Theós o theá en Hechos 19.27
Héctor B. Olea C.
Una interesante y muy llamativa diferencia
entre el griego clásico y el griego koiné bíblico, consiste en que en el griego
clásico la palabra «theós» es un sustantivo común para el género masculino («jo
theós»: dios) y para el género femenino («je theós»: diosa); pero en la koiné
bíblica «theós» es asumido estrictamente como un sustantivo de género masculino
y de la segunda declinación: «jo theós» (dios, Dios).
Consecuentemente, asumido como un sustantivo de
género masculino y de la segunda declinación, la declinación de «theós» («jo
theós») exhibe en su terminación o desinencia las características o marcas flexionales
de un sustantivo masculino de la segunda declinación.
Obviamente, asumido como un sustantivo de
género masculino, los modificadores o complementos de «theós» («jo theós») también
tendrán las marcas flexionales o morfológicas del género masculino.
Y en lo que respecta al artículo determinado,
el artículo también ha de tener las características morfológicas y flexionales
del género masculino.
Pero asumido como un sustantivo de género
femenino, «theós» («je theós») ha de conservar las características morfológicas
y flexionales de un sustantivo de género masculino de la segunda declinación
(como los femeninos de la segunda declinación), pero el artículo habrá de tener
las características morfológicas y flexionales del género femenino.
Luego, con relación a Hechos 19.27, no es acertada
la conclusión del «Diccionario Exegético del Nuevo Testamento» (dos tomos,
publicado por Sígueme), de Balz y Schneider, (como de cualquier otra fuente que
vaya en la misma línea), cuando sugiere que «theós» es la forma léxica de «theás»
(la que se lee en el referido texto bíblico).
Sin embargo, es preciso advertir que en
ninguna forma (ya sea como de género masculino o como de género femenino), jamás
adquiere «theós» una desinencia o característica morfológica propia del género femenino
que sea igual a la que se encuentra en Hechos 19.27.
En realidad, «theás» tiene las características
morfológicas del caso genitivo singular de un sustantivo de género femenino de
la primera declinación de los que tienen su forma léxica con “alfa”. En consecuencia,
la forma léxica de «theás» no es «theós» (asumido como de género femenino: «je
theós»), sino un sustantivo específicamente de género femenino y que aparece
una sola vez (un hapax-japax- legómenon) en el NT: «theá» («je theá»: diosa).
Además, incluso desde la perspectiva de la crítica
textual, es claro que no hay evidencia alguna de que la lectura «theás» (genitivo
femenino singular) sea una sustitución del genitivo singular de «theós», o sea,
«theú».
Por otro lado, resultan muy acertados en esta
cuestión el «Diccionario griego español del Nuevo Testamento», de Inmaculada
Delgado Jara (publicado por Verbo Divino) y el «Léxico griego español del Nuevo
Testamento», de Alfred E. Tuggy (publicado por Editorial Mundo Hispano), cuando
admiten que en Hechos 19.27 «theás» es el genitivo femenino singular de «theá».
Finalmente, la palabra «artémidos» consiste
en el caso genitivo singular del sustantivo «Ártemis» (femenino de la tercera
declinación), así de sencillo.
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