El género
como categoría accidental del verbo en hebreo y en arameo
Cuestiones de gramática, lingüística y exégesis bíblica
Héctor B. Olea C.
Como es sabido, en lo que respecta al español o castellano, y al griego (clásico y koiné), el género, como categoría accidental, es propia de la flexión nominal (declinación) y no de la flexión verbal (conjugación).
En otras palabras, en español y en griego las formas verbales no tienen el género gramatical (masculino y femenino) como categoría accidental (accidente gramatical).
Sin embargo, en lo que respecta al hebreo y al arameo, el género gramatical sí es una categoría accidental (accidente gramatical) del verbo, aunque con algunas diferencias.
Por ejemplo, en hebreo, en la forma «qatál» o «perfecto», la tercera persona del singular tiene una forma propia para el género masculino y otra para el género femenino, la segunda persona del singular también tiene una forma específica para el género masculino y otra para el género femenino, pero la forma de la primera persona del singular es la misma para el género masculino y para el género femenino, por eso se la identifica como «primera persona común (a ambos géneros) singular».
En lo que respecta al plural (del mismo «qatál» o «perfecto»), la forma de la tercera persona plural es común al género masculino y al género femenino, pero tiene una forma propia para cada género, respecto de las segundas personas del plural (ustedes de género masculino, ustedes de género femenino), y la forma de la primera persona del plural es común al género masculino y al género femenino (per eso, como la primera persona del singular, se la identifica como «primera persona común plural»).
En lo que tiene que ver con la otra forma del sistema verbal hebreo, el «imperfecto» o «yiqtól», la situación es un poco diferente.
En el singular, hay una forma específica para cada género, pero la forma de la tercera persona femenina singular es también la misma para la segunda persona masculina singular, y la primera persona singular es común al género masculino y al género femenino (primera persona común singular), como en el «perfecto» o «qatál».
En el plural, hay una forma propia para cada género, pero con las siguientes salvedades: por un lado, la morfología de la tercera persona femenina plural es la misma para la segunda persona femenina plural, por otro lado, la forma de la primera persona plural es común al género masculino y al género femenino (primera persona común plural).
En cuanto al arameo bíblico, en lo relativo al «perfecto», hay una forma propia para cada persona gramatical, y sólo es común a ambos géneros la primera persona (primera persona común singular, primera persona común plural).
Pero en lo relativo al «imperfecto» en el singular, como ocurre en el «imperfecto» o «yiqtól» hebreo, la forma de la tercera persona femenina singular es la misma para la segunda persona masculina singular, y la forma de la primera persona singular es común a ambos géneros (primera persona común singular).
Con relación al «imperfecto» en plural, hay una forma propia para cada género, y sólo es común la forma de la primera persona plural (primera persona común plural).
Por supuesto, estos aspectos serán de vital importancia en un análisis morfosintáctico (gramatical) de una forma verbal hebrea y aramea, porque el género gramatical (por lo general) será un elemento de concordancia entre el posible sujeto nominal (no pronominal) de una oración y el verbo correspondiente.
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