Breves y precisas observaciones sobre la voz media griega


Breves y precisas observaciones sobre la voz media griega

Héctor B. Olea C.

«Diatesis», explica Fernando Lázaro Carreter, es un término que alterna con el de «voz» para designar esta categoría gramatical del verbo («Diccionario de términos filológicos», GREDOS, 1968).

En tal sentido, Wilhelm Brandenstein explica “El «verbo finito» griego heredó de la lengua primitiva dos «genera verbi» (diatesis) o voces, activa y media.

La voz media significa que la acción se refiere total o predominantemente al sujeto o a la esfera del sujeto. Ya en la lengua primitiva había verbos «activa tantum» y «media tantum», es decir, usados sólo en la voz activa o sólo en la voz media (deponentes), «Lingüística griega», página 282, GREDOS, 1964.

Pero en lo que respecta a su morfología, es preciso poner de relieve que la voz media tiene la misma morfología que la voz pasiva en dos de los cuatro temas temporales del verbo griego: en el tema de presente (y consecuentemente, en el tiempo presente y en el  pretérito imperfecto que también se sustenta en el tema de presente), y en el tema del perfecto (y en consecuencia, en el tiempo perfecto y en el pluscuamperfecto que también se sustenta en el tema del perfecto).

Sin embargo, en los otros dos temas temporales del verbo griego, la morfología de la voz media es distinta a la de la voz pasiva, o sea, en el tema del futuro (el tema de futuro sólo tiene un tiempo) y en el tema del aoristo (el tema aoristo sólo tiene un tiempo, aunque con dos formas distintas: la del aoristo débil o primero, y la del aoristo fuerte o segundo).

Luego, observa Álvaro Fernando Ortolá Guixot: “La voz media implica una mayor participación o implicación del sujeto en la acción expresada por el verbo. En ocasiones se hace una equiparación con las formas reflexivas del español; sin embargo esta equivalencia no es del todo válida, porque si no, ¿para qué existen los pronombres reflexivos? Para que se entienda, no es lo mismo «politéuo» (“soy ciudadano”), que «politéuomai» (en voz media) “soy ciudadano y ejerzo como tal” («Gramática griega», griego clásico, página 96).

Por su parte, Ignacio R. Alfageme, explica: “La traducción reflexiva sólo es válida en ciertos contextos. La voz media no implica que el objeto sea idéntico al agente (sujeto) necesariamente, aunque sí ocurre con frecuencia” («Nueva Gramática griega», gramática de griego clásico, página 209, Coloquio Editorial, 1988).

Finalmente, puntualiza Amador Ángel García Santos: “El interés del sujeto que expresa la voz media puede ser de diferentes tipos, y para conocerlos todos es preciso acudir a un diccionario. Esquemáticamente podemos resumirlos del modo siguiente:  

El primer lugar, el sujeto hace algo en su propio interés. Es el sentido más frecuente.

En segundo lugar, el sujeto ejerce la acción sobre sí mismo. Este sentido reflexivo está limitado a ciertos verbos, ya que para expresar la acción puramente reflexiva el griego prefiere utilizar la voz activa con el pronombre reflexivo” («Introducción al griego bíblico», página 115, Verbo Divino, 2003).

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Las formas no personales del verbo en castellano versus las formas no personales del verbo en griego


Las formas no personales del verbo en castellano versus las formas no personales del verbo en griego

Héctor B. Olea C.

Se llama «verbo finito» a todo verbo conjugado, a toda forma verbal en la que podemos observar la desinencia o terminación que la señala como un verbo conjugado.

En otras palabras, un «verbo finito» consiste en una forma verbal que, además de la raíz o tema verbal, exhibe unos gramemas que sirven para expresar las categorías accidentales del verbo: modo, tiempo, persona, número y voz.

Consecuentemente, un «verbo infinito» no es más que un verbo no conjugado, una forma del verbo en infinitivo, gerundio o participio.

Luego, si bien en principio se dice que un «verbo infinito»  (verboides, o formas no personales del verbo: infinitivo simple y compuesto, gerundio simple y compuesto, y participio), es un verbo que no posee los rasgos de persona y de número; al final queda establecido que el participio, como adjetivo, concuerda en género y número con el sustantivo al cual modifica (persona educada, personas educadas).

Por otro lado, en lo que respecta a la lengua griega, en primer lugar, no existe propia y formalmente, la figura del gerundio. Consecuentemente, las que podemos llamar “formas no personales” del verbo griego son más bien dos modos del verbo griego: el infinitivo (en cierta forma equivalente infinitivo del castellano) y el participio (que incluye al mismo tiempo los valores del gerundio y del participio del castellano).

Por supuesto, se diferencian las formas no personales del verbo griego (infinitivo y participio) de las formas no personales del castellano (infinitivo, gerundio y participio), en que el infinitivo y el participio griego poseen los rasgos de tiempo, voz, caso, género (en el infinitivo siempre neutro) y número (en el infinitivo siempre en singular).    

En tal sentido y, a manera de ilustración, el infinitivo presente activo del verbo «lambáno» (tengo) es «lambánein». El infinitivo presente medio y pasivo del mismo verbo «lambáno» es «lambánesthai».   

El participio aoristo (aoristo segundo), voz activa, caso nominativo masculino singular de «lambáno», es «labón». Pero el participio aoristo segundo, voz media, caso nominativo masculino singular de «lambáno» es «labómenos».  

Finalmente, en lo que respecta a la forma léxica (la que se lee en los léxicos y diccionarios), en el griego se registran no en el infinitivo simple, como en castellano (ar, er, ir), sino en la primera persona del singular, tiempo presente, voz activa y modo indicativo (por ejemplo, “yo tengo”, y no “tener”.  

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Un poco más de la flexión verbal griega: sobre el infinitivo


Un poco más de la flexión verbal griega: sobre el infinitivo

Héctor B. Olea C.

El infinitivo es uno de los seis modos del verbo griego, pero uno de los cinco en los que el valor temporal es relativo y tiene prominencia el valor aspectual, y por eso carece del característico “aumento” silábico o temporal de los tiempos secundarios o históricos en el modo indicativo.  

Está presente el infinitivo griego en los cuatro temas temporales del sistema verbal griego, pero sólo en cuatro de los seis tiempos del verbo griego (no está presente en el pretérito imperfecto ni en el pretérito pluscuamperfecto).

Por otro lado, otra característica del infinitivo griego es que representa el otro modo (además del participio), en el cual el verbo griego no se conjuga (flexión verbal), sino que se declina (flexión nominal).  

Además, el infinitivo griego tiene género (siempre el género neutro, indicado en parte por el artículo (infinitivo articulado), y caso (señalado en parte por el artículo y más claramente por una preposición).  

A continuación y, a modo de ilustración, la morfología del infinitivo del verbo griego «lío» (desato, libero), en voz activa y en los cuatro temas temporales y tiempos en que se emplea:    

Infinitivo presente activo: «líein»

Infinitivo futuro activo: «lísein»

Infinitivo aoristo primero activo: «lísai»

Infinitivo perfecto activo: «lelikénai»

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Curso online de griego koiné (bíblico) comenzando desde cero



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Mateo y Lucas siguiendo a «Q» y no a Marcos, y Lucas siguiendo a «Q» aunque no tanto como Mateo



Mateo y Lucas siguiendo a «Q» y no a Marcos, y Lucas siguiendo a «Q» aunque no tanto como Mateo

Héctor B. Olea C.

Volviendo una vez más sobre Mateo 4.1 y Lucas 4.1, llama la atención la forma en que Lucas y Mateo siguieron a «Q» y no a Marcos, al emplear una forma verbal más acorde con la empleada por «Q» y muy distinta a la empleada por Marcos.

En tal sentido, es preciso poner de relieve que «Q» empleó la forma verbal «anéjthe» (fue guiado o llevado), Marcos empleó la forma verbal «exbálei» (tiempo presente (presente histórico con valor de pasado), voz activa del verbo «exbálo» (arrojar, echar fuera, expulsar: lo arrojó).

Luego, cuando observamos la forma la forma verbal que empleó «Q» («anéjthe»), la que empleó Marcos («exbálei»), la que empleó Mateo («anéjthe») y la que empleó Lucas («égueto»); es demasiado evidente que Mateo y Lucas siguieron aquí a «Q» y no a Marcos, aunque y, por supuesto, a su modo.

Consecuentemente, mientras que Mateo asimila por completo la forma verbal empleada por «Q» («anéjthe»), Lucas sólo coincide con «Q» y con Mateo en emplear la voz pasiva, y el verbo base para la forma compuesta empleada por «Q» y Mateo, o sea, «ágo» (luego «anágo»).
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Pero coincide Mateo con Marcos y no con «Q» al emplear un adverbio de tiempo («tóte»: entonces, luego, a continuación), aunque no el mismo empleado por Marcos («euthús»: inmediatamente, luego, a continuación).

Luego, coincide Lucas con «Q» y no con Marcos (y con Mateo), al no emplear adverbio de tiempo alguno.  

En todo caso, no sigue Lucas a «Q» (ni concuerda con Mateo) al emplear el tiempo imperfecto, y no el tiempo aoristo empleado por «Q» (y luego por Mateo).

Además, tampoco concuerda Lucas con «Q» (y luego tampoco con Mateo), al emplear la palabra “desierto” en caso dativo singular (con la preposición «en»), y no la frase empleada armónicamente por Marcos, «Q» y Mateo, conformada por la preposición «eis» y la palabra “desierto” en caso acusativo singular.

En resumen, la lectura comparativa y detenida de Marcos 1.12, «Q» 4.1, Mateo 4.1, y Lucas 4.1; es demasiado evidente que Mateo y Lucas se identificaron más con la redacción de «Q» que con la de Marcos; no obstante, Lucas se mostró menos apegado a «Q» que Mateo.  

Además y, finalmente, Lucas siguió un camino muy distinto al de Marcos y «Q» precisamente respecto del único detalle en el que coincidieron Marcos y «Q» (y posteriormente también con Mateo), a saber, en el empleo de la preposición «eis» con la palabra «desierto» («éremos») en caso acusativo singular.

Lucas, por su parte, optó por emplear la preposición «en» con la palabra «desierto» («éremos») en caso dativo singular.

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Pinceladas sobre el sistema verbal griego, Mateo 4.1 versus Lucas 4.1



Pinceladas sobre el sistema verbal griego
Demasiado a propósito de nuestro curso online de griego koiné que inicia el jueves 7 de mayo.

En el tema de presente, que se caracteriza porque la acción verbal se presenta como durativa, habitual o repetida, se sustentan dos tiempos: el presente (tiempo primario) y el pretérito imperfecto (un tiempo secundario).  

Luego, en el tema del aoristo, que se caracteriza porque la acción verbal se presenta como puntual e ingresiva, se sustenta el tiempo aoristo (un tiempo secundario y equivalente al pretérito perfecto simple o pretérito indefinido del castellano), y que tiene tres formas básicas: el aoristo sigmático o débil (aoristo primero), el aoristo segundo o fuerte, y el llamado por algunos “aoristo tercero” y “aoristo fortísimo” (un aoristo segundo relacionado morfológicamente con la conjugación de los verbos en “mi”).

Luego, es preciso poner de relieve, por un lado, que el llamado aoristo primero (sigmático o débil) morfológicamente se relaciona con el tema del futuro, y el aoristo segundo (fuerte) se relaciona morfológicamente con el pretérito imperfecto.

En tal sentido, llama la atención que si bien y, por un lado, coinciden Mateo 4.1 y Lucas 4.1 en emplear la voz pasiva, por otro lado, Mateo empleó el tiempo aoristo primero del verbo «anágo», una forma compuesta del verbo «ágo» (guiar, conducir, llevar), o sea, «anéjthe» (fue guiado o llevado); pero Lucas empleó una forma simple del verbo «ágo» (guiar, conducir, llevar), aunque en el tiempo imperfecto, o sea, «égueto» (era guiado).

Consecuentemente, mientras que Mateo afirma que Jesús fue guidado o conducido por el Espíritu al desierto (hacia el desierto); Lucas más bien afirma que Jesús era conducido, era guidado por el Espíritu mientras estaba en el ámbito del desierto, mientras estuvo en el desierto (imperfecto durativo).

En todo caso, todavía es muy posible que Lucas haya empleado el tiempo imperfecto con el sentido del llamado “imperfecto ingresivo” (que indica el punto de inicio o comienzo de una acción).

En tal caso, la idea que comunicaría la forma verbal «égueto» es que después de regresar Jesús del río Jordán, el Espíritu lo guío en el desierto (si Lucas empleó la preposición “en”, en su habitual sentido locativo), pero “hacia el desierto”, si Lucas empleó la preposición “en” en lugar de la preposición “eis”).

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El modo imperativo griego y la traducción de la frase «no me toques» en Juan 20.17


El modo imperativo griego y la traducción de la frase «no me toques» en Juan 20.17

Héctor B. Olea C.

A diferencia del castellano, el modo imperativo griego tiene “tiempo” (presente, aoristo y perfecto) y tiene “voz” (activa, media y pasiva).

Sin embargo, un detalle importante es que en realidad sólo en el modo indicativo (de los seis modos del verbo griego) el tiempo apunta al momento en que se supone tiene lugar la acción verbal.

En consecuencia, la diferencia radical que existe entre una forma verbal en modo imperativo de tiempo presente, de tiempo aoristo y de tiempo perfecto, tiene que ver más bien con el aspecto de la acción y no precisamente con el tiempo en que se supone que ocurre la acción verbal.

En tal sentido, es preciso observar que el aspecto de la acción del tema de presente (del tiempo presente) es el de una acción durativa y habitual. El aspecto del tema aoristo (del tiempo aoristo, fuerte y débil) es esencialmente puntual e ingresivo. Y en lo que respecta al tema de perfecto (al del tiempo perfecto), el aspecto de la acción indica acabamiento y maximalidad de la acción verbal, el resultado presente de una acción en el pasado (por eso el perfecto griego es un tiempo primario y no secundario, que apunta al presente y no al pasado).

No obstante, es tan escaso el uso del imperativo de tiempo perfecto (en el griego clásico y en el griego koiné) que, en consecuencia, el análisis del modo imperativo griego se concentra principal y básicamente en las implicaciones del imperativo presente y el imperativo aoristo.

Por supuesto, incluso en el modo imperativo, la diferencia del aspecto de la acción verbal en tiempo presente (en el tema de presente), y en el tiempo aoristo (en el tema del aoristo), se mantiene y es fundamental para el análisis morfosintáctico y traducción de las formas verbales en modo imperativo de tiempo presente y de las formas verbales en modo imperativo en tiempo aoristo.

Por otro lado, es preciso tener en cuenta que en el tema de presente el modo imperativo se usa tanto para expresar mandatos positivos (órdenes) como para expresar mandatos negativos o prohibiciones.

Pero en el tema del aoristo, el modo imperativo se usa para expresar mandatos positivos (órdenes), pero el modo subjuntivo para expresar los mandatos negativos o prohibiciones.

Ahora, después de presentar las características principales del modo imperativo en el griego clásico y griego koiné (bíblico), paso a analizar la traducción de la frase «no me toques» en Juan 20.17, en la versión Reina Valera 1960.

¿Qué fue lo que en realidad le dijo Jesús a María Magdalena? 1) ¿Qué no lo tocara, es decir, que no diera inicio a una acción, a la acción de tocarlo? O 2) ¿Que dejara de tocarlo, o sea, que suspendiera una acción ya iniciada y en proceso? ¿Qué es lo que en realidad permite decir y concluir el texto griego de Juan 20.17?

¿Qué tipo de mandato se lee en el texto griego de Juan 20.17? ¿Un mandato positivo (una orden) o un mandato negativo (una prohibición)? ¿En qué tiempo? ¿En tiempo presente o en tiempo aoristo?

Es innegable que por mucho tiempo, principalmente gracias a la versión Reina Valera 1909 (incluso la revisión de 1960), se ha hecho muy popular la idea (sobre todo en el ambiente protestante y evangélico hispano hablante) de que Jesús le dijo a María Magdalena: ¡«No me toques»!, o sea, que no iniciara una acción.

Ahora bien, ¿qué es lo que en realidad dice en griego la frase que está detrás de la traducción «no me toques»?

Pues bien, la frase que está detrás de la tan famosa traducción «No me toques», es «me mu jáptu».

Análisis morfológico de la frase griega «me mu jáptu»

El análisis morfológico de la frase «me mu jáptu» arroja los siguientes resultados:

«me» consiste en el habitual negativo que se emplea con el resto de los modos distintos al modo indicativo.

 «mu» consiste en el caso genitivo del pronombre personal de la primera persona del singular (yo).

«jáptu» consiste en una forma verbal en tiempo presente, voz media, modo imperativo, segunda persona del singular, del verbo «jápto», asumido como un «verbo no deponente», según el “Diccionario manual griego clásico español VOX”, y según el “Diccionario griego español del NT”, de Inmaculada Delgado Jara.

Pero como un «verbo deponente», esta desinencia o terminación de voz media no tendría ningún significado especial distinto al que tendría en la voz activa. En tal sentido, es preciso decir que el verbo «jápto» es asumido como un «verbo deponente» (verbo con una morfología de voz media y pasiva, pero con significado activo) por el “Léxico griego español del NT”, de Alfred E. Tuggy y por “El nuevo diccionario griego (moderno) español («to néo eleno ispanikó lexikó»), o sea, «jáptomai».   
En todo caso, en virtud de que la forma verbal «jáptu» está en modo imperativo y en tiempo presente, la frase «me mu jáptu» debe ser traducida como “no me sigas tocando”, “deja de tocarme”, “suéltame”, “deja de aferrarte a mí”, “deja de retenerme”.  

En otras palabras y, evidentemente, a la luz de las implicaciones del imperativo griego en tiempo presente, la frase «me mu jáptu» está expresando una prohibición o mandato negativo que está demandando el cese de una acción ya iniciada, en pleno desarrollo.

Consecuentemente, la frase «me mu jáptu» debe entenderse aquí en forma distinta a como se usa actualmente en el griego moderno, según el “El nuevo diccionario griego (moderno) español («to néo eleno ispanikó lexikó»), significando: «mírame y no me toques».

Luego, es preciso admitir que hace mucho tiempo que acertadamente se leía: «deja de tocarme», en la versión de la Biblia conocida como «Biblia de Jerusalén 1998», y «deja de colgarte de mí», en la «Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras».

Además, otras versiones que también han traducido de manera acertada son: «La Reina Valera 1995» (Suéltame), «La Nueva Versión Internacional 2015» (Suéltame), «La Nueva Biblia Española 1975» (Suéltame), «La Reina Valera Actualizada 2015» (Suéltame), «La Biblia de las Américas 1997» (Suéltame), «La Nueva Traducción Viviente 2010» (No te aferres a mí), entre otras.

En conclusión, es acertada la traducción de Juan 20.17, de toda y cualquier versión de la Biblia que traduzca dicho pasaje comunicando la idea de que estamos aquí ante un mandato negativo que procura hacer cesar una acción ya iniciada, una acción ya en proceso, en desarrollo.

Ahora bien, un caso curioso y muy lamentable es que la llamada «Reina Valera Contemporánea RVC» (año 2011), la más reciente revisión de la serie Reina Valera realizada por las Sociedades Bíblicas Unidas, persista en repetir el error de la Reina Valera 1960, al traducir «no me toques», a pesar de que para la revisión de 1995 (RV 1995) ya se había superado la traducción errónea de la revisiones de 1909 y de 1960.

¿Un problema de crítica textual o un problema gramatical?

Una dato interesante es que la diferencia que existe entre la RV 1909, 1960 y 2011 y las demás versiones que de manera acertada han traducido la frase «me mu jáptu» en Juan 20.17, es una vez más, una cuestión de tipo gramatical y no de crítica textual como muchas veces se piensa, como si fuera un aspecto y caso más en el que no hay concordancia y consenso entre el llamado “texto crítico” y el llamado “textus receptus”.

En efecto, desde el punto de vista de la crítica textual, la única observación que muestra el aparato crítico del NA28 es que el códice Vaticano (B) tiene las mismas palabras de la frase «me mu jáptu», pero en un orden distinto: «me jáptu mu».

En tal sentido, es preciso llamar la atención aquí a las personas que se muestran más preocupados por los problemas de crítica textual (que minimizan la importancia del dominio de la gramática griega), que por los problemas relacionados con los recursos y peculiaridades de la gramática de la lengua griega.

Finalmente, la traducción de la RV 1909, 1960 y 2011 habría sido sin discusión acertada si el texto griego en lugar del imperativo de tiempo presente «jáptu», hubiera empleado el subjuntivo aoristo «jápse» (“no me toques”, “no comiences a tocarme”, “mírame y no me toques”).


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Sobre el «diminutivo» griego y su presencia en el Nuevo Testamento

Sobre el «diminutivo» griego y su presencia en el NT
Un caso concreto

Héctor B. Olea C.

Tomando como punto de partida la gramática del castellano, el diminutivo consiste en una palabra derivada por sufijación (aunque a veces mediante el empleo de sufijos por lo general no considerados “diminutivos), que expresa cierta desvalorización o disminución de la cualidad denotada por la palabra de la cual se deriva y con la cual se vincula.

En lo que respecta a la gramática griega (griego clásico), Ignacio R. Alfageme plantea: “Entre los nombres derivados de otros nombres, los diminutivos constituyen una categoría especial, aunque sólo sea por la claridad de la formación: el diminutivo (por lo general de género neutro, pero no siempre), supone la existencia de un primitivo que es la denominación propia. Hasta tal punto es así, que la mera ausencia del primitivo excluye el valor diminutivo del derivado” («Nueva Gramática Griega», Coloquio Editorial, Madrid 1988, página 74).  

Sin embargo, no siempre el diminutivo que coincide con la palabra primitiva mantiene su sentido o carga semántica de diminutivo. 

En tal sentido, llama la atención la forma en que el autor del Apocalipsis empleó en un mismo contexto, en un mismo capítulo, de manera indistinta, un diminutivo con su respectiva palabra primitiva, para hacer referencia a la misma idea: un rollo, un libro, un escrito, un documento.

Me refiero al capítulo 20 versículos 12 y 15. En el versículo 12 el autor del Apocalipsis emplea tres veces el diminutivo, pero en el versículo 15 emplea (y una sola vez) la palabra primitiva.  

La palabra primitiva es «bíblos» (“libro”, forma léxica, de género femenino y de la segunda declinación), que en el contexto de Apocalipsis 20.15 aparece en caso dativo y en singular: «en te bíblo tes zoés» (“en el libro de la vida”).

Observación: La palabra «bíblos» ocurre sólo diez (10) veces en todo el Nuevo Testamento.

En lo que respecta al versículo 12, las tres veces en que encontramos el diminutivo «biblíon» (forma léxica, y de género neutro; «ion» es uno de los sufijos diminutivos griegos) son:

En primer lugar, en la frase “y los libros fueron abiertos”. Aquí “libros” es la traducción de «biblía» (acusativo plural).

En segundo lugar, en la frase “y otro libro fue abierto”. Aquí “libro” es la traducción de «biblíon» (acusativo singular).

En tercer lugar, en la frase “los muertos fueron juzgados según las cosas que están escritas en los libros”. Aquí “libros” es la traducción de «biblíois» (dativo plural: frase completa: «en tois biblíois»).

Observación: La palabra «biblíon» ocurre 34 veces en todo el Nuevo Testamento, o sea, 24 veces más que la primitiva «bíblos».

Consecuentemente, no parece acertado argumentar que en el contexto de Apocalipsis 20.12, 15, el diminutivo «biblíon» (género neutro de la segunda declinación) comunique una idea distinta a la que comunica la palabra primitiva «bíblos» (género femenino de la segunda declinación).

Por otro lado, es preciso poner de relieve que el autor del Apocalipsis también empleó otro diminutivo, en alguna forma relacionado con la palabra primitiva «bíblos», o sea, «biblarídion» (también de género neutro y con el mismo sufijo diminutivo «ion»), y en un mismo contexto: Apocalipsis 10.2, 9, 10.

En el versículo 2, la traducción “un librito” (o “un pequeño rollo”), es la traducción de «biblarídion» (género neutro, acusativo singular). Aquí sin artículo. 

En los versículos 9 y 10, la traducción “el librito” (o “el pequeño rollo”), es la traducción de «to biblarídion» (género neutro, acusativo singular). Aquí con artículo. 

En consecuencia, el sentido que como diminutivo tiene «biblarídion» (“librito”, “pequeño rollo”) en Apocalipsis 10.2, 9 y 10, no parece ser también el sentido del diminutivo («biblíon») en Apocalipsis 20.12.  

Por otro lado, en lo que al Nuevo Testamento se refiere, el diminutivo «biblarídion» sólo se encuentra en Apocalipsis 10.2, 9. 10.

Además, otros diminutivos que compiten con «biblarídion», documentados fuera del Nuevo Testamento, pero que sólo aparecen como lecturas alternativas en el aparato crítico del Nuevo Testamento Griego Nestle-Aland, en Apocalipsis 10, son:  «biblárion», «biblidárion» y «biblídion» (libro, en general “escrito").

En todo caso, otro diminutivo documentado fuera del Nuevo Testamento, pero que tampoco formó parte del vocabulario del Nuevo Testamento, es: «bibliarídion» (librito, tratadito).  

 Cierro este trabajo citando la forma en que de manera acertada la Nueva Traducción Viviente (NTV), tradujo Apocalipsis 20.12, 15:

“ Vi a los muertos, tanto grandes como pequeños, de pie delante del trono de Dios. Los libros fueron abiertos, entre ellos el libro de la vida. A los muertos se les juzgó de acuerdo a las cosas que habían hecho, según lo que estaba escrito en los libros

“Y todo el que no tenía su nombre registrado en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”.

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Bibliografía recomendada:

Diccionario griego español (DGE), volumen IV, Francisco R. Adrados.

Diccionario griego español del Nuevo Testamento, Inmaculada Delgado Jara.

Diccionario Manual Griego, griego clásico español VOX.

Nuevo Léxico griego español del Nuevo Testamento, Mackibben, Stockwell y Rivas.

Nuevo Testamento Griego (NA28)

¿«Libro de la vida» o «árbol de la vida», en Apocalipsis 22.19?


¿«Libro de la vida» o «árbol de la vida», en Apocalipsis 22.19?
Cuestiones de crítica textual y consistencia en la traducción de la Biblia

Héctor B. Olea C.

La frase «el árbol de la vida» aparece, sin discusión, en los siguientes textos bíblicos: Génesis 2.9; 3.22, 24; Apocalipsis 2.7; 22.2, 14.

Es la frase «el árbol de la vida» la traducción de la frase hebrea «ets ja-jayím», frase que consiste en una cadena constructa (secuencia de constructo).

Consecuentemente, en dicha cadena constructa la palabra «ets» (árbol), está en estado constructo, y la palabra «jayím» (vida), en estado absoluto.

Ahora bien, cuatro cosas han de tenerse en cuenta en el análisis morfológico de la frase hebrea «ets ja-jayím».

La primera, que la palabra «ets» (árbol) es de esas palabras que de manera excepcional tienen una misma morfología para el estado absoluto y para el estado constructo singular.

La segunda, que la palabra «jayím» (vida) es de esas pocas palabras hebreas que su forma léxica es irregular en el sentido de que no tienen una forma singular, sino siempre una forma en plural (como la castellana “crisis”).

La tercera, que en los tres textos mencionados, la palabra «árbol» debe entenderse como un sustantivo determinado (“el árbol”), con base en la regla de la gramática hebrea para la cadena constructa que establece, por un lado, que la palabra en estado constructo jamás ha de llevar el artículo definido (no existe la figura del “artículo indefinido” en el hebreo); por otro lado, que la palabra en estado constructo se ha de considerar determinada si la palabra en estado absoluto es un nombre propio o una palabra determinada (acompañada del artículo definido).

En tal sentido conviene precisar que la palabra «jayím» (vida), en los tres textos mencionados, no es un nombre propio, pero sí es un sustantivo determinado por el artículo definido («ja-jayím»).

La cuarta, que en Génesis 2.9 la palabra «ets» (árbol) está acompañada (como prefijo), de la conjunción «ve» (y, también): «ve-ets ja-jayím» (“y el árbol de la vida”); en Génesis 3.22 por la preposición «min» (de, desde), con la «nun» (n) elidida, y con una vocalización distinta porque la palabra «ets» (árbol) inicia con una letra gutural: «me-ets ja-jayím» (“del árbol de la vida”).  

Sin embargo, en Génesis 3.24, la palabra «ets» (árbol) aparece sin prefijo alguno, o sea, sencillamente «ets ja-jayím» (“del árbol de la vida”).

Por otro lado, la frase «árbol de vida» (también una cadena constructa) que se encuentra en Proverbios 3.18; 13.12 y  15.4, no es semánticamente equivalente a la que se lee en Génesis 2.9; 3.22, 24, toda vez que es una cadena constructa morfológicamente distinta, en la que la palabra «vida» («jayím») no es determinada, o sea, «ets jayím» (“árbol de vida”).

La frase «el árbol de la vida» en la Septuaginta

La frase hebrea «ets ja-jayím» fue traducida por la Septuaginta en armonía a la morfología y sintaxis específicas que muestran los tres textos del Génesis en cuestión: Génesis 2.9; 3.22, 24.

Consecuentemente, en Génesis 2.9 fue traducida al griego como «kai to xúlon (xílon) tes zoés»: «y el árbol de la vida». 

En Génesis 3.22 y 24 fue traducida al griego como «tu xúlu (xílu) tes zoés»: «del árbol de la vida». 

La frase «el árbol de la vida» en el Nuevo Testamento

En lo que respecta al Nuevo Testamento, la frase «árbol de la vida» aparece en Apocalipsis 2.7 («ek tu xúlu –xílu- tes zoés»: «del árbol de la vida»); 22.2 («xúlon –xílon- zoés»: «el árbol de la vida»), 14 («epí to xúlon –xílon- tes zoés»: «al árbol de la vida»), 19 («apó tu xúlu –xílu- tes zoés»: «del árbol de la vida»).

Luego, la frase «libro de la vida» (en griego en distintos casos según la sintaxis de la frase u oración en la que aparece), se encuentra en los siguientes textos sin discusión: Filipenses 4.3; Apocalipsis 3.5; 13.8; 17.8; 20.12, 15; 21.27.

Ahora bien, es innegable que en Apocalipsis 22.19, en la versión Reina Valera 1960, no se lee «del árbol de la vida», sino «del libro de la vida» («apó bíblu tes zoés»: «del libro de la vida»).

Sin embargo, desde el punto de vista de la crítica textual, la presencia de la frase «del libro de la vida» en lugar de la frase «del árbol de la vida», en Apocalipsis 22.19 no tiene fundamentación alguna.

En tal sentido se pronuncia la obra «Un comentario textual al Nuevo Testamento Griego», de Bruce Metzger: “En lugar de «apó tu xúlu –xílu-», el Textus Receptus (al que sigue RV) dice «apó bíblu», lectura que no se encuentra en ningún manuscrito griego”.

“El error se originó cuando Erasmo, que necesitaba suplir los últimos seis versículos del Apocalipsis (los cuales faltaban en el único manuscrito griego del Apocalipsis que él pudo consultar), los tradujo de la Vulgata latina al griego. La corrupción de “árbol” por “libro” había ocurrido ya en la transmisión del texto latino, cuando por descuido un escriba, en vez de copiar correctamente la palabra «ligno» (“árbol”), escribió «libro» (que es lo mismo en latín y en español)”.

¿Árbol o árboles?

Si bien ya hemos dicho que el mejor texto griego de Apocalipsis 22.19 textualmente dice «del árbol de la vida», y no «del libro de la vida»; no obstante, llama la atención que la «Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras» haya traducido en plural («de los árboles de la vida»), incluso en Apocalipsis 22.2, muy a pesar de que la palabra árbol está en singular.

Luego, como una manera de procurar comprender y tener a mano una explicación de esta traducción en la «Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras» por parte de la organización misma de los Testigos de Jehová, tuve a bien consultar a un amigo miembro activo de dicha organización, investigador y estudioso que, cordialmente me proporcionó la argumentación que buscaba.   

En consecuencia, el argumento principal sobre la que se ha pretendido justificar la traducción en plural en Apocalipsis 22.2, 19 es que, supuestamente, la palabra «árbol» es en realidad un sustantivo colectivo, a pesar de estar en singular en el griego. En otras palabras, que es un sustantivo gramaticalmente singular, pero que semánticamente tiene un sentido plural.

Luego, para buscar apoyo a su tesis, citan dos reconocidas obras, la primera, el Análisis Gramatical del Griego del Nuevo Testamento, de Max Zerwick y Mary Grosvenor, y luego el Comentario al libro de Apocalipsis del Dr. Samuel Pérez Millos.

En consecuencia y, por un lado, si bien la argumentación de la organización de los Testigos de Jehová cita unas líneas de la obra de Zerwick y Grosvenor, lo cierto es cualquiera que consulte la obra de Zerwick y Grosvenor se dará cuenta de que estos no tradujeron en plural (“árboles de la vida”), y de que tampoco argumentan en favor de una traducción en plural.

Por otro lado, respecto de la obra del Dr. Samuel Pérez Millos, la argumentación de los Testigos de Jehová apela a las siguientes líneas:

"Al borde del río Juan ve el árbol de vida. Sin embargo, en el texto griego aparecen los adverbios de aquí y de allí, en sentido de a uno y a otro lado del río, seguido de un nominativo árbol, lo que pudiera dar a entender que más que una sola unidad se trata de doce árboles de vida que están situados a ambos lados de la rivera del río de vida” (página 1,322).

No obstante, me parece que la argumentación de los Testigos de Jehová ignora que el Dr. Pérez Millos, en primer lugar, argumenta sólo de forma tentativa respecto de la interpretación en plural, pero  insiste, en segundo lugar, en traducir en singular y así hasta terminar su comentario. Considérese la misma página 1, 322 en su totalidad, así como las siguientes páginas: 1, 323, 1, 369, 1, 370 y 1, 371.

También es preciso poner de relieve que la argumentación de los Testigos de Jehová haya tenido que tratar explicar que dos obras que ellos distribuyen con el texto griego del Nuevo Testamento (el texto griego editado por B.F. Westcott y F.J.A. Hort, y publicado en 1881) con una traducción interlinear, o sea, «Diaglott» y «The Kingdom Interlinear Translation of the Greek Scriptures», en sus respectivas traducciones interlineales en inglés, tradujeron en singular (“the wood of the life”) y no en plural.

A continuación un resumen de dicha explicación:

“El propósito detrás de la publicación de The Kingdom Interlinear Translation of the Greek Scriptures es ayudar a esos buscadores de verdad y vida. Su traducción literal al inglés interlineal está especialmente diseñada para abrir al estudiante de las Sagradas Escrituras lo que el griego original koiné dice básicamente o literalmente… La traducción interlineal palabra por palabra y la Traducción del Nuevo Mundo están dispuestas en paralelo en la página, de modo que se pueden hacer comparaciones entre las dos lecturas... la traducción debajo de cada palabra griega establece lo que la palabra griega misma dice de acuerdo con sus significados raíz (donde la palabra griega está compuesta de dos o más partículas) y de acuerdo con su forma gramatical. Entonces, en muchos casos, la lectura en la traducción interlineal palabra por palabra en inglés no es la misma que se encuentra en la columna de la derecha”.

Ahora bien, ¿es esto cierto que «xúlon» («xílon») es un sustantivo colectivo en el griego?

En primer lugar, no hay evidencia alguna de que la palabra «xúlon» («xílon») sea en realidad un sustantivo colectivo en el griego clásico y en el griego koiné.

En tal sentido, hay consistencia en la forma en que la Septuaginta tradujo en singular la frase hebrea «ets ja-jayím» en Génesis 2.9; 3.22, 24.

En segundo lugar, sí es cierto que hay una línea de interpretación que en sí no afirma que la palabra «xúlon» («xílon») sea un sustantivo colectivo (sentido denotativo) sino que específicamente en Apocalipsis 22.2 podría tener un sentido colectivo (sentido connotativo y contextual), como en Ezequiel 47.12.

Por supuesto, el Dr. Samuel Pérez Millos se muestra identificado con esta línea de interpretación.

Por otro lado, en Ezequiel 47.12 es evidente, no parece discutible, que la frase hebrea «kol-ets-maajal» (en singular, como la traducción griega «pan xúlon-xilon- brósimon») tiene un sentido colectivo, en plural.

Consecuentemente, en mi opinión es más consistente y acertado decir que la palabra griega «xúlon» («xílon») puede asumirse en un sentido colectivo en algunos contextos específicos, que decir que en su sentido básico y denotativo es un sustantivo colectivo.

Finalmente, estemos de acuerdo o no con la idea de asumir como un colectivo la palabra “árbol” en la frase «árbol de la vida», en Apocalipsis 22.2, 19 (especialmente en relación al versículo 19); es preciso poner de manifiesto que el tener la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras la palabra «árbol» («xúlon», «xílon») y no «libro» («biblíon»: Apocalipsis 20.12, o «bíblos»: Apocalipsis 20.15), refleja un texto griego mejor que el Textus Receptus que reproduce la Reina Valera 1960, así de sencillo.       

Muy a propósito de nuestro curso online de griego koiné que inicia el jueves 7 de mayo. Inscripciones abiertas.


Bibliografía recomendada:

Biblia Hebraica Stuttgartensia

Diccionario bíblico hebreo español, Luís Alonso Schokel.

Diccionario de hebreo bíblico, Moisés Chávez.

Diccionario Exegético del Nuevo Testamento, volumen 2, Horst Balz - Gerhard Schneider

Diccionario griego español del Nuevo Testamento, Inmaculada Delgado Jara.

Diccionario Manual Griego, griego clásico español VOX.

Nuevo Testamento Griego (NA28)

Septuaginta


Un comentario textual al Nuevo Testamento Griego, Bruce M. Metzger.