Un «padre celestial» es bueno, sólo si el «padre humano» lo es



Una reflexión pertinente a propósito del «día de los padres»


Héctor B. Olea C.

Tal y como lo hice respecto del «día de las madres» para el mes de mayo, con el mismo esmero me propuse publicar una reflexión bíblica y teológica en torno a la figura del «padre».

No obstante, ante este proyecto es posible que surjan algunas preguntas inquietantes, tales como:

¿Es posible, a partir de la Biblia, hablar de la figura del «padre» en términos positivos, a pesar del patriarcalismo bíblico?

¿Desempeña el «padre» un papel de menor importancia que el de la «madre» en la formación y crianza de los hijos y las hijas?

¿Quién da origen a quién? ¿La figura del «Padre celestial» origina la figura del «padre humano», o es la figura del «padre humano» quien da origen a la figura del «Padre celestial»?

Teniendo en cuenta estas preguntas, pienso que un trabajo de esta naturaleza ciertamente demanda, por un lado y, en primer lugar, asumir una postura crítica, no inocente, frente a los textos bíblicos (nuestra principal fuente) para comprender de manera adecuada la situación privilegiada en que colocan la figura del padre. Por otro lado y, en segundo lugar, se impone también el transitar este camino con la suficiente objetividad para reconocer los aspectos positivos que rodeaban la figura del «padre» (que estaban asociados a ella) a pesar del patriarcalismo que tuvieron de trasfondo los textos bíblicos. 

Finalmente y, en tercer lugar, se hace necesario el análisis de los aspectos, cualidades, y atributos positivos ligados a la figura del «padre» que hacen legítima y funcional la metáfora de un «Padre celestial».
Comencemos pues, nuestra aventura.

Si bien está demostrado que la concepción, embarazo, el parto y el período del posparto son experiencias muy femeninas, muy propias de las mujer, al margen de acompañamiento de su cónyuge que, si resulta de calidad, es mucho mejor; sin embargo, no es menos cierto que el «padre» tiene y está llamado a desempeñar un papel igualmente vital en la procreación, sustento, formación y desarrollo de los hijos e hijas.

Sobre esta base pienso que también para el «Día de los padres» (que en República Dominicana se celebra el último domingo del mes de julio), es justo articular una reflexión crítica pero positiva en torno a la figura del «padre», su papel y aportes para el buen funcionamiento del hogar, y para la plena realización y satisfacción de su cónyuge y de la prole.

Una adecuada traducción de 2 Timoteo 3.16 obliga a repensar también la interpretación de otros textos relacionados 2 de 2

Una adecuada traducción de 2 Timoteo 3.16 obliga a repensar también la interpretación de otros textos relacionados
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Héctor B. Olea C.

2) Romanos 1.2. Este es otro pasaje que tampoco sugiere que con el calificativo de “santas Escriturasel autor del NT (en este caso, Pablo sin discusión) tuviera en mente la totalidad del AT. Es más, precisamente por la forma de Romanos 1:2 expresar lo que dice (“por medio de los profetas en las santas escrituras”), es que parece que el calificativo de “santas Escriturashace referencia sólo a la literatura profética del AT. Por otro lado, se podría pensar también en la posibilidad de que la expresión “santas Escriturasapunte a un conjunto mayor que la específica literatura profética, y que de dicho conjunto a Pablo le interesó destacar sólo la literatura profética.

Una observación interesante que deseo plantear aquí, es que la versión de la Biblia (versión popular) Dios Habla Hoy (edición de estudio) encontramos una nota sobre Romanos 1:2 que dice: “Santas Escrituras: esto es lo que nosotros llamamos el AT; véase Hechos 3:18 y 1 Corintios 15:3-5”.

Ahora bien, yendo a Hechos 3:18, encontramos una referencia a Hechos 8:32-35. Sin embargo, yo preferiría decir que por “Santas Escrituras” estos pasajes entienden una parte, específicamente la literatura profética, de lo que hoy llamamos Antiguo Testamento. ¿Por qué? Porque me resulta llamativo que los tres pasajes a los que alude la nota al pié de pagina de la versión popular Dios Habla Hoy, no hacen más que fortalecer mi punto de vista, pues apuntan específicamente a la literatura profética del Antiguo Testamento.

3) Lucas 23.44. Con relación a este pasaje, reconocemos que hace referencia a la división tripartita del Antiguo Testamento hebreo; sin embargo, si para finales del siglo primero d.C. estaban en disputa la canonicidad de algunos libros del Antiguo Testamento, tenemos que concluir que no sabemos en qué porción de la triple división del Antiguo Testamento hebreo podría estar pensando el autor del evangelio de Lucas.

Por ejemplo, es curioso que los libros que estaban en disputa a finales del sigo I (a.C.) y que posteriormente lograron el reconocimiento de su canonicidad pertenezcan a la tercera sección del AT hebreo, la de los “ketubim” (escritos), como Eclesiastés, Cantares, Ester y Daniel. Finalmente, no podemos perder de vista el hecho de que el autor de Lucas-Hechos, no muestra en sus obras que cite o haga referencia a los 39 o 46 libros que protestantes y católicos asumen en su respectivo AT.

En resumen, después del análisis de los pasajes claves en esta cuestión, tenemos que concluir que no hay siquiera un solo pasaje de la Biblia que afirme o sugiera la inspiración total de la “Escritura” (en términos propiamente bíblicos), ni de “toda la Biblia” (en los términos de las distintas confesiones cristianas).

Después de este análisis, surge la pregunta: ¿qué valor tiene 2 Timoteo 3.16 para nuestra valoración de la Biblia como libro normativo y referente vital para la creencia (doctrina) cristiana y para el modo de vida cristiano (praxis)?

Simplemente diría que, si la iglesia llegó a reconocer (o le atribuyó) la inspiración divina en los libros que conforman nuestras Biblias, entonces a la luz del real sentido del texto griego de 2 Timoteo 3.16, entendido en su debido contexto histórico; la iglesia tiene el deber y el desafío de defender y asumir con seriedad en la práctica el valor de este conjunto de libros como vitales para los fines que precisamente establece dicho pasaje: Toda (cada) escritura (escrito) inspirada (que está inspirada) por Dios, también es útil, para la enseñanza, el convencimiento, la corrección, para la instrucción en la justicia. Para que el hombre (la persona) de Dios esté capacitado y completamente preparado para hacer toda clase de bien (versículo 17).

Entonces, ¿Qué importancia tiene 2 Timoteo 3.16 para la idea de canon bíblico?
Lo primero que voy a decir es que no es posible apelar de manera legítima a 2 Timoteo 3.16 para fijar un canon de 39, 27, 66 o 73 libros; esto así, ya que en realidad este texto apunta en otra dirección: describe la utilidad y valor de un “escrito inspirado” (o que se le atribuye “inspiración divina”), no “la cantidad de libros inspirados”.

La segunda cosa que planteo es que la reinterpretación de 2 Timoteo 3.16 nos invita a tomar más en serio el proceso histórico, social, eclesial y confesional que ha determinado que nuestras Biblias tengan la configuración que actualmente tienen.

Antes de pasar a las conclusiones finales de este trabajo, no quiero dejar de tomar en serio la posible preocupación de algunas personas respecto del por qué embarcarme yo en este tipo de estudio. ¿Por qué se habrá planteado Héctor B. Olea C. poner bajo cuestionamiento la traducción e interpretación tradicional de 2 Timoteo 3.16? ¿Por qué someter a cuestionamiento la traducción de un pasaje del cual parecería que depende el papel y el valor que asignemos a la Biblia, por lo menos en el ámbito del cristianismo protestante y evangélico?

En síntesis puedo mencionar cinco razones que me motivaron a publicar este artículo: 1) La honestidad intelectual; 2) El principio de que no se debe pretender defender o establecer la verdad con o por medio de mentiras o “medias” verdades”; 3) Para demostrar que, a pesar de insistir en negarlo, el cristianismo protestante y evangélico ha adoptado muchas posturas en su historia que se han apoyado más que en sólidos trabajos de exégesis, en decisiones e intereses “puramente eclesiales”; 4) Porque en verdad la empresa de la traducción de la Biblia no es neutral y carente de compromisos, sino que, al contrario, es una empresa comprometida, que involucra muchísimos intereses; 5) Para motivar el replanteo de la relación entre «los textos sagrados» y «las comunidades de fe», así como el papel que está supuesto a desempeñar la Biblia en la reflexión bíblica y teológica contemporánea.

Conclusiones:

1) Ciertamente hay versiones de la Biblia que coinciden totalmente con la Reina Valera 1960 en su traducción de 2 Timoteo 3.16.

2) Hay versiones de la Biblia que toman distancia de la Reina Valera 1960 y coinciden con mi traducción, respecto a traducir la palabra «Escritura» sin artículo, aunque en el resto del pasaje en cuestión coinciden con ella,

3) Indiscutiblemente hay versiones de la Biblia que coinciden con mi traducción de 2 Timoteo 3.16.

4) No hay siquiera un solo pasaje de la Biblia que afirme o sugiera la inspiración de todos los libros que conforman la Biblia (ya sea de 66 o 73 libros).

5) No es materia determinada por la Biblia misma, la cantidad de libros que ella contiene. En otras palabras, no es la Biblia misma la que nos dicta los límites de su composición. Este es un asunto más bien propio de la historia de las comunidades de fe, cristianas o iglesias. Por ejemplo, mientras que Lucas (24.44) pareciera incluir la totalidad de los libros que componen el AT, lo cierto es que ese asunto no se había resuelto del todo, para ese entonces, dentro de la fe judía.

6) Ni católicos ni protestantes pueden apelar a la Biblia misma para determinar con base en ella, la extensión del canon bíblico (AT y NT). En otras palabras, ninguna de las dos mencionadas corrientes del cristianismo pueden decir que la Biblia las autoriza a fijar un determinado número de libros como normativos y autorizados, en fin, “inspirados”. Por tal razón ambos grupos tienen que apelar a los resultados de dos concilios o asambleas eclesiásticas: los protestantes por lo general apelan al Concilio de Cartago del año 397 d.C. La iglesia católica, por su parte, apela al Concilio de Trento de los años 1545-1563.

7) La preocupación u obsesión por lograr que la Biblia misma afirme su inspiración como un todo (a pesar de que ciertamente no lo hace), parece ser más bien una aspiración del cristianismo protestante.

8) No existió en la tradición judía la preocupación por otorgarle el mismo rango a todos los libros que finalmente conformaron el canon de los 39 libros del Tanaj (la llamada Biblia hebrea). Para los distintos grupos judíos los cinco libros atribuidos a Moisés no tienen parangón y constituyen la esencia de la fe, esperanza, y de las distintas normativas judías. Precisamente, si bien es cierto que al final algunas corrientes judías tuvieron una visión más amplia respecto de los libros normativos (como los esenios, los fariseos, los caraítas, etc., a diferencia de los saduceos y samaritanos que sólo aceptaban los primeros cinco libros conocidos como Torá y en griego Pentateuco), lo cierto es que todos coinciden en otorgarle un lugar privilegiado a los cinco libros atribuidos a Moisés.

Los demás libros, los restantes 34 del AT, se han considerado como simples comentarios y complementos (¿desarrollo?) de la Torá o Pentateuco. Esto explica por qué dentro del judaísmo ciertos libros que los cristianos han recibido sin discusión, con mucha o demasiada benevolencia, y hasta con cierta conveniencia (pensemos, por ejemplo, en el libro de Daniel del cual no se hicieron traducciones al arameo para su uso en la sinagoga); no obstante fueron objeto de muchas discusiones en el ámbito judío. Pero por el contrario, ninguna corriente judía se ha atrevido a cuestionar el valor normativo de los libros de la Torá o Pentateuco.

Me parecen oportunas aquí las siguientes palabras de Antonio M. Artola:
“El AT no le otorga la prerrogativa de Palabra de Dios explícitamente más que al oráculo profético en su momento de locución. Y a la ley en su promulgación y en su contenido noético de revelación del querer divino. No atribuye esa condición divina ni a la sabiduría (los libros sapienciales) ni a la Escritura como tal.
El NT (y digo yo, quizás más bien la fe cristiana como tal) realiza importantes avances sobre estas afirmaciones de la fe Israelita. Toda la Escritura del AT (aunque en verdad, digo yo, el énfasis del NT está en la literatura profética) es considerada como palabra de Dios
La declaración de que toda la Escritura (AT y NT) como palabra de Dios es obra de la tradición (y digo yo, no de la Escritura o la Biblia misma).”
Para cerrar, quiero puntualizar que no todas las religiones han desarrollado la noción de “Escritura sagrada”. En ese sentido hay que admitir que el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam (consideradas las principales o únicas religiones monoteístas del mundo) constituyen las llamadas “religiones del libro”.
Y al respecto, vuelvo a citar a Antonio M. Artola:

“Son muchas las religiones que consideran determinados escritos como «Escritura Sagrada». G. Lanezkowsky señala por lo menos unas 18… Es verdad que la palabra tuvo siempre la primera importancia en todas las religiones; pero en algunas de ellas, especialmente en las nacidas en el Próximo Oriente y en el Mediterráneo Oriental, la escritura tuvo igualmente un gran relevancia”

“Teniendo en cuenta estos datos, podemos afirmar en principio que la «Escritura Sagrada» es el conjunto de los escritos que contienen los textos del culto, de la oración o de los rituales de una religión determinada, así como su doctrina original. La característica principal y común a todas estas religiones es que la «Escritura Sagrada» se considera como proveniente, de algún modo, del mismo Dios (compárese Jeremías 51.60-64; Ezequiel 2)”

“Así pues, podemos describir la «Sagrada Escritura» en general como aquel conjunto de escritos que, en una religión determinada, se consideran como provenientes, directa o indirectamente de la divinidad. O, también, aquellos escritos que transmiten las tradiciones religiosas fundamentales de un grupo religioso” («Biblia y Palabra de Dios», introducción al estudio de la Biblia, Antonio M. Artola y José Manuel Sánchez Caro, páginas 63 y 64, Verbo Divino, 1992).

Ahora bien, resulta que con demasiada facilidad, en las religiones del libro, la «Escritura Sagrada» pasa de ser la que conserva y comunica las disposiciones (y tradiciones) fundacionales relativas al culto, a ser casi objeto de culto y veneración en sí misma. La lógica parece ser que si un conjunto de textos (la «Escritura Sagrada») comunica un mensaje que se considera trascendental y vital para un grupo religioso, es natural que con cierta facilidad se conciba que dicho conjunto de textos sea trascendental en sí mismo (pensemos, entre otras cosas, en la llamada “inspiración verbal”, por sólo poner un ejemplo).

Quiero concluir con las palabras de Sallie McFague, al hablar del papel de la «Escritura Sagrada» en la teología metafórica: “Es en este punto donde surge la dificultad, porque, en lugar de entenderse la Escritura como objeto de estudio, o como primer clásico cristiano, o como prototipo; con demasiada frecuencia se la ha considerado el texto autorizado, norma única para la teología posterior. De este modo se ha sacralizado el lenguaje (metáforas, modelos y conceptos) de hace dos mil años y se le ha convertido en norma. Las consecuencias de este proceso son de gran alcance: la fe cristiana no sólo se ha interpretado, a lo largo de gran parte de su historia, en formas anacrónicas e inadecuadas, sino que ha llegado a ser una «religión del libro»

“Si nos planteamos seriamente la forma de la Escritura, con la pluralidad de perspectivas de interpretaciones que supone, tendremos que adoptar la misma actitud arriesgada y audaz que la propia Escritura adopta: interpretando el amor salvífico de Dios de forma que pueda «hablarle» a nuestras crisis de manera más persuasiva y enérgica. Y eso no significa, no puede significar, utilizar la terminología de hace dos mil años”

“Si queremos plantearnos seriamente la Escritura y considerarla normativa, debemos de entenderla en sus propios términos, como modelo de la forma en que se debe hacer teología, más que como autoridad que dicta los términos de cómo hacerla” («Modelos de Dios», teología para una era ecológica y nuclear, páginas 86, 87, 88, Sal Terrae, 1994).

Finalmente, relacionada con la línea de la propuesta de Salli McFague, Juan José Tamayo Acosta («Nuevo paradigma teológico», páginas 139-153) al criticar la falta de horizonte utópico de la teología actual, invita a considerar la Biblia como una gran enciclopedia de utopías.


Una adecuada traducción de 2 Timoteo 3.16 obliga a repensar también la interpretación de otros textos relacionados 1 de 2

Una adecuada traducción de 2 Timoteo 3.16 obliga a repensar también la interpretación de otros textos relacionados
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Héctor B. Olea C.

En mi artículo de la semana pasada (http://www.facebook.com/note.php?note_id=10150240535569563) demostré que una acertada traducción de 2 Timoteo 
3.16 -apegándonos a la gramática griega, así como a la forma en que hemos recibido el texto griego de dicho pasaje- sería «Toda (cada) escritura (escrito) inspirada (que está inspirada) por Dios, también es útil, para la enseñanza, para el convencimiento, para la corrección, para la instrucción en la justicia».

Ahora bien, a fin de demostrar que no estoy solo en este enfoque, voy a citar ahora, una serie de versiones de la Biblia que, por un lado, si bien no se identifican con mi propia traducción, por lo menos no coinciden del todo con la traducción de la Reina Valera 1960. Por otro lado, voy a citar ejemplos de versiones de la Biblia que coinciden perfectamente con mi traducción.

Pero antes de citar el testimonio de las versiones disidentes respecto de la Reina Valera de 1960, voy a enumerar ahora, a continuación, las versiones de la Biblia que coinciden con ella.

1) Reina Valera 1995: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”

2) Reina Valera actualizada 2006: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en la justicia”

3) La Biblia en lenguaje sencillo (Biblia en lenguaje actual): “Todo lo que está escrito en la Biblia es el mensaje de Dios, y es útil para enseñar a la gente, para ayudarla y corregirla, y para mostrarle cómo debe vivir.”

Versiones de la Biblia que no coinciden del todo con la traducción de la Reina Valera 1960 (aunque concuerdan con ella en presentar la relación entre el sustantivo “grafé” y el adjetivo “theópneustos” como un adjetivo en posición predicativa (“es inspirada”), cuando en realidad es atributiva (“escrito inspirado”)

1) Reina Valera 1909: “Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia”

2) Reina Valera 1977: “Toda Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”

3) Versión popular Dios habla hoy: “Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud”

4) La Biblia textual 2001: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñanza, para refutación del error, para corrección, para instrucción en la justicia”

5) La Biblia de Jerusalén: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia”

6) La Biblia del peregrino de estudios: “Toda Escritura es inspirada y útil para enseñar, argüir, encaminar e instruir en la justicia”

7) La Biblia Latinoamérica, edición pastoral: “Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar, rebatir, corregir y guiar en el bien”

8) La Biblia de las Américas: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia”

9) La nueva Biblia de los hispanos: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia”

Nótese cómo todas estas versiones de la Biblia coinciden en traducir el sustantivo “Escritura” sin artículo (en armonía con mi traducción), o sea “Toda Escritura” (tomando distancia de la Reina Valera 1960). Sin embargo, todas traducen a la vez (a diferencia de mi traducción) “es o está inspirada” (en armonía con la Reina Valera 1960).

Ahora traigo a colación el testimonio de las versiones de la Biblia que concuerdan totalmente con mi traducción de 2 Timoteo 3.16

1) La Biblia crítica Cantera – Iglesias: “Todo escrito inspirado por Dios [es] también provechoso para enseñar, para corregir, para enderezar, para educar en [la] justicia”

2) La Nueva Biblia Española 1976: “Todo escrito inspirado por Dios sirve además para enseñar, reprender, corregir, educar en la rectitud”

3) El Nuevo testamento Luís Alonso Schokel y Juan Mateos: “Todo escrito inspirado por Dios sirve además para enseñar, reprender, corregir, educar en la rectitud”

4) La Biblia Peshita: “Toda Escritura que ha sido escrita por el Espíritu, es provechosa para enseñanza, para amonestación, para corrección, para instrucción en la justicia”

5) La Sagrada Biblia, traducida de la Vulgata Latina: “Toda escritura inspirada de Dios es propia para enseñar, para convencer, para corregir, para dirigir en la justicia”

Ahora bien, como planteo en el título de este artículo, una reinterpretación de 2 Timoteo 3.16, también supone el replantearse la interpretación de otros textos bíblicos relacionados. Paso, pues, a esta fase.

1) 2 Timoteo 3.15 y la expresión «Sagradas Escrituras»
¿Cuál es la expresión griega traducida aquí “Sagradas Escrituras”? ¿A qué apunta el escritor de 2 Timoteo con esta frase? ¿Cuáles serán sus implicaciones? 

Una transliteración fonética de la expresión griega que está detrás de la traducción “Sagradas Escrituras” es “ta jierá grámmata”. Esta frase está compuesta por tres elementos: 1) un artículo (ta); 2) un adjetivo (“jierá”, que en su forma básica es “jierós); y 3) un sustantivo (“grámmata”, que en su forma básica es “grámma”).

¿Qué significa la palabra “grámma”? ¿Cuál es su significado y referencia aquí?

Según la «Concordancia Manual y Diccionario Griego-español del NT» (de pedro Otiz V.), la palabra “grámma” significa: letra, escrito, Escritura, instrucción, ley, comprobante de una deuda.

Los textos bíblicos en que se encuentra la palabra “grámma” en el Nuevo Testamento griego son (en la mención de estos textos incluyo la palabra “grámma”, entre paréntesis, al lado de la que es su traducción en cada pasaje):
Lucas 16.6-7 “Él dijo: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu cuenta (“grámma”), siéntate pronto, y escribe cincuenta. 7Después dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo. Él le dijo: Toma tu cuenta (“grámma”) y escribe ochenta”

Juan 5.47 “Pero si no creéis a sus escritos (“grámma”), ¿cómo creeréis a mis palabras?”

Juan 7.15 “Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras (“grámma”), sin haber estudiado?”

Hechos 26.24 “Diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras (“grámma”) te vuelven loco”

Hechos 28.21 “Entonces ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido de Judea cartas (“grámma”) acerca de ti, ni ha venido alguno de los hermanos que haya denunciado o hablado algún mal de ti”

Romanos 2.27 “Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra (“grámma”) de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley”

Romanos 2.29 “sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra (“grámma”); la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios”

Romanos 7.6 “Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra (“grámma”)”

2 Corintios 3.6 y 7 “El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra (“grámma”), sino del espíritu; porque la letra (“grámma”) mata, mas el espíritu vivifica. 7Y si el ministerio de muerte grabado con letras (“grámma”) en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer”

Gálatas 6.11 “Mirad con cuán grandes letras (“grámma”) os escribo de mi propia mano”

2 Timoteo 3.15 “Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras (“grámma”), las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”

Como se ve, por lo general la palabra “gramma” hace referencia a un “escrito”, una “escritura”, etc. Ahora bien, en Romanos, 2 Corintios y Gálatas Pablo usa la palabra “grámma” para apuntar especialmente al pacto mosaico, en lo que a su aspecto material y formal se refiere, sus letras, sus disposiciones, no propiamente al espíritu del mismo. Por tal razón es que Pablo llega a la conclusión de que la letra (“grámma”), o sea, las disposiciones del pacto mosaico (no la erudición o intelectualidad como erróneamente se ha entendido) mata; pero el espíritu (el nuevo pacto) que se fundamenta en la victoria de Cristo sobre la muerte, produce vida.

Es más, en Romanos 7.1-6 Pablo desarrolla su tesis (especialmente en el versículo 4) de que por medio de la muerte (con la muerte) de Cristo, los seguidores de Jesús murieron a la letra (“grámma”) de la ley (la Torá), pero entran al régimen del nuevo pacto, el del Espíritu, precisamente por medio del Cristo resucitado. Es, pues, sobre esta base que Pablo asume una postura radical con respecto a la invalidez y superación de la Torá (mal traducida como ley) por el nuevo pacto que se fundamenta en la fe en el Cristo resucitado.

Ahora bien, en lo relativo específicamente a 2 Timoteo 3.15, puedo decir que es obvio, por el contexto, que en nuestro pasaje en cuestión, con la expresión “Sagradas Escrituras” (ta jierá grámmata) está haciendo referencia sólo al AT (y no sabemos a qué porción del mismo). Por otro lado, podemos decir que 2 Timoteo 3:16 con la expresión “Escritura”(grafé) hace referencia igualmente al AT (y no sabemos a qué porción del mismo), como también, muy probablemente, a una parte de la literatura canónica del Nuevo Testamento (aunque tampoco sabemos a qué porción del mismo, compárese 1 Timoteo 5.18). Incluso, el autor de 2 Timoteo 3.16 pudo tener en mente (podría estar pensando) en una parte de la literatura cristiana que finalmente quedó fuera del canon.

Por otro lado, 2 Pedro 1:21 tampoco habla de la inspiración total de la Biblia como la conocemos hoy, sino más bien y nada más que de la literatura profética del AT (esto deja de lado, las otras dos secciones del AT, la Toráh y la literatura de sabiduría o sapiencial). Ahora bien, es pertinente puntualizar que tampoco sabemos a qué porción de la literatura profética hace referencia 2 Pedro 1.21. 

De todos modos, no es imposible que el autor de 2 Pedro 1.21 (siguiendo a 1 Timoteo 5.18) haya tenido en mente alguna porción de la literatura canónica del NT así como alguna porción de la literatura cristiana que finalmente quedó fuera del canon del NT.

Quiero cerrar esta sección puntualizando que, analizando el uso de la palabra “Escritura” (“grafé”) en el NT (26 veces en 26 versículos bíblicos) haciendo referencia al AT, pienso que tenemos razones de peso para interpretar que tanto en 2 Timoteo 3.16 como en 1 Pedro 1.21 la referencia primaria de la palabra “Escritura” es a alguna porción del AT (no sabemos cuál). Luego, como una verdadera posibilidad, pero muy remota, la palabra “Escritura” podría haber incluido en la mente del autor del NT, alguna porción de la literatura propiamente cristiana (canónica o no); considérese como caso único (por su señalamiento directo) a 1 Timoteo 5.18.