Significado de la palabra «Cristo» fuera y dentro del griego bíblico, cursos de griego bíblico


Significado de la palabra «Cristo» fuera y dentro del griego bíblico

Cuestiones de lingüística y traducción bíblica

Héctor B. Olea C.

La palabra «cristós» (latín «christos»: «cristos»), es un adjetivo (ungido, que está ungido, que ha sido ungido), derivado del verbo griego «krío» o «jrío» (ungir, perfumarse).

Luego, para comprender adecuadamente el significado de «kristós» o «jristós» (adjetivo), fuera y dentro de la tradición textual bíblica, es preciso considerar un verbo del que es equivalente y sinónimo el verbo «krío», el verbo «aléifo» (presente en la Septuaginta y en el Nuevo Testamento), del cual deriva el adjetivo «kristós».

Pues bien, el verbo «aléifo» significa:

En primer lugar, ungir, frotar con ungüentos u óleo los cadáveres, con fines curativos, para aseo y adorno personal, darse perfumes, perfumarse con perfumes a base de aceites, frotar con aceite, dar brillo, engrasar el cuerpo, con fines rituales ungir, frotar con aceite, consagrar en LXX (Éxodo 40.15, Números 3.3); y  como rito de exorcismo. 

En segundo lugar, en voz media: 1) frotarse con aceite o ungüento antes de los ejercicios gimnásticos, antes de la batalla; 2) en voz activa preparar, entrenar a un atleta; 3) suministrar el aceite para el gimnasio.

En tercer lugar, 1) cubrir, recubrir con cera; 2) pintar; 3) en sentido figurado, impregnar de cera.

Fuente principal (entre otras): «Diccionario Griego Español DGE», cinco tomos, bajo la dirección del ya fenecido Francisco R. Adrados.

El verbo «aléifo» en la tradición textual bíblica:

El verbo «aléifo» se encuentra presente en la Septuaginta, por ejemplo, en Génesis 31.13 (traduciendo el verbo hebreo «masháj»: ungir, perfumarse), 2 Samuel 14.2 (traduciendo el verbo hebreo «suj»: ungir, perfumarse), Daniel 10.3 (traduciendo el mismo verbo hebreo «suj»: urgir, perfumarse).

Además, hay dos sustantivos derivados del verbo «aléifo» (y un adjetivo) que, sin embargo, no tienen presencia den la «koiné bíblica» (LXX y NT).

Los dos sustantivos son: «aleipsanéia» y «áleipsis» (unción, acción de untar o ungir, aplicación de un perfume); y el adjetivo es «aléipsanos» (que está ungido, que ha sido ungido).

Por otro lado, del verbo «krío» («jrío»), equivalente y sinónimo del ya explicado verbo «aléifo», derivan los sustantivos «krísma» («jrísma») y «krísis» («jrísis»), apuntando a la acción de untar y ungir.  

Pero es «kristós» («jristós») un adjetivo derivado del verbo  «krío» («jrío»), indicando que alguien o algo está o ha sido engrasado, untado, perfumado o ungido.  

En tal sentido, en la Septuaginta (LXX) observamos el adjetivo «kristós» o («jristós») (ungido, que está ungido, que ha sido ungido), latín «christos» (cristos), haciendo referencia al sacerdote (Levítico 4.5), al rey de Israel (1 Samuel 24.7), a los patriarcas considerados como reyes (1 Crónicas 16.22).

Por supuesto, en lo que al Nuevo Testamento se refiere, es claro su uso casi exclusivo para hacer referencie a Jesús, asumido como el Mesías (529 veces).

Por otro lado, lo que nos ha llegado como un nombre propio, «Jesucristo», en realidad, en griego, es un sintagma nominal compuesto por un sustantivo (Jesús) y un adjetivo (cristós) en posición atributiva: «Jesús, el Cristo», «Jesús, el Mesías», «Jesús el Ungido».

Por eso, en Marcos 1.1, la traducción «Jesús, Mesías», en la Nueva Biblia Española, pero «Jesús, el Cristo» en la Biblia de Jerusalén 2018, y «Jesús, el Mesías», en la obra de Antonio Piñero, «Los libros del Nuevo Testamento, traducción y comentario».

Finalmente, una palabra con cierto parecido al adjetivo «kristós» o («jristós»; latín «christos»: cristos), es «krestós» o «krestós» (bueno, de buena calidad, y en sentido moral: honesto, virtuoso, honrado, que hace el bien, benevolente, bondadoso), deriva del verbo «kréo» («jréo») o «kréomai» o «jréomai»  (poner a disposición, utilizar, emplear, servirse de, etc.).

Consecuentemente, evidentemente, no tiene «krestós» o «jrestós»  (adjetivo) ninguna relación léxica ni semántica con «cristós» o («jristós»), también adjetivo.    

Sin embargo, es indiscutible que si se asume el «itacismo» («iotacismo») característico de la pronunciación reucliniana, del griego moderno, donde la letra «eta» no es fonéticamente «e», sino «i», entonces «krestós» o «jrestós» también sonará «kristós» o «jristós».

En todo caso, a la luz del griego, será claro que el adjetivo untado, perfumado, ungido, es con «iota» («i»), pero el adjetivo bueno, honrado, es con «eta», ya sea que se pronuncie «e», o se pronuncie «i».      

Otras obras consultadas: «Diccionario del Griego Bíblico, Setenta y Nuevo Testamento» (Verbo Divino, 2018), de Amador Ángel García Santos, «Diccionario Exegético del Nuevo Testamento» (Horst Balz - Gerhard Schneider, Sígueme, 2002), «Nuevo Léxico Griego Español del Nuevo Testamento» (Mckibben, Stockwell y Rivas, Casa Bautista de Publicaciones, 2002).  

Muy a propósito de los dos cursos de griego que conforman la oferta académica del IDCB para el mes de enero del próximo año:

«Griego Koiné aplicado a la Septuaginta (traducción griega de la Biblia Hebrea» (un curso desde cero, pero de profundización en el estudio de la Koiné Bíblica, del griego bíblico). Duración: un año.

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