No todos los verbos griegos transitivos son complementados con el acusativo, supéralo



No todos los verbos griegos transitivos son complementados con el acusativo, supéralo

Cuestiones de lingüística, gramática, exégesis y traducción bíblicas

Héctor B. Olea C.

Una idea que definitivamente tienen que superar muchas personas que han estudiado griego koiné (que tienen ciertas nociones del griego koiné o bíblico), es que el acusativo es el único caso con el cual son complementados los verbos transitivos griegos (verbos que admiten y exigen un complemento u objeto directo).  

Por supuesto, parece sustentarse esa idea en afirmaciones como la que hace una gramática del griego clásico, cito: “El acusativo es el caso que precisa el significado del predicado verbal, que proporciona el objeto del verbo”.

Pero, si bien es cierto que el acusativo es el caso habitual y dominante del objeto directo en griego, no obstante, no es el único, y no es el caso que rige para todos los verbos transitivos griegos.

Ciertamente hay verbos que no son copulativos (para constituir una oración atributiva o copulativa), que son complementados con el «caso genitivo» (la mayor parte de los verbos que expresan algún afecto del alma, como sentir, percibir, acordarse, desear, admirar, y descuidar); y otros con el «caso dativo» (verbos que significan conversar y pelear, usar, exhortar, seguir, complacerse, y ayudar acompañar, suplicar, adorar con advertir, reprender).

Un ejemplo de los verbos que son complementados con el genitivo y no con el acusativo, es el verbo «akúo» (oigo, escucho, 428 veces en el NT).

Por ejemplo, en Mateo 2.9, la traducción «Ellos, habiendo oído (escuchado) al rey», es la traducción de un participo aoristo primero, voz activa, en caso nominativo masculino plural del verbo «akúo» («akúsantes»: habiendo oído, habiendo escuchado, después de haber oído, después de haber escuchado); y la traducción de la frase «tu» (artículo definido en genitivo masculino singular) «basiléos» (sustantivo masculino de la tercera declinación, en caso genitivo singular)»: «al rey».

Por otro lado, un ejemplo de los verbos que son complementados con el caso dativo y no con el acusativo, es el verbo «jomiléo» (converso).

Por ejemplo, en Hechos 24.26, la frase «conversaba con él» (RV 1960 «hablaba»), consiste en la traducción de la forma verbal «jomílei» (tiempo pretérito imperfecto, voz activa, modo indicativo, tercera persona del singular del verbo «jomiléo» (converso, hablo): «conversaba» («hablaba»); y la traducción de la palabra «autó» (pronombre personal de la tercera persona, caso dativo masculino singular): «con él».

Además, es preciso poner de relieve, respecto del caso acusativo, que hay verbos griegos transitivos que emplean un doble acusativo: uno para el objeto directo personal sobre el cual recae la acción verbal, y otro acusativo de cosa (no personal), para señalar el complemento directo no personal de la acción verbal.

En tal sentido, uno de esos verbos que emplean dos acusativos y que tiene una presencia notable en el Nuevo Testamento Griego (97 veces), es el verbo «didásko» (yo enseño).

Pues bien, resulta que el verbo «didásko» utiliza el caso acusativo para señalar al objeto directo no personal (cosa) que es enseñado (objeto directo no personal); pero también emplea el caso acusativo para indicar el objeto directo personal que recibe la enseñanza (en lugar de un dativo de objeto indirecto, como tal vez se esperaría según la lógica del español).

En consecuencia, quiero poner dos casos concretos a manera de ilustración, con el verbo «didásko».

Primer caso. En Marcos 2.13 la frase «les enseñaba», es la traducción de la frase griega «edídasken autús».

Está compuesta la frase griega «edídasken autús», en primer lugar, por la forma verbal «edídasken», en tiempo pretérito imperfecto, modo indicativo, voz activa, tercera persona del singular, del verbo «didásko».

Y en segundo lugar, por «autús», pronombre personal de la tercera persona, en caso acusativo masculino plural: «a ellos» (les).

Por supuesto, en Marcos 2.13 el acusativo «autús» (a ellos), consiste en el objeto directo personal que en dicho contexto estaba recibiendo (recibía) las enseñanzas de Jesús.

Segundo caso. En Marcos 6.34, la frase «comenzó a enseñarles muchas cosas», es la traducción de la frase griega «érxato didáskein autús polá».

Luego, 1) «didáskein» consiste en el infinitivo de tiempo presente, voz activa, del verbo «didásko»; 2) «autús» (el mismo pronombre personal en caso acusativo que explicamos respecto de Marcos 2.13), indicando el objeto directo personal que recibe la acción de enseñar; y 3) «polá», consiste en el caso acusativo neutro plural del adjetivo «polís» (mucho), señalando el objeto o complemento directo no personal, aquello que es enseñado (que fue enseñado).  

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