Un sueño es sólo un sueño, no la realidad
Héctor
B. Olea C.
¿Podremos soñar con tener algún día una
traducción o versión cristiana del Antiguo Testamento (el Tanaj o Biblia
Hebrea) que le haga justicia a éste como cuerpo literario propiamente judío y
no cristiano? Esto, evidentemente, tendría ciertas implicaciones. Entre estas:
En primer lugar, ofrecer una traducción más
apegada al texto hebreo que a su correspondiente traducción en la Septuaginta
(versión griega del AT, o Tanaj, Biblia Hebrea),
y sin las intenciones de no hacer quedar mal a los autores del Nuevo
Testamento, o por lo menos, no hacer que algunas interpretaciones de éstos sean
puesta bajo sospecha o bajo cuestionamiento.
En segundo lugar, colocar los libros del
Antiguo Testamento en el orden en que en verdad se encuentran en el Tanaj o
Biblia Hebrea.
Consecuentemente, tendríamos un Antiguo
Testamento que comience en Génesis, pero que termine en 2 Crónicas, y no en
Malaquías. Luego, un período intertestamentario (entre los dos testamentos) que
tenga como marco no a Malaquías y a Mateo, sino más bien a Daniel (como la obra
más reciente del AT, Tanaj, Biblia Hebrea) y a Marcos (como el primer Evangelio
en ser escrito). De todos modos, tal vez sería más preciso fijar un período
intertestamentario (entre los dos testamentos) teniendo de marco a Daniel (como
la obra más reciente del AT) y 1 Tesalonicenses (primer escrito del Nuevo Testamento,
primera epístola de Pablo, y primer testimonio escrito de la interpretación o
reinterpretación de Jesús, primer escrito propiamente cristiano).
Finalmente, si bien el AT (el Tanaj o Biblia
Hebrea) no concluye con Malaquías, sino con 2 Crónicas; no es menos cierto que
Esdras y Nehemías son posteriores a las Crónicas; y respecto del Nuevo
Testamento, no fue el Evangelio de Mateo el primer Evangelio en ser escrito, tampoco
fue el primer escrito del Nuevo Testamento, así de sencillo.
¡Soñar
no cuesta nada!
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