspiran a mucho más, tenemos disponibles nuestro curso de Hebreo Bíblico de dos años de duración, un curso de Arameo Bíblico de un año de duración, un curso de Griego Bíblico de dos años de duración, y un curso de Griego Clásico con una duración de un año.

¡Pregunta por el curso de tu interés! ¡Inscripciones abiertas hasta el 20 de abril!

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¿«Prostitutas» o «prostitutos», en Lucas 15.30?

¿«Prostitutas» o «prostitutos», en Lucas 15.30?

Cuestiones de lingüística, gramática y traducción

Héctor B. Olea C.

Como parte de la narrativa de la popularmente llamada «parábola del hijo pródigo», al ver la fiesta realizada por el padre ante el regreso del hijo menor, el hijo mayor le dice a su padre:

“He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo”. 

Sin embargo, si bien las versiones de la Biblia en general coinciden aquí con la Reina Valera 1960 en decir «con rameras» (la preposición «metá» con el caso genitivo), hay quienes han sugerido que la palabra traducida aquí «rameras», apunta en realidad a «prostitutos». ¿Qué hay de cierto en esto?

Ciertamente hay en la koiné bíblica, como en el griego clásico, dos palabras (sustantivos) derivados del verbo «pornéuo» (prostituirse, ejercer la prostitución, hacer el oficio de prostituto o prostituta).

Una de ellas es «pórnos» (libertino, prostituto, inmoral), de género masculino, de la segunda declinación, y según el acento, una palabra paroxítona (palabra con acento agudo en la penúltima sílaba).

La otra es «pórne» (prostituta, libertina, inmoral), de género femenino, de la primera declinación, y según el acento, también una palabra paroxítona (palabra con acento agudo en la penúltima sílaba).

Luego, si bien es cierto que la forma que aparece en Lucas 15.30 a primera vista pudiera prestarse a confusión, sin embargo, una mirada atenta nos permite decir que, a la luz de la gramática griega, hay una forma de distinguir fácilmente un sustantivo del otro.  

En primer lugar, es preciso decir que en griego, la desinencia del caso genitivo plural es la misma para todos los sustantivos, adjetivos y participios, sin importar el género gramatical (masculino, femenino y neutro), y sin importar la declinación (primera, segunda y tercera): «omega + ni» («on»).

En segundo lugar, muy a pesar de que la desinencia del caso genitivo plural es la misma para todos los sustantivos, adjetivos y participios sin importar su género gramatical ni la declinación a la cual pertenezcan (primera segunda o tercer declinación), sin embargo, no significa que todos serán acentuados en la misma manera (y esto será una clave para en muchos casos distinguir una forma de otra).      

En tal sentido y, en tercer lugar, resulta que hay una característica sólo de los sustantivos de la primera declinación (sin importar su género, femenino o masculino, no hay sustantivos de género neutro en la primera declinación) es que todos son acentuados como «perispómenos» o «palabras perispómenas» en el caso genitivo plural, o sea, con acento circunflejo en la última sílaba (en este caso, sobre la omega) sin importar dónde estén acentuados (en qué sílaba estén acentuados) en su forma léxica.    

Pero en lo que respecta a los sustantivos de la segunda y tercera declinaciones, el caso genitivo plural será acentuado de acuerdo a donde esté el acento en la forma léxica. Esto así pues por lo general en la flexión nominal el acento permanece en la sílaba donde esté en la forma léxica en conformidad con las reglas que tiene la gramática griega para el acento.  

En consecuencia, mientras que el caso genitivo plural del sustantivo masculino y de la segunda declinación, «pórnos» (libertino, prostituto, inmoral), es «pórnon» (como palabra paroxítona, con acento agudo en la penúltima sílaba); el caso genitivo plural del sustantivo femenino «pórne» (prostituta, libertina, inmoral) es «pornón» (como palabra perispómena, con acento circunflejo en la última sílaba).  

Consecuentemente, es evidente, demasiado evidente, que la forma que está presente en Lucas 15.30 está acentuada en la última sílaba y con acento circunflejo, evidenciando que, en efecto, es el caso genitivo plural de «pórne» (prostituta, libertina, inmoral), y no de «pórnos» (libertino, prostituto, inmoral).

Muy a propósito de la nueva sesión de nuestro curso de «Griego Koiné (Bíblico)» desde cero, y de nuestro «Diplomado en lenguas bíblicas», desde cero, que inician el jueves 5 de mayo.

¡Inscripciones abiertas hasta el 20 de abril!

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Curso de Griego Koiné (Bíblico) online y virtual desde cero, inicio 5 de mayo

 

Nos complace en presentar la apertura de una nueva sesión de nuestro «Curso de Griego Koiné (Bíblico)» desde cero (online y virtual)

Un estudio completo, académico y profesional de la gramática del griego koiné.

Este es el curso ideal para las personas que aspiran a mucho más que una simple introducción elemental de la lengua de la clásica versión griega de la Biblia Hebrea (Septuaginta, LXX) y la lengua original del Nuevo Testamento.

Por supuesto, este es el curso a realizar para las personas que incluso aspiran a convertirse en docentes del griego bíblico.

Duración: un año. ¡Inscripciones abiertas hasta el 20 de abril!

Información y matriculación en el siguiente enlace:

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¿Es «sepulcro abierto» una traducción acertada en Lucas 23.53?




¿Es «sepulcro abierto» una traducción acertada en Lucas 23.53?

A propósito de nuestros cursos online y virtuales de griego bíblico y griego clásico

Héctor B. Olea C.

Ciertamente Marcos y Mateo emplean una forma compuesta del verbo «kilío» o «kulío» (rodar, desplazar rodando, hacer rodar algo), o sea, «proskilío» o «proskulío» (hacer rodar hacia) para hacer referencia a la piedra colocada a la puerta del sepulcro de Jesús, a la piedra empleada para impedir el acceso a la tumba o sepulcro de Jesús.

La diferencia es, sin embargo, que Marcos (15.46) empleó una forma verbal finita, una forma verbal en tiempo aoristo primero, voz activa, modo indicativo, en la tercera persona del singular: «prosekílisen» (rodó, hizo rodar); luego, “hizo rodar una piedra hacia la entrada del sepulcro”.

Pero Mateo (27.60) empleó una forma nominal del mismo verbo «proskilío», un participio aoristo primero, voz activa, en caso nominativo masculino singular: «proskilísas» (después de hacer rodar, habiendo hecho rodar), luego: “después de hacer rodar (habiendo hecho rodar) una gran piedra hacia la entrada del sepulcro, se fue”.

Por supuesto, nada dicen Lucas y Juan respecto de una piedra empleada para impedir el acceso al sepulcro de Jesús, que lo cerrara, que cubriera su entrada.  

No obstante, coinciden los cuatro evangelios en que el sepulcro había sido tallado en una roca, pero la forma en que lo plantean es diferente.

Marcos (15.46) emplea una forma verbal perifrástica, una “forma perifrástica del pluscuamperfecto”: una forma verbal del verbo «eimí» (ser, estar) en tiempo pretérito imperfecto, más un participio de tiempo perfecto, en voz media pasiva, en caso acusativo masculino singular, del verbo «latoméo» (tallar en una piedra, hacer un hueco en una piedra, cavar, excavar) «lelatomeménon», más la preposición «ek» y la palabra «roca» en caso genitivo singular: «pétras»; luego: “en un sepulcro que estaba tallado (que había sido tallado) en una roca”.

Mateo, por su parte, emplea el mismo verbo «latoméo», pero como una forma verbal simple, en tiempo aoristo primero, tercera persona del singular («elatómesen»), y el sustantivo roca («pétra») en caso dativo singular más la preposición «en»: «elatómesen en te pétra»; luego: «que fue tallado (que había sido tallado) en una roca».

Pero Lucas (23.53), a diferencia de Marcos y Mateo que emplearon una expresión verbal para hacer referencia a que el sepulcro de Jesús había sido tallado en una roca; emplea una forma nominal, o sea, el sustantivo «mnéma» (sepulcro, tumba) un sustantivo de género neutro y de la tercera declinación, en caso dativo singular, más el adjetivo «laxeutós» (cavado en una roca, tallado en una roca), por supuesto, también en caso dativo singular, con la preposición «en»: «en mnémati laxeutó»: “en un sepulcro (tumba) tallado en una roca”.

Finalmente, Juan, por su parte y, a diferencia de los Sinópticos, nada dice respecto de que el sepulcro estaba tallado en una roca. Se limita a decir, en concordancia sólo con Lucas (23.53), en que el sepulcro no había sido usado previamente, pero lo hace en una forma diferente a la empleada por Lucas.

En tal sentido, es preciso decir que Lucas emplea la expresión «en el cual a nadie se había colocado» (en el cual a nadie se había sepultado antes): «ju uk en udéis úpo kéimenos».

Pero Juan emplea una expresión distinta, más sencilla, pero con la misma carga semántica: «mneméion kainón»: “un sepulcro nuevo”.

Sin embargo, difiere Juan de Lucas en que mientras que Lucas emplea el sustantivo «mnéma» (sepulcro, tumba), de género neutro y de la tercera declinación; Juan emplea el sustantivo «mneméion» (sepulcro, tumba), también de género neutro, pero de la segunda declinación.

Ahora bien, es preciso poner de relieve que, precisamente, la expresión «mnéma laxeutós» (sepulcro tallado en roca), en caso dativo singular («en mnémati laxeutó»: “en un sepulcro tallado en una roca”), es la expresión griega que la versión Reina Valera 1960 tradujo simplemente como «sepulcro abierto».     

En todo caso, si como sugiere la «Concordancia Strong», lo que quiso comunicar la versión Reina Valera 1960 es que el sepulcro de Jesús consistió en «un sepulcro abierto en una peña» (cavado en una peña); es evidente que la traducción «sepulcro abierto», sin más, no es acertada. Esto así pues se puede prestar a confusión, ya que dicha traducción se podría asumir con una carga semántica distinta a la que en realidad tiene la expresión griega «en mnémati laxeutó»: “en un sepulcro tallado en una roca”.

Por otro lado, hay que evitar confundir el sentido de la expresión griega «mnéma laxeutós» (sepulcro tallado o cavado en una roca), con la expresión griega detrás de la traducción «sepulcro abierto» que leemos en el Salmo 5.9; Jeremías 5.16 y Romanos 3.13.

En tal sentido, es preciso decir que la expresión hebrea detrás de la traducción «sepulcro abierto» en el Salmo 5.9 y Jeremías 5.16 es «kéver patúaj».

Está compuesta la expresión hebrea «kéver patúaj» por el sustantivo «kéver» (sepulcro, sepultura, tumba, fosa), y por «patúaj» (participio masculino singular kal, pasivo) del verbo «patáj» (abrir, ser abierto, soltar, desatar, etc.).

La versión griega (Septuaginta, LXX), por su parte, en el Salmo 5.9, tradujo la expresión hebrea «kéver patúaj» con la expresión griega «táfos aneogménos».

Consiste, pues, la expresión griega «táfos aneogménos», en un sintagma nominal compuesto por el sustantivo «táfos» (lugar donde se entierra a un muerto, tumba, sepulcro, sepultura), y por «aneogménos», un participio perfecto medio pasivo, en caso nominativo masculino singular, del verbo «anóigo» (abrir).

Luego, es precisamente «táfos aneogménos» el texto detrás de la traducción «sepulcro abierto» en Romanos 3.13, una cita del Salmo 5.9.

Finalmente, con relación a Jeremías 5.16, debo decir que en la versión griega (Septuaginta, LXX) el texto se redujo simplemente a frase «pántes isjurói» (todos fuertes, robustos, poderosos).

Bibliografía básica recomendada: «Diccionario bíblico hebreo español, Luís Alonso Schokel» (TROTTA); «Diccionario del griego bíblico Setenta y Nuevo Testamento» (Amador Ángel García Santos, Verbo Divino).  

Muy a propósito de nuestros cursos online y virtuales de lenguas hebreo, arameo, griego bíblico (koiné) y griego clásico.

Y muy a propósito de nuestro Diplomado en lenguas bíblicas que inicia el jueves 5 de mayo, y del segundo año (de profundización) de nuestro curso de griego bíblico que también inicia el jueves 5 de mayo.

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El gerundio simple español como traducción no siempre acertada del participio griego adverbial

 

El gerundio simple español como traducción no siempre acertada del participio griego adverbial

Cuestiones de lingüística, gramática, sintaxis griega y traducción

Héctor B. Olea C.

Si bien, como incluso afirma la «Nueva gramática de la lengua española», el contenido expresado por el «gerundio simple» se interpreta habitualmente como simultáneo a la acción o proceso del verbo principal; no obstante, no siempre es el gerundio simple español una acertada o la mejor traducción de un participio griego adverbial (sin artículo).

Esto así pues la acción de participio, el matiz temporal del participio (a excepción, por lo general, del participio sustantivado) es relativa a la del verbo principal de la frase u oración.

Además, el participio griego tiene dos categorías accidentales que no tiene el gerundio español: 1) tiempo (se emplea en los cuatro temas temporales del sistema verbal griego: presente, aoristo, futuro y perfecto), y voz (activa, media o pasiva) como cualquier forma verbal finita griega. 

Por otro lado, el participio griego, a diferencia del gerundio español, se declina, o sea, tiene caso, género y número (como cualquier sustantivo o adjetivo y palabra sujeta a la flexión nominal). 

Luego, con relación al tema temporal, por lo general, la acción de un participio en el tema de presente expresa una acción simultánea a la del verbo principal; un participio futuro expresa más bien finalidad (acción subsecuente a la del verbo principal); un participio aoristo (primero o segundo, fuerte o débil) una acción anterior a la del verbo principal, y el participio en el tema del perfecto puede expresar una acción tanto anterior como simultánea a la del verbo principal.

En tal sentido, a manera de ilustración, una adecuada interpretación y traducción de «poreuzéntes» (participio aoristo primero, pasivo deponente, en caso nominativo masculino plural, sin artículo); en primer lugar, no debe perder de vista las implicaciones de las categorías accidentales que lo caracterizan: 1) es de tiempo aoristo, 2) pasivo deponente, 3) caso nominativo, 4) género masculino, 5) plural y 6) sin artículo.

En segundo lugar, ha de tener en cuenta las categorías accidentales de la forma verbal del texto en cuestión, «mazetéusate», esencialmente que consiste en una forma verbal en modo imperativo aoristo y en voz activa, segunda persona del plural,  con un matiz ingresivo, o sea, demandando el inicio de una acción que no estaba en proceso: “comiencen a hacer discípulos”, “comiencen a discipular”.

En consecuencia, a la luz de la gramática y sintaxis griega, una traducción acertada del participio «poreuzéntes» en Mateo 28.19, en relación a la forma verbal «mazetéusate», debe poner de relieve que la acción del participio «poreuzéntes»  es anterior (no simultánea) a la de la forma verbal en modo imperativo «mazetéusate».

Luego, muy a pesar de algunas críticas a la forma en que la versión Reina Valera 1960 tradujo el participio «poreuzéntes», «id»; lo cierto es que dicha traducción le hace justicia al hecho de que la acción de participio «poreuzéntes» ocurre primero que la del imperativo aoristo  «mazetéusate».

En tal sentido, a la luz de la gramática y sintaxis griega, la traducción «yendo» (Biblia Textual IV Edición) no es acertada, no es una mejor traducción que el «id» de la versión Reina Valera 1960.

Además y, en tal sentido, llama la atención la forma en que «La Biblia de Jerusalén 1998», concuerda con ésta en la traducción de Mateo 28.19: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».

Incluso, la ya tan conocida obra del profesor Antonio Piñero, «Los libros del Nuevo Testamento, traducción y comentario», también concuerda con la traducción que ofrece «La Reina Valera 1960» de Mateo 28.19: “Ahora, pues, id y enseñad a todas las gentes, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu santo.

Es más, también la anterior obra del profesor Antonio Piñero, «Todos los evangelios, traducción íntegra de las lenguas originales de todos los textos evangélicos conocidos» (publicada en el año 2009 por EDAF), concuerda con la versión Reina Valera 1960: “Así, pues, id y enseñad a todas las naciones, bautizadlos en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu santo.

Consecuentemente, las personas críticas a ultranza de la versión «Reina Valera 1960», no deberían perder de vista la forma en que «La Biblia de Jerusalén 1998» y las dos referidas obras del profesor Antonio Piñero concuerdan y favorecen la traducción de Mateo 28.19 que nos ofrece la versión Reina Valera 1960.  

En todo caso, una traducción que, por un lado, concuerda con la traducción y la fuerza del «id» de la RV 1960, y por otro lado, la supera (poniendo de relieve la forma en que la acción del participio aoristo «poreuzéntes» se relaciona con la forma verbal en modo imperativo aoristo «mazetéusate»), es: “cuando hayan ido (“después que hayan ido”, “habiendo ido”, “cuando vayan”, “después que vayan”), discipulen” (“hagan discípulos”): «vayan y hagan discípulos».  

Finalmente, dos participios adverbiales cuya acción se realiza simultáneamente a la del imperativo aoristo «mazetéusate» («hagan discípulos»), es el participio «baptízontes» (Mateo 28.19: «bautizando»: “bautizándolos”), y el participio «didáskontes» (Mateo 28.20: «enseñando»: “enseñándoles”).

Por supuesto y, evidentemente, si bien concuerdan en caso, género y número los participios «poreuzéntes», «baptízontes» y «didáskontes», a diferencia de los dos últimos (de tiempo presente y acción simultánea respecto de «mazetéusate»), «poreuzéntes» es de tiempo aoristo y supone una relación distinta (de anterioridad) respecto de la misma forma verbal  «mazetéusate».

Muy a propósito de la nueva sesión de nuestro curso online y virtual de Griego bíblico de profundización, segundo año, que inicia el jueves 5 de mayo.

Día: jueves. Hora: 8:00 – 10:00 PM (hora de Rep. Dom., Puerto Rico y Chile); 9:00 – 11:00 PM Argentina; 7:00 – 9:00 PM (Colombia, Perú y ciertas regiones de México).

¡Inscripciones abiertas hasta el 20 de abril!

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«DIPLOMADO EN LENGUAS BÍBLICAS (hebreo, arameo y griego)», inscripciones abiertas

Nos complace presentar el próximo diplomado (inédito) que estaremos desarrollando en el Instituto Dominicano de Ciencias Bíblicas IDCB:

«DIPLOMADO EN LENGUAS BÍBLICAS (hebreo, arameo y griego)»

Objetivo general: Capacitar a la persona para leer la Biblia completa en sus idiomas originales, y proporcionarle las herramientas básicas para el análisis morfosintáctico, exégesis y traducción de los textos bíblicos desde sus idiomas originales.  

Inicio: Desde cero.

Modalidades: Online (vía Zoom) y Virtual.

¡Inscripciones abiertas!

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Información y matriculación en el siguiente enlace:

https://api.whatsapp.com/send?phone=+18092057814, así de sencillo.

 

 

«Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lucas 23.34) ¿Dijiste eso, Jesús?

«Padre, perdónalos, porque no saben lo  que hacen» (Lucas 23.34)  ¿Dijiste eso, Jesús?

El problema de Crítica textual que afecta a un texto bíblico muy popular

Héctor B. Olea C.

En la versión Reina Valera de 1960, Lucas 23.34 dice: “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.”

Si nos quedamos sólo con el texto de la versión Reina Valera de 1960 no hallaremos problema alguno; sin embargo, una vez observamos a Lucas 23.34 en otra versión de la Biblia, como por ejemplo, La Versión Popular Dios Habla Hoy, comienzan los problemas.

Observemos la traducción de nuestro pasaje en cuestión en la Versión Popular Dios Habla Hoy: «[Jesús dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo  que hacen.”]»

Inmediatamente salta a la vista que la expresión que conforma la llamada “primera palabra” pronunciada por Jesús en la cruz, está entre corchetes. En una nota al pie de página La Versión Popular Dios Habla Hoy explica: “El texto entre corchetes falta en algunos manuscritos de reconocida autoridad.”

Lucas 23.34 en otras versiones de la Biblia distintas a la Reina Valera de 1960

1) La «Nueva Versión Internacional» “-Padre-dijo Jesús-, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Mientras tanto, echaban suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús”. Pero en una nota al pié de página, haciendo referencia a la primera parte del versículo, puntualiza: “Variante textual no incluye esta oración”.

2) La obra «Todos los evangelios, traducción íntegra de las lenguas originales de todos los textos evangélicos conocidos», de Antonio Piñero, traduce a Lucas 23.34 de la siguiente manera: “Y para repartirse sus vestidos los echaron a suertes”. Y en una nota al pié de página observa: “La primera parte de este versículo, que no aparece en nuestra traducción, es una interpolación (una añadidura o adición)”.

3) La obra «Los libros del Nuevo Testamento, traducción y comentarios», de Antonio Piñero, traduce a Lucas 23.34 de la siguiente manera: “[Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».] «Y echaron suertes mientras se repartían sus vestidos».

Y lo comenta en la siguiente manera: “[Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen»]: esta primera parte del versículo está impresa entre corchetes en NA28, ya que los editores se sienten incapaces de dilucidar si esta frase pertenecía al texto original de Lc o no. El número y calidad de los manuscritos están equilibrados. El P75 la omite, pero el Sinaítico la atestigua; el Vaticano y el códice Beza la omiten en la primera versión. De cualquier modo, el vocabulario (el vocativo «Padre», y la idea de rezar por los enemigos son lucanos: 10.21; 11.2 y 6.28); la ignorancia de las gentes como paliativo del pecado de haber condenado a Jesús aparece también en Hch (3.17; 7.60 y 13.27).

La explicación del comentario al texto griego de Bruce M. Metzger

El «Comentario Textual al Nuevo Testamento Griego» de Bruce M. Metzger, comentado a Lucas 23.34, afirma:  “La ausencia de estas palabras en testigos tan tempranos y diversos como P75, B, D*, W, Q, it-a-d, sir-s, cop-sa-bomss al, resulta de lo más impresionante, y difícilmente puede explicarse como una escisión deliberada por parte de los copistas que, al considerar que la caída de Jerusalén era una prueba de que Dios no había perdonado a los judíos, no pudieron permitir que pareciera que la oración de Jesús había quedado sin respuesta. Al mismo tiempo, el logion, aunque probablemente no formó parte del evangelio original de Lucas, ofrece pruebas que hablan por sí mismas de su origen dominical, y fue retenido, entre corchetes, en el lugar tradicional en que fue incorporado por copistas anónimos, en una época relativamente temprana en la transmisión del tercer evangelio.”

Por otro lado, un dato interesante es que a pesar del problema de Crítica textual que enfrenta Lucas 23.34, lo cierto es que la expresión que está en cuestión en dicho pasaje, sí se la encuentra en el evangelio apócrifo de Nicodemo («Evangelio de Nicodemo», conocido también como «Actas de Pilato»), cito: “… De manera semejante colgaron a los dos malhechores. Jesús decía: «Padre, perdónalos, pues no saben lo que hacen»” (capítulo 10.1)

¿«Decía« (pretérito imperfecto «éleguen»), «dijo» (aoristo «éipen») o un «imperfecto ingresivo» o «aorístico» («dijo»)  

Llama la atención que incluso en las versiones de la Biblia que como la Reina Valera 1960 mantienen la expresión discutida “Jesús dijo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen»”, ponen de manifiesto una pequeña diferencia con relación a ésta.

El caso es que algunas versiones de la Biblia traducen «Jesús dijo» (Traducción en lenguaje actual, Santa Biblia, la palabra de Dios para todos, Biblia del peregrino de estudio, Versión Popular Dios habla hoy, Nueva Traducción Viviente, Nueva Versión Internacional, entre otras.

Pero otras versiones de la Biblia, la mayoría, traducen «Jesús decía», entre estas prácticamente toda la serie de la Reina Valera, incluyendo la Reina Valera Actualizada y la Reina Valera Contemporánea, entre otras.

Pero, ¿Qué diferencia existe entre la expresión “«Jesús dijo» y «Jesús decía»?

Explicación y respuesta:

La forma verbal «éleguen» (decía) está en tiempo imperfecto, voz activa, modo indicativo, tercera persona del singular, del verbo «légo» (yo digo). El tiempo pretérito imperfecto (como «imperfecto durativo» que es el uso más frecuente) apunta a una acción en proceso, en desarrollo, durativa, repetida, no puntual, aunque en un tiempo pasado.

En tal sentido, el empleo de la forma verbal «éleguen» (decía) sugiere que aparentemente en todo el proceso, Jesús se mantuvo pidiéndole al Padre por el perdón de los que habían tramado su muerte y por todos aquellos que le infringían algún daño.

Por otro lado, la forma verbal «éipen» (dijo) está en tiempo aoristo segundo o primero, voz activa, modo indicativo, tercera persona del singular, del mismo verbo «légo» (yo digo). El tiempo aoristo, a diferencia del imperfecto, señala una acción puntual y específica.

Consecuentemente, la forma verbal «éipen» (dijo) sugiere que en una sola y específica ocasión, aparentemente inmediatamente después de que acabaron de crucificarlo, Jesús pidió al Padre por el perdón de aquellos que había tramado su muerte y le habían hecho algún daño. 

Observación: El aparato crítico de la Edición 28 del Nuevo Testamento Griego Nestlé-Aland, incluye la nota: «éipen loco éleguen» («éipen» en lugar de «éleguen páter» A, manuscrito Alejandrino).  

El «imperfecto ingresivo» o «aorístico» (instantáneo y puntual)  

El «imperfecto ingresivo», «aorístico» o «instantáneo» («puntual»), consiste en el empleo del pretérito imperfecto, pero con un valor puntual, aorístico, ingresivo, con el valor del aoristo.

En tal sentido, asumir la forma verbal «éleguen» como un imperfecto ingresivo justifica y explica la traducción «y Jesús dijo».

Consecuentemente, las versiones de la Biblia que han traducido a «éleguen» como «Jesús dijo» (Traducción en lenguaje actual, Santa Biblia, la palabra de Dios para todos, Biblia del peregrino de estudio, Versión Popular Dios habla hoy, Nueva Traducción Viviente, Nueva Versión Internacional, entre otras), ponen de manifiesto que han asumido a «éleguen» como un «imperfecto ingresivo» o «aorístico» («puntual»).  

Finalmente, en lo personal, favorezco el asumir aquí a «éleguen» como un «imperfecto ingresivo o aorístico» (dijo).

Concluyo citando a Ben Wallace respecto del «imperfecto ingresivo o aorístico»:

“El tiempo imperfecto rara vez se usa como un tiempo aoristo indicativo, para señalar un simple pasado. Este uso está restringido, prácticamente, a «éleguen» (si bien no sólo a «éleguen», observación mía) en la literatura narrativa. El tiempo imperfecto instantáneo suele tener un significado un poco diferente del tiempo aoristo. El tiempo imperfecto instantáneo tiene la misma traducción (pretérito indefinido, pretérito perfecto simple en español), pero muchas veces refleja más emoción, vida o drama” («Gramática griega, sintaxis del Nuevo Testamento», Editorial Vida, 2011, página 398).

En conclusión: ¿Pronunció Jesús las palabras que conforman la primera parte de Lucas 23.34? Respuesta: Probablemente sí, probablemente no. De todos modos, a la luz de la Crítica textual, el que Jesús haya dicho tales palabras es un hecho que está seriamente cuestionado, lo que dificulta el que se dé una respuesta positiva a la pregunta planteada, a la ligera, de manea acrítica y simplista sólo porque resulten convenientes desde el punto de vista teológico.  

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Mateo, el aoristo pasivo, Lucas el imperfecto pasivo, cuestiones de exégesis bíblica


                         Mateo, el aoristo pasivo, Lucas el imperfecto pasivo

Cuestiones de lingüística, gramática y traducción bíblica

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 Héctor B. Olea C.

Es cierto que Mateo 4.1 emplea una forma verbal en tiempo aoristo primero y en voz pasiva, «anéjze» (fue llevado).

Además, emplea Mateo la preposición «eis» con el caso acusativo en la frase «eis ten éremon» (al desierto).

Marcos, por su parte, empleo una forma verbal en el tiempo presente histórico y con la misma frase empleada por Mateo «ekbálei eis ten éremon»: «lo expulsó (expulsa) al (hacia el) desierto», Marcos 1.12.

Pero Lucas 4.1 emplea una forma verbal en tiempo imperfecto y en voz pasiva del verbo «ágo», el mismo verbo base, de la forma verbal empleada por Mateo («anágo»).

Pues bien, el verbo «ágo» significa: llevar, conducir.

Por otro lado, si bien es cierto que Lucas empleó el pretérito imperfecto del verbo «ágo», o sea, «égueto» («era llevado», «era conducido»); sin embargo, todavía es posible que la forma verbal «égueto» no sea un «imperfecto durativo» («era llevado», «era conducido»), sino más bien un «imperfecto ingresivo», significando: «y cuando regresó del Jordán fue llevado».

Pero otro detalle en que Lucas se diferencia de Marcos y Mateo en este relato consiste en que mientras Marcos y Mateo emplearon la preposición «eis» con el caso acusativo («eis ten éremon»), Lucas empleó la preposición «en» con al caso dativo («en té erémo»).

En tal sentido, son oportunas aquí las palabras de Max Zerwick: “En el lenguaje helenístico comienza a desvanecerse la distinción entre el movimiento y el reposo. Esto se advierte principalmente en el intercambio de «eis» (y digo, yo, con el acusativo) y «en» (y digo yo, con el dativo)… En el griego moderno (popular), desaparecida la preposición «en» (y digo yo, también prácticamente el caso dativo), ha quedado sólo «eis» como equivalente de «en» con el sentido de reposo como de movimiento «estar en», «entrar en»” («El griego del Nuevo Testamento», Verbo Divino, 2002, página 57).

Un ejemplo notable de este intercambio lo observamos en Mateo 28.19, donde en lugar del esperado caso dativo con la preposición «en» («en to onómati: «en el nombre»), leemos «eis to ónoma» («eis» con el caso acusativo: «en el nombre»).

Luego, retomando el texto de Lucas, concluimos que, el primer lugar, el imperfecto «égueto» puede ser asumido como un imperfecto ingresivo, y en segundo lugar, que la frase «en te erémo» («en» más el dativo), puede ser asumida como sustituta y equivalente de la frase «eis ten éremon» («eis» más acusativo).

Finalmente, una reconocida versión de la Biblia que refleja muy bien lo que aquí pongo de relieve es la «Biblia de Jerusalén 1998», cuando tradujo a Lucas 4.1 en la siguiente manera: «… se volvió del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto” (también la versión Reina Valera Actualizada, 2015 y la Nueva Versión Internacional NIV).

Por otro lado, llama la atención que la obra «Los libros del Nuevo Testamento, traducción y comentario», tradujo a Lucas 4.1 en la siguiente manera: «Jesús, lleno de Espíritu santo, volvió del Jordán y era llevado por el Espíritu en el desierto».

Por supuesto, esta traducción deja ver con claridad meridiana que la obra en cuestión asumió el imperfecto «égueto» como un «imperfecto durativo».

Luego, no deja de ser curioso que dada la naturaleza y el perfil de la referida obra «Los libros del Nuevo Testamento, traducción y comentario», al comentar el texto de Lucas 4.1 ni siquiera haya considerado la posibilidad de asumir el imperfecto «égueto», como un «imperfecto ingresivo», y la frase «en te erémo» (la preposición «en» más dativo) como equivalente de la expresión «eis ten éremon» («eis más el acusativo»).

En todo caso, debo poner de relieve que en la traducción de Mateo 28.19, la referida obra del distinguido maestro Antonio Piñero, tradujo la expresión «eis to ónoma» («eis» más acusativo: «en el nombre») como equivalente a la expresión «en te onómati» («en» más el dativo: «en el nombre»).

Sin embargo, la obra «Todos los evangelios» (EDAF, 2009), también dirigida por el profesor Antonio Piñero, tradujo a Lucas 4.1 asumiendo el imperfecto «égueto»,  como un imperfecto ingresivo, y asumiendo la frase «en te erémo» (la preposición «en» más dativo) como equivalente de la expresión «eis ten éremon» («eis más el acusativo»): «… se volvió del Jordán, y fue llevado mediante el Espíritu al desierto».  

En conclusión, a su manera, Marcos (con el presente histórico activo y con la preposición «eis» más el acusativo), Mateo (con el aoristo primero pasivo y con la misma preposición «eis» más el acusativo) y Lucas (con el imperfecto ingresivo pasivo y con la preposición «en» más el dativo) comunican esencialmente la misma idea.

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La palabra «Biblia» en la «Traducción en lenguaje actual», un indiscutible anacronismo

 

La palabra «Biblia» en la «Traducción en lenguaje actual»

Un indiscutible anacronismo

Cuestiones de lingüística y traducción bíblica

Héctor B. Olea C.

Por años he venido insistiendo en que la palabra «Biblia» no es bíblica, o sea, que dicha palabra no tiene presencia en la Biblia misma.

Sin embargo, según una versión de la Biblia conocida como «Traducción en lengua actual», publicada por Sociedades Bíblicas Unidas en el año 2002, la palabra «Biblia» sí es bíblica, y no sólo en el Nuevo Testamento, sino también en la traducción de la Biblia Hebrea, por supuesto, identificada como Antiguo Testamento.

Algunos textos bíblicos donde podemos constatar la presencia de la palabra «Biblia» en dicha versión de la Biblia, en el campo de la Biblia Hebrea, son: Jeremías 2.8; 8.8.

Los sacerdotes nunca preguntaron por mí, los maestros de Biblia jamás me conocieron, los dirigentes pecaron contra mí, y los profetas no hablaron en mi nombre. Todos ellos siguieron a otros dioses que no sirven para nada, y en nombre de ellos hablaron” (Jeremías 2.8)

“¿Cómo se atreven ustedes a decir que son un pueblo inteligente y que me obedecen? ¡Hasta los maestros enseñan mentiras, y luego andan diciendo que así dice la Biblia!” (Jeremías 8.8)

En lo que respecta al Nuevo Testamento, pasajes emblemáticos son:

Mateo 7.12 “Traten a los demás como ustedes quieran ser tratados, porque eso nos enseña la Biblia

Juan 5.39 “Ustedes estudian la Biblia con mucho cuidado porque creen que así alcanzarán la vida eterna. Sin embargo, a pesar de que la Biblia habla bien de mí”

2 Timoteo 3.15 “Recuerda que desde niño has leído la Biblia, y que sus enseñanzas pueden hacerte sabio, para que aprendas a confiar más en Jesucristo y así seas salvo”

2 Timoteo 3.16 “Todo lo que está escrito en la Biblia es el mensaje de Dios, y es útil para enseñar a la gente, para ayudarla y corregirla, y para mostrarle cómo debe vivir”

Luego, un análisis del texto hebreo y griego de Jeremías 2.8 y 8.8, nos permite constatar que lo que la «Biblia en lengua actual» tradujo «Biblia» en estos dos textos de la Biblia Hebrea, es en realidad la palabra «torá» (instrucción, enseñanza, ley, regla, dictamen, decisión, etc.), con artículo en 2.8 («ja-torá»), pero en estado constructo en 8.8 («torát»). 

La Septuaginta, por su parte, tradujo el sustantivo «torá» con el sustantivo «nómos» (norma, regla, ley, precepto, instrucción, enseñanza, etc.), en ambos textos, en caso genitivo singular en Jeremías 2.8 («nómu»), y en caso nominativo singular en Jeremías 8.8 («nómos»).

En cuanto a los textos del Nuevo Testamento, la situación es la siguiente.

En Mateo 7.12, la palabra «Biblia» en la «Traducción en lenguaje actual» es la traducción de la frase «estin jo nómos kái jo profétai» (esto es lo que establecen la ley y los profetas, eso significan la ley y los profetas, en esto consisten la ley y los profetas).

En Juan 5.39 en sustantivo griego empleado es «grafé» (escrito, escritura, documento escrito, carta, etc.), por supuesto, en caso acusativo plural y con artículo («tas grafás»).

En 2 Timoteo 3.15 «Biblia» es la traducción de la frase griega «jiera grámmata» (escrituras sagradas, sagradas escrituras), el sustantivo «grámma» (letra grabada o escrita, carta, documento escrito, escritura, libro, incisión, tatuaje, etc.) en caso acusativo plural, con el adjetivo «jierá» (forma léxica «jierós»: sagrado, consagrado, santo, etc.) en el mismo caso, género y número del sustantivo «grámmata», y con el artículo determinado entre corchetes.

En 2 Timoteo 3.16, «Biblia es la traducción del sustantivo «grafé», en caso nominativo singular, y sin artículo.

En resumen, muy a pesar de la «Traducción en lenguaje actual», es inadmisible y desacertada la traducción «Biblia»; es desacertada y un indiscutible anacronismo la presencia de la palaba «Biblia» en la Biblia.

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