La frase "mi palabra" Salmo 17.6, cursos online de lenguas bíblicas, inscripciones abiertas

Apuntes para el análisis morfológico y traducción de formas nominales en hebreo, griego y español

Cuestiones de lingüística, gramática y traducción bíblicas

Héctor B. Olea C.

El análisis morfológico (de la composición o estructura interna de las palabras flexivas) tiene características propias y particulares en el hebreo clásico (hebreo bíblico), en la koiné bíblica (Septuaginta y Nuevo Testamento Griego) y, por supuesto en español.

En lo que respecta a la morfología nominal (flexión nominal) en hebreo clásico o bíblico, el análisis morfológico nominal ha de considerar las siguientes categorías accidentales: 1) el caso (indicado más bien por partículas o preposiciones, exceptuando el nominativo y el vocativo, y sin olvidar la habitual, aunque no siempre, transformación que supone el estado constructo, y las implicaciones de adherir los sufijos pronominales al nombre, como sufijos); 2) el género (sólo masculino y femenino); y 3) el número (singular, plural y dual).

En lo que respecta a la koiné bíblica (Septuaginta y Nuevo Testamento Griego), las categorías accidentales del análisis morfológico nominal son: 1) el caso (indicado por una desinencia o terminación específica por caso, de acuerdo al género del sustantivo, y según el modelo de declinación al que pertenezca el sustantivo, si a la primera, a la segunda o a la tercera declinación); 2) el género (masculino, femenino y neutro); y 3) el número (singular y plural).

En lo relativo al español o castellano, el análisis morfológico nominal (sustentado como en hebreo, no en una declinación casual flexiva, sino más bien preposicional como ya he dicho antes), tiene como categorías accidentales: 1) el caso (indicado por preposiciones, exceptuando el nominativo y el vocativo); 2) el género (masculino y femenino); y 3) el número (singular y plural).

Caso ilustrativo: La palabra hebrea «imratí» en el Salmo 17.6

El análisis morfológico de la palabra «imratí» arroja los siguientes resultados:

Consiste en una forma del sustantivo femenino singular «imrá» (estado absoluto, forma léxica: “palabra”, “discurso”, “promesa”, “mandato”), con el sufijo pronominal de la primera persona común singular (yo masculino, yo femenino = mi palabra).

En lo que respecta a la traducción griega, diré lo siguiente. La palabra  «imratí» fue traducida por la versión griega con la frase «ton rhemáton mu».

Luego, el análisis morfológico y sintáctico de la expresión hebrea, «ton rhemáton mu», traducción de la palabra hebrea «imratí», arroja los siguientes resultados.

En primer lugar, «ton», es el artículo determinado que concuerda y refleja perfectamente el hecho de que un sustantivo común hebreo es determinado si se le adhieren los sufijos pronominales.

Por supuesto, observamos en «imratí» la forma en que los sustantivos (masulinos y femeninos) adhieren los sufijos pronominales a partir de la forma que representa el llamado estado constructo.

En segundo lugar, «rhemáton» es el sustantivo (de género neutro), aquí en caso genitivo plural, que concuerda con la idea que comunica el estado constructo hebreo, y el sufijo pronominal en una forma nominal, como en efecto lo observamos en «imratí» (el sustantivo «imrá» más el sufijo pronominal de la primera persona común singular: yo, luego, de mí, mí).

En todo caso, una diferencia notable es que si bien el griego tradujo empleando el plural («ton rhemáton»), el hebreo empleó el singular.

Luego, la palabra «mu», es el caso genitivo del pronombre personal de la primera persona común singular (yo, luego, de mí, mi), concordando perfectamente con la persona gramatical que indica el sufijo pronominal de la primera persona común singular en la palabra hebrea «imratí».

En lo que respecta al español, la traducción «mi palabra» (el sustantivo femenino singular «palabra» más el adjetivo posesivo de la primera persona común singular: «yo», luego, de mí, mi, mío, mía), concuerda con el hebreo al reflejar la idea del caso genitivo que sugiere la presencia del sufijo pronominal de la primera persona común singular en «imratí» (mi, mía, de mí); y concuerda con la idea que comunica el caso genitivo griego de la frase «ton rhemáton mu», que incluye el genitivo del pronombre personal de la primera persona común singular: «mu» (mi, de mí, mía).

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