De la claridad del texto fuente y de la ambigüedad en la traducción, curso de hebreo y griego bíblicos

De la claridad del texto fuente y de la ambigüedad en la traducción

Cuestiones de lingüística, gramática y traducción bíblicas

Héctor B. Olea C.

Idealmente los cursos de lenguas bíblicas procuran ofrecerle al estudiantado las herramientas básicas necesarias para leer y analizar el texto bíblico en su idioma original, con sus propios ojos, y capacitarlo para hacer una acertada exégesis del mismo y una traducción consecuente y consistente, una traducción que en la medida de lo posible no traicione el mensaje de dicho texto.

Sin embargo, además de procurar establecer lo que en realidad dice el texto bíblico en su idioma original (lo que dice, cómo lo dice y hasta por qué lo dice como lo dice); un objetivo ineludible y no menos importante debería consistir en guiar al estudiantado a procurar transmitir al español (en nuestro caso) con acierto y precisión el mensaje del texto bíblico en su idioma original.

Por supuesto, es posible que haya quienes piensen, erróneamente por cierto, que el único objetivo es o debería ser, establecer lo que el texto bíblico dice en su idioma original.

No obstante, establecer lo que en realidad dice el texto bíblico en su idioma original no es más que una parte, sí, una parte vital, pero no la única del acercamiento a los textos bíblicos en sus idiomas originales; esto así pues después de haber establecido lo que en realidad dice el texto bíblico en su lengua original, con la misma seriedad y rigurosidad, se debe proceder a realizar una traducción que de manera acertada y con precisión comunique el mensaje del texto de que se trate.  

A manera de ilustración quiero compartir un ejercicio de traducción que realizamos anoche en una de nuestras sesiones online y virtuales de nuestro estudio completo de la gramática de la koiné bíblica.

El texto que analizamos (morfológica y sintácticamente) y luego tradujimos es: «guinóskusin joi mazetái su ton apóstolon kái águsin autón eis ton óikon autón».

Ahora bien, a pesar de lo extenso de esta oración griega, para nuestra ilustración bastará la consideración de la última parte, compuesta por las palabras «kái águsin autón eis ton óikon autón», que es, por cierto, donde radica la problemática sobre la que quiero llamar la atención con estas líneas.

Pero antes de abordar la segunda parte del texto griego en cuestión, quiero traducir la primera parte, o sea, «guinóskusin joi mazetái su ton apóstolon»: «Tus discípulos conocen al apóstol».

Luego, en la segunda parte de la oración citada, o sea, «kái águsin autón eis ton óikon autón», la palabra «autón» es un pronombre personal («anafórico») de la tercera persona, en caso genitivo, masculino plural: «de ellos» («su» estrictamente «su de ellos»).

Consecuentemente, se hace necesario establecer cuál es al antecedente del pronombre «autón», a la luz de lo que establece la gramática griega al respecto: el pronombre personal anafórico concuerda con su antecedente en género y número.

En tal sentido, considerando el texto griego citado, la conclusión acertada es que el antecedente de «autón» es el sustantivo articulado «joi mazetái su», que es de género masculino y de número plural, concordando perfectamente con el pronombre «autón».   

En consecuencia, en principio, una traducción acertada sería: «Tus discípulos conocen al apóstol y lo guían (conducen, llevan) a su casa».

Ahora bien, si bien en principio la traducción «a su casa» es aceptable, una consideración más detenida nos pone al tanto de sus ambigüedades, y de que al final no comunica con precisión el sentido del texto griego citado.

Observemos:

Ya dijimos que el antecedente de «autón» (“de ellos”) es «joi mazetái su» (“tus discípulos”), en consecuencia, lo que sin ambigüedad alguna está diciendo el texto griego es: «Tus discípulos conocen al apóstol y lo llevan a la casa de ellos».

Luego, el problema con la traducción: «a su casa», es que en español puede ser interpretado en cualquiera de las siguientes maneras: «a su casa: “a la case de él (incluso “de ella”); “a la casa de ellos” (incluso “de ellas”), “a la casa de ustedes” (de vosotros, de vosotras).

En consecuencia, a fin de evitar que la frase «a su casa» pueda ser interpretada de una manera distinta y contraria a la idea que con precisión comunica el texto griego: «a su casa», o sea, «a la casa de ellos»: «la casa de tus discípulos»; se comprende la necesidad de evitar traducir: «a su casa», sin más, pues muy bien podría ser interpretada como: «a su casa», o sea, «la casa» del mismo apóstol referido en la primera parte del texto.

En suma, si bien la traducción «a su casa» podría ser, en principio, una traducción aceptable de la frase griega  «eis ton óikon autón», un análisis más profundo demuestra que no, pues mientras que la frase griega en cuestión sin duda alguna comunica la idea: «a la casa de ellos, «la casa de tus apóstoles»; la frase en español «a su casa», también podría ser interpretada y asumida como: «a la casa de él», o sea, «a la casa del mismo apóstol»; y «a su casa», o sea, «a la casa de ustedes» (de vosotros, de vosotras), ideas contrarias a lo que en verdad dice y comunica el texto griego: «a la casa de ellos», «a la casa de tus discípulos»: «Tus discípulos conocen al apóstol y lo llevan a la casa de ellos».

Muy a propósito de nuestro curso online y virtual de «gramática española aplicada» (que inicia el viernes 2 de julio), de nuestro curso online y virtual de «hebreo bíblico» (clásico) desde cero, que inicia el martes 7 de septiembre, y de las actuales sesiones de nuestro curso online y virtual de griego koiné iniciando desde cero.

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