«Emmanuel», ¿un nombre propio o una palabra descriptiva?

 


«Emmanuel», ¿un nombre propio o una palabra descriptiva?

Un análisis crítico, filológico y teológico

Héctor B. Olea C.

De entrada es preciso admitir que el asumir la palabra «Emmanuel» (o «Emanuel») como nombre o sustantivo propio enfrenta el serio escollo de que no existe persona alguna que en la tradición bíblica (Biblia Hebrea y NT) haya sido nombrada o llamada con dicha palabra.

En otras palabras, no forma parte de la onomástica bíblica la palabra «Emmanuel» (o «Emanuel»). En consecuencia, parece más acertada la conclusión que la palabra en cuestión es en realidad una palabra o expresión descriptiva, una palabra o expresión con un valor adjetival.  

Explicación filológica de la palabra «Emmanuel» (o «Emanuel»)

La palabra castellana «Emmanuel» (transliteración súper literal) o «Emanuel», es en sí una transliteración griega empleada por la Septuaginta (versión griega de la Biblia Hebrea) de la expresión hebrea «‘im-manú el» que, por supuesto, nos llega vía el latín.  

Es «‘im-manú el», una expresión hebrea compuesta, 1) conformada por la preposición “‘im” que significa «con» (de compañía, no de instrumentalidad), con un «daguesh forte» (puntito dentro de la consonante hebrea «mem» al agregársele los sufijos nominales o pronominales) lo que explica la reduplicación de la «m» tanto en la expresión hebrea misma, como en la transliteración griega y castellana «Emmanuel»; 2) más el sufijo pronominal de la primera persona del plural (masculina y femenina) «nu» (nosotros, nosotras); y 3) más la palabra común para Dios, “el”.

En consecuencia, el significado de la expresión hebrea «‘im-manú el», y  de la transliteración griega, latina y castellana «Emmanuel», es «Dios con nosotros», «Dios con nosotras», «Dios es (está, estará) con nosotros», «Dios es (está, estará) con nosotras».  

Se encuentra, pues, la expresión «‘im-manú el», en el texto hebreo, en la Biblia Hebrea, en tres pasajes bíblicos, y todos en el libro del profeta Isaías: Isaías 7.14; 8.8, 10, cito:

«Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel» (7.14, RV 1960)

«Y pasando hasta Judá, inundará y pasará adelante, y llegará hasta la garganta; y extendiendo sus alas, llenará la anchura de tu tierra, oh Emanuel» (8.8, RV 1960)

«Tomad consejo, y será anulado; proferid palabra, y no será firme, porque Dios está con nosotros» (8.10, RV 1960)

Luego y, por un lado, llama la atención que la Septuaginta haya transliterado y prácticamente creado el neologismo «Emmanuel», en Isaías 7.14, cuando pudo muy bien traducir «Y el significado de su nombre será “Dios está con nosotros”» (considérese Isaías 7.1-12).

Por otro lado, es preciso poner de relieve que en los otros textos donde la Biblia Hebrea tiene la expresión «‘im-manú el», Isaías 8.8 y 10, la Septuaginta sí hizo lo que muy bien pudo haber hecho en Isaías 7.14, o sea, traducir.

En tal sentido, observamos que en Isaías 8.8, la Septuaginta tradujo la expresión  hebrea «‘im-manú el», como «meth-jemón jo theós», o sea, «Dios está con nosotros».

Pero en el versículo 10 del mismo capítulo 8, tradujo como «meth-jemón kýrios jo theós», o sea «El Señor Dios (Señor y Dios) está con nosotros».

Además, Isaías 9.6 evidencia que el empleo del verbo “llamar” o “nombrar” (hebreo «qará»; griego «kaléo»), no supone necesariamente la imposición de un nombre, como otras veces más bien implica y supone la descripción del carácter de una persona. Cito: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”.

En todo caso, llama la atención que muy a pesar de que después de Isaías 7.14 la Septuaginta no volvió a emplear el neologismo «Emmanuel», sí lo han hecho algunas versiones de la Biblia como La «Reina Valera 1960» y La «Biblia de Jerusalén 1998».

Por ejemplo, en Isaías 8.8 han traducido la expresión hebrea «‘im-manú el» como ¡Oh Emmanuel!, cuando muy bien pudieron haber traducido: ¡Dios está con nosotros! (¡Dios estará con nosotros!)   

Insisto, sin embargo, en que «Emmanuel» no es un nombre propio para el léxico o vocabulario hebreo, de la Biblia Hebrea; en realidad ni siquiera es una palabra hebrea como tal.  

Explicación y aplicación teológico-cristológica (NT) de «‘im-manú el»

Definitivamente, no es Mateo 1.23, ningún cumplimiento profético de Isaías 7.14, además de que el texto hebreo de Isaías 7.14 no habla de «virgen» alguna.

De todos modos, lo cierto es que la relectura en clave cristológica de Isaías 7.14, principalmente sustentada en la versión griega de dicho pasaje, asume que con la encarnación se cumple, en la figura de Jesús, la cualidad a la que apuntaba la expresión «‘im-manú el»: «Dios está (estará) con nosotros».

Consecuentemente, llama la atención que el evangelista Mateo no sólo cita el neologismo «Emmanuel», creado por la Septuaginta en Isaías 7.14, sino que además ofrece una interpretación de la misma en armonía con lo que en realidad es, una palabra descriptiva (lo que explica la no necesidad de asumirla como un nombre o sustantivo propio): «en la persona del niño, Dios estará con nosotros», idea que cuadra muy bien con la teología o enseñanza de Juan 1.14-18.

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