Apóstrofo sí, apóstrofe no Error a la vista en algunas gramáticas del griego koiné


Apóstrofo sí, apóstrofe no
Error a la vista en algunas gramáticas del griego koiné

Héctor B. Olea C.


Las palabras «apóstrofo» y «apóstrofe» son dos palabras muy parecidas (parónimas), generalmente muy confundidas, pero con significados muy distintos.

Lo curioso es que la confusión que se da entre las dos referidas palabras no sólo se da entre los hablantes comunes del castellano, sino incluso entre obras dedicadas a la enseñanza de la gramática del griego koiné.

Por un lado, en lo que sus antecedentes se refiere, es preciso decir que ambas palabras tienen presencia en el griego clásico.  

En tal sentido, la palabra «apostrofé» es una palabra oxítona (aguda, no esdrújula como en castellano), y consiste en un sustantivo de género femenino de la primera declinación, de los que tienen su forma léxica con «eta» y no con «alfa».

Según el «Diccionario Manual Griego Clásico Español VOX», la palabra «apostrofé» tiene los siguientes significados: vuelta, escape, remedio, recurso, refugio.

Es una palabra compuesta por el sustantivo «trofé» (de género femenino y de la primera declinación), y que tiene las siguientes acepciones: alimentación, educación, cuidado, cría, alimento, provisiones, aprovisionamiento, recursos de un ejército, sostén de la vida, género de vida, vida, vástago, descendencia.
Y por la preposición «apó»: de, desde, de entre, con, por.       

Pero la palabra «apóstrofos» (proparoxítona en griego, y esdrújula en castellano), consiste en un adjetivo de dos flexiones o terminaciones (una común para el género masculino y el género femenino, y otra para el género neutro), y significa: vuelto a otro lado.

Luego, en lo que al castellano se refiere, según el Diccionario de la Real Academia Española, «apóstrofe» consiste en una figura retórica que supone una “interpelación vehemente dirigida  en segunda persona, a una o a varias, presentes o ausentes, vivas o muertas, o a seres abstractos, a cosas inanimadas, o a uno mismo”. También se define el «apóstrofe» como “una invocación vehemente a una segunda persona”; ejemplo: ¡Aléjate del yo, Ramón, y créeme, el yo quema!   

Y «apóstrofo»: signo ortográfico (') utilizado en español para unir dos palabras indicando la elisión (eliminación) de sonidos, generalmente una vocal; por ejemplo, d'aquel por de aquel.

Luego, en lo que a la lengua griega se refiere, el «apóstrofo» (griego «apóstrofos»), no «apóstrofe», tiene un uso similar al castellano, y supone una elisión o eliminación de la vocal final (o diptongo) de una palabra cuando la palabra siguiente empieza por vocal o diptongo.

El «apóstrofo» griego también puede involucrar una «aspiración consonántica» ante un espíritu áspero o rudo.

Consecuentemente, es lamentable que introducciones a la gramática del griego koiné cometan el error de llamar «apóstrofe» a lo que en realidad consiste en un «apóstrofo». Dos obras que cometen este son: «Introducción al griego», de Simón Kistemaker (ver introducción), y la obra «Aprenda a leer el griego del Nuevo Testamento», de David Aland Black (ver página 34 edición digital PDF).

En todo caso, al parecer la confusión que muestran las dos mencionadas obras respecto las dos palabras en cuestión, se sustenta en una defectuosa traducción de la palabra inglesa «apostrophe» (pronunciación: “apóstrofi”, sinónimo no de  «apóstrofe», sino de «apóstrofo»: “I'm” por “I am”). Por supuesto, esta sospecha adquiere mayor relevancia en virtud de que tanto la obra de Simon Kistemaker como la de David Aland Black se escribieron originalmente en inglés, así de sencillo.

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